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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Bendición

De Enciclopedia Católica

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Introducción

En su acepción más amplia la palabra bendición tiene una variedad de significados en las Sagradas Escrituras:

  • (1) Se ha tomado en un sentido que es sinónimo de alabanza; así el salmista “Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza” (Sal. 34(33),1).
  • (2) Se usa para expresar un deseo o anhelo que toda la buena fortuna, especialmente de un tipo espiritual o sobrenatural, vaya con la persona o cosa, como cuando David dijo: “¡dichoso tú, que todo te irá bien!” (Sal. 128(127),2).
  • (3) Significa la santificación o dedicación de una persona o cosa para algún propósito sagrado: “Cristo tomó pan y lo bendijo, lo partió…” (Mateo 26,26).


El propósito presente no es tratar sobre todos estos varios significados. Viniendo, pues, a su sentido estrictamente litúrgico y restringido, la bendición puede ser descrita como un rito, que consiste en una ceremonia y oraciones realizadas en nombre y con la autoridad de la Iglesia por un ministro debidamente cualificado, por el que se santifican las personas o cosas como dedicadas al servicio divino, o por el cual se invocan sobre ellos ciertas muestras de favor divino.

Antigüedad

La costumbre de bendecir se remonta a los tiempos más primitivos. En la mañana de la creación, al finalizar cada jornada de trabajo, Dios bendecía a los seres vivos que salían de sus manos, ordenándoles que creciesen y se multiplicasen y llenasen la tierra (Génesis 1 - 2). Cuando Noé salió del arca, recibió la bendición de Dios (Gén. 9,1), y transmitió este patrimonio a sus hijos, Sem y Jafet, para la posteridad. Las páginas del Antiguo Testamento testifican abundantemente del alto grado en que prevaleció la práctica de bendecir en épocas patriarcales. El jefe de cada tribu y familia parecía ser privilegiado al concederla con una unción y fecundidad especiales, y los sacerdotes por expreso mandato de Dios solían administrarla al pueblo. “Así habéis de bendecir a los israelitas. Les diréis: Yahveh te bendiga y te gurde; ilumine Yahveh su rostro sobre ti… y te conceda la paz.” (Números 6,23-26).

Ese gran valor que se atribuía a las bendiciones se ve desde la estrategia adoptada por Rebecca para asegurar la bendición de Jacob a su hijo favorito. En la estimación general, se considera como un signo de complacencia divina y como una forma segura de conseguir la benevolencia, la paz y la protección de Dios. La Nueva Ley vio la adopción de este rito por Nuestro Divino Señor y sus apóstoles, y así, elevado, ennoblecido, y consagrado por tan alto y santo uso, que llegó en una etapa muy temprana de la historia de la Iglesia a asumir una forma definida y concreta como el principal de sus sacramentales.

Ministro

Objetos

Eficacia

Rito Usado al Administrarla

Fuente: Morrisroe, Patrick. "Blessing." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2, pp. 599-602. New York: Robert Appleton Company, 1907. 22 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/02599b.htm>.

Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina