Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Jueves, 21 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Papa San Dionisio»

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar
 
 
(No se muestra una edición intermedia de un usuario)
Línea 1: Línea 1:
Obispo de Corinto alrededor del año 170. La fecha es establecida por el hecho de que escribió al Papa Sotero (168 al 176; Harnack da 165-67 al 173-5). Eusebio en su Crónica establece su “florecimiento” en el año onceavo de Marco Aurelio(171). Cuando Hegesipo estaba en Corinto en tiempo del Papa Aniceto, Primus era obispo (alrededor del 150-5), mientras Basilio era obispo de Corinto en el tiempo de la controversia Pascual (alrededor del año 190-8). Dionisio es solo conocido a través de Eusebio, para San Jerónimo (De viris ill., xxvii) no ha empleado ninguna otra autoridad. Eusebio conoció una colección de siete de las “Cartas Católicas a las Iglesias” de Dionisio, junto con una carta a él de Pintus, obispo de Knossos, y una carta privada de consejo espiritual a una dama llamada Crisófora, que le había escrito.
+
La fecha de su nacimiento nos es desconocida. Murió el 26 ó 27 de diciembre del año 268. Durante el [[pontificado]] del [[Papa San Esteban I]] (254-57) Dionisio aparece como [[presbítero]] de la [[Iglesia]] de [[Roma]], y como tal tomó parte en la controversia en torno a la validez del [[bautismo]] administrado por los [[herejía|herejes]] (ver [[Bautismo]], bajo el subtítulo Reiteración del Bautismo). Esto llevó al obispo [[Dionisio de Alejandría]] a escribirle una carta sobre el bautismo, en la cual él es descrito como un hombre muy distinguido y de gran erudición ([[Eusebio de Cesarea|Eusebio]], Hist. eccl. VII, VII). Más tarde, en los tiempos del [[Papa San Sixto II]] (257-58), el mismo [[obispo]] de Alejandría le escribió a Dionisio otra carta respecto a un tal Luciano (ibíd., VII, IX), cuya identidad desconocemos. Después del [[mártir|martirio]] de Sixto II (6 de agosto de 258) la [[Santa Sede|Sede Romana]] quedó [[vacante]] por casi un año, pues la [[violencia]] de la [[persecución]] hacía imposible elegir una nueva cabeza. Sólo cuando la persecución amainó Dionisio fue elevado (22 de julio de 259) para el oficio de Obispo de Roma. Algunos meses más tarde el emperador Galieno emitió su edicto de tolerancia, con el cual se dio fin a la persecución y a la Iglesia se le concedió una existencia legal (Eusebio, Hist. eccl. VII, XIII). De este modo la Iglesia de Roma reobtuvo la posesión de sus edificios para el culto, sus cementerios y otras propiedades, y Dionisio pudo una vez más poner en orden su administración.  
  
Eusebio primero menciona una carta a los Lacedemonianos, enseñando ortodoxia, y apremiando a la paz y unión. Una segunda fue a los Atenienses, incitando su fe, exhortándolos a vivir de acuerdo al Evangelio, ya que no estaban lejos de la apostasía. Dionisio habló del reciente martirio de su obispo, Plubio ( en la persecución de Marco Aurelio), y dice que Dionisio el areopagita fue el primer obispo de Atenas. A los Nicomedianos escribió contra el marcionismo. Escribió a Gortina y a las otras diócesis de Creta, alabó al obispo, Felipe, por su aversión a la herejía. A la Iglesia de Amastris en el Ponto escribió a instancia de Basílides y Elpistus (de otra forma desconocidos), mencionando el nombre del obispo como Palmas; habló en esta carta de matrimonio y continencia, y recomendó el trato caritativo a aquellos que habían caído en el pecado o la herejía. Escribiendo a los Knossianos, recomendó a su obispo Pinitus, no poner el yugo de la continencia muy pesadamente sobre la hermandad, sino considerar la debilidad de la mayoría. Pinitus contestó, después de palabras corteses, que él esperaba que Dionisio enviara carne fuerte la próxima vez, que su gente no podría crecer con la leche de bebés. Este severo prelado es mencionado por Eusebio (IV, xxi) como un escritor eclesiástico, y el historiador alaba el tono de su carta.
+
Alrededor del 260 el Obispo Dionisio de [[Alejandría]] escribió su carta a Amonio y Eufranor contra el [[sabelianismo]], en la cual él se expresaba con inexactitud en lo que toca al Logos y su relación con [[Dios]] [[Padre]] (v. [[Dionisio de Alejandría]]). Por este motivo fue presentada al Papa Dionisio una acusación contra él; el Papa convocó un [[sínodo]] en Roma cerca del año 260 para solucionar la cuestión. En nombre propio y en el del sínodo, el Papa escribió una importante carta doctrinal en la cual, en primer lugar, condenaba de nuevo la [[doctrina]] [[error|errónea]] de Sabelio y, además, se condenaban las [[falsedad|falsas]] opiniones de los que, como los [[marcionistas]], separaban la monarquía divina en tres hipóstasis totalmente distintas, o a quienes representaban al [[Hijo de Dios]] como una criatura, siendo que las [[Santas Escrituras]] declaran que Él ha sido engendrado; pasajes bíblicos como Deut. 32,6 ó Prov. 8,22 no pueden citarse a favor de falsas doctrinas como éstas.  Junto con dicha carta doctrinal el Papa Dionisio envió una carta separada al obispo de Alejandría en la cual se le llamaba a explicar sus opiniones. Dionisio de Alejandría así lo hizo en su “Apología” (Athanasius, De sententia Dionysii, V, XIII, De decretis Nicaenae synody, XXVI). Según la antigua práctica de la Iglesia romana, el Papa Dionisio extendió su preocupación por los [[fieles]] de tierras lejanas. Cuando los [[cristianismo|cristianos]] de Capadocia estaban pasando por una gran angustia debido al pillaje de las incursiones de los [[ostrogodos|godos]], el Papa envió una consoladora carta a la Iglesia de Cesarea juntamente con una gran suma de dinero, mediante mensajeros, para la [[redención]] de cristianos que habían sido tomados como esclavos  (Basilius, Epist. LXX, ed. Garnier). El gran sínodo de Antioquía que depuso a [[Pablo de Samosata]] le envió una carta circular al Papa Dionisio y al obispo Máximo de Alejandría informándoles sobre sus trabajos (Eusebio, Hist. eccl., VII, XXX). Después de su muerte el cuerpo de Dionisio fue [[entierro cristiano|enterrado]] en la [[cripta]] papal de la [[catacumba]] de Calixto.  
  
Pero la más importante carta es a los Romanos, la única de la que se han preservado extractos. El Papa Sotero había enviado donativos y una carta a los Corintios:
 
“Para esto ha sido su costumbre desde el principio, hacer el bien a todos los hermanos de muchas maneras, y enviar donativos a muchas Iglesias en diversas ciudades, ahora aliviando la pobreza de aquellos que pidieron ayuda, ahora asistiendo a los hermanos en las minas por los donativos que ustedes envían, Romanos continúen la costumbre tradicional de los Romanos, que su bendito obispo, Sotero, no solo ha mantenido, sino aún incrementado, reservando a los hermanos la abundancia que él ha provisto, y confortando con benditas palabras a los hermanos que vinieron a él, como un padre a sus niños”.
 
  
Además:
+
'''Fuente:'''  Kirsch, Johann Peter. "Pope St. Dionysius." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909.
“Ustedes también por esta enseñanza han unificado a Romanos y a Corintios que son la siembra de Pedro y Pablo. Por ellos vinieron a nuestra Corintio y nos plantaron, y enseñaron igualmente; e igualmente yendo a Italia y enseñando allí, fueron martirizados al mismo tiempo”.
+
<http://www.newadvent.org/cathen/05009b.htm>.
 
+
Traducido por Pbro. Juan Carlos Sack, VE
Por otra parte:
+
“Hoy hemos guardado el día santo del Señor, en el cual hemos leído su carta, que
+
poseeremos siempre para leer y para ser amonestados, incluso como la anterior escrita a nosotros por medio de Clemente”.
+
 
+
El testimonio a la generosidad de la Iglesia Romana es continuado por la evidencia de Dionisio de Alejandría en el siglo tercero; y Eusebio en el siglo cuarto declara que todavía fue visto en su propio tiempo en la gran persecución. El testimonio del martirio de los Santos Pedro y Pablo, kata ton auton kairon1, es de primera importancia, y así es la mención de la Epístola de Clemente y la lectura pública de ésta. La carta del Papa fue escrita “ como de un padre a sus niños”.
+
 
+
Las propias cartas de Dionisio fueron evidentemente muy apreciadas, pues en el último extracto dice que las escribió por solicitud, y que ellas han sido falsificadas por los “apóstoles del demonio”. No le extrañaría, agrega, que las Escrituras sean falsificadas por tales personas.
+
 
+
 
+
JOHN CHAPMAN
+
Trascrito por Christine J. Murria
+
Traducido por José Luis Fernández
+
 
+
 
+
1 “al mismo tiempo” o “aproximadamente al mismo tiempo” Ver artículo de S. Pablo
+

Última revisión de 08:51 12 nov 2008

La fecha de su nacimiento nos es desconocida. Murió el 26 ó 27 de diciembre del año 268. Durante el pontificado del Papa San Esteban I (254-57) Dionisio aparece como presbítero de la Iglesia de Roma, y como tal tomó parte en la controversia en torno a la validez del bautismo administrado por los herejes (ver Bautismo, bajo el subtítulo Reiteración del Bautismo). Esto llevó al obispo Dionisio de Alejandría a escribirle una carta sobre el bautismo, en la cual él es descrito como un hombre muy distinguido y de gran erudición (Eusebio, Hist. eccl. VII, VII). Más tarde, en los tiempos del Papa San Sixto II (257-58), el mismo obispo de Alejandría le escribió a Dionisio otra carta respecto a un tal Luciano (ibíd., VII, IX), cuya identidad desconocemos. Después del martirio de Sixto II (6 de agosto de 258) la Sede Romana quedó vacante por casi un año, pues la violencia de la persecución hacía imposible elegir una nueva cabeza. Sólo cuando la persecución amainó Dionisio fue elevado (22 de julio de 259) para el oficio de Obispo de Roma. Algunos meses más tarde el emperador Galieno emitió su edicto de tolerancia, con el cual se dio fin a la persecución y a la Iglesia se le concedió una existencia legal (Eusebio, Hist. eccl. VII, XIII). De este modo la Iglesia de Roma reobtuvo la posesión de sus edificios para el culto, sus cementerios y otras propiedades, y Dionisio pudo una vez más poner en orden su administración.

Alrededor del 260 el Obispo Dionisio de Alejandría escribió su carta a Amonio y Eufranor contra el sabelianismo, en la cual él se expresaba con inexactitud en lo que toca al Logos y su relación con Dios Padre (v. Dionisio de Alejandría). Por este motivo fue presentada al Papa Dionisio una acusación contra él; el Papa convocó un sínodo en Roma cerca del año 260 para solucionar la cuestión. En nombre propio y en el del sínodo, el Papa escribió una importante carta doctrinal en la cual, en primer lugar, condenaba de nuevo la doctrina errónea de Sabelio y, además, se condenaban las falsas opiniones de los que, como los marcionistas, separaban la monarquía divina en tres hipóstasis totalmente distintas, o a quienes representaban al Hijo de Dios como una criatura, siendo que las Santas Escrituras declaran que Él ha sido engendrado; pasajes bíblicos como Deut. 32,6 ó Prov. 8,22 no pueden citarse a favor de falsas doctrinas como éstas. Junto con dicha carta doctrinal el Papa Dionisio envió una carta separada al obispo de Alejandría en la cual se le llamaba a explicar sus opiniones. Dionisio de Alejandría así lo hizo en su “Apología” (Athanasius, De sententia Dionysii, V, XIII, De decretis Nicaenae synody, XXVI). Según la antigua práctica de la Iglesia romana, el Papa Dionisio extendió su preocupación por los fieles de tierras lejanas. Cuando los cristianos de Capadocia estaban pasando por una gran angustia debido al pillaje de las incursiones de los godos, el Papa envió una consoladora carta a la Iglesia de Cesarea juntamente con una gran suma de dinero, mediante mensajeros, para la redención de cristianos que habían sido tomados como esclavos (Basilius, Epist. LXX, ed. Garnier). El gran sínodo de Antioquía que depuso a Pablo de Samosata le envió una carta circular al Papa Dionisio y al obispo Máximo de Alejandría informándoles sobre sus trabajos (Eusebio, Hist. eccl., VII, XXX). Después de su muerte el cuerpo de Dionisio fue enterrado en la cripta papal de la catacumba de Calixto.


Fuente: Kirsch, Johann Peter. "Pope St. Dionysius." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05009b.htm>. Traducido por Pbro. Juan Carlos Sack, VE