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Miércoles, 25 de diciembre de 2024

Teatro: Teatro franciscano en Galicia

De Enciclopedia Católica

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En la difusión de las representaciones de la Pasión y los Desenclavos, franciscanos y dominicos jugaron un importante papel. Las órdenes de predicadores, especialmente la franciscana, fueron pioneras en la utilización del teatro, de los sermones dramatizados y de las lenguas vernáculas como recursos para atraerse a las masas urbanas. Franciscanos y dominicos adoptan las técnicas de la juglaría en sus predicaciones, instrumentalizan los recursos juglarescos intentando así atraer al pueblo y reconducirlo hacia la doctrina, utilizando la música y la canción profana para captar fieles.

Sabemos también de las relaciones de colaboración y simpatía entre los círculos de juglares y trovadores y la orden franciscana en Galicia. Es conocida la protección que el almirante trovador Paio Gómez Charino dispensó a los franciscanos de Pontevedra, y constan casos de poetas líricos, como Rodríguez del Padrón, que acabaron tomando el hábito franciscano lo que no puede extrañar ya que el propio San Francisco mimaba sus sermones y representaba ante el público la escena de la Navidad en un tablado levantado al efecto en los atrios o en los cementerios de las iglesias en las que predicaba, y se consideraba a sí mismo un “juglar del Señor”, en lo que supone la más clara aceptación por parte de la iglesia de las técnicas del espectáculo juglaresco.

En Galicia la actividad dramática de los franciscanos debió de ser importante y probablemente en el idioma del país, al menos en la primera etapa. De la época medieval no conservamos ningún texto ni nombre de autor teatral, pero las Constituciones de la Provincia franciscana de Santiago de 1333 y 1375 indican que el teatro era una práctica extendida en los conventos de la orden, lo que obligó al ministro general, Fr. Gerardo de Adonis, y a los concilios provinciales a legislar para impedir “representationes indebitas vel ludos inhonestos” y evitar que los frailes utilizasen vestuario seglar y otros elementos de atrezzo: “…vestes seculares portaverit, vel arma invasiva in tallibus ludis vel representationibus atque defensiva portaverit”.

Las Constituciones nada dicen de la lengua empleada en las representaciones pero algunos indicios apuntan a que debió de tratarse del gallego. San Francisco fue pionero en la utilización de la lengua vernácula en la predicación y lo mismo hicieron sus discípulos por toda Europa de manera que nada justifica que Galicia hubiera sido una excepción. Sabemos además del arraigo de la orden franciscana en tierras gallegas en las que llegó a tener al menos 23 conventos (el Licenciado Molina habla de 40), la mayoría fundados en el siglo XIII, el de Compostela muy probablemente por el propio San Francisco, y tres de ellos puestos bajo la advocación de su discípulo San Antonio de Padua, o de Lisboa, el cual consta que escribió y predicó en su lengua vernácula gallego-portuguesa.

La franciscana fue además la única orden religiosa que mantuvo la autonomía en Galicia sin depender de casas castellanas, siendo Santiago la cabeza de una provincia franciscana cuyos límites se extendían hasta Asturias, norte de Portugal y occidente de Castilla-León. La orden alcanza su apogeo en Galicia en los siglos XIV-XV en los que se documentan cuatro obispos franciscanos en las sedes gallegas, y sigue siendo popular hasta el XVI, siglo en el que aún se fundan algunos conventos como el de Monforte y se reconstruyen otros como el de Noia. Un éxito que, para algunos, se debería a “estar más de acuerdo, que cualquier otra Orden religiosa el espíritu de ésta con el carácter y temperamento del pueblo gallego”.

También en los conventos femeninos de la orden debieron de representarse piezas teatrales pero a cargo de las monjas y como ejercicio devocional en la intimidad de la clausura. De acuerdo con el testimonio de Fr. Esteban de Guadramiro, cuando en 1594 Sor María de San Antonio ingresó como novicia en el Convento de Santa Clara de Pontevedra, las monjas se quedaron los vestidos de hombre que llevaba “para con ellos las Señoras más mozas el día del Natàl representar el Pastoril y tomar alegría en el Señor”.

Desgraciadamente no poseemos muchos más datos sobre el teatro franciscano que debió de mantenerse vivo a lo largo del siglo XVI como lo prueban la exportación de la costumbre a las misiones de Filipinas y Méjico por los franciscanos de Hebrón, y las noticias que tenemos sobre la participación de los frailes en la elaboración de los dramas del Corpus que se representaron en Padrón en 1566. Conocemos además casos de dramaturgos franciscanos como Antonio de Mondragón, establecido en Compostela desde 1582 como actor y autor dramático, que ingresó en el convento de Louro (Muros), y Fray Francisco Pérez, autor de una comedia que se representó en Santiago en 1598 el día de San Antonio.

Es posible que en estas fechas se representasen ocasionalmente algunas piezas en gallego pero parece que el castellano, como sucedía en la administración, la escuela y la documentación eclesiástica, se imponía en el teatro de los predicadores. El caso del dominico ourensano Fray Jerónimo Bermúdez de Castro, autor de dos tragedias en verso castellano (Nise lastimosa y Nise laureada, 1577), que se quejaba en la dedicatoria al Conde de Lemos, Don Fernando Ruiz de Castro, de haber escrito las obras en una lengua “agena de la mia natural”, es sintomático tanto de la pervivencia del gallego como lengua familiar en círculos ilustrados de la segunda mitad del XVI como de su desplazamiento como lengua culta en favor del castellano.

Ya en el siglo XVII, las representaciones continuaron en los conventos de los mendicantes gallegos, aunque parece que ahora corrían a cargo de compañías profesionales y no de los frailes. Consta, por ejemplo, que en la fiesta de la Concepción de 1626 iba a representarse una comedia en el interior de la iglesia de San Francisco de Pontevedra pero hubo que suspenderla tras una violenta disputa por el uso de los bancos que para las autoridades se habían dispuesto en la capilla mayor, y tenemos así mismo algunas referencias de la existencia de representaciones teatrales en los claustros de los conventos franciscanos de Lugo y A Coruña y en los dominicos de Pontevedra y Santo Domingo de Bonaval.

Fuera de Galicia, pero en el ámbito de la provincia franciscana de Compostela, hay también noticias de representaciones teatrales en el siglo XVII en algunos conventos, por ejemplo en Avilés (Asturias).


[1] © Julio I. González Montañés 2002-2009.


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