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Jueves, 18 de abril de 2024

Pobreza y Pauperismo

De Enciclopedia Católica

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(Este artículo fue escrito en 1911.)

Vea también Cuidado de la Iglesia por los Pobres.

En un sentido técnico y legal, pauperismo denota la condición de las personas que son mantenidas con fondos públicos, ya sea dentro o fuera de las casas de caridad. Más comúnmente el término se aplica a todas las personas cuya existencia depende durante un período considerable de la asistencia caritativa, ya sea esta ayuda pública o privada. A menudo denota un grado extremo de pobreza entre un grupo grande de personas. Así hablamos del pauperismo de las clases más serviles en las grandes ciudades. La pobreza es incluso menos definida y más relativa.

En los tratados doctrinales y ascéticos católicos indica simplemente la renuncia al derecho de propiedad privada; como al hablar del voto de pobreza o la pobreza de los pobres de espíritu recomendada en el Sermón de la Montaña. Aparte de este significado restringido y técnico, pobreza significa en general una condición de subsistencia insuficiente, pero diferentes personas tienen diferentes conceptos de suficiencia. En un extremo la pobreza incluye a los pobres, mientras que su límite superior, al menos en el lenguaje común, varía con el plano de vida que se supone sea normal. Según usado por los economistas y los estudiantes sociales, denota una falta de alguno de los requisitos de la eficiencia física, es decir, salud normal y capacidad de trabajar. Al igual que el pauperismo, implica una condición más o menos prolongada; pues el estar sin suficiente comida o ropa por unos pocos días no es necesariamente estar en la pobreza. A diferencia del pauperismo, la pobreza no siempre supone el recibo de ayuda caritativa. Como la definición dada establecer un estándar puramente material y utilitario, a saber, la eficiencia productiva, en este artículo la sustituiremos por una que es más consonante con la dignidad humana, aunque es substancialmente equivalente en contenido que la concepción económica. —Pobreza, entonces, denota esa condición más o menos prolongada en la cual la persona carece de algunos de esos bienes esenciales para la salud y fuerza normales, un grado elemental de confort y una vida moral correcta.

Una pregunta que a la vez se sugiere a sí misma es si la cantidad de pobreza y pauperismo existente hoy día (1911) es mayor o menor que la de otros tiempos. No se puede dar una respuesta general que no sea engañosa. Incluso los estimados parciales y particulares que se hacen a veces no son ciertos ni iluminantes. Historiadores económicos como Rogers y Gibbins declaran que durante el mejor período de la Edad Media —digamos, desde el siglo XIII al XIV, inclusive— no hubo tal pobreza absoluta y sin esperanza, no hubo tal cuasi miseria crónica de cualquier clase, como existe hoy día entre las clases más grandes en las grandes ciudades (cf. "Six Centuries of Work and Wages", y "Industry in England"). Probablemente esto es cierto en cuanto a los más pobres entre los pobres en estos dos períodos. En la Edad Media no hubo una clase parecida a nuestro proletariado, que no tiene seguridad, ni lugar definido, ni cierta pretensión sobre cualquier organización o institución en el organismo socio-económico.

No tenemos medios para saber si el número total de personas en la pobreza en la Edad Media fue relativamente mayor o menor que al presente. La proporción de personas medievales que carecían de lo que hoy se consideran requisitos para el confort elemental era probablemente más grande, mientras que la proporción de los que tenían que pasar sin ropa o comida adecuada por largos períodos de [|tiempo]] era probablemente más pequeña. Una de las mayores causas de pobreza —a saber, la inseguridad de empleo, de residencia y de vivienda— ciertamente fue mucho menos frecuente en los tiempos pasados. Si comparamos la pobreza de hoy (1911) con la de hace un siglo, encontramos a todas las autoridades de acuerdo en que se ha reducido tanto en términos absolutos como relativos. Frente a este hecho general, sin embargo, debemos señalar una o dos circunstancias que son menos gratificantes. Tanto la intensidad como el alcance del grado más bajo de pobreza son probablemente tan grandes como lo eran a principios del siglo XIX; y hay algunos indicios de que la mejora que se produjo durante los últimos veinticinco años ha sido menor que en el medio siglo anterior.

Debido a la falta de datos estadísticos, es imposible calcular, ni siquiera aproximadamente, la proporción de las personas de cualquier país que se encuentra en la pobreza. Sobre la base de las estadísticas de desempleo, estadísticas de desalojo, los casos de alivio de la caridad y otras evidencias de angustia, Robert Hunter declaró que el número de personas en situación de pobreza en los Estados Unidos en 1904 era de diez millones; es decir, ellos estaban "la mayor parte del tiempo mal alimentados, pobremente vestidos e impropiamente alojado" ("The New Encyclopedia of Social Reform", 940; cf. también su obra sobre la pobreza). En esa época diez millones representaban alrededor de un octavo de la población total. El profesor Bushnell estimó que asciende a tres millones el número de personas que se sabe que reciben asistencia pública o privada (Modern Methods of Charity, 385-90). Por supuesto, el número total de personas que recibió ayuda de caridad fue mucho más grande, pues una gran proporción de estos casos no llega al conocimiento de los estadísticos o estudiantes sociales. Por otro lado, no todos los que son asistidos por caridad viven en pauperismo, ni, estrictamente hablando, en la pobreza. El estimado del señor Hunter es quizás demasiado alto.

Después de una investigación muy cuidadosa y exhaustiva de los pobres en Londres, completada en 1902, Charles Booth encontró que casi 31% de la población de esa ciudad estaban en la pobreza (cf. "Life and Labor of the People in London”). Este estimado se confirmó plena y notablemente por los estudios de Seebohm Rowntree en la ciudad de York, donde la proporción de los habitantes en la pobreza apareció como 28% (cf. “Poverty: a Study of Town Life”). Hay buenas razones para pensar que ambos estimados son una subestimación, si pobreza se entiende según la definición adoptada en este artículo. Por ejemplo, Rowntree colocó por encima de la línea de pobreza a todas las personas que se encontraban en una condición de eficiencia física presente, a pesar de que muchos de ellos eran incapaces de hacer ningún desembolso de dinero para transporte, diversión, recreación, periódicos, religión, sociedades o un seguro para la vejez. Evidentemente la eficiencia física en tales circunstancias se puede mantener sólo por unos pocos años. De todos modos, esta condición no es el confort elemental ni una existencia decente. Dado que los salarios y su poder adquisitivo son tan altos en Inglaterra como en cualquier otro país de Europa, la proporción de pobreza es probablemente tan grande en el segundo como en el primero.


Bibliografía: HUNTER, Poverty (Nueva York, 1904); DEVINE, Misery and Its Causes (Nueva York, 1909); WARNER, American Charities (Nueva York, 1894); BOOTH, Life and Labour of the People in London (Londres, 1889-1902); ROWNTREE, Poverty: A Study of Town Life (Londres, 1901); HOBSON, Problems of Poverty (Londres, 1899); ADAMS y SUMNER, Labor Problems (Nueva York, 1905); SELIGMAN, Principles of Economics (Nueva York, 1905); DEVAS, Political Economy (Londres, 1901); ANTOINE, Cours d'économie sociale (París, 1899); PESCH, Lehrbuch der Nationalökonomie (Friburgo, 1909).

Fuente: Ryan, John Augustine. "Poverty and Pauperism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12, pp. 327-330. New York: Robert Appleton Company, 1911. 14 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/12327a.htm>.

Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina.