Piscinas en la Escritura
De Enciclopedia Católica
EN LA ESCRITURA
En las Biblias en inglés, la palabra "piscina" significa tres palabras hebreas:
- (a) ‘agam significa propiamente una laguna de agua estancada; en Éx. 7,9 y 8,5, designa probablemente lagunas de agua que quedan en los lugares bajos por la inundación del Nilo;
- (b) miqveh significa originalmente "el conjunto" de las aguas (Gén. 1,10), por lo tanto, un lugar donde se recogen las aguas que fluyen de direcciones diferentes, un depósito que generalmente se forma por el embalse del valle;
- (c) berekah (comp. árabe birket) es un embalse totalmente artificial generalmente excavado en la roca y cubierto en el interior con una capa de albañilería para evitar fugas.
Estas tres palabras transmiten una idea clara de la forma en que los nativos de Palestina y las regiones vecinas se aseguraban en todo momento un suministro suficiente de agua, una medida de precaución de ningún modo insignificante en países donde prevalece el tiempo seco durante la mayor parte del año. Piscinas naturales del tipo descrito en las Escrituras por el nombre de ‘agam son prácticamente desconocidas en Palestina. Si se le ha de dar importancia al vocabulario de los escritores sagrados, estaríamos justificados al suponer que la mayoría de las piscinas eran totalmente artificiales, pues todas son llamadas indiscriminadamente berekah en la Biblia hebrea. Sin embargo, no puede haber duda de que algunas eran embalses obtenidos mediante la construcción de una presa a través de los valles. Tal fue, en todo caso, la Piscina Inferior o Antigua (Birket el-Hamra, al sur de Jerusalén), que antes de que se construyese la Piscina superior (‘Ain Silwan), se llenó del Guijón (Virgen de la Fuente) por un conducto de superficie, a lo largo de la vertiente oriental del espolón de Ophel, y más tarde se alimentaba del exceso de agua que fluía de la piscina superior.
Las otras piscinas en el interior o alrededor de la Ciudad Santa eran totalmente artificiales, pues eran excavadas en la roca. Las mencionadas en la Escritura son los siguientes:
- (1) la piscina de Siloé (V.A. Siloah; Neh. 3,15; Jn. 9,7), o piscina superior (2 Rey. 18,17; Is. 7,3; 36,2) o piscina del rey (Neh. 2,14), construida por Ezequías “entre dos muros” (Is. 22,11), para traer a la ciudad el agua del Guijón a través de un conducto subterráneo, el túnel de Siloé;
- (2) la piscina de Betsaida (V.A. Betesda, Jn. 5,2); hasta el día de hoy, la ubicación exacta de esta piscina es objeto de disputa; comúnmente, pero bastante sin fundamento, se identifica con la Birket Israil, al norte del Templo y al suroeste de la puerta de San Esteban (Bab Sitti Maryam); otros (Conder, Paton, etc.) la ven en la piscina en la Fuente de Guijón ('Ain Sitti Maryam), al sureste del Jarán ---el berekah 'asuyah (es decir, "bien hecha") de Neh. 3,16; otros por último piensan que debe buscarse a alguna distancia al norte de la Birket Israil y al oeste de la Iglesia de Santa Ana y la reconocen allí en antiguas construcciones que todavía sugieren la forma de pórticos;
- (3) la Berekah 'asuyah de Nehemías ya ha sido mencionada; era el embalse del manantial intermitente del Guijón;
- (4) tal vez deberíamos citar también la Fuente del Dragón de Neh. 2,13, que se extendía entre la puerta del valle (prácticamente la moderna Puerta de Jaffa) y la Puerta de Dung (hacia el oeste sobre el extremo sur de la Birket es-Sultan); probablemente relacionada con la Fuente del Dragón estaba la piscina de la serpiente mencionada por Josefo (Bell. Jud, V, III, 2), pero el sitio de ambas ahora es mera cuestión de conjeturas. A pesar del interés histórico que se les da, es necesario recordar aquí las varias piscinas de la Tierra Santa, mencionadas más o menos incidentalmente en la Escritura: la piscina de Gabaón, que presenció el sangriento encuentro de los siervos de David con los defensores de la dinastía de Saúl; la piscina de Jesbón, y finalmente las piscinas mencionadas en Eclesiastés 2,6 como obras de Salomón. Algunos suponen que éstas son las famosas piscinas de Salomón (a cerca de 8 millas al sur de Jerusalén) desde las cuales varios acueductos sinuosos, de unas cuarenta y siete millas de largo, traían agua a la ciudad.
Bibliografía: BAEDEKER-BENZIGER, Palestine and Syria (Leipzig, 1906); BLISS, Excavations at Jerusalem (Londres, 1898); MASTERMAN, The Pool of Bethesda in Biblical World (feb. de 1905); PAL. EXPLOR. FUND, Quart. Statement (oct., 1896; ene., 1897); IDEM, Jerusalem; PATON, The Meaning of the Expression "Between the Two Walls" in Journ. Of Biblic. Literature, I (1906); IDEM, Jerusalem in Biblical Times, particularmene c. III, The Springs and Pools of Ancient Jerusalem (Chicago, 1908); HEIDET, Bethsaide in Vig., Dict de la Bible; MAUSS, La piscine de Bethesda a Jerusalem (París, 1888); VINCENT, Les murs de Jerusalem d'apres Nehemie in Revue Biblique (1904), 56-74.
Fuente: Souvay, Charles. "Pools in Scripture." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/12235a.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina. rc