Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Domingo, 24 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Juvenco»

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar
 
m (66.50.174 movió la página Cayo Veccio Aquilino Juvenco a Juvenco)
 
(No se muestra una edición intermedia de un usuario)
Línea 1: Línea 1:
Poeta Cristiano Latino del siglo IV. Todo lo que sabemos de su vida es lo que nos cuenta San Jerónimo (De viris, lxxxiv; cf. Chron., ad an. 2345; Epist. lxx, 5; In Matt., I, ii, 11). Era español nacido de muy buena cuna, se ordenó sacerdote y escribió en tiempos de Constantino. De un pasaje en su obra (II, 806, sq.) y de la Crónica de San Jerónimo, se debe inferir que escribió alrededor del año 330. Su poema, escrito en hexámetros dactílicos, se intitula "Evangeliorum libri" (Los Evangelios). Es la historia de Cristo de acuerdo a los Evangelios, particularmente el de San Mateo. Recurre sin embargo a otros evangelistas para aquello que no encuentra en San Mateo tal como la historia de la Infancia, que toma de San Lucas. Él sigue su modelo muy de cerca, “casi literalmente”, como lo apunta San Jerónimo. Su problema más grande consistió en cómo exponer el texto del Evangelio en un lenguaje sencillo que se ajustara a la tradición de los poetas Latinos, procedente principalmente de Virgilio. En esta tarea no logró un mérito mayor que aquél que obtendría un hábil estudiante de primer nivel escolar; se permite poca originalidad, más allá de aquella en que exhibe en nuevas palabras compuestas o derivadas, conforme a tipos ya familiares (auricolor, flammiuomus, flammicomans, sinuamen), sinónimos elegantes para expresar las realidades Cristianas (tonans para "Dios", genitor para el Padre, spiramen para el Espíritu Santo, uersutia para el Demonio), o finalmente, expresiones arcaicas. En su poesía no hay color ni movimiento. El lenguaje es correcto, los versos bien construidos. Algunas oscuridades en la prosodia, traicionan el período en el cual la obra fue escrita. El efecto completo es forjado cuidadosamente.
+
Poeta [[Cristianismo|cristiano]] latino del siglo IV. Todo lo que sabemos de su vida es lo que nos cuenta [[San Jerónimo]] (De viris, LXXXIV; cf. Chron., ad an. 2345; Epist. LXX, 5; In Matt., I, II, 11). Fue un [[España|español]] nacido de muy buena cuna, se [[Órdenes Sagrados|ordenó]] [[sacerdote]] y escribió en tiempos de [[Constantino]]. De un pasaje en su obra (II, 806, ss.) y de la Crónica de San Jerónimo se puede inferir que escribió alrededor del año 330. Su poema, escrito en hexámetros dactílicos, se titula "Evangeliorum libri" (Los Evangelios). Es la historia de [[Jesucristo|Cristo]] de acuerdo a los Evangelios, particularmente el de [[San Mateo]]. Recurre sin embargo a otros evangelistas para aquello que no encuentra en San Mateo---tal como la historia de la Infancia, que toma de [[San Lucas]]. Él sigue su modelo muy de cerca, “casi literalmente”, como lo apunta San Jerónimo. Su problema más grande consistió en cómo exponer el texto del Evangelio en un lenguaje sencillo que se ajustara a la tradición de los poetas Latinos, procedente principalmente de Virgilio. En esta tarea no logró un mérito mayor que aquél que obtendría un hábil estudiante de primer nivel escolar; se permite poca originalidad, más allá de aquella en que exhibe en nuevas palabras compuestas o derivadas, conforme a tipos ya familiares (auricolor, flammiuomus, flammicomans, sinuamen), sinónimos elegantes para expresar las realidades Cristianas (tonans para "[[Dios]]", genitor para el Padre, spiramen para el [[Espíritu Santo]], uersutia para el [[diablo]]), o finalmente, expresiones arcaicas. En su poesía no hay color ni movimiento. El lenguaje es correcto, los versos bien construidos. Algunas oscuridades en la prosodia revelan el período en el cual la obra fue escrita. El efecto completo es forjado cuidadosamente.  
 
+
En el prólogo, Juvenco anuncia su deseo de contraponer a los cuentos llenos de mentira de los poetas paganos Homero y Virgilio, las glorias de la verdadera Fe. Espera que su poema habrá de sobrevivir a la conflagración final del mundo, y que le librará a él, el poeta, del infierno. Invoca al Espíritu Santo, de la misma forma en que los paganos solían invocar a las musas o al dios Apolo. La obra está dividida en cuatro libros, que conforman divisiones arbitrarias de la vida de Cristo. El número cuatro parece ser simbólico, correspondiente al número de los Evangelistas. Algunas otras trazas de simbolismo pueden encontrarse en Juvenco, siendo la más notable, el significado atribuido a los regalos de los Magos – el incienso ofrecido al Dios, el oro al Rey, la mirra al Hombre. Esta interpretación, que con toda seguridad no es de su invención, tendría luego por lo que sabemos, un gran éxito. Finalmente, en ocho versos preliminares, cuya autoría se disputa como no perteneciente a Juvenco, caracteriza a los Evangelistas, asignándoles emblemas; pero éstos le asignan el águila a San Marcos y el León a San Juan. El texto bíblico que Juvenco parafrasea, es por supuesto antiguo; sin embargo, pareciera que también recurrió en algunos momentos al texto griego. La fuente de su técnica y su fraseología poética es, primeramente Virgilio, luego Lucrecio, Propercio, Horacio, Ovidio, Silio y Estacio. La fría corrección de la obra fue la mejor recomendación para los gustos de la Edad Media, en que fue frecuentemente citada, imitada y copiada.  
+
  
 +
En el prólogo, Juvenco anuncia su deseo de contraponer a los cuentos llenos de mentira de los poetas [[Paganismo|paganos]] Homero y Virgilio, las [[gloria]]s de la [[verdad]]era [[fe]]. Espera que su poema sobrevivirá a la destrucción del mundo por fuego, y que le librará a él, el poeta, del [[infierno]].  Invoca al Espíritu Santo, de la misma forma en que los paganos solían invocar a las musas o al dios Apolo. La obra está dividida en cuatro libros, que conforman divisiones arbitrarias de la vida de Cristo. El número cuatro parece ser simbólico, correspondiente al número de los [[Evangelista]]s. Algunas otras trazas de simbolismo pueden encontrarse en Juvenco, siendo la más notable, el significado atribuido a los regalos de los [[Reyes Magos]]: el [[incienso]] ofrecido a Dios, el oro al Rey, la mirra al [[hombre]]. Esta interpretación, que con toda seguridad no es de su invención, tendría luego por lo que sabemos, un gran éxito. Finalmente, en ocho versos preliminares, cuya autoría se disputa como no perteneciente a Juvenco, caracteriza a los Evangelistas, asignándoles emblemas; pero éstos le asignan el águila a [[San Marcos]] y el león a [[San Juan]]. El texto bíblico que Juvenco parafrasea es, por supuesto, uno antiguo; sin embargo, pareciera que también recurrió en algunos momentos al texto griego.  La fuente de su fraseología técnica y su técnica es, primeramente Virgilio, luego Lucrecio, Propercio, Horacio, Ovidio, Silio y Estacio. La fría corrección de la obra fue la mejor recomendación para los gustos de la [[Edad Media]], en que fue frecuentemente citada, imitada y copiada.
 +
 
San Jerónimo nos dice que Juvenco compuso otro poema cristiano, más corto, sobre “el orden de los misterios” (Sacramentorum ordinem). Esta obra está perdida. Escritores modernos le han atribuido incorrectamente el "Heptateuchus", una obra de Cipriano de Galia, y el "De Laudibus Domini", una obra del tiempo de Juvenco, pero acreditada a algún alumno de los retóricos de Augustodunum (Autun). Las dos mejores ediciones de Juvenco son las de Marold (Leipzig, 1886) en la "Bibliotheca Teubneriana", y la de Hümer (Vienna, 1891) en el "Corpus script. ecclesiast. latinorum".  
 
San Jerónimo nos dice que Juvenco compuso otro poema cristiano, más corto, sobre “el orden de los misterios” (Sacramentorum ordinem). Esta obra está perdida. Escritores modernos le han atribuido incorrectamente el "Heptateuchus", una obra de Cipriano de Galia, y el "De Laudibus Domini", una obra del tiempo de Juvenco, pero acreditada a algún alumno de los retóricos de Augustodunum (Autun). Las dos mejores ediciones de Juvenco son las de Marold (Leipzig, 1886) en la "Bibliotheca Teubneriana", y la de Hümer (Vienna, 1891) en el "Corpus script. ecclesiast. latinorum".  
  
TEUFFEL, Geschichte der römischen Literatur (Leipzig, 1890), 1016; SCHANZ, Geschichte der röm. Literatur, IV (Munich, 1904), 1, 190; BARDENHEWER, tr. SHAHAN, Patrology (St. Louis, 1908).
 
  
PAUL LEJAY
+
'''Bibliografía:'''  TEUFFEL, Geschichte der römischen Literatur (Leipzig, 1890), 1016; SCHANZ, Geschichte der röm. Literatur, IV (Munich, 1904), 1, 190; BARDENHEWER, tr. SHAHAN, Patrology (St. Louis, 1908).
Transcribed by Stephen William Shackelford
+
 
Dedicated to my wife, Jesursa Figuracion Shackelford
+
'''Fuente:'''  Lejay, Paul. "C. Vettius Aquilinus Juvencus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/08586b.htm>.
Traducido al Castellano por: José Miguel Piñeres Renauld
+
 
 +
Traducido por José Miguel Piñeres Renauld.  L H M

Última revisión de 07:43 1 nov 2020

Poeta cristiano latino del siglo IV. Todo lo que sabemos de su vida es lo que nos cuenta San Jerónimo (De viris, LXXXIV; cf. Chron., ad an. 2345; Epist. LXX, 5; In Matt., I, II, 11). Fue un español nacido de muy buena cuna, se ordenó sacerdote y escribió en tiempos de Constantino. De un pasaje en su obra (II, 806, ss.) y de la Crónica de San Jerónimo se puede inferir que escribió alrededor del año 330. Su poema, escrito en hexámetros dactílicos, se titula "Evangeliorum libri" (Los Evangelios). Es la historia de Cristo de acuerdo a los Evangelios, particularmente el de San Mateo. Recurre sin embargo a otros evangelistas para aquello que no encuentra en San Mateo---tal como la historia de la Infancia, que toma de San Lucas. Él sigue su modelo muy de cerca, “casi literalmente”, como lo apunta San Jerónimo. Su problema más grande consistió en cómo exponer el texto del Evangelio en un lenguaje sencillo que se ajustara a la tradición de los poetas Latinos, procedente principalmente de Virgilio. En esta tarea no logró un mérito mayor que aquél que obtendría un hábil estudiante de primer nivel escolar; se permite poca originalidad, más allá de aquella en que exhibe en nuevas palabras compuestas o derivadas, conforme a tipos ya familiares (auricolor, flammiuomus, flammicomans, sinuamen), sinónimos elegantes para expresar las realidades Cristianas (tonans para "Dios", genitor para el Padre, spiramen para el Espíritu Santo, uersutia para el diablo), o finalmente, expresiones arcaicas. En su poesía no hay color ni movimiento. El lenguaje es correcto, los versos bien construidos. Algunas oscuridades en la prosodia revelan el período en el cual la obra fue escrita. El efecto completo es forjado cuidadosamente.

En el prólogo, Juvenco anuncia su deseo de contraponer a los cuentos llenos de mentira de los poetas paganos Homero y Virgilio, las glorias de la verdadera fe. Espera que su poema sobrevivirá a la destrucción del mundo por fuego, y que le librará a él, el poeta, del infierno. Invoca al Espíritu Santo, de la misma forma en que los paganos solían invocar a las musas o al dios Apolo. La obra está dividida en cuatro libros, que conforman divisiones arbitrarias de la vida de Cristo. El número cuatro parece ser simbólico, correspondiente al número de los Evangelistas. Algunas otras trazas de simbolismo pueden encontrarse en Juvenco, siendo la más notable, el significado atribuido a los regalos de los Reyes Magos: el incienso ofrecido a Dios, el oro al Rey, la mirra al hombre. Esta interpretación, que con toda seguridad no es de su invención, tendría luego por lo que sabemos, un gran éxito. Finalmente, en ocho versos preliminares, cuya autoría se disputa como no perteneciente a Juvenco, caracteriza a los Evangelistas, asignándoles emblemas; pero éstos le asignan el águila a San Marcos y el león a San Juan. El texto bíblico que Juvenco parafrasea es, por supuesto, uno antiguo; sin embargo, pareciera que también recurrió en algunos momentos al texto griego. La fuente de su fraseología técnica y su técnica es, primeramente Virgilio, luego Lucrecio, Propercio, Horacio, Ovidio, Silio y Estacio. La fría corrección de la obra fue la mejor recomendación para los gustos de la Edad Media, en que fue frecuentemente citada, imitada y copiada.

San Jerónimo nos dice que Juvenco compuso otro poema cristiano, más corto, sobre “el orden de los misterios” (Sacramentorum ordinem). Esta obra está perdida. Escritores modernos le han atribuido incorrectamente el "Heptateuchus", una obra de Cipriano de Galia, y el "De Laudibus Domini", una obra del tiempo de Juvenco, pero acreditada a algún alumno de los retóricos de Augustodunum (Autun). Las dos mejores ediciones de Juvenco son las de Marold (Leipzig, 1886) en la "Bibliotheca Teubneriana", y la de Hümer (Vienna, 1891) en el "Corpus script. ecclesiast. latinorum".


Bibliografía: TEUFFEL, Geschichte der römischen Literatur (Leipzig, 1890), 1016; SCHANZ, Geschichte der röm. Literatur, IV (Munich, 1904), 1, 190; BARDENHEWER, tr. SHAHAN, Patrology (St. Louis, 1908).

Fuente: Lejay, Paul. "C. Vettius Aquilinus Juvencus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/08586b.htm>.

Traducido por José Miguel Piñeres Renauld. L H M