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Sábado, 4 de mayo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Papa Adrián (Adriano) I»

De Enciclopedia Católica

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Aproximadamente del 1ro de Febrero de 772, hasta el 25 de Diciembre de 795; la fecha de nacimiento es dudosa; murió el 25 de Diciembre de 795. Su pontificado de veintitrés años, diez meses, y veinticuatro días fue inigualable en duración por ningún sucesor en San Pedro hasta mil años después, cuando Pío VI, destronado y prisionero por las mismas fuerzas Frankish que habían tronado al primer Papa-Rey, sobrepasa a Adrián en su pontificado por seis meses más. En un periodo critico en la historia del papado, Adrián poseía todas las cualidades esenciales como fundador de una nueva dinastía Él era Romano de noble descendencia y de talla majestuosa. Tenia una vida de singular devoción, por acontecimientos considerados extraordinarios en esa era dura y difícil, y por servicios valiosos realizados durante el pontificado de Paulo I y Esteban III, él había ganado la estima de los rebeldes lugareños mas que el poderoso canciller, Paúl Afiarta, quien representaba en Roma los intereses de Desiderius, el rey Lombardo, estaba sin poder en resistir la voz unánime del clérigo y de la gente que exigía que Adrián estuviera en la silla papal.. La nueva política temporal del pontífice era, desde el primer, ásperamente definido y tenazmente adherido a, la nota clave era una firme resistencia a la agresión de Lombardo. Él libero de la prisión o hizo volver a los exiliados a numerosas victimas de la violencia del canciller, y, después de enterarse que Afiarta había causado que Sergius, un oficial mayor de la corte papal, de ser asesinado en prisión, ordenó su arresto en Rimini, justo cuando Afiarta venia de regreso de la embajada para con Desiderius con la expresa intención de traer al Papa ala corte de Lombardo, "estaban acaso encadenados". Los tiempos parecieran propensos para someter a todo Italia alas reglas de Lombardo, y menos capaces los antagonistas que Adian y Carlos (de ser famoso en eras anteriores como Carlomagno), lo más probable es que la ambición de Desiderius había sido gratificada. Pareciese un poco probable la intervención de los Frankish. Los Lombardos tenían control de los pases de los Alpes, y Carlos estaba saturado por las dificultades de la guerra Saxon; mas aun, la presencia de Pavia de Gerberga y sus dos hijos, la viuda y huérfanos de Carloman, quienes territorios, después de la muerte de su hermano, Carlos había anexado, pareciera que ofrecía una excelente oportunidad de avivar la discordia entre los Franks, si solo se le pudiera persuadir al Papa, o presionar, el de consagrar a los hijos como herederos al trono de su padre, En vez de acceder, Adrián valientemente se determino en resistir. Él endorso la fortificación de Roma, llamo ala ayuda de la milicia de los habitantes de los territorios adyacentes, y, ala vez que avanzaba la horda de Lombardo, arrasando y saqueando llamados por Carlos para aceleraran a defender sus intereses comunes. Un oportuno tiempo de calma en la guerra de Saxon dejo al gran comandante libre para actuar. Incapaz de llegar a un acuerdo con el engañoso Lombardo de una propuesta pacifica, el escalo los Alpes en el otoño del 773, se apodero de Verona, donde Gerberga y sus hijos había buscado refugio, e invadieron la capital de Desiderius. En la próxima primavera, dejando que su ejercito prosiguiera en la invasión de Pavia, él prosiguió con un fuerte destacamento a Roma, con el propósito de festejar el festival de Pascua en la tumba de los Apóstoles. Llegando en Sábado Santo, fue recibido por Adrián y los Romanos con la más grande solemnidad. Los próximos tres días fueron dedicados a ritos religiosos; el siguiente Miércoles a asuntos del Estado. El resultado permanente de sus juntas momentáneas fue la famosa "Donación de Carlomagno", por once siglos la Carta Magna del temporal poder de los Papas (Véase CHARLEMAGNE.) Duchesne's realizo una extensiva e imparcial investigación de su autenticidad en su edición de Liber Pontificalis (I, ccxxxv-ccxliii) pareciera que había disipado cualquier duda. Dos meses después Pavia cayo en las manos de Carlos; el reinado de los Lombardos fue extinguido, y el Papado por siempre fue entregado de sus persistentes y enemigos hereditarios. Nominalmente, Adrián era ya monarca de mas de las dos terceras partes de la Península Italiana; pero su influencia era mas que nominal. Sobre una gran porción del distrito mencionado en la Donación, el papal permitía tener lapsos de sus logros. Para obtener y retomar el descanso, A Carlos se le forzó en realizar repetidas expediciones a través de los Alpes. Podemos dudar si el gran rey de los Franks habría padecido dificultades del Papa para interferir teniendo sus más inmediatas preocupaciones, si no fuera por la extrema veneración personal de Adrián, quien en vida y muerte nunca ceso en proclamar su padre y mejor amigo. No es en poco grado deberte a la sagacidad política de Adrián, vigilante, y activista, que el poder temporal del Papado no permaneciera en una figuración de la imaginación.
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Fue [[Papa]] desde aproximadamente el 1 de febrero de 772 hasta el 25 de diciembre de 795; la fecha (v. [[fechas y fechado]]) de nacimiento es incierta; murió el 25 de diciembre de 795. Su pontificado de veintitrés años, diez meses y veinticuatro días no fue inigualado en duración por ningún sucesor de San Pedro hasta mil años después, cuando [[Pío VI]], depuesto (v. [[deposición]]) y prisionero por las mismas fuerzas francas que habían entronizado  (v. [[entronización]]) al primer Papa-Rey, sobrepasa a Adrián en su [[pontificado]] por seis meses más.   En un período critico en la historia del [[papado]], Adrián poseía todas las cualidades esenciales en el fundador de una nueva dinastíaÉl era romano de noble ascendencia y de talla majestuosa. Por  una vida de singular piedad (v. [[virtud de la religión]]), por logros considerados extraordinarios en esa era de hierro, y por servicios valiosos realizados durante el pontificado de [[Pablo I]] y [[Esteban III]], él se  había ganado de tal modo la estima de sus rebeldes compatriotas,  que el poderoso chambelán, Paul Afiarta, quien representaba en [[Roma]] los intereses de Desiderio, el rey Lombardo, fue impotente para  resistir la voz unánime del [[clero]] y de la gente que exigían para  Adrián la silla papal. La nueva política temporal del pontífice era, desde el principio, claramente definida y tenazmente apoyada; el punto principal era una firme resistencia a la agresión de Lombardo. Él libero de la [[prisión]] o llamó del exilio a numerosas víctimas de la [[violencia]] del chambelán; y, al descubrir que Afiarta había causado (v. [[causa]]) que Sergio, un oficial mayor de la corte papal, fuera asesinado en prisión, ordenó su arresto en [[Rimini]], justo cuando Afiarta regresaba de una embajada a Desiderio con la expresa [[intención]] de llevar al Papa a la corte de Lombardo, "aunque fuera encadenado". El [[tiempo]] parecía propicio para someter a toda [[Italia]] al gobierno de Lombardo; y con antagonistas menos capaces que Adrián y Carlos (el cual sería famoso posteriormente como [[Carlomagno]]), lo más probable es que la [[ambición]] de Desiderio hubiese sido satisfecha.   Parecía haber poca probabilidad de la intervención de los [[francos]]. Los lombardos ocuparon el paso de los Alpes, y Carlos estaba enfrascado en las dificultades de la [[guerra]] sajona; además, la presencia en Pavía de Gerberga y sus dos hijos, la [[viuda]] y [[huérfanos]] de Carloman, cuyos territorios, después de la muerte de su hermano, Carlos había anexado, parecía ofrecer una excelente oportunidad de atizar la discordia entre los francos, si sólo se pudiera persuadir, o coaccionar, al Papa  para ungir a los hijos como herederos al trono de su padreEn vez de acceder, Adrián optó valientemente por la resistencia.  Reforzó  las fortificaciones de Roma, llamó en ayuda de la milicia a los habitantes de los territorios adyacentes, y, a la vez que avanzaban las huestes de Lombardo, arrasando y saqueando, convocó a  Carlos a apresurarse a defender sus intereses comunes. Un oportuno tiempo de calma en la guerra sajona dejó al gran comandante libre para actuar. Incapaz de traer al engañoso Lombardo a los términos de una propuesta pacifica, escaló los Alpes en el otoño de 773, se apoderó de [[Verona]], donde Gerberga y sus hijos habían buscado refugio, y sitió a Desiderio en su capital. En la próxima primavera, dejando que su ejército prosiguiera el sitio de Pavía, se dirigió con un fuerte destacamento a Roma, con el propósito de celebrar el festival de [[Pascua]] en la [[tumba]] de los [[Apóstoles]]. Llegó el [[Sábado Santo]], fue recibido por Adrián y los romanos con suma [[solemnidad]]. Los próximos tres días fueron dedicados a [[ritos]] religiosos; el siguiente miércoles a asuntos del Estado. El resultado permanente de su trascendental reunión  fue la famosa "[[Donación de Carlomagno]]", por once siglos la carta magna del poder temporal de los Papas.   La minuciosa  e imparcial investigación de Duchense sobre su autenticidad (v. [[auténtico]]) en su edición de Liber Pontificalis (I, ccxxxv-ccxliii) parecería haber disipado cualquier [[duda]] razonable. Dos meses después Pavía cayó en manos de Carlos; el reinado de los lombardos fue extinguido y el Papado fue por siempre liberado de sus persistentes y hereditarios (v. [[herencia]]) enemigos.  Nominalmente, Adrián era ahora monarca de más de dos terceras partes de la Península Italiana; pero su dominio era más que nominal. Sobre una gran porción del distrito mencionado en la [[Donación]], el derecho papal podía caducar.   Para ganar y recuperar el restante, Carlos tuvo que  hacer repetidas expediciones a través de los Alpes.   Muy bien podemos dudar si el gran Rey de los Francos habría padecido las dificultades del Papa como para interferir en  sus más inmediatas preocupaciones, si no hubiera sido por su extrema veneración personal hacia Adrián, a quien en vida y muerte nunca cesó en proclamar su [[padre]] y mejor amigo. No fue en poco grado debido a la vigilancia, actividad y sagacidad política de Adrián que el poder temporal del Papado no permaneciera como una ficción de la [[imaginación]].  
 
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Sus [[méritos]] son igualmente grandes respecto a los asuntos  más espirituales de la Iglesia.   En cooperación con la emperatriz ortodoxa (v. [[ortodoxia]]) Irene, trabajó para reparar los daños causados por las tormentas iconoclastas (v. [[iconoclasia]]).   En el año 787 él presidio, a través de sus [[legados]], el [[Séptimo Concilio General]], realizado en [[Nicaea]], en el cual la [[doctrina cristiana]] referente al uso y [[veneración de imágenes]] fue definitivamente expuesta. La importancia de la oposición temporal a los [[decretos]] del Concilio por todo Occidente, causado por una traducción defectuosa, agravada por motivos políticos, ha sido grandemente exagerada en tiempos actuales. La controversia produjo una fuerte refutación del libro llamado Libri Carolini del Papa Adrián y no ocasionó merma en la amistad entre él y Carlos. El se opuso muy vigorosamente, por [[sínodos]] y escritos, a la naciente [[herejía]] del [[adopcionismo]], uno de los pocos errores cristológicos (v. [[Cristología]]) originados por Occidente. El Liber Pontificalis exagera en sus méritos en el  embellecimiento de la ciudad de Roma, en el cual se dice  que gastó sumas fabulosas. Su muerte fue lamentada universalmente y fue enterrado (v. [[entierro cristiano]]) en la [[Basílica de San Pedro]]. Su epitafio, atribuido a su amigo de toda la vida, Carlomagno, todavía existe. Raramente el [[sacerdocio]] y el imperio han trabajado juntos tan armoniosamente, y con tantos resultados beneficiosos para la [[Iglesia]] y la humanidad (v. [[hombre]]), como fue durante el tiempo de estos dos grandes gobernantes. La fuente principal de nuestra información sobre Adrián está en la Vida en el Liber Pontificalis (q.v.), y en sus cartas a Carlomagno, conservadas por este último en su Codex Carolinus. Las apreciaciones sobre el [[carácter]] y  los trabajos de Adriano por los historiadores modernos difieren de las opiniones variadas de los escritores respecto a la soberanía temporal de los Papas, de los cuales Adriano I debe ser considerado el fundador real.  
Sus meritos son igualmente grandes en referencia lo concerniente a espiritual de la Iglesia.. En cooperación con la Emperatriz Ortodoxa Irene, el trabajo en reparar los daños traídos por las tormentas Iconoclastic . En el año 787 el presidio, a través de sus legados, sobre el Séptimo Concejo General, presidido en Nicaea, en el cual la doctrina Católica se refiere al uso y veneración de imágenes fue definitivamente explicada. La importancia de la oposición temporal a los decretos del Concejo a través del Oeste, fue a causa de una mala traducción, agravado aun más por motivos políticos, ha sido grandemente exagerada en tiempos actuales. La controversia emano una fuerte refutación del un libro llamado Libri Carolini del Papa Adrián y no ocasiono una disminución de amistad entre el y Carlos. El se oponía muy vigorosamente, por sínodos y escritos, la naciente herejía del Adoptionism (q.v.), una de pocos errores Cristological originados por el Oeste. El Liber Pontificalis se engrandece en sus meritos del embellecimiento de la ciudad de Roma, en el cual se le ha dicho que gasto grandes sumas. Su muerte universalmente se lamenta, y fue enterrado en San Pedro. Su epitafio, escrito por su amigo de toda la vida, Carlomagno, todavía esta en pie. Raramente el sacerdocio y el imperio han trabajado juntos tan armoniosamente, y con tantos resultados beneficiosos para la Iglesia y la humanidad, como fue durante el tiempo de estos dos grandes gobernantes. La fuente de nuestra información en referencia de Adrián está en la Vida en el Liber Pontificalis (q.v.), y en sus cartas a Carlomagno, preservados por el antecesor en su Codex Carolinus. Se estima que el trabajo de Adrián y su carácter por historiadores modernos difieren por las variantes noticias de los escritores en respecto a la soberanía temporal de los papas, de los cuales Adrián I debe considerarse como el fundador real.  
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Fuente:  Liber Pontificalis (ed. DUCHESNE), I, 486-523, and praef. CCXXXIV sq.; ID., Les premiers ternps de l'état pontifical (Paris, 1898); JAFF , Regesta RR. PP. (2d ed.), I, 289-306, Il. 701; ID., Bibl. Rer. Germanic. (Codicis Carol. Epistolae), IV, 13-306; CENNI, Monum. dominat. pontif. (1761), II, 289-316, also in P.L. XCVIII; MANN, The Lives of the Popes in the Early Middle Ages (London, 1902), I, II, 395-496; HEFELE, History of the Councils (tr.), III, passim; NIEHUES, Gesch. d. Verh ltnisses zwischen dem Kaiserthum u. Papsthum im Mittelalter (Munster, 1877), I, 517-546; GOSSELIN, Power of the Pope in the Middle Ages (Baltimore, 1853), I, 230 sq.; SCHN RER, Entstehung des Kirchenstaates (Cologne, 1894). For a bibliography of Adrian I see CHEVALIER, Bio-Bibliogr. (2d ed., Paris, 1905), 55, 56. JAMES F. LOUGHLIN  
 
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Traducido por: Lourdes P. Gómez.  Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.
Liber Pontificalis (ed. DUCHESNE), I, 486-523, and praef. CCXXXIV sq.; ID., Les premiers ternps de l'état pontifical (Paris, 1898); JAFF , Regesta RR. PP. (2d ed.), I, 289-306, Il. 701; ID., Bibl. Rer. Germanic. (Codicis Carol. Epistolae), IV, 13-306; CENNI, Monum. dominat. pontif. (1761), II, 289-316, also in P.L. XCVIII; MANN, The Lives of the Popes in the Early Middle Ages (London, 1902), I, II, 395-496; HEFELE, History of the Councils (tr.), III, passim; NIEHUES, Gesch. d. Verh ltnisses zwischen dem Kaiserthum u. Papsthum im Mittelalter (Munster, 1877), I, 517-546; GOSSELIN, Power of the Pope in the Middle Ages (Baltimore, 1853), I, 230 sq.; SCHN RER, Entstehung des Kirchenstaates (Cologne, 1894). For a bibliography of Adrian I see CHEVALIER, Bio-Bibliogr. (2d ed., Paris, 1905), 55, 56.  
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JAMES F. LOUGHLIN  
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Traducido por: Lourdes P. Gómez
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Revisión de 12:50 12 sep 2008

Fue Papa desde aproximadamente el 1 de febrero de 772 hasta el 25 de diciembre de 795; la fecha (v. fechas y fechado) de nacimiento es incierta; murió el 25 de diciembre de 795. Su pontificado de veintitrés años, diez meses y veinticuatro días no fue inigualado en duración por ningún sucesor de San Pedro hasta mil años después, cuando Pío VI, depuesto (v. deposición) y prisionero por las mismas fuerzas francas que habían entronizado (v. entronización) al primer Papa-Rey, sobrepasa a Adrián en su pontificado por seis meses más. En un período critico en la historia del papado, Adrián poseía todas las cualidades esenciales en el fundador de una nueva dinastía. Él era romano de noble ascendencia y de talla majestuosa. Por una vida de singular piedad (v. virtud de la religión), por logros considerados extraordinarios en esa era de hierro, y por servicios valiosos realizados durante el pontificado de Pablo I y Esteban III, él se había ganado de tal modo la estima de sus rebeldes compatriotas, que el poderoso chambelán, Paul Afiarta, quien representaba en Roma los intereses de Desiderio, el rey Lombardo, fue impotente para resistir la voz unánime del clero y de la gente que exigían para Adrián la silla papal. La nueva política temporal del pontífice era, desde el principio, claramente definida y tenazmente apoyada; el punto principal era una firme resistencia a la agresión de Lombardo. Él libero de la prisión o llamó del exilio a numerosas víctimas de la violencia del chambelán; y, al descubrir que Afiarta había causado (v. causa) que Sergio, un oficial mayor de la corte papal, fuera asesinado en prisión, ordenó su arresto en Rimini, justo cuando Afiarta regresaba de una embajada a Desiderio con la expresa intención de llevar al Papa a la corte de Lombardo, "aunque fuera encadenado". El tiempo parecía propicio para someter a toda Italia al gobierno de Lombardo; y con antagonistas menos capaces que Adrián y Carlos (el cual sería famoso posteriormente como Carlomagno), lo más probable es que la ambición de Desiderio hubiese sido satisfecha. Parecía haber poca probabilidad de la intervención de los francos. Los lombardos ocuparon el paso de los Alpes, y Carlos estaba enfrascado en las dificultades de la guerra sajona; además, la presencia en Pavía de Gerberga y sus dos hijos, la viuda y huérfanos de Carloman, cuyos territorios, después de la muerte de su hermano, Carlos había anexado, parecía ofrecer una excelente oportunidad de atizar la discordia entre los francos, si sólo se pudiera persuadir, o coaccionar, al Papa para ungir a los hijos como herederos al trono de su padre. En vez de acceder, Adrián optó valientemente por la resistencia. Reforzó las fortificaciones de Roma, llamó en ayuda de la milicia a los habitantes de los territorios adyacentes, y, a la vez que avanzaban las huestes de Lombardo, arrasando y saqueando, convocó a Carlos a apresurarse a defender sus intereses comunes. Un oportuno tiempo de calma en la guerra sajona dejó al gran comandante libre para actuar. Incapaz de traer al engañoso Lombardo a los términos de una propuesta pacifica, escaló los Alpes en el otoño de 773, se apoderó de Verona, donde Gerberga y sus hijos habían buscado refugio, y sitió a Desiderio en su capital. En la próxima primavera, dejando que su ejército prosiguiera el sitio de Pavía, se dirigió con un fuerte destacamento a Roma, con el propósito de celebrar el festival de Pascua en la tumba de los Apóstoles. Llegó el Sábado Santo, fue recibido por Adrián y los romanos con suma solemnidad. Los próximos tres días fueron dedicados a ritos religiosos; el siguiente miércoles a asuntos del Estado. El resultado permanente de su trascendental reunión fue la famosa "Donación de Carlomagno", por once siglos la carta magna del poder temporal de los Papas. La minuciosa e imparcial investigación de Duchense sobre su autenticidad (v. auténtico) en su edición de Liber Pontificalis (I, ccxxxv-ccxliii) parecería haber disipado cualquier duda razonable. Dos meses después Pavía cayó en manos de Carlos; el reinado de los lombardos fue extinguido y el Papado fue por siempre liberado de sus persistentes y hereditarios (v. herencia) enemigos. Nominalmente, Adrián era ahora monarca de más de dos terceras partes de la Península Italiana; pero su dominio era más que nominal. Sobre una gran porción del distrito mencionado en la Donación, el derecho papal podía caducar. Para ganar y recuperar el restante, Carlos tuvo que hacer repetidas expediciones a través de los Alpes. Muy bien podemos dudar si el gran Rey de los Francos habría padecido las dificultades del Papa como para interferir en sus más inmediatas preocupaciones, si no hubiera sido por su extrema veneración personal hacia Adrián, a quien en vida y muerte nunca cesó en proclamar su padre y mejor amigo. No fue en poco grado debido a la vigilancia, actividad y sagacidad política de Adrián que el poder temporal del Papado no permaneciera como una ficción de la imaginación. Sus méritos son igualmente grandes respecto a los asuntos más espirituales de la Iglesia. En cooperación con la emperatriz ortodoxa (v. ortodoxia) Irene, trabajó para reparar los daños causados por las tormentas iconoclastas (v. iconoclasia). En el año 787 él presidio, a través de sus legados, el Séptimo Concilio General, realizado en Nicaea, en el cual la doctrina cristiana referente al uso y veneración de imágenes fue definitivamente expuesta. La importancia de la oposición temporal a los decretos del Concilio por todo Occidente, causado por una traducción defectuosa, agravada por motivos políticos, ha sido grandemente exagerada en tiempos actuales. La controversia produjo una fuerte refutación del libro llamado Libri Carolini del Papa Adrián y no ocasionó merma en la amistad entre él y Carlos. El se opuso muy vigorosamente, por sínodos y escritos, a la naciente herejía del adopcionismo, uno de los pocos errores cristológicos (v. Cristología) originados por Occidente. El Liber Pontificalis exagera en sus méritos en el embellecimiento de la ciudad de Roma, en el cual se dice que gastó sumas fabulosas. Su muerte fue lamentada universalmente y fue enterrado (v. entierro cristiano) en la Basílica de San Pedro. Su epitafio, atribuido a su amigo de toda la vida, Carlomagno, todavía existe. Raramente el sacerdocio y el imperio han trabajado juntos tan armoniosamente, y con tantos resultados beneficiosos para la Iglesia y la humanidad (v. hombre), como fue durante el tiempo de estos dos grandes gobernantes. La fuente principal de nuestra información sobre Adrián está en la Vida en el Liber Pontificalis (q.v.), y en sus cartas a Carlomagno, conservadas por este último en su Codex Carolinus. Las apreciaciones sobre el carácter y los trabajos de Adriano por los historiadores modernos difieren de las opiniones variadas de los escritores respecto a la soberanía temporal de los Papas, de los cuales Adriano I debe ser considerado el fundador real. Fuente: Liber Pontificalis (ed. DUCHESNE), I, 486-523, and praef. CCXXXIV sq.; ID., Les premiers ternps de l'état pontifical (Paris, 1898); JAFF , Regesta RR. PP. (2d ed.), I, 289-306, Il. 701; ID., Bibl. Rer. Germanic. (Codicis Carol. Epistolae), IV, 13-306; CENNI, Monum. dominat. pontif. (1761), II, 289-316, also in P.L. XCVIII; MANN, The Lives of the Popes in the Early Middle Ages (London, 1902), I, II, 395-496; HEFELE, History of the Councils (tr.), III, passim; NIEHUES, Gesch. d. Verh ltnisses zwischen dem Kaiserthum u. Papsthum im Mittelalter (Munster, 1877), I, 517-546; GOSSELIN, Power of the Pope in the Middle Ages (Baltimore, 1853), I, 230 sq.; SCHN RER, Entstehung des Kirchenstaates (Cologne, 1894). For a bibliography of Adrian I see CHEVALIER, Bio-Bibliogr. (2d ed., Paris, 1905), 55, 56. JAMES F. LOUGHLIN Traducido por: Lourdes P. Gómez. Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.