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Jueves, 2 de mayo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Actus Purus (Acto puro)»

De Enciclopedia Católica

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Término empleado en la filosofía escolástica para expresar la perfección absoluta de Dios. En todos los seres finitos encontramos actualidad y potencial, perfección e imperfección. La materia primordial, que es la base de la sustancia material, es potencial puro. Más aún, el cambio necesariamente supone un elemento potencial, pues es la transición de un estado potencial a uno de realidad, y las cosas materiales experimentan numerosos cambios en su sustancia, número, calidad, posición, actividad, etc. Los ángeles, siendo espíritus puros, no están sujetos a ninguno de estos cambios que dependen del principio material. Sin embargo, hay en ellos imperfección y potencial. Su existencia es contingente. Sus actos son sucesivos, y son distintos de la facultad de actuar. El hecho de que todas las cosas tengan en sí mismas algún potencial garantiza la conclusión que debe existir un ser, Dios, de quien el potencial está enteramente excluido, y quien, por lo tanto, no es más que actualidad y perfección, Actus Purus.
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'''''Actus Purus''''' es un término empleado en la [[filosofía]] [[escolasticismo |escolástica]] para expresar la perfección absoluta de [[Dios]]. En todos los seres finitos encontramos [[Acto et Potentia |acto y potencia]], perfección e imperfección. La [[materia]] prima, que es la base de la [[substancia]] material, es una potencia pura. Además, el cambio supone necesariamente un elemento potencial, pues es una transición de un estado de potencia a un estado de realidad; y las cosas materiales experimentan múltiples cambios en [[substancia]], [[cantidad]], calidad, lugar, actividad, etc.   Los [[ángeles]], al ser [[espíritu]]s puros, no están sujetos a ninguno de estos cambios que dependen del principio material. Sin embargo, hay en ellos imperfección y potencia. Su [[Esencia y Existencia |existencia]] es [[contingente]].   Sus actos son sucesivos, y son distintos de la facultad de actuar. El hecho de que todas las cosas tengan en sí mismas alguna potencia justifica la conclusión de que debe existir un ser, Dios, de quien la potencia está totalmente excluida, y quien, por lo tanto, es simplemente actualidad y perfección, ''Actus Purus''.
  
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Es [[verdad |cierto]] que en el mismo ser el estado de potencia precede al de realidad; antes de hacerse realidad, una perfección debe ser capaz de realizarse. Pero hablando en términos absolutos, la realidad precede a la potencia.  Pues a fin de cambiar, es necesario actuar sobre una cosa; el cambio y la potencia presuponen, por lo tanto, un ser que está ''in actu''.  Esta realidad, si se mezcla con la potencia, presupone otra realidad, y así sucesivamente, hasta llegar al ''Actus Purus''.  Así la existencia del movimiento (en la terminología [[escolasticismo |escolástica]],  ''motus'', cualquier cambio) apunta hacia la existencia de un motor primero e inmóvil. La causalidad conduce a la concepción de [[Dios]] como la [[causa]] no producida. Los seres contingentes requieren un ser [[necesidad |necesario]].  La perfección limitada de las criaturas postula la perfección ilimitada del [[Dios |Creador]].  La dirección de varias actividades hacia la realización de un orden en el [[universo]] manifiesta un plan y una inteligencia divina. Al proponernos explicar completamente la serie de fenómenos en el mundo, es necesario colocar al principio de la serie ---si se la concibe finita en su duración--- o por encima de ésta ---si se la concibe como [[eternidad |eterna]]---  una realidad pura sin la cual no hay explicación posible.  Así, en un extremo de la realidad encontramos la [[materia]] prima, una potencia pura, sin perfección específica y poseedora, en virtud de esto, una cierta [[infinito |infinitud]] (de indeterminación). Necesita completarse con una [[forma]] sustancial, pero no de sí misma, demanda cualquier forma en lugar de otra. Al otro extremo está Dios, acto puro, plenamente determinado por el hecho mismo de que Él es infinito en su perfección. Entre estos extremos están las realidades del mundo, con varios grados de potencia y acto. 
  
Es cierto que el estado de potencial precede dentro del mismo ser al de actualidad; antes de hacerse realidad, una perfección debe ser capaz de realizarse. Pero hablando en términos absolutos, actualidad precede a potencial. Pues a fin de cambiar, es necesario actuar sobre una cosa; el cambio y el potencial presuponen, por lo tanto, un ser que es in actu. Si esta actualidad está mezclada con potencial, presupone otra actualidad, y así, hasta que alcanzamos Actus Purus. De ahí que la existencia del movimiento (motus en terminología escolástica, cualquier cambio) apunta hacia la existencia de un motor primero e inamovible. La causalidad conduce a la concepción de Dios como la causa no producida. Los seres contingentes requieren un ser necesario. La limitada perfección de las criaturas postula la perfección ilimitada del Creador. La dirección de varias actividades hacia la realización de un orden en el universo manifiesta un plan y una inteligencia divina. Al proponernos dar cuenta completa de la serie de fenómenos en el mundo, es necesario colocar al principio de la serie si se la concibe finita en su duración o por encima de ésta –si se la concibe eterna una actualidad sin la cual no hay explicación posible. Así, en un extremo de la realidad encontramos la materia primordial. Potencial puro, sin perfección específica y poseedora, en virtud de esto, una cierta infinitud (una de indeterminación). Necesita completarse con una forma sustancial, pero no exige por sí misma alguna forma en lugar de otra. Al otro extremo está Dios, actualidad pura, enteramente determinada por el hecho mismo que Él es infinito en su perfección. Entre estos extremos están las realidades del mundo, con varios grados de potencial y actualidad.
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Así pues, [[Dios]] no es un devenir, como en algunos sistemas [[panteísmo|panteístas], ni es un ser cuya potencia [[infinito |infinita]] se está gradualmente desarrollando o evolucionando; sino que posee a la vez todas las perfecciones. Él es simultáneamente todo lo que Él puede ser, infinitamente real e infinitamente perfecto. Aquello que concebimos como sus [[Naturaleza y Atributos de Dios |atributos]] o sus operaciones son en realidad idénticos a su esencia, y su esencia incluye esencialmente su existencia. Para todas las [[intelecto |inteligencias]] excepto la suya, Dios es incomprensible e indefinible. El acercamiento más próximo que podemos hacer a una definición es llamarlo ''Actus Purus''. Es el nombre que Dios se da a sí mismo: “Soy el que soy”, es decir, soy la plenitud del ser y de la perfección.
  
  
Así pues, Dios no es algo ocurriendo, como en algunos sistemas panteísticos, ni es un ser cuyo potencial infinito que se desenvuelve gradualmente o evoluciona. Él es simultáneamente todo lo que Él puede ser, infinitamente real e infinitamente perfecto. Aquello que concebimos como Sus atributos y Sus operaciones, son en realidad idénticos a Su esencia, y Su esencia incluye esencialmente su existencia. Para todas las inteligencias excepto la Suya, Dios es incomprensible e indefinible. El acercamiento más próximo que podemos tener de definirlo es Actus Purus. Es el nombre que Dios se da: soy quien soy, es decir, soy la plenitud del ser y la perfección.
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'''Bibliografía''':  ARISTÓTELES, esp. "Metafísica", Bk. XI (Berlín, ed. 1831); "Física", Bks. VII, VIII; S. TOMÁS, "Comment. In lib. VII, VIII Physic." And "in lib. XII Metaphysic." (XI of Berlin ed.); "Summa theologica", esp. P. I. QQ. II, III, IV, etc., "Contra Gent." L. I, c. XIII, XVI, etc.; PIAT, "Dieu et la nature d'apres Aristotle" en "Revue neo-scholastique", VIII, 1901, p. 167 (reproducido en su libro "Aristóteles", L, II, c., II Paris, 1903); WATSON, "The Metaphysic of Aristotle", IV-"The divine Reason", dn "Philos. Rev." VII (1898), p. 341.
  
ARISTÓTELES, esp. "Metafísica", libro. XI (Berlín, ed. 1831); "Física", libros. VII, VIII; STO. TOMÁS, "Comentario, en lib. VII, VIII Física." Y en “lib. XII Metafísica." (XI de la ed. de Berlin); "Suma teológica", esp. P. I. QQ. ii, iii, iv, etc., "Contra Gent." L. I, c. xiii, xvi, etc.; PIAT, "Dieu et la nature d'apres Aristotle" en "Revue neo-scholastique", VIII, 1901, p. 167 (reproducido en su libro "Aristotle", L, II, c., ii París, 1903); WATSON, "The Metaphysic of Aristotle", IV-"The divine Reason", en "Philos. Rev." VII (1898), p. 341.  
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'''Fuente''':  Dubray, Charles. "Actus Purus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 3 Aug. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/01125b.htm>.
  
C.A. DUBRAY
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Traducido por Gabriel E. Breña. lhm
Trascrito por John Looby
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Traducido por Gabriel E. Breña
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Dedicado a Msr. Harold J. Martin, de Canton, NY
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Última revisión de 02:10 4 ago 2016

Actus Purus es un término empleado en la filosofía escolástica para expresar la perfección absoluta de Dios. En todos los seres finitos encontramos acto y potencia, perfección e imperfección. La materia prima, que es la base de la substancia material, es una potencia pura. Además, el cambio supone necesariamente un elemento potencial, pues es una transición de un estado de potencia a un estado de realidad; y las cosas materiales experimentan múltiples cambios en substancia, cantidad, calidad, lugar, actividad, etc. Los ángeles, al ser espíritus puros, no están sujetos a ninguno de estos cambios que dependen del principio material. Sin embargo, hay en ellos imperfección y potencia. Su existencia es contingente. Sus actos son sucesivos, y son distintos de la facultad de actuar. El hecho de que todas las cosas tengan en sí mismas alguna potencia justifica la conclusión de que debe existir un ser, Dios, de quien la potencia está totalmente excluida, y quien, por lo tanto, es simplemente actualidad y perfección, Actus Purus.

Es cierto que en el mismo ser el estado de potencia precede al de realidad; antes de hacerse realidad, una perfección debe ser capaz de realizarse. Pero hablando en términos absolutos, la realidad precede a la potencia. Pues a fin de cambiar, es necesario actuar sobre una cosa; el cambio y la potencia presuponen, por lo tanto, un ser que está in actu. Esta realidad, si se mezcla con la potencia, presupone otra realidad, y así sucesivamente, hasta llegar al Actus Purus. Así la existencia del movimiento (en la terminología escolástica, motus, cualquier cambio) apunta hacia la existencia de un motor primero e inmóvil. La causalidad conduce a la concepción de Dios como la causa no producida. Los seres contingentes requieren un ser necesario. La perfección limitada de las criaturas postula la perfección ilimitada del Creador. La dirección de varias actividades hacia la realización de un orden en el universo manifiesta un plan y una inteligencia divina. Al proponernos explicar completamente la serie de fenómenos en el mundo, es necesario colocar al principio de la serie ---si se la concibe finita en su duración--- o por encima de ésta ---si se la concibe como eterna--- una realidad pura sin la cual no hay explicación posible. Así, en un extremo de la realidad encontramos la materia prima, una potencia pura, sin perfección específica y poseedora, en virtud de esto, una cierta infinitud (de indeterminación). Necesita completarse con una forma sustancial, pero no de sí misma, demanda cualquier forma en lugar de otra. Al otro extremo está Dios, acto puro, plenamente determinado por el hecho mismo de que Él es infinito en su perfección. Entre estos extremos están las realidades del mundo, con varios grados de potencia y acto.

Así pues, Dios no es un devenir, como en algunos sistemas [[panteísmo|panteístas], ni es un ser cuya potencia infinita se está gradualmente desarrollando o evolucionando; sino que posee a la vez todas las perfecciones. Él es simultáneamente todo lo que Él puede ser, infinitamente real e infinitamente perfecto. Aquello que concebimos como sus atributos o sus operaciones son en realidad idénticos a su esencia, y su esencia incluye esencialmente su existencia. Para todas las inteligencias excepto la suya, Dios es incomprensible e indefinible. El acercamiento más próximo que podemos hacer a una definición es llamarlo Actus Purus. Es el nombre que Dios se da a sí mismo: “Soy el que soy”, es decir, soy la plenitud del ser y de la perfección.


Bibliografía: ARISTÓTELES, esp. "Metafísica", Bk. XI (Berlín, ed. 1831); "Física", Bks. VII, VIII; S. TOMÁS, "Comment. In lib. VII, VIII Physic." And "in lib. XII Metaphysic." (XI of Berlin ed.); "Summa theologica", esp. P. I. QQ. II, III, IV, etc., "Contra Gent." L. I, c. XIII, XVI, etc.; PIAT, "Dieu et la nature d'apres Aristotle" en "Revue neo-scholastique", VIII, 1901, p. 167 (reproducido en su libro "Aristóteles", L, II, c., II Paris, 1903); WATSON, "The Metaphysic of Aristotle", IV-"The divine Reason", dn "Philos. Rev." VII (1898), p. 341.

Fuente: Dubray, Charles. "Actus Purus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 3 Aug. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/01125b.htm>.

Traducido por Gabriel E. Breña. lhm