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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Rotuli

De Enciclopedia Católica

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Rotuli, es decir, rollos ---en los que una estrecha y larga tira de papiro o pergamino, escrita en un lado y enrollada--- formaron la primera especie de "volumen" (volumen de volvere, enrollar) del que tenemos conocimiento. Muchos de dichos rollos han sido recuperados en su forma primitiva de las excavaciones de Herculano y otros lugares. En los siglos IV y V, sin embargo, estos rollos comenzaron a dar lugar a libros encuadernados como los conocemos ahora, es decir, cierto número de hojas escritas se ponían extendidas unas sobre otras y unidas por sus bordes correspondientes. Esta fue beneficioso para la comodidad, pero para ciertos propósitos se siguieron usando los rollos. A esta última clase pertenecen ciertos registros legales (de los que todavía se deriva el título del funcionario judicial conocido como el "Maestro de los Rollos"), también los manuscritos utilizados para el canto del Exultet, y en especial los documentos empleados en el envío a todas partes de los nombres de los fallecidos pertenecientes a los monasterios y otras asociaciones que se unían para orar mutuamente por los difuntos del otro. Estos “rollos mortuorios" (en francés "rouleaux des morts”) se llamaban en latín "rotuli". Consistían de tiras de pergamino, a veces de una extensión prodigiosa, a cuya cabeza se escribía la notificación de la muerte de una persona fallecida particular, a veces de un grupo de esas personas. Luego un mensajero especial (algunos de los diversos títulos que se les daba eran gerulus, rotularius, rollifer, tomiger, breviator) llevaba el rollo de monasterio en monasterio, y en cada uno se hacía una entrada en el rollo atestiguando el hecho de que se había recibido el anuncio y que se dirían los sufragios necesarios.

Poco a poco en muchos lugares creció la costumbre de hacer estas entradas en verso con amplificaciones obsequiosas que a menudo ocupaban muchas líneas. Fácilmente se entenderá que dichos registros, algunos de los cuales todavía existen, que preservan como lo hacen las muestras de la composición en verso adornada por un erudito representante de cada monasterio o institución, y copiado en el rollo por algún hábil calígrafo en cada comunidad, brindan materiales valiosos para el estudio de la paleografía y también para un juicio comparativo del estándar de erudición prevaleciente en esos diferentes centros de aprendizaje. El uso de estos rollos mortuorios floreció mayormente en los siglos XI, XII, y XIII, y algunos son de tamaño prodigioso. El de la abadesa Matilda de Caén, la hija de Guillermo el Conquistador, tenía setenta y dos pies de largo y ocho o diez pulgadas de ancho, pero esto sin duda era totalmente excepcional.


Bibliografía: DELISLE, Rouleaux des morts du IX au XV siecle (Paris, 1866); IDEM in Bibl. de l'ecole des Chartes, series II, vol. III; Sur l'usage de prier pour les morts; THURSTON, A Mediaeval Mortuary-card in The Month (Londres, Dec., 1896); NICHOLS in Mem. Archaeolog. Institute (Norwich, 1847); MOLINIER, Obituaires francais au moyen-age (París, 1886); EBNER, Gebetsverbruderungen (Friburgo, 1891); WATTENBACH, Schriftwesen im Mittelalter (3ra. ed., Leipzig), 150-74.

Fuente: Thurston, Herbert. "Rotuli." The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/13208a.htm>.

Traducido por L H M.