Hospicio
De Enciclopedia Católica
Hospicio (Latín hospitium, casa de huéspedes). Durante los primeros siglos del cristianismo, el hospicio fue un refugio para los enfermos, los pobres, los huérfanos, los ancianos, los viajeros y los necesitados de todo tipo. Se remonta al reinado de Constantino.
Originalmente, todos los hospicios estaban bajo la supervisión de los obispos que designaban sacerdotes para administrar los asuntos espirituales y temporales de estas instituciones caritativas. El decimocuarto estatuto del llamado Cuarto Concilio de Cartago, celebrado alrededor de 436, ordena a los obispos tener hospicios en conexión con sus iglesias; “Ut episcopus non longe ab ecclesiâ hospitiolum habeat” ("para que el obispo tenga alojamiento no lejos de la iglesia") (Mansi, III, 952).
Con el transcurso del tiempo estos hospicios de carácter general cesaron y se erigieron establecimientos para las necesidades particulares de la gente. El término hospicio comenzó a aplicarse solo a instituciones en las que se alojaba a los viajeros. Tales hospicios se erigían en regiones intransitables y deshabitadas y en pasos de montaña. Generalmente estaban a cargo de ermitaños o monjes. Su número aumentó considerablemente cuando se volvió costumbre el realizar peregrinaciones a Tierra Santa, Roma, Compostela, Amalfi y otros lugares sagrados. Se sostenían ya sea con fundaciones piadosas o con la liberalidad del pueblo, y daban comida y cobijo gratuitamente, por un período limitado de tiempo.
En muchas ciudades se erigían hospicios para el hospedaje de peregrinos de naciones particulares. El hospicio más famoso del mundo es el del gran San Bernardo de Suiza, que fue fundado por San Bernardo de Mentón en 962. Está situado en la cumbre de la montaña del mismo nombre a 8,110 pies sobre el nivel del mar, y alberga gratuitamente de 20,000 a 25,000 viajeros cada año. Está a cargo de los Canónigos Regulares de San Agustín, a quienes generalmente se les conoce como los monjes de San Bernardo. En la actualidad (a 1910) está ocupado por dieciocho monjes, ocho de los cuales son sacerdotes. En todas las montañas vecinas han erigido pequeñas chozas que se conectan al hospicio por teléfono o campanas eléctricas. A riesgo de sus vidas, estos monjes, acompañados de sus famosos perros, recorren las montañas, que durante nueve meses del año están cubiertas de nieve profunda, y buscan viajeros que se hayan perdido o estén necesitados. Dos canónigos regulares, Contad y Glassey, perdieron sus vidas en unA de estas giras el 19 de noviembre de 1874. El hospicio que Napoleón fundó en el monte Simplon en 1805 también está a cargo de los monjes de la Gran St. Bernardo. El hospicio en Pequeño San Bernardo está a cargo de los monjes italianos desde 1752.
Bibliografía: RATEINGER, Geschichte der kirchlichten Armenpflege (Friburgo in Br., 1884), 139-146; LUQUET, Etudes historiques sue l'etablissement hosp, du Grand St. Bernard (París, 1857); DURAND, Le vrai conquerant des Alpes D. Bernard (París 1905).
Fuente: Ott, Michael. "Hospice." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7, pág. 475. New York: Robert Appleton Company, 1910. 8 oct. 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/07475b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina