Hieroteo
De Enciclopedia Católica
Han resultado infructuosos todos los intentos para establecer la historicidad de la personalidad correspondiente a Hieroteo, quien aparece en los escritos de Dionisio el Pseudo-Areopagita, debido al hecho, ahora definitivamente probado, que dichos escritos, con el intento de engañar, traman en su narrativa varios personajes ficticios de la era apostólica, tales como Pedro, Santiago, Juan, Timoteo, Carpo y otros. Ciertamente el autor se hubiese descubierto a sí mismo si hubiese nombrado y descrito en perfiles tan claros a un Hieroteo real que vivió en su propio tiempo (finales del siglo V), y con quien tenía tan buenas relaciones. De hecho, fuera de los escritos de Dionisio, no se ha podido hallar rastros de ningún Hieroteo que se parezca al retrato pintado por Dionisio. Por falta de recursos extraños, por lo tanto, debemos ir a tres importantes pasajes en la obra “De divinis nominibus”, en donde Dionisio habla de Hieroteo como su maestro y guía, con expresiones de la más profunda veneración, y añade que después de San Pablo es a él con quien está más obligado.
Una pasaje en la “De div. Nom.” (III, 2-3) tomado en relación con II, 9-10, y IV,15-17, de los siguientes detalles descriptivos: “Hieroteo es un maestro inspirado para la gente madura y de gran inteligencia; posee un conocimiento sublime de las cosas divinas, lo cual es resultado, no sólo de su agudeza natural y celoso estudio, sino en su mayor parte de la contemplación y discernimiento místico. De ahí que su método de enseñanza esté lleno de significado profundo, limpio y conciso. Sus oyentes apenas se atreven contemplar los rayos de su sol intelectual. Los escritos de Hieroteo son casi tan autoritativos como los libros inspirados de la Biblia.”
Dos de sus obras llevan el título (bastante extraño para la era apostólica) “Bosquejos de Teología” (Theologikai stoicheioseis) e "Himnos de Amor" (erotikoi hymnoi). En Migne, P.G., III, 648, aparece una excerpta de veintisiete líneas de la obra anterior que describe el poder salvador y gobernante del Logos (Theotes Iesou), en fuerte afinidad con las doctrinas de San Clemente de Alejandría y Orígenes respecto al Logos. Como para “coronar” sus propias disquisiciones sobre el amor (eros), Dionisio añade tres breves citas de la segunda obra de Hieroteo. Las mismas tratan sobre las definiciones de amor y las gradaciones de los poderes de amor (erotes) y su reducción a un principio supremo de amor. Las ideas neoplatónicas, tomadas por ejemplo de Proclo, (ed. Cousin, 1864; cf. "Instit. theol.", passim; "I Alcib.", p. 325; "theol. Plat.", p. 132) y otros, aparecen por todas partes y se mezclan con otros pensamientos desarrollados por Dionisio. Por lo tanto, hay una fuerte presunción de que las antedichas obras jamás existieron, y que su alegado autor, Hieroteo, es Dionisio mismo.
Un episodio notable de la vida de Hieroteo, que se narra en “De div. Nom.”, III,2, nos muestra a Hieroteo, con los apóstoles San Pedro, Santiago y “muchos santos hermanos” reunidos alrededor del sagrado cuerpo de la Madre de Dios, en cuya ocasión él, inflamado con inspiración sobrenatural, pronunció un discurso cuyo brillo extático dejó a todos estupefactos. Dionisio también pretende haber estado presente en esta “visión del cuerpo portador de Dios” (Thea Theodochou somatos), que es descrito sobre la autoridad de los relatos apócrifos, "De transitu (dormitione) B.V. Mariae". No hay la más leve prueba tangible de si el autor de los escritos dionisinos tomó al menos algunas características de algún miembro de su círculo de amigos, ni hasta qué grado lo hizo; no vale la pena entrar a estas múltiples hipótesis mal fundadas como por ejemplo la referente a Stephen Bar-Sudaili. (Vea Dionisio el Pseudo-Areopagita).
Fuente: Stiglmayr, Joseph. "Hierotheus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/07345b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina.