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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «San Andrés de Creta»

De Enciclopedia Católica

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Teólogo, autor de homilías; nacido en Damasco aproximadamente a mediados del Siglo VII, murió el 4 de julio de 740 o 720.  Debido a esto último, este es el día en que se conmemora su festividad en la [[Iglesia Griega]].  A la edad de quince años, en Jerusalén, ingresó a un monasterio, y estuvo bajo la tutela de T[[eodoro]], Obispo de Jerusalén (por esa razón también se le reconoce como Andrés de Jerusalén). Debido a la distinción que tuvo, Teodoro lo envió en 685 ante el Emperador Constantino Pogonatus, con motivo de la celebración del VI Concilio General.
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SAN  ANDRÉS  DE  CRETA
 
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Andrés, algunas veces llamado Andreas en biografías en inglés, [[teólogo]], [[homilista]], compositor de [[himnos]].  Nació en [[Damasco]] aproximadamente hacia la mitad del siglo VII, murió el 4 de julio de 740 (o 720), día en el cual se celebra su fiesta en la [[Iglesia Griega]].  A la edad de quince años se dirigió a [[Jerusalén]], entró a un [[monasterio]], fue inscrito entre los clérigos de [[Teodoro]], [[Obispo]] de Jerusalén (por esa razón es comúnmente llamado Andrés de Jerusalén) alcanzó alguna distinción, y finalmente fue enviado por Teodoro en 685 a felicitar al Emperador, [[Constantino Pogonato]], en la celebración del Sexto [[Concilio]] General. Cumplida su encomienda,  permaneció en [[Constantinopla]], recibió el [[diaconado]], se distinguió de nuevo y finalmente fue nombrado a la [[sede]] metropolitana de [[Gortina]], en [[Creta]].   
Permaneció en [[Constantinopla]] y llegó a ser [[diácono]], y fue finalmente nombrado en la sede metropolitana de Gortyna, en [[Creta]].  Fue al principio un oponente de la [[herejía]] monotelista, sin embargo asistió al conciliábulo de 712, en donde los decretos del [[concilio]] fueron abolidos; no obstante, al siguiente año, estableció una enmienda a su curso de acción y se ocupó de actividades tales como la prédica y la composición de himnos.
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Al  principio se opuso  a la herejía del [[monotelismo]], sin embargo asistió al conciliábulo de 712, en el cual se abolieron los decretos del Concilio, pero al siguiente año rectificó, y de ahí en adelante se ocupó en funciones más dignas, predicar, componer himnos, etc.   Como predicador, sus veintidós discursos publicados y veintiuno sin publicar, repletos de [[doctrina]], historia, [[unción]], citas bíblicas, imaginación poética, fraseología dignificada y armoniosa, y retóricamente divididos de forma clara y precisa, justifican señalarlo entre los oradores eclesiásticos de primera categoría de la época bizantina. Una lista de cuarenta de sus discursos, junto con veintiún sermones editados se hallan en P.G., XCVII, 801-1304. Su sermón sobre [[Jacobo]], "hermano del Señor", fue publicado en 1891, aumentando a veintidós el total de sus discursos publicados.
 
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Sin embargo, nos  interesa  principalmente  como compositor de himnos, no tanto por la gran cantidad, la variedad temática o por la controvertible excelencia de su trabajo, sino debido a que se le atribuye la invención (o por lo menos la introducción en los servicios litúrgicos griegos) del canon, una nueva forma de [[himnodia]] de la cual no tenemos referencia antes de su tiempo. Mientras que puede ser realmente “el supremo producto musical de la himnodia griega” (como lo llama el Rev. H.L. Bennett), sus efectos, sin duda imprevistos por su inventor, no fueron completamente satisfactorios, a medida que suplantó gradualmente las formas de himnodia en uso en el [[Tropologion]](libro de oraciones griego).   Mientras que Andrés  implantó el uso de la nueva forma y fue celosamente cultivada por los grandes [[himnógrafos]] griegos, él mismo no alcanzó un alto grado de excelencia en los muchos cánones que compuso, ya que su estilo era desapacible, difuso y monótono, en la opinión de los himnólogos modernosPor otro lado, aquellos que tomaron su invención como modelo para sus composiciones no les faltó elogios afectuosos. Ellos lo llaman la "estrella radiante", el "sol esplendoroso"; para ellos su estilo es elevado de pensamiento, puro de forma, dulce y armonioso en la dicción. Así también, mientras que su “canon griego”, cuya inmensa extensión de 250 estrofas se convirtió en un proverbio para los griegos, ha sido criticado por su extensión, sus sutilezas, sus comparaciones forzadas, aún recibe el tributo de su completa recitación el jueves de la quinta semana (para nosotros, la cuarta) de [[Cuaresma]], y las cuatro partes en las cuales está dividida son severamente asignadas a los primeros cuatro días de la primera semana.
Como predicador llegó a publicar veintidós discursos, quedándose veintiuno de ellos sin publicación.  Sus textos están repletos de doctrina, historia, citas de las Sagradas Escrituras, imaginación poética, dignificación humana, y retórica.  Estas características le hacen ser uno de los principales oradores eclesiásticos de la época Bizantina.
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Sus trabajos himnográficos fueron realmente inmensos, si le vamos a acreditar todo lo que se le atribuyeSe le asignan nueve cánones en el [["Theotocarion"]] del monje [[Nicodemo]]. De éstos, sin embargo, seis están en forma acróstica regular, un recurso literario (o quizás mnemónico) completamente ajeno a sus composiciones autenticadas. Las tres restantes tienen demasiada regularidad en ritmo como  para serle justamente atribuidas a él, ya que su trabajo no se conforma completamente  a las inducciones rítmicas elaboradas propuestas por el Cardenal Pitra como reglas para el canon.   Aquí se puede decir, a manera de paréntesis, que un canon, según impreso en los libros litúrgicos es, por razones económicas, tan condensado en su forma que sus unidades poéticas, la [[ troparia ]] o estrofas, aparecen como párrafos en prosa ordinarios. Estas troparia, sin embargo, se someten al análisis, y se ve que consisten de cláusulas o frases separadas por cesuras. Algunos himnólogos  las ven como ilustraciones meramente de prosa modulada; pero el Cardenal Pitra considera las cláusulas como verdaderamente métricas, y descubre dieciséis reglas de manejo prosódico.  La cantidad prosódica de sílabas parece ser pasada por alto (un rasgo de la evolución de los himnos latinos también), a pesar de que el número de sílabas es generalmente igual, mientras que el acento juega una parte importante en el ritmo.   
 
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Estas troparia se transforman en una oda, siendo el primer troparion un hirmus, una estrofa que se convierte en un símbolo para los siguientes respecto a la melodía, tono  (o modo) y estructura rítmica. Las odas, en cambio, se convierten a cánones, y usualmente son en número de ocho,  (teóricamente nueve,  usualmente se omite la segunda, a pesar de que la numeración permanece inalterada).  Un himno de dos odas es llamado un  [[diodion]]; de tres, un [[triodion]](la forma común para los oficios de Cuaresma,  de ahí el nombre de  "Triodion" por el Libro de Oficio Cuaresmal). El hirmus, un [[troparion]]que indica el tono o modo griego, que entonces  prevalece a través del [[canon]], puede ser tomado prestado por un canon diferente si este es en el mismo tono. Debe añadirse que los tonos griegos no corresponden con los latinos en sus octavas.  Algunas de las odas de San Andrés tienen más de un hirmus; así, en el canon griego las segunda y tercera odas tienen cada una dos; el Canon Largo(180 estrofas) en honor a [[San Simeón]] y [[Ana]] la Profetisa, tiene tres en el primero, segundo, tercero, sexto y octavo; dos en la quinta, séptima y novena; y cuatro en la cuarta. . En total, el trabajo suficientemente auténtico de San Andrés provee no menos de ciento once hirmiuna fertilidad más allá de cualquier otro himnógrafo.  
 
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Volviendo al canon, además de los nueve ya citados como erróneamente atribuidos él, otros quince, todavía inéditos, se le atribuyen a él muy precipitadamenteDejado todo esto a un lado, sin embargo, tenemos lo siguiente en el primer tono: (a) sobre la resurrección de [[Lázaro]], todavía se canta el viernes antes del [[Domingo de Ramos]], en el [[apodeipnon]] (el servicio después de la cena, correspondiente a nuestras Completas); (b) Concepción de Santa Ana (9 de diciembre); (c) los mártires Macabeos (1 de agosto); (d) San Ignacio de [[Antioquía]] (2 de diciembre). Los títulos añadidos servirán para indicar la variedad de temas.  Además de estos, otros diez cánones y cuatro triodia ilustran su trabajo en el segundo, tercer y cuarto auténticos, y los tonos segundo y cuarto. A él también se le atribuye la autoría de muchos [[idiomela]] (troparias cortas y separadas, algo similares a nuestras antífonas), encontradas en los oficios de trece fiestas del calendario griego, usualmente como [[doxasticha]] y [[aposticha]]en [[laudes]] y [[vísperas]], y en  [[stichera vesperal]] y [[procesional]]. (La palabra [[idiomela]]es variamente interpretada como sugiriendo que cada idiomelon tiene su propia melodía, o entendiendo melos poéticamente, ritmo.  A veces las idiomela  son combinadas en una serie, y entonces se llaman stichera idiomela; pero en este caso no parecen preservar ninguna afinidad o similitud estructural, y han sido comparados  a versos irregulares en inglés.)
La lista de sus cuarenta discursos y sus veintiún sermones editados, se les encuentra en la P.G. XVII, 801-1304. Su sermón sobre Santiago, “Hermano del Señor” fue publicado en 1891, y con ello sus discursos publicados totalizaron veintidós.
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Fuentes: P.G., XCVII, 789-1444; PETIT in Dict. d'arch. chret. et de lit., s.v.; MARIN in Dict. de theol, cath., s.v.; NEALE, Hymns of the Eastern Church, for translations of portions of the Great Canon and Idiomela.  
 
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Henry Hugh Transcripción de Mark Banach  
El principal interés para nosotros, no obstante, es como escritor de himnos. No tanto en función de los cánticos para las grandes misas, la variedad temática o la indiscutible excelencia de su trabajo, sino porque se le ha acreditado con el hecho de haber introducido en los servicios litúrgicos griegos, un nuevo canon de himnología, el cual no tenía antecedentes para su época.
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Traducido al castellano por Luz María Hernández Medina
 
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Es cierto que a nuestro autor se le reconoce como una “de las más altas cumbres en la composición de himnos” (tal y como el Rev. H. L. Bennett lo indica) sus efectos y sus formas alcanzaron un nivel no previsto por su autor; pero no fueron totalmente satisfactorios; y él utilizó procedimientos propios de tiempos anteriores en la Tropologion (Libro de Plegarias Griego).
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Con el correr del tiempo, sus composiciones llegaron a ser monótonas, aunque nuestro autor en un principio especialmente, se aferrara celosamente al cultivo de las formas de himnos griegosAdemás, aquellos que tomaron su estilo como forma general de composición sí llegaron a tener admiración por su maestro, le llamaron “radiante estrella”, “esplendoroso sol”; para ellos su estilo era puro en la forma, algo muy dulce, armonioso en la dicción.
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A pesar de que sus composiciones que totalizan más de 250 estrofas, han sido criticadas por muchos, aún sirven para ser recitadas e interpretadas el día completo del jueves de la quinta (o cuarta) semana de Cuaresma; y las cuatro partes en las cuales se divide la composición completa son estrictamente asignadas a los primeros cuatro días de la primera semana.
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Su trabajo en la composición de himnos fue inmensa y se de debe dar crédito absoluto, en las revisiones positivas que se hace de su obraNueve cánones fueron asignados a él en el “Theotocarion” del monje Nicodemus. De ellos, sin embargo, seis tienen la forma de acrósticos, un rasgo literario que autentifica sus composiciones.
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Los tres remanentes tienen gran regularidad en el ritmo, y tienen las formas melódicas que fueron reglas del Cardenal Pitra en las introducciones de los himnos. Aquí debe decirse como una forma de paréntesis, que el canon es una forma impresa de libros litúrgicos, que por razones económicas está condensado en unidades poéticas, la troparia o estrofas, las que aparecen como párrafos de prosa ordinaria. Estas troparias, sin embargo, nos conducen al análisis, y son frases separadas por divisiones específicas.
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Algunos estudiosos de himnos ven en su trabajo ilustraciones de prosa modular, pero el Cardena Pitra considera que las cláusulas son verdaderamente métricas, y le ha descubierto dieciséis normas prosódicas.  La cantidad de sílabas prosódicas parece ser un rasgo del desarrollo histórico de los himnos en latín.  Estas troparias son especialmente muy utilizadas en el principio de los himnos, las cuales establecen la estructura original para la melodía y el ritmo subsecuentes.
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Las odas a su vez, son construidas en cánones y generalmente van en número de ocho.  Un himno de dos odas es llamado diodion, o de tres, triodion (véase el “Lenten Office Book”). Los hirmus o troparion indican en griego, el tono o modalidad, la que prevalece luego en todo el canon, los cuales pueden tener la misma tonalidad.
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Debe agregarse que los tonos griegos no corresponden siempre con las octavas latinas.  Algunas de las odas de San Andrew tienen más de un hirmus, por lo tanto en el Canon Griego, la segunda y tercera odas pueden tener dos.  El Canon Extenso (180 estrofas) en honor de San Simeón y Ana, la Profetisa, tiene tres en la primera parte, segunda, tercera, sexta y octava; dos en la quinta, séptima y novena; y cuatro en la cuarta. En ellas se tuvo el trabajo auténtico de San Andrés en cuanto a pulirlas no menos que con ciento once hirmi, la muestra de una gran fecundidad compositiva, mayaor que la de cualquier otro compositor de himnos.
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Regresando al canon, existe nueve estrofas que se le atribuyen a nuestro autor, pero existen otras quince que quizá le pertenecenAún dejando estas últimas aparte, vemos que el trabajo se caracteriza por tener un primer tono en: (a) la Resurrección de Lázaro, que se interpreta aún el viernes antes del Domingo de Ramos, en la apodeipnon (el servicio luego de la última cena); (b) la Concepción de Santa Ana (9 de diciembre); (c) los Mártires Macabeos (1 de agosto); (d) San Ignacio de Antioquia (2 de diciembre). Los títulos que se colocan sirven para señalar la variedad de temas.  Además de estos, otros diez cánones y cuatro triodia, ilustran su trabajo en las partes segunda, tercera y cuarta de la Auténtica, y el los tonos segundo y cuarto.
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Entre sus obras también se le atribuye con la autoría de la idiomela (una pieza corta de tropaira, que es similar a nuestras antífonas) la que fue encontrada en los oficios de las trece festividades del calendario griego, usualmente compuesta como doxasticha y posticha, o bien como stichera (la palabra idiomela tiene interpretaciones variadas, como una sugerencia que cada idiomelon, tiene su propia melodía, o se entiende poéticamente que poseen un ritmo propio)Algunas veces las idiomelas están combinadas en series y ellas se pasan a denominar entonces stichera idiomela.  En este último caso pueden no preservar una estructura similar o afinidad, y han sido comparadas con las composiciones de versos irregulares en inglés.
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Fuentes: P.G., XCVII, 789-1444; PETIT in Dict. d'arch. chret. et de lit., s.v.; MARIN in Dict. de theol, cath., s.v.; NEALE, Hymns of the Eastern Church, for translations of portions of the Great Canon and Idiomela.  
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Henry Hugh
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Transcripción de Mark Banach
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Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
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Última revisión de 03:38 17 ago 2008

SAN ANDRÉS DE CRETA Andrés, algunas veces llamado Andreas en biografías en inglés, teólogo, homilista, compositor de himnos. Nació en Damasco aproximadamente hacia la mitad del siglo VII, murió el 4 de julio de 740 (o 720), día en el cual se celebra su fiesta en la Iglesia Griega. A la edad de quince años se dirigió a Jerusalén, entró a un monasterio, fue inscrito entre los clérigos de Teodoro, Obispo de Jerusalén (por esa razón es comúnmente llamado Andrés de Jerusalén) alcanzó alguna distinción, y finalmente fue enviado por Teodoro en 685 a felicitar al Emperador, Constantino Pogonato, en la celebración del Sexto Concilio General. Cumplida su encomienda, permaneció en Constantinopla, recibió el diaconado, se distinguió de nuevo y finalmente fue nombrado a la sede metropolitana de Gortina, en Creta. Al principio se opuso a la herejía del monotelismo, sin embargo asistió al conciliábulo de 712, en el cual se abolieron los decretos del Concilio, pero al siguiente año rectificó, y de ahí en adelante se ocupó en funciones más dignas, predicar, componer himnos, etc. Como predicador, sus veintidós discursos publicados y veintiuno sin publicar, repletos de doctrina, historia, unción, citas bíblicas, imaginación poética, fraseología dignificada y armoniosa, y retóricamente divididos de forma clara y precisa, justifican señalarlo entre los oradores eclesiásticos de primera categoría de la época bizantina. Una lista de cuarenta de sus discursos, junto con veintiún sermones editados se hallan en P.G., XCVII, 801-1304. Su sermón sobre Jacobo, "hermano del Señor", fue publicado en 1891, aumentando a veintidós el total de sus discursos publicados. Sin embargo, nos interesa principalmente como compositor de himnos, no tanto por la gran cantidad, la variedad temática o por la controvertible excelencia de su trabajo, sino debido a que se le atribuye la invención (o por lo menos la introducción en los servicios litúrgicos griegos) del canon, una nueva forma de himnodia de la cual no tenemos referencia antes de su tiempo. Mientras que puede ser realmente “el supremo producto musical de la himnodia griega” (como lo llama el Rev. H.L. Bennett), sus efectos, sin duda imprevistos por su inventor, no fueron completamente satisfactorios, a medida que suplantó gradualmente las formas de himnodia en uso en el Tropologion(libro de oraciones griego). Mientras que Andrés implantó el uso de la nueva forma y fue celosamente cultivada por los grandes himnógrafos griegos, él mismo no alcanzó un alto grado de excelencia en los muchos cánones que compuso, ya que su estilo era desapacible, difuso y monótono, en la opinión de los himnólogos modernos. Por otro lado, aquellos que tomaron su invención como modelo para sus composiciones no les faltó elogios afectuosos. Ellos lo llaman la "estrella radiante", el "sol esplendoroso"; para ellos su estilo es elevado de pensamiento, puro de forma, dulce y armonioso en la dicción. Así también, mientras que su “canon griego”, cuya inmensa extensión de 250 estrofas se convirtió en un proverbio para los griegos, ha sido criticado por su extensión, sus sutilezas, sus comparaciones forzadas, aún recibe el tributo de su completa recitación el jueves de la quinta semana (para nosotros, la cuarta) de Cuaresma, y las cuatro partes en las cuales está dividida son severamente asignadas a los primeros cuatro días de la primera semana. Sus trabajos himnográficos fueron realmente inmensos, si le vamos a acreditar todo lo que se le atribuye. Se le asignan nueve cánones en el "Theotocarion" del monje Nicodemo. De éstos, sin embargo, seis están en forma acróstica regular, un recurso literario (o quizás mnemónico) completamente ajeno a sus composiciones autenticadas. Las tres restantes tienen demasiada regularidad en ritmo como para serle justamente atribuidas a él, ya que su trabajo no se conforma completamente a las inducciones rítmicas elaboradas propuestas por el Cardenal Pitra como reglas para el canon. Aquí se puede decir, a manera de paréntesis, que un canon, según impreso en los libros litúrgicos es, por razones económicas, tan condensado en su forma que sus unidades poéticas, la troparia o estrofas, aparecen como párrafos en prosa ordinarios. Estas troparia, sin embargo, se someten al análisis, y se ve que consisten de cláusulas o frases separadas por cesuras. Algunos himnólogos las ven como ilustraciones meramente de prosa modulada; pero el Cardenal Pitra considera las cláusulas como verdaderamente métricas, y descubre dieciséis reglas de manejo prosódico. La cantidad prosódica de sílabas parece ser pasada por alto (un rasgo de la evolución de los himnos latinos también), a pesar de que el número de sílabas es generalmente igual, mientras que el acento juega una parte importante en el ritmo. Estas troparia se transforman en una oda, siendo el primer troparion un hirmus, una estrofa que se convierte en un símbolo para los siguientes respecto a la melodía, tono (o modo) y estructura rítmica. Las odas, en cambio, se convierten a cánones, y usualmente son en número de ocho, (teóricamente nueve, usualmente se omite la segunda, a pesar de que la numeración permanece inalterada). Un himno de dos odas es llamado un diodion; de tres, un triodion(la forma común para los oficios de Cuaresma, de ahí el nombre de "Triodion" por el Libro de Oficio Cuaresmal). El hirmus, un troparionque indica el tono o modo griego, que entonces prevalece a través del canon, puede ser tomado prestado por un canon diferente si este es en el mismo tono. Debe añadirse que los tonos griegos no corresponden con los latinos en sus octavas. Algunas de las odas de San Andrés tienen más de un hirmus; así, en el canon griego las segunda y tercera odas tienen cada una dos; el Canon Largo(180 estrofas) en honor a San Simeón y Ana la Profetisa, tiene tres en el primero, segundo, tercero, sexto y octavo; dos en la quinta, séptima y novena; y cuatro en la cuarta. . En total, el trabajo suficientemente auténtico de San Andrés provee no menos de ciento once hirmi: una fertilidad más allá de cualquier otro himnógrafo. Volviendo al canon, además de los nueve ya citados como erróneamente atribuidos él, otros quince, todavía inéditos, se le atribuyen a él muy precipitadamente. Dejado todo esto a un lado, sin embargo, tenemos lo siguiente en el primer tono: (a) sobre la resurrección de Lázaro, todavía se canta el viernes antes del Domingo de Ramos, en el apodeipnon (el servicio después de la cena, correspondiente a nuestras Completas); (b) Concepción de Santa Ana (9 de diciembre); (c) los mártires Macabeos (1 de agosto); (d) San Ignacio de Antioquía (2 de diciembre). Los títulos añadidos servirán para indicar la variedad de temas. Además de estos, otros diez cánones y cuatro triodia ilustran su trabajo en el segundo, tercer y cuarto auténticos, y los tonos segundo y cuarto. A él también se le atribuye la autoría de muchos idiomela (troparias cortas y separadas, algo similares a nuestras antífonas), encontradas en los oficios de trece fiestas del calendario griego, usualmente como doxasticha y apostichaen laudes y vísperas, y en stichera vesperal y procesional. (La palabra idiomelaes variamente interpretada como sugiriendo que cada idiomelon tiene su propia melodía, o entendiendo melos poéticamente, ritmo. A veces las idiomela son combinadas en una serie, y entonces se llaman stichera idiomela; pero en este caso no parecen preservar ninguna afinidad o similitud estructural, y han sido comparados a versos irregulares en inglés.) Fuentes: P.G., XCVII, 789-1444; PETIT in Dict. d'arch. chret. et de lit., s.v.; MARIN in Dict. de theol, cath., s.v.; NEALE, Hymns of the Eastern Church, for translations of portions of the Great Canon and Idiomela. Henry Hugh Transcripción de Mark Banach Traducido al castellano por Luz María Hernández Medina