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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Bálsamo

De Enciclopedia Católica

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El bálsamo es una substancia aceitosa, resinosa y olorosa, que fluye espontáneamente o por incisión de ciertas plantas y que la Iglesia mezcla con aceite de oliva para usar como crisma. Los bálsamos están muy distribuidos por todo el reino vegetal, y son particularmente abundantes en la familia del pino, pero el nombre se restringe generalmente en la actualidad a resinas que además de un aceite volátil contienen ácido benzoico y cinámico. Entre los verdaderos bálsamos se encuentran el Bálsamo de Judea, o de La Meca, que se cultiva en Arabia, Egipto, Siria, etc., y es extremadamente costoso; el bálsamo de copaiba, y los de Perú y Tolú —los tres se encuentran principalmente en América del Sur. Sin embargo, el término bálsamo también se aplica a muchas preparaciones farmacéuticas y sustancias resinosas que poseen un olor balsámico.

La práctica de la Iglesia de usar bálsamo, como se mencionó anteriormente, es muy antigua, posiblemente se remonta a la época apostólica. (Ver CRISMA). La escasez y el alto precio de otros perfumes ha obligado a la Iglesia Latina a contentarse con el bálsamo solo en la mezcla del santo crisma; pero en Oriente, donde el clima es más favorable que el nuestro para el crecimiento de estas plantas, la Iglesia usa no menos de treinta y seis especies de preciosos perfumes, según el Eucologio, en el aceite, lo que lo convierte en un ungüento de exquisita fragancia. La Iglesia Latina no insiste en la cantidad o la calidad del bálsamo a utilizar; se puede utilizar cualquier substancia conocida comúnmente como bálsamo, y es suficiente una cantidad que dé su olor al aceite. Esta mezcla del bálsamo con el aceite tiene la intención de trasmitir, por signo externo, el buen olor de Cristo, de quien está escrito (Cant. 1,3): "Corremos tras de ti al olor de tus ungüentos." También tipifica el olor de las buenas obras, el pensamiento que debe inspirar a los que reciben dignamente los sacramentos; y simboliza una vida inocente y los dones del Espíritu Santo.

El obispo bendice el bálsamo en la Misa que celebra solemnemente el Jueves Santo y se vierte en el aceite después de haber administrado la Sagrada Comunión a los fieles. Un subdiácono lleva la vinajera de bálsamo al sacerdote asistente, quien a su vez la coloca sobre una mesa en el santuario ante el obispo. Este último bendice el bálsamo, recitando sobre él las tres oraciones que se encuentran en el Pontifical: lo llama la fragante lágrima de la corteza seca, —la emanación de una rama favorecida que nos da la unción sacerdotal. Luego mezcla el bálsamo con un poco de aceite en una patena y lo vierte en el crisma con una adecuada invocación: "Que esta mezcla de licores sea para los que serán ungidos con ella, una propiciación y una protección saludable por los siglos de los siglos". Amén."

En las épocas tempranas el Papa, sin usar ninguna forma, como aparece en las Ordines romanas, vertía el bálsamo en el aceite, mientras aún estaba en la sacristía antes de la Misa (Ordo Romano, X, n. 3; PL, LXXVIII, 1010.), pero la bendición se efectuaba después de la Comunión del Papa, y antes de la del clero y los fieles (Duchesne, Christian Worship, 2.ª edición inglesa, 305, 306, 467). Según el Sacramentario Gregoriano (Muratori, ed., PL, LXXVIII, 330), sin embargo, el Papa mezcla el bálsamo y el aceite durante la Misa. En la Iglesia de Soissons en Francia, en una época, se cantaba el "[[Veni Creator Spiritus |Veni Creator" antes de la mezcla del bálsamo y el aceite.


Bibliografía: MÖHLER en Kirchenlex.

Fuente: Meehan, Andrew. "Balsam." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2, Pág. 226. New York: Robert Appleton Company, 1907. 26 agosto 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/02226a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina