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Domingo, 22 de diciembre de 2024

Logia Jesu

De Enciclopedia Católica

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(o DICHOS DE JESÚS)

Se encuentran en parte en los libros inspirados del Nuevo Testamento, en parte en escritos no inspirados. A los “Dichos” transmitidos en obras no inspiradas se les llama también Agrapha, es decir “no escritos” (bajo inspiración).

El presente artículo se limita al Logia Jesu canónico. Incluso este título comprende un área más amplia que la que técnicamente cubre el término Dichos de Jesús. En rigor, todas las palabras de Cristo que aparecen en los libros inspirados del Nuevo Testamento son Logia Jesu canónicos, mientras que la expresión técnica comprende sólo los "Dichos de Jesús" de los que habla San Papías en un pasaje conservado por Eusebio (Hist. Ecl., III.39.16).

La cuestión relativa al Logia Jesu, tomada en este sentido restringido, se ha vuelto importante debido a su conexión con los llamados "problemas sinópticos". Lessing (Neue Hypothesen uber die Evangelisten, ed. Lachmann, XI, -§ 53) consideraba el "Evangelio de los Hebreos" como la fuente de los tres Evangelios Sinópticos canónicamente aceptados. Eichhorn (Einleitung in das Neue Testament, 1804) aceptaba como su fuente un evangelio primitivo, que contenía las cuarenta y dos secciones comunes a los Sinópticos; compuesta en arameo por los Apóstoles, poco después de Pentecostés, y posteriormente traducida al griego, daba un resumen del ministerio de Cristo, y les sirvió como guía a los primeros evangelistas en su predicación. Bleek y de Wette, en sus "Introductions", substituyeron el “Evangelio de los Hebreos” de Eichhorn por un evangelio compuesto en Galilea, el cual fue la fuente de Mateo y Lucas; en nuestro segundo Evangelio tenemos, entonces, un compendio del primer y tercer Evangelios.

Una gran cantidad de otros escritores trataron de resolver el problema sinóptico mediante la teoría de la dependencia mutua de los tres primeros Evangelios; otros más, mediante el recurso a las tradiciones no escritas. Fue en esta coyuntura que Schleiermacher ("Ueber die Zeugnisse des Papias von unseren beiden ersten Evangelien" in "Studien and Kritiken", 1832, IV) trató de demostrar que los textos de Papías sobre Mateo y Marcos no se refieren a nuestros primer y segundo Evangelios, sino a unos Mateo y Marcos primitivos. Poco después, Credner (Einleitung, 1836) encontró en el Marcos primitivo la fuente de toda la materia histórica contenida en los Sinópticos, y en el Mateo primitivo la fuente de los discursos en el Primer y Tercer Evangelios. Weisse ("Evangelische Geschichte", 1838; "Die Evangelien-Frage", 1856) concurre con Credner, pero sustituye nuestro Marcos canónico por el proto-Marcos de Credner.

La hipótesis de Credner fue seguida con leves modificaciones por Reuss ("Geschichte der heil. Schrift N. T.", 3ra. ed. 1860), Holtzmann ("Die synoptischen Evangellen II, 1862), Weizsacicer (l Untersuchungen uberdie evang. Gesch.", 1864), Beyschlag ("Die apostolische Spruchsammlung" en "Studien and Kritiken", 1881, IV), de Pressense ("Jesus-Christ, son temps", etc., 7ma. ed., 1884), y otros, todos los cuales aceptaban la Logia y el proto-Marcos como las fuentes de los Sinópticos. La Logia y nuestro Marcos han sido considerados como fuentes de los primeros tres Evangelios, aunque con varias explicaciones, por tales eruditos como G. Meyer ("La question synoptique", 1878), Sabatier (en Encycl. des sciences religieuses, XI, 781 ss.), Keim (Geschichte Jesu I, 72, 77), Wendt (Die Lehre Jesu, 1), Nosgen (cf. Stud. u. Krit., 1876-80), Grau (Entwicklungsgeschichte des N. T. Schriftthums, 1871), Lipsius (cf. Feine, "Jahrb. f. prot. Theol.", 1885), y B. Weiss ("Jahrb. f. deutsch. Theol.", 1864; "Das Markusevang. u. seine synopt. Parallelen", 1872; "Das Matthausevang.", 1876; "Einl. en das N. T.", 1886).

En cuanto al contenido de la Logia, la obra debe haber contenido la mayoría del material común a Mateo y Lucas, con excepción de aquella que estos Evangelios comparten con Marcos. Este material asciende a aproximadamente una sexta parte del texto del tercer Evangelio, y dos onceavos del texto del primer Evangelio. En estas partes, el primero y tercer Evangelistas no dependen ni Marcos ni el uno del otro, sino que deben haber seguido la Logia, un documento que ahora se representa por "Q". Cuando Eusebio (loc. cit.) copió las palabras de Papías que "Mateo compuso la Logia en hebreo [arameo], y cada uno las interpretó como pudo", probablemente entendió que se referían a nuestro primer Evangelio. Pero los críticos insisten en que Papías debió haber entendido que sus palabras denotaban una colección de los "Dichos de Jesús", o la Logia (Q). Se ha escrito mucho sobre este documento hipotético Q y ha sido investigado por Weiss, Holtzmann, Wendt, Wernle, Wellhausen, y recientemente por Harnack ("New Testament Studies", II: "The Sayings of Jesus", etc.; tr. Wilkinson, Nueva York y Londres, 1908), y Bacon ("The Beginning of Gospel Story", New Haven, 1909). Se intenta una reconstrucción de la Logia en "Die Logia Jesu nach dem griechischen and hebraischen Text wiederhergestellt", 1898 de Resch (cf. también sus "Aiissercanonische Paralleltexte zu den Evangelien" en "Texte and Untersuchungen", X, I-V, 1893-96), y en la obra de Harnack ya citada.

Se ha planteado una serie de preguntas en esta investigación, pero no ha surgido una respuesta del todo satisfactoria. ¿Es posible resolver el texto de la fuente Q del primer y tercer Evangelios, viendo que un Evangelio puede haber sido corregido a partir del otro? ¿Usaron San Mateo y San Lucas la misma traducción o recensión de Q? ¿Alguno de los Evangelistas prestó atención al original arameo? ¿En cuál de los dos Evangelios es Q mejor reproducido tanto en lo que respecta al alcance y a la disposición? ¿Qué parte del material propio del primer o tercer Evangelio se ha tomado de Q? Una vez más, ¿fue la forma original de Q un evangelio, o fue una colección de Logia real? Estas son algunas de las preguntas fundamentales que los críticos deben responder. Luego vienen las preguntas en cuanto a la autoría de la Logia, su tiempo y lugar de origen, su relación con San Pablo, su influencia en San Marcos, la causa, la forma y el tiempo de su desaparición, y otros problemas similares. La respuesta a muchas, si no a todas, de estas preguntas no es satisfactoria hasta el momento.

El estudioso del registro de Eusebio de las palabras de Papías tendrá sus dudas en cuanto al sentido de la logia promovida por los críticos.

  • 1. En varios otros escritores antiguos la palabra no tiene el sentido restrictivo de los meros "dichos": Rom. 3,2 se la aplica a todo el Antiguo Testamento; Heb. 5,12, a todo el cuerpo de la doctrina cristiana; Flavio Josefo la hace equivalente a ta hiera grammata (Bel. Jud., VI, V, 4); San Ireneo usa ta logia tou Kyriou de los Evangelios; otros casos de un significado más amplio de logia han sido recopilados por Funk (Patres Apostol., II, 280), y Schanz (Matthaus, 27-31).
  • 2. La logia de San Papías al menos puede referirse al Evangelio de San Mateo. Eusebio (Hist. Ecl., III.39.16) comprende las palabras en este sentido. El contexto de Papias también sugiere esta interpretación; pues, hablando de San Marcos, Papías dice que el evangelista registró "lo que Cristo había dicho y hecho", y lo que había oído hablar a San Pedro, y no "como si estuviésemos componiendo un relato ordenado de la logia”, de modo que las logia son equivalentes a las "palabras y hechos" de Cristo registrados. Una vez más, el título de la obra de Papías es Logion Kuriakon Eksegesis, aunque el escritor no se limita a la explicación de los “dichos" del Señor.
  • 3. La logia de Papías debe referirse al Evangelio de San Mateo:
    • a. En el siglo II no se conocía ningún escrito de San Mateo excepto su Evangelio;
    • b. No han ningún registro de una obra del evangelista que contuviera sólo las palabras del Señor;
    • c. Incluso Eusebio no encontró vestigios de la logia kuriaka, aunque recopiló diligentemente todo lo que los Apóstoles y los discípulos habían escrito sobre Cristo;
    • d. Toda la antigüedad no pudo haber permanecido ignorante de una obra de tal importancia, si hubiese existido;
    • e. El primer Evangelio contiene tantos discursos del Señor que muy bien puede ser llamado logia kuriaka (cf. Hilgenfeld, "Einl.", 456; Lightfoot en "Contemp. Review", agosto 1867, 405 ss.; agosto 1875, 399 ss., 410 ss.).

La Logia, o documento Q de los críticos, no se basa, por lo tanto, en ninguna autoridad histórica, sino sólo en inducción crítica.


Bibliografía: Vea literatura bajo Agrapha; también las obras citadas en este artículo.

Fuente: Maas, Anthony. "Jesu Logia ("Sayings of Jesus")." The Catholic Encyclopedia. Vol. 9. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/09323a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.