El uso del oro en las pinturas del Arte Religioso del Cuzco
De Enciclopedia Católica
Distingue al Arte religioso peruano el uso abundantísimo del oro, en el acabado de ciertos elementos de la composición del cuadro, concretamente al cuzqueño.
Estas anotaciones se hacen porque son asunto cierto, muy averiguado por nosotros en las fuentes bibliográficas primarias, que están a disposición de todo aquel que quiera saber el porqué de las cosas. Y se hacen con la intención y la esperanza de que puedan servir a los profesionales de la Restauración Artística y Monumental; y a los que estudian Turismo y se desempeñan como Guías. Es decir, gente culta, preparada, titulada, y especializada. No al rústico que pasa su existencia dando saltos de sapo, y que transcurre su existencia pasando de un charco de ignorancia chovinista. Aunque no es mi intención herir susceptibilidades de nadie, menos de quienes son efecto y víctimas de haber aprendido de buena fe, el error, que la mala educación difundió y perpetuó desde entonces todos los grados de instrucción, desde la Educación inicial hasta la Instrucción Superior, dado que está teñida de ideología desde los años 70.
No es cierto que el uso del oro esconda [¡qué sorpresa…!] una idolatría “refractaria, resistente, revolucionaria, tenaz propia del hombre y la mujer andinos orgullosos de su cultura y su religión ancestral que en las barbas de los españoles, seguían adorando al Sol”, y todas las tonterías de ese jaez que se siguen siguiendo en la Gran Ciudad de Cuzco,
Mencionar un hecho histórico, como el enchapado de oro de algunas estancias del Coricancha, o templo del sol, no lo convierte en premisa, argumento o prueba de la presencia del oro en la pintura. Especialmente cuando existen mil maneras de explicar el uso del oro en los lugares en que se emplea. Tanto en la Escultura, como en la Pintura, del Perú y del resto del mundo.
Pregunta: ¿A quién sirve la Pintura?
Respuesta: A Cristo crucificado, muerto y resucitado.
Pregunta: ¿Por qué vemos, entonces, muchas veces el sol como escondido, junto a Cristo o detrás de él?
Respuesta: Para que veamos brillar al Sol de Justicia verdadero Dios. Se ponen juntos para distinguir al Creador de la creatura. Para comparar lo Infinito con lo finito. Para entronizar al Verdadero Dios, y derrocar al ídolo. Tener los ojos puestos en Dios, no quiso ni quiere decir, que se perdiera de vista ni por un momento la realidad de la idolatría solar, que ni era propia de todos los territorios que sojuzgaron los incas, ni era general ni radical como fue en el Cuzco. Lo que se hizo en el Cuzco fue una aplicación sistemática que ya se había aplicado y perfeccionado a los largo de mil quinientos años de cristianismo.
Con los apus e inmundos adoratorios andinos ocurrió lo mismo que ocurrió con los ídolos de Egipto, el día que llegó Jesús, Verbo Eterno del Padre. La fundación del Cuzco por Francisco Pizarro, al clavar la Cruz, causa una herida de necesidad mortal en corazón mismo que bombeaba los embustes del demonio al resto de los pueblos. Los caminos fueron el medio de la conquista militar que era a la vez conquista idolátrica. A nuestro entender, la presencia de la Orden de Predicadores y la edificación de la iglesia de Santo Domingo obedece a criterios altamente simbólicos puestos al servicio de la Teología, que se entienden fácilmente si se contrastan y cotejan con la iconografía urbana, la arquitectura y la oratoria sagrada de Lima.
El sol es una estrella. Cuando el Sol eucarístico se levantó en Lima, empezó el ocaso de la idolatría. Por las mismas vías en que se administró el veneno mortal de la idolatría, se administró el antídoto de la vida. La estrella de Lima Fundada, por tanto ha de verse en sus efectos futuros como un sol sin ocaso, al que todos los caminos conducen para adorarlo. Y en sus efectos fundacionales, como obligación de irradiar la Luz, sobre quienes caminaban en sombras de muerte.
Es de sentido común pensarlo. Santo Tomás de Aquino es el Sol de todas las Escuelas. De él manan todas las corrientes teológicas. La Orden de Predicadores es la que estudia y enseña en Lima a los misioneros que se enviarán al resto del Perú. La aparición de la Virgen, fue tan decisiva para la captura del Cuzco, como para la cristianización posterior del sur andino. La victoria del ejército combinado de indios de varias partes del territorio, que alzados contra el Inca, tenía por cabeza a los españoles, es un “pequeño” detalle que siempre se pasa por alto. Antes de ser ganados para Cristo estos territorios, en la memoria de narradores lo único que es constante es el estado de guerra permanente en el que los cuzqueños son protagonistas. Así los representan los grabados tempranos, y antes que ellos lo declarado por los quipocamayos a los cronistas. La pacificación del territorio es fruto del Cristianismo y del gobierno virreinal.
En oposición, Lima nacida sin la mácula de ninguna idolatría recibe todas la cargas delos simbolismos solares conocidos. La es la Ciudad del Sol, donde está el Verdadero Templo del Sol en San Francisco; su Plaza Mayor es un Sol jeroglífico en tono del cual danzan los soles simbólicos de su arquitectura religiosa. Y es muy probable que la forma solar de la custodia eucarística, no solo sea de peruano, como creía Luis Enrique Tord, sino limeño, como hemos llegado a creer nosotros.
El sol como figura y jeroglífico de Cristo abunda en la Bibliografía Barroca, a partir obviamente de las expresiones de las Sagradas Escrituras. La pintura cuzqueña, incorpora como elementos de sus composiciones cuando menos tres formas que predican la sangre, las lágrimas y las llagas de Cristo: las flores, los resplandores de luz, y las piedras preciosas. Así, se entiende que lo que proclame la inmensidad, de Sacrificio de la Cruz y la realeza del Señor concentre el mayor uso del oro. Lo mismo que todo que esté asociado y relacionado estrechamente a la Unión Hipostática. Así, vemos a María la Mujer Vestida de Sol. Y así a San José.
Igualmente, las flores de oro que abundan en los hábitos y capas de los hábitos religiosos de los místicos, que deseando asociarse a Cristo en Pasión, sometieron sus cuerpos a severas disciplinas. Por norma general, para que se entienda mejor, vemos el oro en aquel del que se pueda decirse que era todo de Cristo, y que vivía abraso del fuego de su ardiente caridad. Como San Lorenzo, Santa Teresa, Santa Gertrudis, San Ignacio de Loyola, los Mártires etc. Puestos en el vestido, alude a las perfecciones y virtudes, cuya mayor expresión son los vestidos de los Ángeles, que nos las inspiran. Como se puede ver en nuestra Impugnación irrebatible del pretendido sincretismo de los Arcángeles Arcabuceros del Perú virreinal
José Gálvez Krüger
Sociedad Peruana de Historia