Ambrosiasterio
De Enciclopedia Católica
Es el nombre por el que se conoce al autor de cierto comentario a todas las epístolas paulinas, exceptuada la Epístola a los Hebreos. Dicho comentario generalmente había sido publicado como parte de las obras de san Ambrosio (P.L., XVII, 45-508). Antes de cada epístola y de su interpretación, se encuentra un prólogo que explica su objetivo y contexto. En los comentarios, el texto aparece separado en secciones, y se ofrece una explicación lógica y natural. En definitiva, el comentario es una obra excelente. Algunos expertos modernos afirman que se trata de lo mejor que se haya escrito antes del siglo XVI. Su enseñanza es completamente ortodoxa, con excepción hecha de la fe del autor en el milenio. Por otra parte, el texto latino de las cartas de san Pablo en la obra difiere considerablemente del de la Vulgata. A juzgar por lo que se ve, dicho texto fue tomado de la versión conocida como “ítala”. Hay pocas referencias al texto griego, e incluso parece ser que el autor desconocía esta lengua. Raramente busca el autor un significado escondido o místico, con lo que aparece más clara la diferencia del comentario con las obras exegéticas de san Ambrosio. Este último no acostumbra indagar el sentido literal y natural de los textos de la Sagrada Escritura; en general él trata de encontrar un sentido místico o alegórico, y aunque reconoce que hay una diferencia entre el significado literal y el elevado, prefiere resaltar este último. El Ambrosiasterio es distinto. En lo único que se fija este autor es el sentido natural y lógico. Hay algunas indicaciones de que su obra fue elaborada en la segunda mitad del siglo IV. Ninguna de las sectas o herejías, por ejemplo, a las que hace referencia es anterior a ese período. En la obra se habla de la persecución del Emperador Juliano el Apóstata (361-363) como de un acontecimiento reciente. Finalmente, se dice en ella que el Papa Dámaso (366-384) presidía en ese momento (hodie) los destinos de la Iglesia. Es muy probable que el autor residiera en Roma. Sus referencias a la primacía de san Pedro y a la autoridad ejercida por el Papa Dámaso sugieren que así era. Lo que no es fácil de hacer es identificar al autor. Durante la Edad Media el comentario generalmente se atribuía a san Ambrosio. Las primeras dudas respecto a la autoría de la obra nacieron en el siglo XVI, gracias a Erasmo. A partir de entonces al autor se le llamó Ambrosiaster, o Pseudo Ambrosio. Los expertos han sugerido una gran variedad de nombres alternativos. San Agustín, citando un pasaje del comentario, lo atribuye a san Hilario, y a raíz de ello se ha atribuido también, respectivamente, a san Hilario de Poitiers, a san Hilario de Pavia e incluso al diácono hereje Hilario de Roma. Otros quisieron ver al autor en san Remigio, en el obispo pelagiano Julián de Aeclanum, en el escritor africano Ticonio, en el sacerdote cismático Faustino de Roma o en el judío converso Isaac de Roma. Hasta ahora, todo eso no pasa de ser simple conjetura, incluso directamente opuesta a lo que se sabe del autor. La opinión más reciente es que el autor del comentario es también autor de una obra pseudo agustiniana, “Quaestiones Veteris et Novi Testamenti”. De acuerdo a una sugerencia hecha por Dom Germain Morin, O.S.B., y favorecida por A. Souter, el autor de los comentario es un distinguido seglar de rango consular, conocido como Decimus Hilarianus Hilarius.
Bibliografía
SOUTER, A study of Ambrosiaster (Cambridge University Press, 1905); BARDENHEWER, Patrologie (Friburgo, 1901), 382, 387; NIRSCHL, Patrologie (Mainz, 1883), II.
Escrito por Francis J. Schaefer. Transcrito por Linda Taylor. Traducido por Javier Algara Cossío