Vistas del Jardín de Santa Rosa restaurado por Pro Lima
De Enciclopedia Católica
Tenemos a la vista una efigie de tamaño natural de Santa Rosa de Lima, cuyo reconstrucción facial, se he hecho a partir de su cráneo, que se venera en la Basílica del Rosario, donde el Niño Jesús le pide ser su esposa. Pro Lima, una de las gerencia de la Municipalidad de Lima, cuyo equipo lidera el arquitecto Luis Martín Bogdanovich Mendoza, desde 2016, emprendió y culminó las obras restauración del santuario de Santa Rosa de Lima. Lugar donde nació la patrona de Lima, América y Filipinas. Comprende, la iglesia, la casa natal de la limela universal, la enfermería y el jardín que fue escenario de sus penitencias, mortificaciones y experiencias místicas.El jardín de Santa Rosa de Lima, según las fuentes barrocas estaba plantado con Rosas de Castilla, claveles disciplinados (rojos), naranjos, limoneros, y maracuya, cuya flor es la llamada "pasionaria" que es la que está representada en el muro exterior de la iglesia. Dicha pintura mural permaneció oculta, bajo capas de pintura por tanto tiempo, que se desconocía de su existencia.Las labores de Pro Lima liberaron un inmenso paño, que da a la calle. El sanmarquino Eduardo Vásquez Relyz, Profesor de Arte, y José Gálvez Krüger, Director de la Enciclopedia Católica, especialista en iconografía barroca limeña, han descifrado conjuntamente el sentido de esta pintura mural. El Profesor Vásquez Relyz, distingue un muro de mampostería, sobre lo que, en la opinión del Profesor Gálvez Krüger, es la enredadera de Maracuya, que despliega sus característicos zarcillos y flores. La flor de Maracuyá es una flor eucarística o "pasionista". El muro de mamposteria representa la ermita de adobe que Santa Rosa construyó cons sus propias, y la enredadera adherida a él, representa la unión mística de Santa Rosa con su divino esposo, luego de sus comuniones eucarísticas, que transformaron su corazón, según la espiritualidad de Cardiomorfosis. La importancia de dicha espiritualidad está explicada en libro Studia Limensia Capítulo I: El Hypogrammon de la Ciudad de los Reyes