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Martes, 24 de diciembre de 2024

Universidades Hispanoamericanas

De Enciclopedia Católica

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La Universidad de San Marcos en Lima goza de la reputación de ser la más antigua en América; tiene la distinción de haber iniciado sus cursos por un decreto real. La Universidad de Santo Domingo en las Indias Occidentales fue la primera en ser establecida mediante una Bula papal. Otras instituciones similares surgieron pronto por toda América Hispana, floreciendo durante el periodo colonial bajo los auspicios conjuntos de la Iglesia y el Estado. Luego, cuando llegó la Revolución, pasaron del control directo de los primeros al de los últimos, con excepción de la Universidad de La Habana, la cual permaneció en posesión de una orden religiosa hasta finales del siglo XIX. Fue en 1538 que una Bula de Pablo III decretó la creación de la Pontificia Universidad de Santo Tomás en Santo Domingo, a solicitud de los Dominicos. Sin embargo, dicha institución no fue definitivamente establecida, sino hasta que Felipe II le dio existencia legal en 1558, siete años después de la fundación de la de San Marcos en Perú. La Universidad de Santo Domingo tenía facultades de teología, jurisprudencia, filosofía y medicina, se mantuvo en funciones durante todo el periodo colonial. La Universidad de Lima fue fundada por decreto de Carlos V en 1551 en el monasterio del Santo Rosario, permaneció bajo la dirección de los Dominicos hasta 1571, cuando, siendo confirmado por el Papa Pío V, pasó a manos de autoridades laicas. Sin embargo, los Dominicos continuaron ocupando puestos de honor. Durante siglos la universidad ejerció una influencia que se extendió por sobre todas las colonias españolas en Sudamérica, y muchos hombres prominentes salieron de sus aulas. El famoso Pedro Peralta y el erudito francés Godin, se contaron entre sus profesores durante el siglo XVIII, mientras hombres de la talla de los poetas Oña, Castellanos y Olmedo, y el primer bibliógrafo americano, León Pinelo, estuvieron entre sus estudiantes. Las facultades de la universidad incluían teología, jurisprudencia, filosofía, medicina, y, durante un tiempo, la lengua de los Incas.

La siguiente en importancia de las universidades peruanas fue la de Cuzco, fundada en 1598 como la Universidad de San Antonio Abad. En el siglo XVII, la Universidad de Guamanga en Perú fue establecida con las mismas facultades que la de Cuzco. Mientras tanto, los estudios universitarios se habían inaugurado en Quito con la creación, en 1586, de la Universidad de San Fulgencio bajo la dirección de los padres Agustinos, mediante una Bula de Sixto V. Una segunda universidad en Quito, la cual obtuvo gran prestigio durante el periodo colonial, fue la de San Gregorio Magno, fundada por los Jesuitas en 1620. A principios del siglo diecisiete se dio un periodo de considerable actividad literaria y educativa en Hispanoamérica, y varias universidades fueron creadas. En 1627 los Dominicos establecieron con éxito su Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás, en Santa Fe de Bogotá, mientras los Jesuitas reestructuraron su antiguo Colegio de San Luis, fundado en 1592, como la Universidad Xavieriana. La Universidad de Santo Tomás obtuvo renombre gracias a eminentes juristas como Luis Brochero y lingüistas como el Dominico Bernardo de Lugo. El célebre historiador de Nueva Granada, Fernández de Piedrahita, Obispo de Panamá, fue doctor de esta universidad. Los Jesuitas llegaron a Chile en 1593 y de inmediato inauguraron estudios superiores con cátedras de filosofía y teología. Sin embargo, el honor de fundar la primera universidad en Santiago corresponde a los Dominicos. Esta fue establecida en el Monasterio del Santo Rosario, bajo el título de Santo Tomás, en 1619 por una Bula de Paulo V que permitió su existencia durante diez años. En 1684 sus privilegios fueron renovados por Inocencio XI durante un lapso de tiempo hasta que la ciudad de Santiago pudiera poseer, al menos, una universidad pública. Las facultades incluían lógica, historia, filosofía, física, matemáticas, derecho canónico, y teología. Mientras tanto, en 1621 los Jesuitas obtuvieron del Papa Gregorio XV la Bula "In eminenti", la cual les concedió el privilegio de conferir títulos por diez años. Este privilegio fue renovado por Urbano VIII para otros diez años, hasta que finalmente les fue concedido sin ninguna limitación en 1634. Fue así que hubo dos universidades pontificias en Santiago. Finalmente, en la primera mitad del siglo dieciocho, Santiago contempló la fundación de su Real Universidad de San Felipe por un decreto de Felipe IV en 1738, con cátedras de teología, derecho civil y canónico, matemáticas, cosmografía, anatomía, medicina y lenguaje Indio. Por el mismo tiempo que las universidades de Dominicos y Jesuitas se establecían en Santiago, Caracas y el Alto Perú, en Bolivia se levantó la de San Francisco Javier, fundada en 1623. Esta se convirtió en una de las más famosas del Nuevo Mundo. Sin embargo, hacia finales del siglo XVIII el espíritu de esta universidad se volvió completamente anticlerical. Pero aún produjo una cantidad de hombres distinguidos, como Mariano Moreno, Bernardo Monteagudo, José Ignacio Gorriti y José Mariano Serrano. En 1622 el colegio Jesuita en Córdoba del Tucumán, fundado pocos años antes en lo que ahora es la República Argentina, fue elevado a la categoría de universidad por una Bula de Gregorio XV y un decreto de Felipe III. Luego de la expulsión de los Jesuitas pasó durante un breve periodo a los Franciscanos, hasta que a finales del siglo XVIII fue adquirida por seculares. Dos universidades se establecieron en el siglo XVIII, una en Venezuela y la otra en Cuba. En 1722 el antiguo seminario de Santa Rosa, fundado en Caracas por Don Diego de Baños y Sotomayor, fue elevada al rango de real y pontificia universidad por un decreto de Felipe V y una Bula de Inocencio XIII, incorporando las facultades de derecho civil y medicina a las ya existentes. El año anterior al otorgamiento de las facultades a la Universidad de Venezuela, los Dominicos de La Habana habían conseguido del Papa mismo el privilegio de establecer una universidad, la cual, debido a algún malentendido con el obispo, no inició sus cursos en el monasterio de los Dominicos sino hasta 1728. El título de Real y Pontificia Universidad le fue concedido en 1734.

Tal era el estado de la educación universitaria en las Indias Occidentales y Sudamérica hasta la época de la Revolución. La mayoría de las antiguas universidades siguieron, aunque no por mucho tiempo, bajo el control directo de la Iglesia, pasando este con el transcurso del tiempo al Departamento de Educación Pública. La de San Marcos en Lima aún existe, conservando su autonomía con el viejo título de pontificia y con una facultad de teología, aunque se decía que en sus departamentos seculares su influencia religiosa había terminado. La Universidad de Cuzco ocupa actualmente una parte del antiguo colegio Jesuita. La de San Cristóbal en Guamanga desapareció en 1878. La Universidad de San Agustín en Arequipa todavía existe, y Trujillo, donde se fundó un colegio en 1621, goza hoy en día de los beneficios de una universidad. La Universidad de Sucre (Caracas) aún es considerada como la mejor en Bolivia, en donde también se cuentan las universidades de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba. Las universidades Bolivianas poseen facultades de teología sujetas al control eclesiástico.

Actualmente, Colombia cuenta con una universidad nacional en Bogotá, constituida por facultades ubicadas en colegios separados. Están también las universidades de Cauca, Antioquía, Nariño y Cartagena. En Quito la educación superior es impartida en la Universidad Central de Ecuador, entre cuyos maestros sacerdotes hay Jesuitas a quienes se les ha permitido conservar sus cátedras. Actualmente Venezuela cuenta con dos universidades, la Universidad Central y la de Los Andes. La antigua Universidad Jesuita de Córdoba es, hoy en día, una de las tres universidades nacionales de Argentina. En Santiago de Chile, el convictorio de San Francisco Javier se ha convertido en el Instituto Nacional, el cual sirve como escuela preparatoria de la Universidad Nacional, la que, a su vez, es la secuela histórica de la de San Felipe. La Universidad de La Habana permaneció a cargo de los Dominicos hasta 1842, cuando fue secularizada. Aún está abierta y cuenta con facultades de literatura y ciencias, derecho y medicina. Al presente hay dos universidades Católicas en Sudamérica, la de Santiago de Chile, fundada por el Arzobispo Casanova en 1888, y la de Buenos Aires. La primera tiene facultades de derecho, matemáticas, agricultura e industria, e ingeniería. La Universidad Católica de Buenos Aires, aún en etapa de formación, cuenta con facultades de derecho y ciencias sociales. La tendencia de las universidades Sudamericanas hoy en día es mucho más práctica que teórica y clásica, poniendo más énfasis en estudios como ingeniería y otros de naturaleza práctica.

MARKHAM, Una Historia de Perú (Chicago, 1892); IDEM, Perú (Londres, 1880); IDEM, Cuzco y Lima (Londres, 1856); GARLAND, El Perú en 1906 (Lima, 1907); CIRIACUS MORELLUS (DOMINGO MURIEL, S.J.), Fasti Novi Orbis et ordinationum apostolicarum ad Indias pertinentium cum annotationibus (Venecia, 1776); MENDIBURG, Apuntes históricos del Perú (Lima, 1902); ANGULO, La orden de Santo Domingo en el Perú (Lima, 1906); FUENTES, Lima (París, 1866); Anales de la Universidad Mayor de San Marcos (Lima, 1902-3); Memoria de justicia, instrucción y culto (Lima, 1902); FUENTES, Cuzco y sus ruinas (Lima, 1905); GIESECKE, Memoria del rector de la universidad de Cuzco (Cuzco, 1910); MENENDEZ Y PELAYO, Introducción a la Antología de poetas hispano-americanos (Madrid, 1895); GUINAZU, Los frailes en Chile a través de los siglos (Santiago, 1909); VICUÑA SUBERCASEAUX, Memoria sobre la producción intelectual en Chile (Santiago, 1909); HUNEEUS GANA, Cuadro histórico de la producción intelectual en Chile (Santiago, 1910); BARROS ARANA, Historia General de Chile (Santiago, 1885); IBAÑEZ, Las crónicas de Bogotá (Bogotá, 1891); VERGARA Y VERGARA, Historia de la literatura en Nueva Granada (Bogotá, 1867); QUIJANO OTERO, Compendio de historia patria (Bogotá, 1883); ROCHERAUX, La vie intellectuelle en Colombie (Santander, Colombia); VAN BRABANT, La Bolivie (París y Bruselas); GARCIA, Compendio de la historia de Santo Domingo (Santo Domingo, 1896); Universidad de La Habana. Memoria anuario (Habana, 1904); RODRIGUEZ, Vida del presbítero Don Félix Varela (Nueva York, 1878); Anales de la universidad central del Ecuador.

CHARLES WARREN CURRIER Transcrito por Michael T. Barrett Dedicado a la clase 111 de Español del Otoño de 1999 en el Chemeketa Community College Traducido por Salvador Gómez Contreras