Unitarianos
De Enciclopedia Católica
Una secta protestante liberal que tiene como dogma distintivo la creencia en un Dios unipersonal, en vez de trinitario.
I. Nombre y Doctrina En su sentido genérico el nombre designa a todos los que no creen en la Trinidad, sean cristianos o no; en el presente uso específico se aplica a la forma organizada de Cristianismo que pone énfasis en la unidad de la persona de Dios. El término parece haberse originado hacia 1570, fue usado en la Dieta celebrada en 1600 en Lecsfalva en Transilvania, y recibió sanción oficial eclesiástica en 1638. Sustituyó a las diversas designaciones de antitrinitarios, arrianos, racovianos y socinianos. En Inglaterra apareció por primera vez en 1682. Se hizo frecuente en los Estados Unidos a partir de 1815, aunque fue recibido de manera desfavorable por algunos antitrinitarios, y omitido en su título oficial por algunas congregaciones cuya postura religiosa definía. La explicación de esta oposición debe buscarse en la reticencia de las partes afectadas en poner énfasis en afirmación doctrinal alguna. Asociaciones históricas justifican el nombre de presbiterianos, frecuentemente aplicado a los unitarianos en las Islas Británicas, y el de congregacionalistas unitarianos, utilizado en Estados Unidos. No se reconoce en la secta ningún criterio de fe ni se establecen pruebas doctrinales como condición para la asociación. La cooperación de todas las personas deseosas de promover los intereses del “puro” (esto es, práctico, no dogmático) cristianismo es bienvenida al grupo unitariano.
Al prestar esta cooperación cada miembro disfruta de completa libertad en sus opiniones religiosas individuales, y no puede articularse ningún cuerpo de proposiciones doctrinales en el que estén de acuerdo todos los unitarianos. El vínculo de unión entre ellos consiste más en su tendencia antidogmática que en la uniformidad de creencia. La autoridad de la Biblia es preservada en cierto grado, pero sus contenidos son admitidos o rechazados según encuentren o no favor ante el supremo y, en este caso, exigente tribunal de la razón individual. Jesucristo es considerado como subordinado al Padre y, aunque el epíteto Divino se le aplica frecuentemente en sentido amplio, es en concepto de muchos un líder religioso extraordinariamente dotado y poderoso, pero aun así humano. Es un maestro al que seguir, no un Dios al que adorar. Su Pasión y Muerte son una inspiración y un ejemplo para sus discípulos, no una expiación efectiva y vicaria de los pecados de los hombres. Es el gran ejemplo que debemos copiar para perfeccionar gradualmente nuestra unión con Dios. Esta enseñanza referente a la misión de Jesucristo no es más que el complemento lógico de la negación unitariana de la caída del hombre y con lógica similar conduce a la supresión de los sacramentos. Dos de ellos (bautismo y eucaristía) son en realidad conservados, pero se niega su poder de conferir la gracia y se declara innecesaria su recepción. El bautismo se administra a los niños (raramente a los adultos) más por razones sentimentales y con fines de edificación que por la creencia en los resultados espirituales producidos en el alma del receptor. La eucaristía, lejos de ser considerada como un sacrificio, es vista como un mero oficio conmemorativo. La fervorosa esperanza de la salvación universal es abrigada por la mayoría de la secta. En resumen, el unitarianismo actual es poco más que una religión natural, y muestra en algunos de sus miembros una pronunciada tendencia a la especulación panteísta. La forma de gobierno de la Iglesia en Inglaterra y Estados Unidos es estrictamente congregacional; cada congregación particular dirige, sin control superior, todos sus asuntos, nombra y destituye a su ministro, y es el juez último de las opiniones religiosas expresadas en su púlpito. En Transilvania, el gobierno de la Iglesia se ejerce por un obispo que reside en Kolozsvár (Klausenburg) y está asistido por un consistorio. El título episcopal que lleva no implica una consagración especial sino que meramente designa la función de un supervisor eclesiástico.
II. Historia
A. En Europa La primera iglesia que sostuvo dogmas unitarianos fue fundada en Polonia durante el reinado de Segismundo II (1548-72) El año 1568 vio el establecimiento y reconocimiento oficial de tal congregación en Transilvania. Mientras que en el primer país el unitarianismo fue completamente suprimido en 1660, en el segundo, a pesar de una persecución temporal, se ha mantenido. La Iglesia Transilvana es de origen sociniano pero ha suprimido el culto de Jesucristo, abandonando así lo que la diferenciaba principalmente del unitarianismo estricto. Su nombre actual es el de Iglesia Unitariana Húngara, aunque relativamente pocos de sus miembros residen en la propia Hungría.
En Inglaterra la organización del unitarianismo se efectuó en fecha muy posterior. El primer intento de establecer una congregación se hizo por John Biddle (1615-62), pero la organización no sobrevivió a su autor. Más permanencia alcanzaron los esfuerzos de Theophilus Lindsey (1723-1808). En 1773 se escindió de la Comunión Anglicana, organizando al año siguiente una congregación unitariana en Londres, y en 1778 construyó la capilla de Essex Street. Aproximadamente al mismo tiempo se difundieron opiniones antitrinitarias por el científico Joseph Priestly, pastor de una congregación en Leeds (1768-80) y después en Birmingham. Su obra en este último lugar fue interrumpida por una sublevación popular en 1791, y tres años después emigró a América. Otros, entre ellos Thomas Belsham (1750-1829) y Lant Carpenter (1780-1840), continuaron propagando el unitarianismo en Inglaterra. Aún estaban en vigor, sin embargo, restricciones legales contra las personas que negaran la doctrina de la Trinidad y dificultaban su obra. Pero en 1813 la mayor parte de estos impedimentos fueron quitados, y en 1844 se obtuvo una libertad completa, a pesar de la oposición, por la Ley de las Capillas Disidentes, a veces llamada Carta Unitariana. Ya en 1825 los unitarianos ingleses habían concluido una unión con sus correligionarios del extranjero bajo el nombre de Asociación Unitariana Británica y del Exterior. Esta sociedad difundió literatura religiosa y promovió los intereses de la secta. Las perspectivas de esta actividad fueron animadas por la aparición de un capaz exponente de las opiniones unitarianas, el doctor James Martineau (1805-1900). Después de una exitosa resistencia a la inicial oposición, su personalidad dominó el unitarianismo inglés durante un extenso periodo. Sus escritos ejercieron poderosa influencia mucho más allá de Inglaterra, y aún sigue promoviendo la causa del cristianismo liberal. Sus discípulos han continuado su obra y superado a su maestro en sus radicales puntos de vista. Escocia nunca se reveló como suelo fructífero para la propaganda unitariana. Una congregación se organizó en 1776 en Edimburgo y la Asociación Unitariana Escocesa se formó en 1813; pero el progreso en ese país ha sido insignificante y hay muy pocas congregaciones allí. En Irlanda el unitarianismo reside principalmente en el norte donde ha encontrado afiliados entre los presbiterianos. Puede ser considerada, no impropiamente, una rama autónoma del presbiterianismo. Algunas congregaciones unitarianas se encuentran también en las colonias británicas, notablemente Australia y Canadá, y entre los protestantes franceses un número relativamente amplio son de opiniones unitarianas, aunque no de nombre.
B. América Hacia mediados del Siglo XVIII las opiniones unitarianas obtuvieron apoyo entre los congregacionalistas de Nueva Inglaterra. Fueron propagadas por Jonathan Mayhew (1720-1766) que fue durante diecinueve años pastor de la Iglesia del Oeste de Boston, y por Charles Chauncey (1705-87), en la misma ciudad. La primera iglesia organizada fue la Capilla del Rey, de Boston, cuando la congregación, hasta entonces episcopaliana, retiró en 1785 todas las referencias a la Trinidad del Libro de Oración Común y en 1787 asumió una existencia independiente. Se organizaron también congregaciones en Portland y Saco (Maine) en 1792, y en 1794 Joseph Priestly comenzó su propaganda en Pennsylvania. Fue particularmente en Nueva Inglaterra donde el movimiento ganó terreno. El nombramiento en 1805 del reverendo Henry Ware para la cátedra Hollis de teología en la Universidad de Harvard y el nombramiento en el curso de los dos años siguientes de otros cuatro candidatos liberales para importantes cargos de profesor en la misma institución, sometió esa sede de enseñanza a una considerable influencia unitariana. Su escuela de teología fue dotada y organizada por la secta en 1817 y permaneció bajo su control hasta 1878, cuando se convirtió en no sectaria. Mientras que la difusión de las ideas unitarianas fue relativamente rápida la organización de iglesias se retrasó por la resistencia de muchos a separarse de las comunidades congregacionalistas de las que eran miembros. Antes de que se llevara a cabo la separación se libró una acalorada controversia entre las alas conservadora y liberal del congregacionalismo. Las cosas llegaron a su punto álgido en 1819 cuando el reverendo William Ellery Channing, en un sermón predicado en Baltimore durante la toma de posesión del reverendo Jared Sparks, abogó por el reconocimiento público por parte de las congregaciones y miembros liberales de sus creencias unitarianas. Este discurso probó ser decisivo, y las partes afectadas inmediatamente procedieron a organizarse independientemente. Desde esta fecha hasta su muerte en 1842, Channing fue el líder reconocido de la secta. Bajo sus auspicios se fundó en Boston en 1825 la Asociación Unitariana Americana para la promoción de los intereses unitarianos.
Tras su muerte el elemento radical se convirtió en predominante bajo la dirección de Theodore Parker (1810-60), quien le sucedió en influencia. La autoridad de la Biblia reconocida por la vieja escuela fue, bajo Parker, ampliamente sacrificada a los principios de la crítica destructiva, y el unitarianismo derivó rápidamente hacia la especulación racionalista. La actividad de Channing y Parker fue suplementada por la influencia más general y de mayor alcance del poeta-filósofo unitariano, Ralph Waldo Emerson (1803-82). Aunque dimitió de su cargo en la Segunda Iglesia Congregacional de Boston tras un corto periodo (1829-32), continuó predicando muchos años y su popularidad como escritor y conferenciante no pudo sino dar prestigio adicional a las opiniones religiosa avanzadas que defendía. Los intereses de la propaganda unitariana fueron también servidos por la fundación de la Conferencia Occidental de Unitarianos en 1852 y la de la Conferencia Unitariana Nacional en 1865. De carácter más universal fue el Consejo Internacional de Unitarianos y otros Trabajadores y Pensadores Religiosos Liberales, que se organizó en Boston en 1900. Celebró sesiones en Londres (1901), Amsterdam (1903), Ginebra (1905), Boston (1907), y Berlín (1910). En la última de las convenciones citadas el título oficial fue cambiado por el de Congreso Internacional de Cristianos Libres y Otros Liberales Religiosos. La finalidad sigue siendo la misma, a saber: “abrir comunicaciones con los que en todas las tierras se esfuerzan por unir la pura religión y la libertad perfecta y por incrementar la asociación y cooperación entre ellas.”
III. Propaganda; Instituciones Educativas; Estadísticas El organismo unitariano envió un misionero a la India en 1855, y desde 1887 ha llevado a cabo una activa propaganda en Japón; sin embargo. Sus esfuerzos misioneros en tierras extranjeras, vistos en conjunto, no han sido considerables. De acuerdo con su actitud general de indiferencia hacia el dogma, se esfuerza en promover la causa del cristianismo sin insistir en sus propias creencias específicas, y sus miembros han contribuido en el pasado a los fondos misioneros de otras sectas. Sus esfuerzos, además, se refieren más a la difusión de literatura entre naciones civilizadas que al envío de misioneros a tierras no cristianas. Este método de ganar afiliados se ha revelado exitoso, en parte debido a la tendencia liberal, racionalista, y excesivamente individualista de nuestra época, pero también en gran medida al número de hombres eminentes y escritores capaces que se han adherido o defendido las doctrinas unitarianas. Los recursos financieros para fines de propaganda fueron suministrados por el rico plantador de Jamaica, Robert Hibbert (1770-1849), por medio de la creación del fondo que lleva su nombre. De él surgieron las bien conocidas Conferencias Hibbert, y el más reciente “Hibbert Journal”. Una organización única en su género es la Misión del Correo que, por medio de la correspondencia y la distribución de libros y periódicos, busca animar a los abatidos y alegrar a los que sufren.
La Iglesia no ha hecho esfuerzo determinado en organizar instituciones de beneficencia propias. Una considerable cantidad del clero unitariano (al que son admitidas las mujeres) reciben su formación en instituciones educativas de otras sectas. La Iglesia, sin embargo, fundó las siguientes escuelas especiales para este propósito: en Hungría, el Colegio Unitariano en Koloszvár; en Inglaterra y Gales, la Universidad Misionera de la Casa Unitariana, en Manchester; la Universidad de Manchester, en Oxford; la Universidad Presbiteriana en Carmarthen; en América, la Escuela de Teología de Harvard en Cambridge, Massachusetts; la Escuela Teológica Meadville en Meadville, Pennsylvania; y la Escuela Unitariana del Pacífico (más tarde rebautizada como la Starr King School para el Ministerio) en Berkeley, California. En los Estados Unidos la secta mantiene, aparte de estas escuelas de formación para el clero, siete academias situadas, salvo una, en los estados de Nueva Inglaterra. El número de personas que mantienen opiniones unitarianas no puede determinarse, ni siquiera aproximadamente; pues indudablemente muchos rechazan la doctrina de las Tres Personas Divinas y conservan la fe en un Dios unipersonal sin afiliarse nunca a la Iglesia. Entre ellas debe reconocerse no sólo un amplio número de teólogos liberales y críticos avanzados, sino también algunas sectas religiosas que, bien en su integridad, como los Hicksite Friends (Cuáqueros de Hicks), bien al menos en muchos de sus miembros, como los Unitarianos-Universalistas, son claramente antitrinitarios. Según el Almanaque Mundial, en 1909, la Asociación Unitariana Universalista con base en Boston contaba 173.000 miembros en Estados Unidos.
Sobre la doctrina consultar MARTINEAU, CHANNING y otros escritores unitarianos arriba mencionados; HEDGE,Reason in Religion (Boston, 1865); CLARKE, Essentials and no-Essentials in Religion; IDEM, Manuel of Unitarian Belief (Boston, 1884); ALLEN, Our Liberal Movement in Theology (Boston, 1882); BONET-MAURY tr.HALL, Early Sources of English Unitarian Christianity (Londres, 1884). Para un punto de vista católico, ver KOHLMANN, Unitarianism, theologically and philosophically considered (Washington, 1821).
N.A. WEBER Transcrito por Scott Wells Traducido por Francisco Vázquez