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Lunes, 23 de diciembre de 2024

Unión de Brest

De Enciclopedia Católica

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Brest — Brest-Litovski, en ruso; Brzesc, en polaco; citada como Brestii o Brestov en las crónicas antiguas. Brest es una ciudad en Lituania, con unos 50,000 habitantes, famosa en la historia de la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa de Rusia por la unión de los rutenos al Catolicismo.

Tras la anexión de Rutenia Roja, o Ucrania, a Polonia, en 1569, los rutenos, que habían quedado políticamente sujetos a Polonia, comenzaron a comparar la lamentable condición de su iglesia con el desarrollo y la vitalidad del Catolicismo y volvieron sus ojos hacia Roma. El clero de Rutenia estaba inmerso en la inmoralidad y en la ignorancia; los obispos no tenían escrúpulos en dar un mal ejemplo a su rebaño, viviendo en abierto concubinato, y practicando la más despreciable simonía. Los documentos rusos del siglo XVI son el testimonio de este decaimiento melancólico de la Iglesia Ortodoxa en las provincias polacas y de la imposibilidad de aplicar cualquier remedio. Enfrentada con esta ruina espiritual, la Iglesia Católica, revitalizada por la llegada de misioneros jesuitas, mostraba su inmensa superioridad religiosa y moral. Algunos fieles y honorables miembros del clero y laicos ortodoxos se convencieron gradualmente de que sólo un retorno a la obediencia a Roma podría asegurar para su Iglesia unas condiciones saludables.

Los jesuitas, que se habían establecido en Vilna en 1569, en Yaroslaff en 1574 y sucesivamente en Polotsk, Grodno, y otras ciudades de la Rusia meridional, pronto se situaron entre los ortodoxos para entenderse con los amigos de esta unión y para secundar sus esfuerzos. Empezaron publicando trabajos de controversia religiosa, dando énfasis a las ventajas espirituales, morales, y políticas que reportaría, a la citada Iglesia Ortodoxa, su unión con Roma. Eminentes en este trabajo, de preparar la opinión para el retorno a la Iglesia romana, fueron el Padre Peter Skarga (1536-1612), uno de los más grandes apóstoles y un genio literario y político de Polonia, y el Padre Benito Herbest (1531-93). El primero publicó, en Vilna, en 1577, su famoso trabajo "La Unidad de la Iglesia de Dios bajo un sólo Pastor" (O jednosci kosciola bozego pod jednym pasterzem) y llenó a los ortodoxo de confusión; éstos quemaron numerosas copias del mismo, de modo que tuvo que ser publicada una nueva edición en 1590. El Padre Herbest publicó entonces, también en polaco, su "Exposición de la Fe de la Iglesia romana, e Historia de la servidumbre griega" (Cracovia, 1586). Estos dos trabajos ayudaron enormemente a dispersar las dudas de los ortodoxos amigos de la unión y a atraerlos todavía más hacia Roma; una tarea que fue llevada adelante por los escritos y el trabajo de Antonius Possevinus. Sin embargo, los ortodoxos todavía permanecían indecisos. Jeremías II, Patriarca de Constantinopla, visitó Moscú en 1588 y en 1599 llegó a Vilna dónde convocó un sínodo para encontrar los remedios para los males más serios de la Iglesia en Rutenia. Recibido por Segismundo III, Rey de Polonia (1587-1632), con honores y costosos regalos, consagró a Michael Raposa como metropolitano de Kieff y Halicz (1588-99). Encontrando que alguno de los ortodoxos rutenos no ocultaban su deseo de reconciliación con Roma, Jeremías II, para ligarlos más estrechamente a su propia autoridad y la Iglesia Ortodoxa, por un decreto del 6 agosto de 1589, designó a Cyril Terlecki, obispo de Lutzk, como exarca para la jurisdicción metropolitana de Kieff. El patriarca también ordenó la celebración de un sínodo de obispos anual para remediar los desórdenes de la Iglesia en Rutenia.

En 1590 el metropolitano, Rahosa, convocó un sínodo en Brest para el 24 de junio. Unos días antes de la reunión, Terlecki tuvo una conferencia en Bels con los Obispos de Lemberg (Balaban), Pinsk (Pelczycki), y Chelm (Zbiruiski), y prepararon conjuntamente un documento para "someter su voluntad y su inteligencia al Papa de Roma", y rogar que se conservaran sus ritos y sus privilegios eclesiásticos. Este documento se presentó al Sínodo de Brest al que asistieron el metropolitano y el obispo de Vladimir; fue aceptado y se aprobó, pero, por razones de prudencia, se mantuvo en secreto. Terlecki fue encargado de presentarlo a Segismundo III y obtener la sanción real, pero pasó más de un año antes de que cumpliera su encargo. Habiendo recibido Segismundo III, por fin, el documento, respondió el 18 de marzo de 1592, expresando su alegría por la decisión del episcopado de Rutenia, prometiéndoles su ayuda contra las posibles persecuciones por los ortodoxos, y asegurándoles que se respetaría y salvaguardaría el rito local. No obstante, la propuesta de unión, aunque calurosamente aprobada por Terlecki, no logró su realización. Terlecki fue apoyado por Adán Pociej que fue consagrado Obispo de Vladimir en 1593 en sucesión de Meletius Chrebtowicz, fallecido. Pociej era un abogado sinceramente convencido de la unión, aunque entendió bien los obstáculos a su consecución. Otro sínodo de obispos rutenos se reunió en Brest el 24 de junio de 1593, pero evitó la cuestión de la unión, y se limitó a privar a Gideon Balaban de la administración de su diócesis. Balaban se negó a reconocer el privilegio concedido a la comunidad patriarcal Ortodoxa de Lemberg por Jeremías II.

El 24 de junio de 1594, los obispos de rutenos se congregaron de nuevo en Brest, pero su reunión no tuvo carácter sinodal, porque Segismundo III estaban en Suecia y ningún sínodo podía reunirse en ausencia del soberano. Unos días después, los obispos Terlecki, Balaban, Zbirujski, y Kopystenski se encontraron en Sokal y reafirmaron su adherencia al acto de unión firmado en Bels y aprobado en Brest, en 1590. Terlecki tuvo plenos poderes para tratar de la unión con la Corte de Polonia y la Santa Sede. Elaboraron un "Decreto de regreso y entrada en la comunión de la Santa Iglesia Romana" (Decretum de recipienda et suscipienda communione sanctae Romanae Ecclesiae) en el que, después de deplorar los males resultados del cisma, solicitaban someterse a la jurisdicción del pastor visible de la Iglesia de Dios, con la condición de que se conservaran los sagrados ritos y las costumbres litúrgicas de la Iglesia Oriental, salvando las cosas que pudieran juzgarse contrarias a la unión y perjudiciales para la unidad de la fe. Terlecki comenzó a solicitar la adhesión de los obispos rutenos a este documento que fue fechado el 2 de diciembre de 1594. Estaba subscrito por el metropolitano Rahosa, Pociej, Terlecki, Zbirujski, Pelczyski, Gregorio de Polotsk, y Jonas Hohol de Pinsk.

El 12 de junio de 1595, Rahosa, el metropolitano, y los obispos de Vladimir, Lutzk, y Pinsk se encontraron en Brest y elevaron dos peticiones, una a Clemente VIII y otra a Segismundo III. En la primera reclamaban renovar la unión concluida en el Concilio de Florencia, salvando siempre las costumbres y ritos Orientales; en la última manifestaban los mismos deseos, y agregaron que la Iglesia en Rutenia adoptaba el calendario Gregoriano. Pociej y Terlecki acudieron a Cracovia para convenir con los delegados del rey y el nuncio apostólico la base y condiciones de la unión. Estas condiciones fueron aceptadas. El 2 de agosto de 1595, Segismundo III declaró que el clero ruteno disfrutaba de los mismos privilegios y derechos que el latino, que estaban libres de las excomuniones y censuras infligidas por el Patriarca de Constantinopla, que las sedes rutenas sólo debían confiarse a prelados de Rutenia, que la Iglesia rutena debía mantener la libre posesión de sus propiedades, que los templos y monasterios rutenos no podían ser latinizados y que los prelados Orientales eran despojados de cualquier jurisdicción sobre el clero de Rutenia. El nuncio apostólico aceptó la concesión de estos privilegios y Segismundo III requirió que una delegación del episcopado ruteno fuera a Roma para la sanción definitiva del acta de unión. Pero sus conclusiones ya eran conocidas y los Obispos de Lutzk, Chelm, Przemysl, y Lemberg lo anunciaron a sus fieles en cartas pastorales fechadas el 27 de agosto. Desgraciadamente, el metropolitano, Rahosa, no actuó fielmente: después de firmar el decreto de unión, procuró en secreto impedir su ejecución, e instigó a Constantino, Príncipe de Ostrog, para congregar a los obispos rutenos y disuadirlos de someterse a la Santa Sede. Pero las intrigas de Rahosa no consiguieron su propósito y, el 25 de noviembre de 1595, Pociej y Terlecki llegaron a Roma con el decreto de unión del 2 de diciembre de 1594.

La llegada de los obispos rutenos inundó a Clemente VIII y la Corte romana de alegría. Los delegados fueron recibidos con gran honor; el papa y los cardenales discutieron las condiciones de reunión propuestas por el episcopado de Rutenia, y sin ningún rencor concedieron que debía mantenerse la integridad del rito ruteno; también se convino que el "Filioque" no se insertara en el Credo de Nicena, aunque el clero ruteno profesó y enseñó la procedencia del Espíritu santo del Hijo. Los obispos solicitaron la dispensa de la obligación de introducir el calendario gregoriano, para evitar el descontento popular y las disensiones, e insistieron en que el rey debía concederles, como un derecho, la dignidad de senadores. A todas estas demandas accedió Clemente VIII.

Todos los obstáculos estaban removidos, la unión de los rutenos con la Iglesia romana era solemnemente y públicamente proclamada en la Sala de Constantino en el Vaticano. El canónigo Wollowicz de Vilna, leyó en ruteno y en latín la carta del episcopado ruteno al papa, fechada el 12 de junio de1595. El Cardenal Silvio Antoniani mostró su agradecimiento en nombre del Papa y expresó su alegría por este feliz acontecimiento. Entonces Pociej, en su nombre y en el del episcopado ruteno, leyó en latín la formula de abjuración del Cisma Griego, Terlecki lo leyó en ruteno y lo firmaron. Clemente VIII les dirigió una alocución expresando su alegría y prometiendo a los rutenos su apoyo. Se acuñó una medalla conmemorando el evento, con la inscripción: "Ruthenis receptis". El mismo día fue publicada la Bula "Magnus Dominus et laudabilis", anunciando al mundo Católico el retorno de los rutenos a la unidad de la Iglesia Romana. La Bula relata los acontecimientos que precedieron a la unión, la llegada de Pociej y Terlecki a Roma, su abjuración y la concesión a los rutenos de mantener sus propios ritos, excepto aquellas costumbres contrarias a la pureza de la doctrina católica e incompatibles con comunión de la Iglesia Romana. El 7 de febrero de, 1596, Clemente VIII remitió al episcopado ruteno el Breve "Benedictus sit Pastor ille bonus", agradeciendo la convocatoria de un sínodo en el que los obispos rutenos recitarían la profesión de la Fe Católica. También se enviaron varias cartas al rey de Polonia, príncipes y magnates exhortándoles a acoger a los rutenos bajo su protección. Otra Bula, "Decet romanum pontificem", fechada el 23 de febrero de 1596, definió los derechos del episcopado ruteno y sus relaciones de sumisión a la Santa Sede.

A comienzos de febrero de 1596, Terlecki and Pociej regresaron a su país, llegando a Lutzk en marzo y celebrando un solemne "Te Deum" por el éxito de su misión. Pero, los enemigos de la unión, despertado su fanatismo religioso, redoblaron su actividad. En la Dieta de Varsovia, abierta en mayo de 1596, los diputados rutenos, liderados por el Príncipe de Ostrog, protestaron contra los obispos que habían firmado la unión y declararon que ellos no la aceptaban. Las comunidades ortodoxas de Vilna y Lemberg levantaron a la gente contra los obispos unionistas. Para cortar rápidamente esta agitación religiosa, Segismundo III ordenó que se convocara al episcopado ruteno a un sínodo en Brest, el 8 de octubre de 1596, y proclamar la unión solemnemente. El 6 de octubre, el metropolitano Rahosa, los obispos rutenos de Vladimir, Lutzk, Polotsk, Pinsk, Chelm, los obispos latinos de Lemberg, Lutzk, Chelm, Father Skarga, y otros prelados, se encontraron en Brest. Los ortodoxos habían enviado varios de sus representantes legales, diversos archimandritas, Nicéforo, protosyncellus (n.d.t Vicario general) del Patriarca de Constantinopla, y Cyril Lucaris, representante del Patriarca de Alejandría. Los ortodoxos, con el Príncipe de Ostrog, solicitaron la deposición de los obispos que se habían separado de la obediencia al Patriarcado de Constantinopla, el mantenimiento del antiguo calendario y la revocación del acta de la unión. Lo que es más, mantuvieron un conciliábulo para concertar medidas de oposición. Los comisionados del rey trabajaron en vano para allanar su hostilidad e inducirlos a aceptar la unión; no lo obtendrían y aquellos rechazaron reconocer a Rahosa como su metropolitano.

Todos los intentos de vencer esta oposición a la unión fracasaron, los obispos rutenos, el 9 de octubre, vistiendo sus vestiduras pontificales, fueron en procesión a la Iglesia de San Nicolás y celebraron una liturgia, a su conclusión Hermógenes, Arzobispo de Polotsk, subió al pulpito y leyó la declaración del episcopado ruteno aceptando la unión con Roma. En cuanto fué leída, los obispos latinos y rutenos se abrazaron y marcharon a la Iglesia latina de la Bienaventurada Virgen para cantar el "Te Deum" de nuevo. Al día siguiente se celebró otra solemne ceremonia en la Iglesia de San Nicolás y el Padre Skarga predicó sobre la unidad de la Iglesia de Dios. Los obispos Gideon Balaban, de Lemberg, y Michael Kopystenski, de Przemysl, habiéndose declarado opuestos a la unión, fueron depuestos y excomulgados. Sus diócesis permanecieron en el cisma hasta 1720. Los enemigos de la unión publicaron, el 9 de octubre, una protesta contra el episcopado ruteno. El Príncipe de Ostrog se convirtió en el alma de la oposición, y la lucha se mantuvo, particularmente en el campo de la teología. Pero Segismundo III emprendió con eficacia la defensa de la unión; con un edicto, del 5 de diciembre de 1596, ordenó a los rutenos reconocer únicamente a los obispos que aceptaban el acta de unión.

Así aconteció uno de los hechos más propicios en la historia del Catolicismo en relación con los pueblos eslavos. La Unión de Brest pudo haber producido frutos más abundantes y podría haber contribuido grandemente al triunfo del catolicismo en Rusia si los estadistas y el clero latino de Polonia hubieran aprovechado su influencia política y religiosa, y hubieran usado sus esfuerzos para favorecerla y si, después de la partición de Polonia, Rusia no los hubiera eliminado en las provincias conquistadas con los métodos más brutales de violencia..

SKARGA, Synod brzeski; obrona synodu brzeskiego (El Sínodo de Brest; Una defensa del Sínodo de Brest) (1596), reimpreso en Pamjatniki polemitcheskoi literatury v zapadnoi Rusi (Monumentos de la literatura polémica en la Rusia Oriental) (S. Petersburgo, 1882), 939-1002; Echthesis, abo krotkie zebranie spraw, ktore sie dzialy na partycularnym synodzie w Brzesciu litewskim (Colección de pequeños documentos relacionados con el Sínodo Especial de Brest) (Cracovia, 1597; Moscú, 1879) in Pamjatniki, III (S. Petersburgo, 1903), 329-76; PHILALETHES, Apokrisis, abo odpowiedz na xiazki o synodzie brzeskim (Réplica al trabajo del Padre Skarga en el Sínodo de Brest) (Vilna, 1597; 1599; trad. rusa., Kieff, 1870) in Pamjatniki, III, 1003-1820; ARCUDIUS; Antirresns, apo apologia przeciwko Krzystofowi Philaletowi (Apología contra Christopher Philalethes) (Vilna, 1600) in Pamjatniki, III, 477-982; ZOCHKOWSKI, Colloquium lubelskie (Lemberg, 1680); KULCZYNSKI, Specimen ecclesiae ruthenicae (Rome, 1733; Paris, 1859); HARASIEWICZ, Annales eccl. ruthenae (Lemberg, 1862), 111-61; LIKOWSKI, Historya unii kosciola ruskiego z rzymskim (Historia de la unión de la Iglesia rutena con Roma) (Posen, 1875), trad. francesa. « L'union de l'eglise grecque ruthene en Pologne avec l'eg. rom., conclue a Brest, en Lithuanie, en 1596 » (Paris); MALINOWSKI, Die Kirchen-und Staats-Satzungen bezuglich des griechisch-kathol. Ritus der Ruthenen in Galizien (Lemberg, 1861); BARTOSZEWICZ, Szkic dziejow kosciola ruskiego w Polsce (Boceto histórico de la Iglesia rutena en Polonia) (Cracovia, 1880); PELESZ, Gesch. des Union der ruthen. Kirche mit Rom, I (Wurzburg, 1881), 498-556. Los principales trabajos de los escritores ortodoxos rusos sobre la Unión de Brest son: KAMENSKIJ, Izvestie vozniksei v Pol' sie unii (Notas sobre la Unión concluida en Polonia) (Mosú, 1805); FLEROV, Oxpravoslavnyh cerkovnyh bratswah protivoborstvovavshih unii (Comunidades eclesiales ortodoxas que se opusieron a la Unión de Brest) (S. Petersburgo, 1857); KOJALOVIC, Litovskaya cervoknaja unija (Unión eclesial lituana) (S. Petersburgo, 1861). Los principales trabajos rusos, Católicos y no-católicos se encuentran en PALMIERI, Theologia dogm. ortho., I (Florence, 1911), 748-51, 783-98.

A. PALMIERI Transcrito por Herman F. Holbrook. Dedicado a Rev. Nicholas DeProspero, sacerdote Traducido por Quique Sancho. Con amor a S.S. Juan Pablo II, apóstol de la Unidad de la Iglesia