Unión Nacional de Jóvenes Católicos
De Enciclopedia Católica
Esta asociación fue organizada el 22 de febrero de 1875 en una reunión que se llevó a cabo en Newark, Nueva Jersey, convocada por el Reverendísmo George H. Doane, quien sería su primer presidente. Comprende cerca de cien organizaciones, que representan, aproximadamente, 30.000 personas y se extiende hacia el oeste hasta Mankato, Minnesota. Sus objetivos son la promoción de la unidad práctica, y el progreso espiritual, intelectual, moral y físico de los jóvenes católicos para contar con mejores ciudadanos y mejores católicos. Los medios que utiliza comprenden ante todo : la práctica y profesión conscientes de la religión católica desde los puntos de vista individual y colectivo; el establecimiento y promoción de asociaciones, bibliotecas, salas de lectura y gimnasios de jóvenes católicos; la unidad fraternal entre todas las organizaciones orientadas, en cualquier sentido, a la promoción de los objetivos de la Unión; la mutua asistencia y enriquecimiento espiritual entre unos y otros; el mantenimiento y manejo de ligas de atletismo, con especial atención a los niños de las escuelas parroquiales; la diseminación de cursos selectivos de lectura entre los circulos literarios católicos; cursos de lecturas para asociaciones de jóvenes católicos y el garantizar a las organizaciones de la Unión Nacional el privilegio de que sus miembros sean recibidos como huéspedes por las demás organizaciones de la Unión. En sus comienzos, los delegados se reunían anualmente y, fuera de conseguir la cooperación de otras organizaciones para el desarrollo de sus actividades, realizaban poco trabajo. Ahora se ocupan de diversas actividades que se desarrollan principalmente a través de las uniones diocesanas y realizan las funciones de la Unión en sus respectivos distritos
En 1878, la Unión Nacional inauguró un movimiento para obtener el nombramiento de un mayor número de capellanes católicos en el ejército y la armada, iniciativa que tuvo un gran éxito. Por esa misma época, comenzó a trabajar por el reconocimiento de los derechos religiosos de los indios. En la convención de 1879, se discutieron, entre otros temas, el establecimiento de sociedades literarias para los negros, las escuelas nocturnas gratuitas y el fomento de actividades más generales entre los jóvenes en lo referente a la enseñanza religiosa los domingos y el establecimiento de una oficina de conferencias; para 1883 se había avanzado muco en este sentido. En el Tercer Concejo Plenario de 1883, en Baltimore, Los Obispos y Arzobispos redactaron una carta pastoral en la que se refieren al trabajo realizado por la Unión Nacional: "Consideramos que las asociaciones para el fomento de una sólida unión entre los católicos, sobre todo el de aquellas cuyo objetivo es proteger a los jóvenes de las influencias nocivas y brindarles cultura intelectual, son dignas de aprecio y, como reconocimiento al gran bien que ya ha realizado la Unión Nacional de Jóvenes Católicos. Con el ánimo de promover el desarrollo de la Unión y de animar a sus miembros a realizar esfuerzos aún mayores en el futuro, impartimos nuestra cordial bendición a sus objetivos y actividades y recomendamos la Unión a todos nuestros jóvenes católicos".
La Escuela de Verano Católica de Plattsburg, Nueva York, es fruto directo de los planes de la Unión Nacional para su establecimiento que fueron estudiados y aprobados en las convenciones y cuya realización estuvo a cargo de Warren E. Mosher, entonces secretario de la Unión Nacional, quien fuera fundador de la Escuela de Verano. Además, la Unión Nacional ha promovido la causa de la educación mediante su contribución a los fondos de ayuda económica de la Universidad Católica de América.
En la convención de 1906 que tuvo lugar en la Ciudad de Nueva York, se nombró un comité para el desarrollo de un plan de reorganización que fue presentado y aprobado en la convención de 1907 en Elizabeth, New Jersey. Según la organización original, se había exigido siempre que tanto el presidente como el primer vicepresidente fueran miembros del clero; ahora eso cambiaba, los distintos departamentos de la Unión se organizaron sobre una base empresarial; se sistematizaron las actividades atléticas mediante el establecimiento de la Liga Atlética Amateur Católica, una rama de la Unión Nacional encargada del control total de los asuntos atléticos de la Unión y se instituyó un completo y eficiente sistema de actividades y conferencias literarias
Fue sólo hasta ese año cuando se instituyó un plan concreto para la continuidad de las actividades de la Unión entre una y otra convención. Con la reorganización se creó también la oficina del director espiritual quien es prácticamente el principal funcionario de la Unión Nacional y la autoridad suprema en cuestiones de fe y moral. La Unión Nacional se ha manejado siempre con trabajo voluntario, pero sus actividades han aumentado a tal punto que ahora requiere una fuerza laboral asalariada y eficiente, fin para el cual se están recaudando recursos con los que se constituirá un fondo de ayuda financiera.
W.C. SULLIVAN Trascrito por Christine J. Murray Traducido por Rosario Camacho-Koppel www.catholicmedia.net