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Martes, 19 de marzo de 2024

Tomás de Kempis

De Enciclopedia Católica

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Autor de la "Imitación de Cristo", nació en Kempen en la Diócesis de Colonia, en 1379 o 1380; murió el 25 de julio de 1471. Sus padres, Juan y Gertrudis Haemerken, fueron artesanos; se dice que Gertrudis se ocupaba de la escuela del pueblo y que, muy probablemente, el padre trabajaba los metales, un oficio común en Kempen, de donde quizás procede el apellido Haemerken, o Haemerlein, que latinizado, se convierte en Malleolus (pequeño martillo). Con certeza sabemos de sólo dos niños, Juan, el mayor de casi catorce años, y Tomás. Tomás tenía tan sólo trece años cuando fue a la escuela a Deventer, en Holanda. Su hermano lo había precedido en ese lugar de diez o doce años y, sin duda, Tomás esperaba encontrarlo allí todavía. A su llegada, sin embargo, supo que él ya tenía dos años de haberse ido con cinco otros Hermanos de la Vida Común a fundar una nueva congregación de Canónigos Regulares en Windesheim, a aproximadamente veinte millas de Deventer, a donde entonces se dirigió y donde fue amorosamente recibido por su hermano que le proporcionó una carta de recomendación para el superior de los Hermanos de la Vida Común en Deventer, Florentius Radewyn. Radewyn dio una afectuosa bienvenida al joven hermano de Juan Haemerken de Kempen, lo acogió durante un tiempo en la casa y lo puso bajo el maternal cuidado de "una cierta dama noble y devota", lo presentó al rector de las escuelas, y pagó sus primeras cuotas, aunque el maestro le devolvió el dinero cuando supo de donde venía. Conocemos estos detalles de la pluma del mismo Tomás a partir de las biografías, escritas durante su vejez, de Gerardo Groote, Florentius Radewyn, y los discípulos de estos (ver "Los Fundadores de la Nueva Devoción", Londres, 1905). Permaneció en Deventer durante siete años, siendo de los primeros entre los discípulos de Radewyn, y viviendo en su casa, bajo su cuidado directo, gran parte de ese tiempo. Es imposible exagerar la influencia de esos años en la formación de su carácter. La "nueva devoción", de la que Deventer era entonces el foco y centro, fue el revivir en los Países Bajos del siglo XIV del fervor de los primeros cristianos de Jerusalén y Antioquía. Su inicio se debió a la ferviente predicación del Diácono Gerardo Groote, la ampliación de su organización a la prudencia y generosa dedicación de Florentius Radewyn. Sus miembros se llamaban "Hermanos y Hermanas Devotos" o bien "Hermanos y Hermanas de la Vida Común". No hacían votos, aunque vivían una vida de pobreza, castidad, y obediencia, compatible con su estado, algunos en sus propias casas y otros, sobre todo los clérigos, en comunidad. Se les prohibía pedir limosna, y de todos se esperaba que se ganaran la vida con el trabajo de sus manos; para los clérigos esto significaba principalmente la transcripción de libros y la enseñanza a los jóvenes. Ponían todos sus ingresos en un fondo común, a la disposición del superior; la ambición de todos era el emular la vida y virtudes de los primeros cristianos, sobre todo en el amor de Dios y el prójimo, con sencillez, humildad, y devoción. Además, en parte para proporcionar protectores eficaces y guías experimentados a los "Hermanos y Hermanas Devotos", y en parte para ofrecer un camino fácil hacia la apropiada condición religiosa para quienes de entre ellos que así lo desearan, Gerardo Groote concibió la idea de establecer una rama de la orden canónica, la cual debería siempre mantener las relaciones más estrechas con los miembros de la nueva devoción. Este proyecto fue realizado después de su intempestiva muerte, a la temprana edad de cuarenta y tres años, por la fundación de la Congregación de Windesheim, tal como se le llamó por el trozo de tierra donde se estableció el primer priorato (1386). Se dan estos detalles como ayuda para una mejor comprensión de la vida y carácter de de Kempis, un Hermano típico y ejemplar quien, durante setenta y dos años, fue uno de los más distinguidos Canónigos Regulares.

En Deventer Tomás demostró ser un alumno capaz, conocido por su pulcritud y destreza en transcribir manuscritos. Éste fue el trabajo de amor de toda su vida; además de sus propias composiciones, copió numerosos tratados de los Padres, sobre todo San Bernardo, un Misal para el uso de su comunidad, y la Biblia entera en cuatro grandes volúmenes que aún existen. Después de terminar sus humanidades en Deventer, en el otoño de 1399, con las felicitaciones de su superior, Florentius Radewyn, Tomás deseó la admisión entre los Canónigos Regulares de Windesheim en el Monte Santa Agnes, cerca de Zwolle, de cuyo monasterio su hermano Juan era entonces prior. El monasterio se había establecido tan sólo el año anterior, y aun no había ningún edificio del claustro, ni jardín, ni bienhechores, ni fondos. Durante su cargo, que duró nueve años, Juan de Kempis edificó el priorato y empezó la iglesia. Así tenemos la explicación del porque Tomás fue vestido de novicio hasta 1406, justo después de la fecha a la que el claustro fue terminado, y porque no fue ordenado sacerdote hasta 1413, un año después de la consagración de la iglesia. Este punto es importante ya que algunos escritores, en su avidez por desacreditar el que de Kempis sea el autor de la "Imitación", han tomado la larga duración de este período de prueba para insinuar que era un estúpido o algo peor. Tomás mismo fue, hasta algunos meses antes de su muerte, el cronista de Agnetenberg. El relato que él nos da sobre las luchas terrenales del priorato del Monte, su constante desarrollo, y su eventual prosperidad está lleno de encanto y edificación ("La Crónica de los Canónigos Regulares del Monte Santa Agnes", Londres, 1906). Estos archivos nos revelan la sencillez y santidad de sus hermanos religiosos. Fue elegido como Sub-prior dos veces, y una vez se le nombró Procurador. La razón que nos da un antiguo biógrafo por este último nombramiento es su amor por los pobres, lo que honora tanto a Tomás como a sus hermanos. Sin embargo, difícilmente podemos imaginar al autor de la "Imitación" como a un buen gerente de empresa, así pues, después de un tiempo, su preferencia por el retiro, las obras literarias, y la contemplación prevaleció entre los Canónigos que lo liberaron de esta carga. Utilizó la experiencia así ganada en un tratado espiritual, "De fideli dispensatore".

Su primer cargo como Sub-prior fue interrumpido por el destierro de la comunidad de Agnetenberg (1429), ocasionado por el impopular acatamiento por parte de los Canónigos de Windesheim de una prohibición impuesta en el país por Martín V. Una disputa surgió en relación con un nombramiento a la Sede vacante de Utrecht y la prohibición fue impuesta al país. Los Canónigos estuvieron exiliados hasta que se arregló la cuestión (1432). La comunidad del Monte Santa Agnes residió entretanto en el monasterio de Lunenkerk, al que reformaron y afiliaron a Windesheim. Tomás paso más de un año de este período de prueba con su hermano Juan en el convento de Bethany, cerca de Arnheim, a donde se le había enviado para asistir y reconfortar a su hermano, que estaba enfermo. Permaneció allí hasta su muerte (noviembre, 1432). Encontramos registro de su elección como Sub-prior, de nuevo, en 1448 y, sin duda, guardó este puesto hasta que, por edad y enfermedad, se le eximió del cargo. Eran parte de los deberes del Sub-prior el instruir a los jóvenes religiosos, y a este hecho debemos, sin duda, la mayor parte de sus tratados menores, en particular sus "Sermones a los Novicios Regulares" (tr. Londres, 1907). También sabemos por sus primeros biógrafos, que Tomás frecuentemente predicaba en la iglesia anexa al priorato. Dos series similares de estos sermones existen (tr. "Oraciones y Meditaciones sobre la Vida de Cristo" y "La Encarnación y Vida de Nuestro Señor", Londres, 1904, 1907). Tratan de uno de los temas favoritos de de Kempis, el misterio de nuestra Redención, y el amor de Jesucristo tal como se muestran en Sus palabras y obras, y sobre todo en los sufrimientos de Su Pasión. Personalmente se le describe como un hombre de mediana estatura, tez oscura y vívidos colores, de amplia frente y ojos penetrantes; bondadoso y afable con todos, sobre todo con los afligidos y los acongojados; constantemente ocupado en sus quehaceres favoritos, lectura, escritura, u oración; En general silencioso y recogido durante las recreaciones, le era difícil el expresar opiniones en asuntos mundanos, pero derramaba un torrente de elocuencia cuando la conversación trataba de Dios o de los intereses del alma. En tales momentos se excusaba con frecuencia, "Hermanos míos", decía, "debo ir: Alguien me espera para conversar conmigo en mi celda". Un retrato, probablemente auténtico, conservado en Gertruidenberg, le atribuye estas palabras como su lema: "In ommnibus requiem quaesivi et nusquam inveni nisi in een Hoecken met een Boecken" (por todas partes he buscado el descanso y no lo he encontrado en ninguna parte, excepto en rinconcitos con libritos). Se le instaló para descansar en el claustro oriental en un sitio cuidadosamente consignado por el continuador de su crónica. Dos siglos después de la Reforma, durante la cual se destruyó el priorato, sus santos restos fueron trasladados a Zwolle y puestos por el Principe-obispo de Colonia, Maximiliano Hendriken, en un elegante relicario. Actualmente son venerados en la Iglesia de San Miguel, Zwolle, en un espléndido monumento erigido en 1897 con subscripciones de todo el mundo y dedicado así: "Honori, non memoriae Thomae Kempensis, cujus nomen perennius quam monumentum" (Al honor no a la memoria de Tomás de Kempis, cuyo nombre es más durable que cualquier monumento). Es interesante recordar que el mismo Maximiliano Hendrik, que mostró tal celo por mantener y honorar las reliquias de de Kempis, también se entusiasmó con la introducción de su causa de beatificación y empezó a reunir los documentos necesarios; pero solo el inicio había sido hecho cuando murió (1688) y desde esa fecha ningún paso más se ha tomado. Unas palabras sobre la afirmación, antes discutida y ahora casi aceptada, de que Tomás es el autor de la "Imitación de Cristo". El libro fue primero publicado anónimamente (1418) y rápidamente muy bien recibido, copiado por diferentes escribanos, y atribuido a varios escritores espirituales, San Bernardo, San Buenaventura, Henry de Kalkar, Inocente III, Jean Charlier de Gerson y Juan de Kempis, entre otros. En 1441 Tomás concluyó y firmó con su nombre un códice que aún existe (Biblioteca Real, Bruselas, 5855-61), que contiene los cuatro libros de la "Imitación" y nueve tratados menores. Así bien, durante doscientos años ningún intento serio se hizo para desposeer de Kempis de su título; pero a principios del siglo XVII se inició una feroz y prolongada controversia con el objeto de demostrar que el autor era Jean Charlier de Gerson, Canciller de París, o su variante italiano, Giovanni Gerson, supuesto abad benedictino de Vercelli. A un momento dado un inglés, Walter Hilton, Canónigo Regular de Thurgarton, autor de la "Escalera (Escala) de Perfección", fue presentado, pero la suposición de que él podía ser el autor no se mantuvo mucho tiempo. Por increíble que parezca, la existencia misma de Giovanni Gerson de Vercelli tiene todavía que demostrarse. De Jean Charlier de Gerson se han establecido los siguientes hechos, que son ampliamente demostrados en obras tales como la de Cruise, "Tomás de Kempis," y la de Kettlewell, "La paternidad literaria del De Immitatione Christi". No hay un solo testimonio contemporáneo en favor de Gerson; ni un solo manuscrito durante su vida ni durante treinta años después de su muerte le atribuye la obra; la evidencia interna, el estilo, el tema, etc. son en todos aspectos, desfavorables. En cambio hallamos la paternidad literaria de de Kempis demostrada por lo siguiente: varios testigos contemporáneos de incuestionable autoridad, incluso miembros de su propia orden, designan a Tomás como el autor; manuscritos contemporáneos, incluso un códice con su autógrafo, portan su nombre; la evidencia interna es totalmente favorable. Sir Francis Cruise resume este último elemento bajo tres encabezados:

Identidad de estilo, incluyendo peculiaridades comunes a la "Imitación" y a otros trabajos indiscutibles de de Kempis, a saber: barbarismos, vocablos italianizados, modismos holandeses, puntuación rítmica sistemática, y la palabra devotus tal como la utilizaban, principalmente, los miembros de la nueva devoción; La "Imitación" respira el espíritu de la escuela de misticismo de Windesheim; Esta impregnada por todas partes de las Escrituras y de los escritos de los Padres, sobre todo San Agustín y San Bernardo, fuentes favoritas de inspiración para de Kempis y sus compañeros Canónigos de Windesheim. La "Imitación" misma, él mas conocido y el primero en el orden del mérito de sus escritos originales, comprende en volumen aproximadamente un décimo de las obras de de Kempis. Originalmente, muchas fueron enseñanzas para los novicios y Canónigos más jóvenes de los cuales, como Sub-prior, Tomás estaba encargado; otros son tratados espirituales de aplicación más amplia y algunos de estos, tal como el "Oratio de elevatione mentis in Deum", en verdad se elevan a alturas sublimes de misticismo. Hay numerosas oraciones de grata devoción y elegantes himnos latinos de ritmo sencillo y tintineante rima. Una obra, de la que Tomás fue editor mas que autor, es una "Vida de (Santa) Lydwine, Virgen". La edición más completa hasta ahora de la "Opera Omnia" de de Kempis es la del jesuita Sommalius, publicada por Nut de Antwerp, 1607; aun éste no contiene el "Chronicon Montis Sanctae Agnetis", que fue editado por H. Rosweyd, S.J., y publicado en un volumen con el "Chronicon Windesemense" (Antwerp, 1621). De las innumerables ediciones de la "Imitación", sin duda, y de lejos, la más interesante es un facsímil del códice de 1441, publicado en Londres, 1879. Una espléndida edición crítica de la "Opera Omnia" fue publicada por Herder bajo la competente redacción del Dr. Pohl a principios del siglo XX. Quizás en este contexto podemos citar el entusiasmado elogio que el prior Pirkhamer dirigió a Pedro Danhausser, editor de la primera edición de las obras de Tomás de Kempis, 1494: "Nada más santo, nada más honorable, nada más religioso, nada en fin más provechoso para la comunidad cristiana podrá usted nunca hacer que dar a conocer estas obras de Tomás de Kempis".

VINCENT SCULLY Transcrito por Marie Jutras Traducido por Oscar Olague