Santiago de Compostela, Orden de
De Enciclopedia Católica
(Santiago de la Espada)
Fundada en el siglo doce, le debe su nombre al santo patrono de España, Santiago el Mayor, bajo cuyo estandarte los cristianos de Asturias comenzaron en el siglo octavo (Batalla de Covadonga, 722 d.n.e. Nota del Traductor) a combatir y a rechazar a los musulmanes de España. Sin embargo, Compostela en Galicia, el centro de la devoción a este apóstol, no es ni la cuna ni la sede principal de la orden. Dos ciudades han competido por el honor de ser el lugar de su nacimiento: León, en el reino de ese mismo nombre y Uclés, en Castilla. En aquella época (1157-1230) la dinastía en los reinos de Castilla y León estaba dividida en dos ramas rivales y esta rivalidad tiende a oscurecer los orígenes de la orden. Los Caballeros de Santiago tenían posesiones en ambos reinos, pero Fernando II de León y Alfonso VIII de Castilla, al otorgarlas, impusieron la condición de que la sede de la orden estuviese en sus respectivos reinos. Aquí comenzó una larga disputa, que solo vio el fin en 1230 cuando Fernando III, el Santo, unió ambas coronas. Desde entonces Uclés, en la Provincia de Cuenca, fue reconocida como el cuartel general de la orden; allí residía habitualmente el gran maestre, los aspirantes pasaban el año de prueba y se preservaron los valiosos archivos de la orden hasta su unión al “Archivo histórico nacional” de Madrid en 1869. La orden recibió su primera regla en 1171 del Cardenal Jacinto (posteriormente Celestino III), por ese entonces legado en España de Alejandro III. A diferencia de otras órdenes contemporáneas como Calatrava y Alcántara, que siguieron las severas reglas de los Benedictinos de Citeaux (el Císter, nota del traductor), Santiago adoptó la orden más moderada de los Canónigos de San Agustín. De hecho, en León ofrecieron sus servicios a los Canónigos Regulares de San Eloi, en el pueblo con ese mismo nombre, para proteger a los peregrinos y a las hospederías de los caminos de las rutas a Compostela. Esto explica el carácter mixto de la orden, que era hospitalaria y militar, al igual que la de San Juan de Jerusalén. Los caballeros fueron reconocidos como religiosos por Alejandro III, cuya Bula del 5 de julio de 1175 fue aprobada sucesivamente por más de veinte de sus sucesores. Estas actas pontificias, reunidas en el “Bullarium” de la orden, aseguraban todos los privilegios y exenciones que poseían las órdenes monásticas. La orden comprendía varias clases de miembros: canónigos, encargados de la administración de los sacramentos; hermanas, ocupadas en el servicio a los peregrinos; caballeros religiosos que vivían en comunidad y caballeros casados. El derecho al matrimonio, que otras órdenes militares solo pudieron obtener a finales de la Edad Media, les fue conferido a los de Santiago desde el principio bajo ciertas condiciones, como la aprobación del rey, la obligación de observar continencia durante el Adviento, la Cuaresma y durante ciertas fiestas en el año, que pasaban retirados en sus monasterios.
El carácter moderado de esta regla propició una rápida expansión de la orden, que eclipsó a las antiguas órdenes de Calatrava y Alcántara, cuyo poder era reconocido fuera de España incluso antes del 1200. La primera Bula de confirmación, aquella de Alejandro III, ya enumeraba una larga lista de donativos. En la cima de su desarrollo, la orden de Santiago poseía más posesiones que las órdenes de Alcántara y Calatrava juntas. En España estas posesiones incluían 83 encomiendas, de las cuales tres estaban reservadas a los grandes comendadores; dos ciudades, 178 plazas fuertes y villas, 200 parroquias, 5 hospitales, 5 conventos y un colegio en Salamanca. En ese entonces tenía 400 caballeros y podían alistar más de 1000 lanzas. Tenía la orden posesiones en Portugal, Francia, Italia, Hungría e incluso en Palestina. Abrantes, su primera encomienda en Portugal, data del reinado de Alfonso I en 1172, y pronto devino en una orden diferente (Orden de Avis, Nota del Traductor) que en 1290 Nicolás IV liberó de la jurisdicción de Uclés. La historia militar de la orden de Santiago está unida con la de los estados españoles. Ayudaron a rechazar a los musulmanes, combatiéndolos a veces de forma independiente y a veces junto a los ejércitos reales. También tuvieron una lamentable participación en las fatales disensiones que perturbaron a los cristianos de España y que dieron lugar a más de un cisma dentro de la orden. Por último, los de Santiago, participaron en las acciones marítimas contra los musulmanes. Por esta última causa le fue impuesta a los aspirantes la obligación de servir seis meses en las galeras esta obligación existía todavía en el siglo dieciocho, aunque la exención era fácil de comprar. La autoridad era ejercida por un Gran Maestre asistido por un Consejo de Trece, que elegía al Gran Maestre y tenía el derecho de deponerlo; por lo tanto tenía la jurisdicción suprema en cualquier disputa entre los miembros de la orden. El primer Gran Maestre, Pedro Fernández de Fuente Encalado, murió en 1184. Tuvo 39 sucesores, entre ellos, varios Infantes de España, hasta que en 1499, Fernando el Católico indujo al Papa para que le asignaran la administración de la orden. Bajo Carlos V, Adriano VI anexó a la corona de España las tres grandes órdenes militares españolas (Alcántara, Calatrava y Santiago) con transmisión hereditaria incluso por la línea femenina (1522). Desde entonces las tres órdenes han estado unidas bajo un gobierno común, aunque sus posesiones y títulos permanecieron separados. Para desembarazarse de los detalles de su administración, Carlos V instituyó un ministerio especial, el Consejo de las Órdenes, compuesto por un presidente nombrado por el rey, a quién representaba y por seis caballeros, dos delegados por cada orden. A este consejo le correspondía la presentación de los caballeros a las encomiendas vacantes y la jurisdicción en todos los asuntos de las órdenes, tanto civiles como eclesiásticos, salvo los casos puramente espirituales reservados para las dignidades eclesiásticas. Así terminaba la autonomía de las órdenes (ver CALATRAVA, ORDEN MILITAR DE). Su símbolo era una cruz roja terminada en una espada, que recuerda su título de la Espada y una concha (la venera), que se debe indiscutiblemente a su conexión con el peregrinar de Santiago.
ISLA, Regla de la Orden y cavalleria de Santiago (Antwerp, 1598); Bulario de la Orden de Santiago (Madrid, 1791); LLAMAZARES, Historia de las cuatro ordenes militares (Madrid, 1862); DE LA FUENTE, Historia eclesiástica de España (Madrid, 1874).
CH. MOELLER Trascrito por Herman F. Holbrook Por el Rev. James Doran, O.S.B., de St Benedicts, Still River. Traducido por José Andrés Pérez García