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Jueves, 18 de abril de 2024

San Tarasio

De Enciclopedia Católica

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Patriarca de Constantinopla, nacido en fecha desconocida; murió el 25 de Febrero del año 806. Era hijo del Patricio y Prefecto de Constantinopla, Jorge y de su esposa Eucracia y entró al servicio del Estado. En el 784, cuando Pablo IV, Patriarca de Constantinopla murió, Tarasio se convirtió en secretario imperial y en campeón de la veneración de las imágenes. Parece ser que antes de morir, el patriarca Pablo IV habría recomendado a Tarasio como su sucesor en el Patriarcado a la Emperatriz Irene, que era la Regente en nombre de su hijo Constantino VI (780-797).

Terminado el entierro de Pablo IV se reunió una gran asamblea popular ante el Palacio Magnaura para tratar el tema de la sucesión a la sede vacante. La Emperatriz hizo un discurso sobre el nuevo nombramiento al patriarcado y la muchedumbre proclamó a Tarasio como el candidato más valioso. La Emperatriz lo agradeció y manifestó que Tarasio había rechazado el nombramiento. Tarasio mismo pronunció un discurso declarándose a si mismo indigno de tal ministerio ya que, además, la elevación de un laico era muy arriesgada y la posición de la Iglesia de Constantinopla había llegado a ser muy complicada, ya que estaba separada de los católicos de Occidente y aislada de los otros Patriarcados orientales; en consecuencia, explicó, él estaría dispuesto a aceptar el cargo de Patriarca con la condición de que se restaurara la unidad y que, de acuerdo con el Papa, se convocase un concilio ecuménico. La mayoría del pueblo aprobó estas ideas y lo mismo la Corte imperial. Así, el 25 de Diciembre de 784, Tarasio fue consagrado Patriarca. En 785 envió al sacerdote Jorge como su legado al Papa Adriano I con una carta en la que anunciaba su nombramiento. En su respuesta, el Papa expresó su desaprobación a la elevación de Tarasio directamente de laico a obispo en contra de las normas canónicas, pero concedió clemencia para gobernar en vista de los ortodoxos puntos de vista del Patriarca y le reconoció como tal.

Después de esto, Tarasio, en acción combinada con el Papa y la Corte Imperial, convocó el II concilio de Nicea, VII de los ecuménicos, que rechazó la doctrina iconoclasta. La unión con la iglesia de Roma fue restaurada.

Concluido el Concilio, el Patriarca disputó un gran número de luchas, no solo con el partido de los iconoclastas de la capital sino también con el partido de los monjes ortodoxos. Primeramente, estos le reprocharon el haber reinstaurado en sus sedes a los obispos iconoclastas si bien se habían sometido a los decretos del Concilio de 787. Sin embargo, esta acusación no tuvo efecto, ya que se habían seguido en todo momento los decretos conciliares. Otra acusación fue mucho más importante: que Tarasio había tolerado y promovido la simonía, porque a los obispos que habían pagado dinero para conseguir sus puestos, solamente los condenó a un año de penitencia, manteniendo sus sedes. El Patriarca se defendió a si mismo por escrito de esta acusación que rechazó de plano; más aún, escribió una muy severa carta sinodal contra los simoníacos. Los monjes, sin embargo, no estaban satisfechos; mantenían sus acusaciones y, también, atacaron al Concilio de 787. Algo más tarde, Teodoro de Studium, que había participado en aquellas disputas, mudó su opinión sobre Tarasio e incluso sobre el segundo Concilio de Nicea, cuyo carácter ecuménico reconoció finalmente. En relación con Occidente continuaron existiendo grandes dificultades. También hubo nuevas discusiones en Constantinopla cuando el emperador Constantino VI apartó a su esposa legítima y quiso casarse con Theodata, pariente del Abad Teodoro de Studium. Tarasio rechazó de plano oficiar el segundo matrimonio y expresó su desagrado por la conducta del sacerdote José que había casado al emperador. Los celosos monjes, cuyos líderes eran los abades Plato de Sacudium y Teodoro de Studium, acusaron al Patriarca de debilidad, porque no actuó contra el emperador. Rechazaron tener comunidad eclesial con Tarasio en el futuro y fueron, consecuentemente, perseguidos violentamente por el emperador quien, sin embargo, trató al Patriarca ásperamente. Después que Irene destronó a Constantino en 797, Tarasio depuso al sacerdote José y la paz fue de nuevo restaurada entre el Patriarca y los monjes (Ver THEODORE OF STUDIUM).

En 802, Tarasio coronó al emperador Nicéforo, que, a su vez, había destronado a Irene, un acto que había desagradado muchísimo al pueblo. El Patriarca, en ningún momento, había tenido nada que ver con las intrigas de la Corte. Su vida fue ascética y simple, reprimió el lujo del clero, predicó con gran celo y fue muy caritativo con los pobres. Después de su muerte fue venerado como santo. Su nombre está incluido en el Martirologio Romano y la fecha de su fiesta es el 25 de Febrero.

P. KIRSCH Transcrito por MichaelC. Tinkler

Traducido por Francisco Javier Revuelta