San Félix de Cantalice
De Enciclopedia Católica
Fraile Capuchino nacido en Cantalice, en el extremo noroeste de Abruzzi; fallecido en Roma el 18 de Mayo de 1578. Los franciscanos y algunas diócesis italianas celebran su fiesta el día de su muerte. Su iconografía generalmente lo presenta llevando en brazos al Niño Jesús, por una visión que tuvo una vez que la Santísima Virgen María se le apareció y le colocó entre los brazos al Niño Divino
Sus padres eran campesinos y a muy temprana edad Félix ya atendía a las ovejas. A los nueve años fue contratado por un granjero en Cotta Ducale y ahí permaneció durante más de veinte años, primero como pastor y después como granjero. Pero desde su tierna infancia, Félix dio muestras de gran santidad, ocupaba su tiempo libre en la oración tanto en la intemperie o en algún lugar recogido. Un amigo le leía las vidas de los Padres del Desierto y a Félix le fue naciendo un gran deseo de vida eremítica, pero tenía miedo de vivir privado de la obediencia de un superior. Así que oró para que el Señor le iluminara y por fin se decidió a solicitar ingreso en la orden de los Capuchinos. Al principio, los frailes dudaban en aceptarlo pero finalmente le invistieron con el hábito en 1543 en Anticoli, provincia de Roma. Estuvo asediado por tentaciones muy severas pero se mantuvo perseverante y profesó dentro de la orden. Las tentaciones eran tan fuertes que llegaron a resentir su salud corporal. En 1547 fue enviado a Roma designado como limosnero de la comunidad. Ahí permaneció el resto de su vida y en el cumplimiento de su humilde oficio se fue convirtiendo en un verdadero apóstol de Roma.
La influencia que desde muy pronto ejerció entre el pueblo romano es una evidencia del poder inherente de la santidad personal sobre las conciencias humanas. No tenía ningún tipo de estudio, ni siquiera sabía leer; y sin embargo eruditos teólogos acudían a consultarle sobre la ciencia de la vida espiritual y las Escrituras. En cuanto aparecía por las calles de Roma, muchas personas en pecado se postraban y se apartaban de su vista. A veces Félix las paraba y les exhortaba seriamente a cambiar de vida; se esforzaba especialmente en adoctrinar a los jóvenes. Pero también recriminaba las actuaciones de jueces o dignatarios, en materia de prevenir el pecado, Félix no respetaba ninguna dignidad personal. En una ocasión, ayudado por San Felipe Neri organizó en pleno carnaval una procesión con crucifijos; detrás iban los frailes Capuchinos y Félix iba el último y arrastraba a Fray Lupo, un predicador Capuchino muy conocido, con una cuerda al cuello, en representación del juicio del Señor por sus ejecutores. Como consecuencia, aquel año se suspendió el carnaval con todas sus licencias al pecado.
Pero el apostolado más especial de Félix era el que ejercía con los niños de la ciudad, que le querían y respetaban mucho. Su método con los niños consistía en reunirlos en grupos y, sentados en círculo, les hacía entonar cánticos que él mismo había compuesto y en los que se mostraba la belleza de la bondad y la fealdad del pecado. Esos cánticos se hicieron populares y sucedía que muchas veces, mientras caminaba por la ciudad como limosnero, muchas familias le invitaban a pasar y le pedían que les cantara. Félix aprovechaba la oportunidad para explicar alguna verdad espiritual en un verso improvisado. Durante la hambruna de 1580 las autoridades solicitaron a los superiores de Félix que éste se pusiera a disposición municipal para recoger limosnas para los necesitados y el santo fue incansable en su labor. Pero durante todo el proceso, Félix conservó su admirable humildad y simplicidad. Acostumbraba a designarse a sí mismo como “El Borrico de los Capuchinos”. Inmediatamente después de su muerte, el pueblo de Roma lo aclamaba ya como santo, en 1625 Urbano VIII lo nombró Beato y en 1712, Clemente XI procedió a su canonización. Su cuerpo descansa bajo un altar dedicado a su advocación en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Roma.
FATHER CUTHBERT Transcrito po Joseph P. Thomas Traducido por Susanna Alonso-Cuevillas De la Parroquia de la Purísima Concepción de Barcelona (en memoria de su hijo Félix)