San Alejandro, San
De Enciclopedia Católica
Patriarca de Alejandría, fecha de nacimiento incierta; murió el 17 de Abril de 326. Es, prominente por el hecho que su designación a la sede patriarcal hizo salir al hereje Arrio de este lugar. Arrio había empezado a enseñar sus herejías en el año 300 cuando Pedro, por quien fue excomulgado, era Patriarca. Fue reinstalado por Aquiles, el sucesor de Pedro y entonces empezó a planear para convertirse en obispo. Cuando Aquiles murió, Alejandro fue elegido. Después de esto Arrio dejó todo disfraz. Alejandro era particularmente desagradable para él, aunque tan tolerante en los primeros errores de Arrio que el clero casi se revela. Finalmente la herejía fue condenada en un concilio celebrado en Alejandría, y más tarde, como es bien conocido, en el Concilio Ecuménico de Nicea, de cuyas Actas se acredita la elaboración a Alejandro. Un mérito adicional de este gran hombre es que durante su ministerio pasó por las sangrientas persecuciones de Galerio, Maximino, y otros. Fue mientras su predecesor Pedro estaba en prisión, esperando el martirio, que él y Aquiles pudieron establecer contacto con el pontífice, e intercedieron para la reinstalación de Arrio, lo que Pedro rechazó absolutamente declarando que Arrio estaba condenado a la perdición. El rechazo evidentemente tuvo poco efecto, puesto que al suceder Aquiles a Pedro, Arrio fue hecho presbítero; y cuando a su vez Alejandro llegó a la sede, el hereje fue todavía tolerado. Vale la pena registrar que el gran Atanasio sucedió a Alejandro, el moribundo pontífice obligó al futuro doctor de la Iglesia a aceptar el puesto.
Alejandro es descrito como “un hombre tenido en el más alto honor por el pueblo y el clero, magnífico, liberal, elocuente, justo, amante de Dios y el hombre, dedicado a los pobres, bueno y bondadoso para todos, tan mortificado que nunca rompió su ayuno mientras el sol estaba en los cielos” Su fiesta se celebra el 17 de Abril. ( N. del T. actualmente su fiesta se celebra el 26 de Febrero)
T.J. CAMPBELL Transcrito por Joseph P. Thomas Traducido por José Luis Fernández