Remigio, San
De Enciclopedia Católica
Apóstol de los Francos, Arzobispo de Reims, nació en Cerny o Laon en el 437; murió en Reims, el 13 de enero de 533. Su fiesta se celebra el 2 de octubre. Su padre fue Emilio, Conde de Laon. Estudió literatura en Reims y pronto llegó a ser tan notable por sus conocimientos y santidad que fue elegido Arzobispo de Reims a los veintidos años. De ahí en adelante su principal propósito fue la propagación del Cristianismo en el dominio de los Francos. El relato del regreso de los vasos sagrados que habían sido robados de la Iglesia de Soissons atestigua la cordial relación existente entre él y Clovis, Rey de Los Francos, a quien convirtió al Cristianismo con la ayuda de San Waast (Vedastus, Vaast) y Santa Clotilda, esposa de Clovis. Aún antes de que abrazara el Cristianismo, Clovis había prodigado abundantes beneficios sobre ambos, el Obispo y la Catedral de Reims, y después de la batalla de Tolbiac, pidió a Remigio bautizarlo en Reims (24 de diciembre de 496) en presencia de varios obispos de los Francos y Alemanes y gran cantidad del ejército de los Francos. Clovis otorgó a Remigio extensiones de territorio, en las que éste último estableció y dotó muchas iglesias. Erigió, con el consentimiento papal, obispados en Tournai; Cambrai; Terouanne, donde ordenó el primer obispo en 499; Arras, donde colocó a San Waast; Laon, el cual dio a su sobrino Gunband. Los autores de “Gallia Christiana” registran numerosas y munificentes donaciones hechas a San Remigio por miembros de la nobleza Franca, que él entregaba a la catedral en Reims. En el 517 celebró un sínodo, en el cual, después de una acalorada discusión, convirtió a un obispo de ideas Arrianas. En 523 escribió congratulando al Papa Hormisdas por su elección. San Medardo, Obispo de Noyon, fue consagrado por él en 530. Aunque la influencia de San Remigio sobre la gente y los prelados era extraordinaria, sin embargo en una ocasión, la crónica de la cual ha llegado hasta nosotros, su modo de actuar fue criticado. Su perdón de las infracciones de un tal Claudio, un sacerdote, trajo sobre él los reproches de sus hermanos episcopales, quienes estimaban a Claudio merecedor de degradación. La respuesta de San Remigio, que todavía existe, es hábil y convincente (cf. Labbe, “Concilia”, IV). Sus reliquias fueron guardadas en la catedral de Reims, de donde Hincmar las había trasladado a Epernay durante el período de la invasión de los Normandos, luego, en 1099 a instancias de León IX, a la Abadía de Saint-Remy. Sus sermones, tan admirados por Sidonio Apolinar (lib. IX, cap. lxx), ya no existen. En sus otras obras encontramos cuatro cartas, una que contiene su defensa en el caso de Claudio, dos escritas a Clovis, y una cuarta al Obispo de Tongres. De acuerdo con varios biógrafos, el Testamento de San Remigio es apócrifo; Mabillon y Ducange, sin embargo, defienden su autenticidad. La atribución de otras obras a San Remigio, particularmente un comentario sobre la Epístolas de San Pablo, carece enteramente de fundamento.
Acta Sanct. I October, 59-187; Hist. litt. France, III (Paris, 1735), 155-163; DE CERIZIERS, Les heureux commencements de la France chretienne sous St. Remi (Reims, 1633); MARLOT, Tombeau de St. Remi (Reims, 1647); DORIGNY, Vie de St Remi (Paris, 1714); AUBERT, Vie de St. Remi (Paris, 1849); MEYER, Notice de deux MSS. de la vie de St. Remi in Notes et extraits de MSS., XXXV (Paris, 1895), 117-30; D'AVENAY, St. Remi de Reims (Lille, 1896); CARLIER, Vie de St Remi (Tours, 1896).
Escrito por JOSEPH DEDIEU
Transcrito por Thomas M. Barrett
Dedicado a la memoria de San Remigio
Traducido del Inglés por Daniel Reyes V.