Paul de Samosata
De Enciclopedia Católica
Obispo de Antioquía. Varios concilios, probablemente tres, se convocaron contra él, alrededor de los años 264 - 266. S. Dionisio de Alejandría quiso asistir al primero de ellos, pero no pudo por enfermedad. Estaban presentes Firmiliano de Cesarea, S. Gregorio Taumaturgo, su hermano Atenodoro y muchos otros. Pablo era el procurador civil (Procurator ducenarius), protegido por Zenobia, la famosa reina de Palmira. Era un hombre rico y reunía obsequiosos amigos entre los obispos cercanos. Muchos defendían su doctrina y él se declaraba ortodoxo.
En la primera reunión, los obispos quedaron satisfechos; en la siguiente fue condenado, prometió retractarse, pero no lo hizo. Se reunió otro concilio. Firmiliano murió cuando iba de camino y la dirección la asumió el presbítero Malquión de, hombre de letras y cabeza de una escuela de literatura griega en Antioquía. En la disputa con Pablo demostró claramente su herejía y trató de que fuera depuesto. En Eusebio se a conservado parte de una carta escrita por Malquion en nombre del sínodo y dirigida al papa Dionisio de Roma, a Máximo de Alejandría y a los obispos y clero de todo el mundo; sólo quedan unos pocos fragmentos del informe sobre la disputa.
La carta acusa a Pablo de adquirir grandes riquezas por medios ilícitos, de mostrar orgullo y mundanidad de haber colocado para sí un púlpito elevado en la iglesia y de insultar a quienes no le aplaudían y agitaban sus pañuelos etc. Había escandalizado al admitir a mujeres para que vivieran en su casa y había permitido que sus clérigos hicieran lo mismo. Pablo no podía ser expulsado de la sede hasta que el emperador Aureliano tomara posesión de Antioquía (272) y aún entonces rehusó evacuar la casa que pertenecía a la iglesia. Se apeló al emperador pagano Aureliano, que por entonces estaba a favor de los cristianos, quien decidió, muy justamente según Eusebio (vii, 30, 19), que se diera la casa a quienes dijeran los obispos italianos y la ciudad de Roma - estaba evidentemente informado de que el cuestión de la legitimad dependía de la comunión con Roma y que se daría tras ser examinado por el papa y su consejo. Pablo fue desahuciado por el poder civil y cayó en desgracia. Nada más sabemos de su vida. Su doctrina era similar al monarquianismo dinámico de Teodoto y se de mote le llamaban seguidor de Artemas.
Sobre su doctrina podemos decir lo siguiente: El Padre, Hijo y Espíritu Santo son una sola persona (prosopon). El Hijo o Logos no tiene hipóstasis, siendo solamente la sabiduría y ciencia de Dios, que está en El como la razón está en el Hombre. Antes de la creación nació como Hijo (Logos prophorikos), sin una virgen. No tiene forma y no puede hacerse visible al hombre. Obró en los profetas, sobre todo en Moisés (hay que recordar que Zenobia era judía y que su monarquianismo puede haber tenido la intención de ser agradable para ella) y de forma más elevada en el Hijo de David que nació del Espíritu Santo de una Virgen. Cristo, el Salvador es esencialmente un hombre pero el Espíritu Santo le inspiraba.. El Padre y el Hijo son un Dios, mientras que Cristo es de la tierra con su propia personalidad. Así pues, hay dos personas en Cristo. El Logos como Sabiduría habita en el hombre Jesús como nosotros vivimos en nuestras casas y obraba en El como inspiración, enseñándole y estaba unido con El, pero no sustancialmente (o esencialmente, ousiodos), sino cualitativamente (kata poioteta).
María no parió al Verbo, porque María no existía antes de los mundos, sino a un hombre como nosotros. Pablo negaba lo que se infiere, es decir la existencia de dos Hijos. El Hijo de la Virgen es grande por la Sabiduría, que habita en El como en ningún otro.
La unión de dos Personas es posible solamente por acuerdo de la voluntad, que da como resultado la unidad de acción y es originada por el amor. Por esta clase de unión Cristo tuvo mérito, pero no hubiera tenido ningún merito si la unión hubiera sido por naturaleza. Por la inalterabilidad de Su voluntad El es como Dios y estaba unido a El permaneciendo limpio de pecado. Por su determinación y sufrimiento venció al pecado de nuestros primeros padres y se unió a Dios, siendo uno con El en la intención y en la acción.
Dios obraba en El para que hiciera milagros y probara que era el Redentor y Salvador de la raza humana. Por el siempre creciente y nunca cesante movimiento de amistad El se ha unido a si mismo con Dios de manera que no puede separarse ya por toda la eternidad y su Nombre está sobre todo Nombre como un don de amor. Se le ha entregado el juicio; se le puede llamar "Dios que viene de la Virgen", "Dios de Nazareth". Se dice que preexistía, pero solo como predestinación. El bautismo de Cristo era visto por Pablo normalmente como un paso en su unión con el Logos. Si hubiera sido Dios por naturaleza, argüía Pablo, habría dos Dioses. Prohibió los himnos a Cristo y atacó abiertamente las antiguas (alejandrinas) interpretaciones de la Escritura.
Sus partidarios no desaparecieron inmediatamente. El concilio de Nicea declaró que el bautismo conferido por los seguidores de Pablo era inválido. Hay algo de estas doctrina, aunque no mucho, en los sistemas lucianistas y arrianos que surgieron en Antioquía, pero su cristología era muy opuesta a ésta, que iba a reaparecer de forma modificada en Teodoro de Mopsuestia, Diodoro, Nestorio y hasta en Teodoreto, aunque estos últimos antioquenos rechazaban cualquier parecido con el hereje Pablo, hasta en la cristología.
Debe darse por cierto que el concilio que condenó a Pablo rechazó también el término homoousios, pero, naturalmente, lo rechazó sólo en el falso sentido en que lo usaba Pablo; no porque con ese término quisiera indicar una unidad hipostática en la Trinidad (así san Hilario), sino porque quería decir una sustancia común de la que tanto el Padre como el Hijo procedían o que él dividía entre Ellos (así S. Basilio, S. Atanansio, aunque no está claro). Los que en el siglo cuarto se oponían a la doctrina de Nicea, utilizaron frecuentemente esa condenación de la palabra nicena, en un famoso concilio.
Los fragmentos de su obra mejor recogidos están en Routh, "Rell. SS.", III. Otros fragmentos en Pitra, "Analecta sacra", III-IV. La carta de S. Dionisio es falsa. La de los seis obispos a Pablo se rechaza normalmente, aunque Harnack, siguiendo a Hagemann, piensa que es genuina.
Bibliografia
HARNACK, Gesch. der Altchristl. Litt., I (1893); BARDENHEWER, Gesch. der Altkirchlichen litt., II (1903); HEFELE, Councils, I (tr. 1883); RÉVILLE, La Christologie de Paul de Samosate in Etudes de critique et d'histoire (Paris, 1896).
John Chapman.
Transcrito por Douglas J Pottrer. Dedicado al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María
Traducido por Pedro Royo.