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Martes, 19 de marzo de 2024

Newman: Desde las sombras hacia la verdad I

De Enciclopedia Católica

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Ex umbris et imaginibus in Veritatem

Siempre resulta complicado adentrarse en la vida y obra de un personaje histórico, pero en el caso de Newman se añade su gran personalidad, los conocimientos científicos, filosóficos y doctrinales y la densidad de su obra, pensada profundamente en cada uno de sus párrafos. Se trata de una personalidad de una grandeza intelectual y moral enorme, una luz en una Inglaterra convulsa, y en una lucha ideológica dentro del anglicanismo, y más tarde, en el seno de la Iglesia católica, desde su conversión. Newman abarcato do un siglo, casi noventa años del siglo XIX, por eso, antes de entrar en el personaje y en su pensamiento es obligada una introducción a su época, a laque seguirán unos apuntes biográficos, un comentario a su extensa obra y a su doctrina.

Situación de la religión y las relaciones entre la Iglesia y el Estado en la Inglaterra en el siglo XIX

Aquella máxima de Cavour, “una Iglesia libre en un Estado libre” como consecuencia de los principios liberales y de las ideas revolucionarias desde la Revolución Francesa, no era válida en Inglaterra, porque la Iglesia anglicana marcaba la confesionalidad y la monarquía era la depositaria y la máxima autoridad eclesiástica. [1] El cambio de la sociedad hacia un laicismo beligerante con la religión, parecía más difícil en Inglaterra que en el resto de Europa, porque la religión estaba presente en muchas facetas de la vida social. El problema que se planteaba era otro: los disidentes, católicos y protestantes, estaban logrando un teórico reconocimiento de sus derechos, desde 1828 los protestantes, y un año más tarde, los católicos; se trataba de eliminar las limitaciones e implantar la igualdad civil, una igualdad que tardaría casi un siglo en ponerse en práctica realmente [2].Como resultado de la revolución de 1830, Newman y los dirigentes del Movimiento de Oxford pensaban que el remedio al liberalismo era preparar la religión para los nuevos tiempos, formarse y combatir el liberalismo religioso derivado del liberalismo político. Newman salió de Inglaterra en 1832,3 para realizar un viaje por Italia y el Mediterráneo; desde allí escribió sobre la situación europea y consideraba que los principios de la revolución francesa, renacidos en 1830, sobre el derecho a eliminar gobernantes eran erróneos, porque los gobernantes lo eran por derecho divino. Newman tenía el concepto de la autoridad como una característica que Dios da a los gobernantes, para Newman, la autoridad era un derecho divino. En ese momento consideró necesario clarificar sus ideas sobre la Iglesia y la infalibilidad en unas conferencias escritas entre 1834 y 1836.4 Para Newman, la controversia de la infalibilidad del Papa, un punto importante de discusión en el mundo católico, con una definición del Concilio Vaticano I, esa infalibilidad, era una victoria de la Providencia, aunque parece que el Papa Pío IX pretendía una definición más rigurosa, la Declaración quedó como sigue, ese es el texto del Concilio [5]: “Más como quiera que en esta misma edad en que más que nunca se requiere la eficacia saludable del cargo apostólico, se hallan no pocos que se oponen a su autoridad, creemos ser absolutamente necesario afirmar solemnemente la prerrogativa que el Unigénito Hijo de Dios se dignó juntar con el supremo deber pastoral. Así, pues, Nos, siguiendo la tradición recogida fielmente desde el principio de la fe cristiana, para gloria de Dios Salvador nuestro, para exaltación de la fe católica y salvación de los pueblos cristianos, con aprobación del sagrado Concilio, enseñamos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que el Romano Pontífice cuando habla ex cátedra –esto es, cuando cumpliendo su cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, define por su suprema autoridad apostólica que una doctrina sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la Iglesia universal-, por la asistencia divina que le fue prometida en la persona del bienaventurado Pedro, goza de aquella infalibilidad de que el Redentor divino quiso que estuviera provista su Iglesia en la definición de la doctrina sobre la fe y costumbres; y, por tanto, que las definiciones del Romano Pontífice son irreformables por sí mismas y no por el consentimiento de la Iglesia.”[canon] Y si alguno tuviere la osadía, lo que Dios no permita, de contradecir a esta nuestra definición, sea anatema.” [6] El éxito del liberalismo desde 1830 le hizo pensar en una reforma a fondo de la Iglesia irlandesa; en ese momento, Keble hizo su famoso sermón sobre la Apostasía nacional; [7] por su parte, Newman hizo campaña entre los propietarios de su parroquia rural para que no votaran a los candidatos de la reforma liberal. Esta actitud, firme y decidida, hay que entenderla en su contexto, en una atmósfera de pánico en la que surgió el movimiento tractariano [8]. Había miedo a que la reforma prevista, dejara sin ayudas estatales a la iglesia de Inglaterra, y eso sería un desastre, porque la dependencia económica del Estado era esencial para los anglicanos. Aquel problema que parecía insalvable, fue clave para la actitud de Newman, porque como la iglesia inglesa no podía apoyarse en el Estado, tenía que reformarse y volver a los orígenes, a la autoridad de los apóstoles. Así, el movimiento de Oxford se convirtió en un movimiento religioso con un ansia profunda de reforma. La consecuencia, combatir el liberalismo y afirmar los dogmas del cristianismo [9] :“mi batalla era contra el liberalismo; entiendo por liberalismo el principio antidogmático y sus consecuencias…los principios fundamentales del movimiento de 1833… Desde los quince años el dogma ha sido el principio fundamental de mi religión.” Esa lucha contra el liberalismo y el laicismo estaba en pleno apogeo y después de un análisis profundo cristalizó en una serie de documentos como la Encíclica de Pío IX, Qui Pluribus que definía claramente la relación entre la razón y la fe, [10] la Alocución Singulari quadam, que trata del racionalismo e indiferentismo,11de la falsa libertad de la ciencia, con la Carta Gravissimas inter, [12] sobre el indiferentismo, con la Encíclica Quanto conficiamur moerore, dirigida a los obispos italianos, [13] El Syllabus, compendio de errores modernos, ya comentados en documentos y encíclicas anteriores, justo el 8 de Diciembre de 1864 [14], fiesta de la Inmaculada Concepción; y sobre todo, el Concilio Vaticano I, XX Concilio Ecuménico, sobre la fe y la Iglesia, que estudia con atención el conocimiento, la razón y la fe, la Iglesia y el Primado de Pedro, la Transubstanciación [15]. Es sólo una muestra de la preocupación por el liberalismo, el racionalismo y el indiferentismo. En el ámbito religioso, el movimiento de Oxford se consagró al estudio de la patrística, insistía en la santidad de vida y en la tradición moral, restablecía la confesión auricular y la absolución, defendía la renovación de las órdenes religiosas y la liturgia; fue una verdadera revolución religiosa, aún con las dificultades de la conversión al catolicismo de Newman, en 1845 y de Manning en 1857 [16]. En Escocia, el conflicto fue mucho más violento que el estilo moderado del movimiento de Oxford, porque las leyes permitían que las familias de las parroquias eligieran o rehusaran candidatos eclesiásticos. Hubo un enfrentamiento con el Estado y se creó la iglesia libre de Escocia en 1843. En el fondo, el movimiento de Oxford y la secesión de Escocia respondían al mismo problema, la lucha contra un Estado cada vez más absorbente y controlador. Eran intentos de dar a la Iglesia la organización general de la sociedad. Paralelo a esta situación, en 1851, se restauró la jerarquía católica en Inglaterra, con una reacción de los antipapistas ingleses [17].

Disputa por la enseñanza entre la Iglesia y el Estado

Un problema central del enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado en Inglaterra fue la enseñanza, porque desde principios del XIX el Estado quería controlar la enseñanza, una actividad que en Inglaterra siempre había estado en manos de la iniciativa privada. Como la presión privada era muy fuerte, el Estado cedió una parte de sus objetivos en 1833, pero el problema se planteó entre la Iglesia oficial y las iglesias libres, bastante radicales, porque el reparto de fondos estatales estaba sobre la mesa. Desde mediados del XIX, las iglesias cedieron al Estado porque no podían ocuparse de una enseñanza para todos, pero con la condición de que la enseñanza fuera neutral, sin ideologías, un extremo al que los anglicanos, que monopolizaban la escuela privada, se opusieron. El Estado adoptó una solución salomónica, permitiendo la convivencia de dos tipos de escuelas religiosas, y alargando el conflicto hasta finales del siglo XIX [18]. Como vemos, el problema del enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado no era trivial sino esencial, tal como se ha demostrado con los sistemas totalitarios hasta la actualidad. Los gobiernos y sistemas contrarios a la libertad, se esfuerzan en controlar la enseñanza, caballo de batalla para controlar o imponer un modelo de sociedad. Aún es un problema no resuelto [19].

Datos biográficos

John Henry Newman (1801-1890) llena todo el siglo XIX y se proyecta en el siglo XX y por su actualidad, en el siglo XXI. Llenar no es una simple expresión, es una realidad plena en la trayectoria de Newman. Autor sagrado, filósofo, hombre de letras, líder del Movimiento Tractariano, y el más ilustre converso inglés a la Iglesia. Los últimos años de su dilatada vida, fue nombrado Cardenal diácono de San George in Velabro. Había nacido en la ciudad de Londres, el 21 de febrero de 1801, fue el mayor de seis hermanos, tres hombres y tres mujeres; y murió en Edgbaston, Birmingham, el 11 de agosto de 1890. Su padre fue John Newman, un banquero, su madre Jemima Fourdrinier, de una familia hugonote establecida en Londres como cinceladores y fabricantes de papel. Se sabe que el apellido se había escrito “Newmann”, dando a entender su posible ascendencia judía, pero las polémicas no nos interesan, sino la vida y obra de Newman. Su ascendencia francesa está fuera de dudas. Conviene destacar que recibió de su madre su primera formación religiosa, una derivación del Calvinismo; y es más que probable que está formación le ayudó al dominio que demostraba en el lenguaje, oral o escrito. Su hermano Francis William, escritor, pero de escasa elegancia literaria, según los entendidos, se separó de la Iglesia Inglesa para entrar en el Deísmo; su segundo hermano, Charles Robert, no tenía convicciones religiosas y se declaraba ateo. Una de las hermanas, Mary, murió muy joven; Jemima tiene un lugar destacado en la biografía del cardenal durante la crisis de su anglicanismo; y es preciso destacar la importancia de una hija de Harriet, Anne Mozley, por las "Cartas y Correspondencia" de 1845, que contienen pensamientos y conclusiones de la propia mano del Cardenal Newman de la "Apología" Clásica desde el día en que fue completada, la "Apología" será siempre la principal autoridad de los primeros pensamientos de Newman, y de su juicio acerca del gran resurgimiento religioso, conocido como el Movimiento de Oxford, del cual fue el guía, el filósofo y más que la víctima, el mártir, porque defendió una opción personal en contra de todos, y fue criticado por todos, anglicanos y católicos. La inmensa correspondencia de Newman, espera una publicación completa y sistemática para poder valorar con más profundidad su rica personalidad, su estilo impecable, su calidad literaria y la profundidad de su pensamiento. La grandeza de Newman se basa en unir una originalidad, a menudo cercana a lo genial, y una gran profundidad espiritual. Newman destaca entre los insignes literatos de su tiempo por la claridad de su pensamiento cristiano, un pensamiento que impregna su vida y sus escritos y cartas. Newman supo unir literatura, profundidad intelectual y santidad. Newman es una figura de primer orden del siglo XIX, es el defensor del catolicismo frente al agnosticismo, el relativismo y las nuevas teorías positivistas y evolucionistas. Fue educado en la lectura de la Biblia desde su infancia, pero sus creencias y convicciones religiosas se manifestaron en la adolescencia. Era un joven de espíritu soñador, idealista, algo escrupuloso, convencido de dos realidades, él mismo, y Dios. Como consecuencia tenía una predisposición a la reflexión y a la mística, al estudio de la Patrística, [20] influenciado por las lecturas y reflexiones de diversos autores, porque su saber y su formación eran muy amplios, abarcando casi todos los ámbitos del saber. Estaba convencido de su vocación misionera, de la predicación de la doctrina de los Santos Padres, y de la crítica contundente contra la Iglesia y el Papa, considerado un mal. Era reflexivo, aunque no solitario, y escribía desde pequeño, leyendo con avidez novelas y libros de pensamiento. Se matriculó en el Trinity College de Oxford, en diciembre de 1816, y en 1818 ganó una beca de 60 libras por nueve años. [21] En 1819 el banco de su padre suspendió pagos [22], Newman siguió trabajando para terminar sus estudios y llegó a perder la salud bajando en su rendimiento intelectual. Las cualidades de Newman eran sobresalientes, y Oriel era la más renombrada de las Universidades de Oxford; y fue elegido tutor en Oriel el 12 de abril de 1822. La sensación que sintió está expresada con claridad, fue "el punto de quiebra de su vida, y de todos los días, el más memorable." Algunas obras le marcaron su trayectoria, como la “Analogía de la religión” del obispo Butler [23]. En el año 1821 había renunciado a estudiar Derecho, un antiguo deseo de ser abogado, y decidió tomar órdenes sagradas. Como tutor de Oriel, consideraba que tenía una obligación en la salvación de las almas; fue ordenado el 13 de junio de 1824; y se convirtió en cura de San Clemente, en Oxford, donde permaneció dos años trabajando en tareas parroquiales. Y aquí los puntos de vista en los que había sido educado lo decepcionaron; empezó a plantearse cuestiones relacionadas con la fe, analizando las falsas soluciones que daba el Calvinismo; se dio cuenta que el calvinismo no era la explicación más adecuada de la esencia del ser humano. Escribió diversos artículos sobre el tema y recibió la influencia de Whateley, más tarde Arzobispo Anglicano de Dublín, quien, en 1825, lo nombró su vicepresidente en St. Mary’s Hall. Whateley fue un estímulo para Newman, a través de discusiones sobre el cristianismo, un cristianismo como organismo social y soberano diferente y separado del estado; pero estas discusiones lo llevaron a adoptar ideas más liberales y abiertas. De Hawkins, cuyo apoyo le valió ser rector de Oriel, Newman estudió y asimiló las doctrinas católicas de la tradición y regeneración bautismal, y la precisión de conceptos que más tarde le provocarían una serie de controversias. De otro clérigo de Oxford aprendió a creer en la sucesión apostólica. Pero parece que la obra que más influyó en su pensamiento y en su decisión de acercarse al catolicismo fue la "Analogía" de Butler, que leyó en 1823. No podemos dejar de citar la influencia de algunos santos padres de la escuela de Alejandría, como Clemente y San Atanasio. Podemos afirmar que Newman estuvo muy influido por teóricos y pensadores anglicanos y de Oriente. La consecuencia fue la crítica del calvinismo y de su poca solidez. [24] El año 1828 fue un año dramático y grande al mismo tiempo en la vida de Newman. A principios de Enero, murió su hermana menor, Mary, a los 19 años de edad; era su hermana preferida y supuso un golpe tremendo para él. El mismo mes de Enero de 1828, la universidad de Oriel le nombró Vicario de St. Mary’s (la iglesia de la universidad) [25] y desde su púlpito realizó sus "Sermones Parroquiales", con gran simplicidad, pero demostrando una seriedad, una sabiduría y un sentido común difíciles de igualar. Cuando fueron publicados, se decía que superaban todos los demás sermones publicados hasta la fecha. No eran discutibles; y la teología católica tendría muy poco que objetarles. Con un estilo impecable, bien elaborados, con energía, demuestran al cabo de los años que no han perdido su valor. Parecen serios y demuestran un espíritu reflexivo y solitario. En tono son severos y frecuentemente melancólicos, como la manifestación de un espíritu solitario. Renunció a su tutoría en la universidad, emprendió un viaje por el Mediterráneo, y regresó a Oxford, donde el 14 de julio de 1833, Keble, su gran amigo y colaborador predicó el sermón del tribunal sobre "Apostasía Nacional." Aquél día, el aniversario de la Revolución Francesa, dio origen al Movimiento de Oxford.

Viaje por el Mideterráneo

Del viaje de Newman por todo el Mediterráneo interesa sobremanera su estancia en Roma, por el impacto que le produjo durante toda su vida. Roma era la cuna de la verdadera religión, y allí le pareció oír una llamada para realizar algo grande; hasta le inspiró más adelante para componer unos poemas sobre el reinado de la Iglesia. Se estaba gestando y madurando el Movimiento de Oxford y el movimiento Tractariano. La reforma estaba en un punto sin salida, habían sido suprimidos diez obispados irlandeses; y parecía que la separación del estado era inminente. La Iglesia primitiva debía ser restaurada en Inglaterra. Newman empezó una serie de Tratados, pero al cabo de ocho años, se retiró a Littlemore, fracasado en su intento de reforma. Su fracaso no era tal, sus escritos y reformas perduraron, había redescubierto a los Padres de la Iglesia, y había renovado la liturgia [26]: “Todavía tengo que hablar de otra fuente de mis opiniones-y no la menor-. A medida que me alejaba de la sombra del liberalismo que había acompañado mi camino, volvió mi antigua atracción por los Padres de la Iglesia. En las vacaciones de verano de 1828 me puse a leerlos cronológicamente, comenzando con san Ignacio de Antioquia y san Justino...” Recibió un encargo de unos editores que buscaban autores para una colección teológica: “querían que les escribiera una Historia de los Principales Concilios. Acepté la petición y me puse a trabajar inmediatamente en el Concilio de Nicea.” A Newman se le consideró un moderado en el conflicto entre el Anglicanismo y el Estado porque había recuperado el sentido primitivo de la doctrina y había criticado y argumentado sobre los excesos y errores protestantes. Había optado por la Via Media que él mismo abandonó porque había que definirse [27]. El estudio de la patrística se potenció como un tema esencial para los anglicanos. Como muestra, el primer volumen de Newman, "Los Arrianos del siglo IV", publicado en 1833 [28] según los analistas, es un tratado duro y denso pero de gran valor doctrinal, al estilo de los padres de Alejandría, lleno de discusiones y argumentos al estilo de la polémica arriana y del concilio de Nicea. Newman explica en la “Apología pro vita sua” por qué no siguió en esa linea [29]: "Entendí...que el mundo exterior, físico e histórico, era la manifestación para nuestros sentidos de realidades mayores que ellas mismas. La naturaleza era una parábola, la Escritura era una alegoría; la literatura pagana, la filosofía, y mitología, adecuadamente entendidas, eran una preparación para el Evangelio. Los poetas griegos y sabios eran en un sentido profetas".

La Santa Iglesia, decía, "permanecerá después de todo como símbolo de aquellos hechos celestiales que llenarán la eternidad. Sus misterios son la expresión en lenguaje humano de verdades que no son equivalentes a la mente humana" [30]. Tal era la enseñanza que "llegó como música" a su oído espiritual, de Atenas y Alejandría. La vida de Newman estuvo dedicada, primero a aplicar este magnífico esquema a la Iglesia de Inglaterra; y luego, cuando vio que no cabía en dimensiones tan estrechas, a la Iglesia del centro, a Roma. Mientras tanto, en Oxford, Newman fue un revolucionario, tuvo discípulos por todas partes; entusiasmó a unos y otros, presentó las verdades cristianas con una contundencia y una claridad poco común, escribió y publicó sobre todo tipo de temas, intentó aproximar posturas a menudo antagónicas, porque quería demostrar "que existe poca diferencia, pero lo que es verbal en las múltiples posturas, encontradas ya sea entre los autores sagrados católicos o protestantes". Tenía la preocupación de predicar la fe cristiana con toda su pureza, defendía la primacía de Pascua que en ese momento parecía olvidada en la doctrina [31]. Los "Sermones Universitarios", son una obra de teología profunda, sobre temas, y plantean los poderes y límites de la razón, los métodos de revelación. La obra de Newman fue ingente, en extensión y en profundidad. Newman acometió la enorme tarea, solo, y desde 1839, estando en Oxford, tal como lo relata, había visto un fantasma, la sombra de Roma, que le interpelaba sobre su opción por el anglicanismo [32] .En un sermón de 1829, demostraba su amor a la Iglesia, su devoción por la Iglesia y su unidad, una devoción y empeño que le acompañarían toda su vida [33]: “Si Cristo constituyó una sociedad santa (como lo hizo); si sus apóstoles la organizaron (como lo hicieron) y nos han ordenado expresamente (como consta en la Escritura) no deshacer lo que ellos empezaron, y si (de hecho) su obra así organizada y así bendecida existe entre nosotros hasta el día de hoy (como es el caso) y nosotros participamos de ella, cometeríamos un acto de traición al abandonarla…Debemos transmitir lo que hemos recibido. No fabricamos la Iglesia, no nos es lícito deshacerla. Así como creemos que se trata de una institución divina, debemos también protestar siempre contra la separación de ella, como que es un pecado.” En ese cambio fundamental, destacan dos personas, Wiseman y Ward. En la "Apología" se hace justicia a Wiseman; pero no se menciona a Ward. La ruptura final entre los Tractarianos y la Inglaterra protestante se produjo a raíz del "Tract 90"34 A raíz del escrito, renunció a Sant Mary [35]. Esta es la causa de la renuncia, el tratado estaba orientado a prevenir críticas contra Roma al distinguir las corrupciones, contra las cuales se dirigían los treinta y nueve artículos, de las doctrinas de Trento que éstas no atacaban. Esto produjo una reacción furibunda en Febrero de 1841, Newman fue denunciado como traidor [36], y desde todas partes surgieron críticas y comentarios. La Universidad intervino con poca delicadeza, impropia de una entidad académica y llamó al tratado "una evasión" [37]. El Obispo de Oxford, [38] lo censuró levemente, pero le aconsejó y ordenó que dejara de escribir tratados. Durante tres años aparecieron condenas de los obispos por todas partes. Para una persona como Newman, con una mente tan estructurada, y tan respetuoso con la autoridad de los obispos, [39] fue muy duro, porque se le estaba juzgando al margen del contenido doctrinal, era un ataque frontal a su persona. Dejó de escribir los tratados, renunció a editar sus escritos, abandonó la capilla de la universidad y se retiró a Littlemore [40].

La Iglesia viviente: único camino de salvación

Algunos analistas creen que Newman había perdido la fe en sí mismo, en realidad, ya no creía en lo que el anglicanismo le presentaba; dejó de ser “moderado” y conciliador, y vio claro que la Iglesia era el único camino de salvación, una Iglesia viviente, no el anglicanismo, la iglesia decadente y anquilosada que le rodeaba [41]. Era la Iglesia viviente, la de los primeros tiempos, la única infalible. Ahora irrumpía sobre él como única e infalible. Era la Iglesia de los primeros concilios, la Iglesia que iba definiendo la doctrina ante los ataques de los adversarios internos y externos, la Iglesia de Nicea, Éfeso y Calcedonia,42 aquella que le había impresionado de su estancia en Roma y por el Mediterráneo. Newman sabía que “las decisiones importantes llevan su tiempo”. Y consideraba absurdos los ataques a su conversión y los razonamientos lógicos para desmentir lo que él pensaba. Estaba harto de la lógica laicista y de la abstracción y la pérdida de tiempo en temas importantes[43]. Ese fue el gran cambio en su vida, ya no podía seguir perteneciendo a una iglesia anglicana ahogada en sus propias polémicas, por eso, en 1841, Newman y algunos amigos vivieron juntos en Littlemore, casi en silencio, en condiciones duras, de verdadera vida monástica, poniendo en peligro su salud [44]. Aquí nos narra su lucha interior, sus dudas, sus objetivos, la coherencia consigo mismo y con su conciencia, y la fidelidad a los amigos y a una causa fundamental: “Lo primero en cuanto a mi punto de vista sobre mis deberes, debo decir:

1.En mi carta al Obispo de Oxford la primavera de 1841, yo había abandonado formalmente el Movimiento; pero

2. yo no podía abandonar los compromisos morales que tenía con las persona que, más de cerca o de lejos, llevé al Movimiento;

3. yo contaba, más o menos conscientemente, con abandonar mi estado clerical y seguir como laico en la Iglesia;

4. jamás contemplé la posibilidad de abandonar la Iglesia de Inglaterra;

5. no podía desempeñar oficio alguno en ella si no se me permitía interpretar en sentido católico los Artículos;

6. tampoco podía ir a Roma mientras los católicos romanos dieran a la Santísima Virgen y a los Santos un culto que en mi conciencia tenía yo por incompatible con la Suprema e Incompartible Gloria del Único Dios Eterno e Infinito;

7. yo esperaba a una unión condicionada con Roma, de Iglesia a Iglesia;

8. llamé a Littlemore mi Torres Vedras, y pensé que algún día podríamos hacer progresos dentro de la Iglesia de Inglaterra, lo mismo que nos obligaban ahora a retroceder;

9. retuve con todas mis fuerzas a cuantos estaban dispuestos a pasarse a Roma.” Newman demuestra su lucha interior, su sentido de la fidelidad y de la amistad, y una grandeza de ánimo extraordinarias: “las decisiones importantes llevan tiempo”, ese era el lema que llevaba en su interior. En febrero de 1843, se retractó de sus ataques a la Iglesia de Roma,[45] con la disculpa oficial a los ataques a Roma y la defensa de su actuación ante los ataques que recibía por su aproximación a la Iglesia romana, “Cuanto más verdad es una cosa, más grave es la calumnia”.

En Septiembre volvió a escribir, y con gran esfuerzo redactó el "Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana" ("Essay on the Development of Christian Doctrine",[46] en el que las aparentes variaciones al dogma, y las críticas anteriores en contra de la Iglesia Católica, estaban explicadas en una teoría de la evolución, anticipándose en algunos aspectos a las teorías de Darwin. Decía de su cambio hacia el Catolicismo que el ataque a Roma era una constante en la Iglesia anglicana, pero que había que ser fiel a la verdad, y ni el Anglicanismo ni el Liberalismo, llevaban a ninguna parte: “Nadie puede hablar de otra persona sin causa justificada, aunque sea verdad lo que dice y la gente ya lo sepa. Es decir: aunque yo creyera firmemente lo que decía en contra de la Iglesia de Roma, sin embargo, en conciencia no podía decirlo públicamente, a no ser que hubiera motivos no sólo para pensar mal sino también para hablar mal. Yo sí creía lo que decía, y fundadamente; pero ¿tenía yo algún motivo para decirlo en público? Creía tener uno: mi propia defensa en la polémica. Era imposible no “tocar” a Roma; la posición de los anglicanos no podía tenerse en pie si no se atacaba a los católicos. En este caso, como en la mayor parte de los conflictos, los dos no pueden tener razón; o uno u otro. Y la mejor defensa era el ataque…”, “…en todo el proceso de mi cambio de postura, el pensamiento más agobiante era la posibilidad clarísima que yo veía—y que de hecho se dio—de que todo acabara fomentando el indiferentismo religioso. Yo había puesto todo mi esfuerzo en derribar el principio liberal antidogmático, y resulta que ahora estaba haciendo más que nadie para darle alas…Ya he dicho antes que no hay más que dos alternativas: llegar a Roma o al ateísmo. El Anglicanismo es una especie de posada a medio camino de la una y el Liberalismo la posada de la otra.”

Los hechos se precipitan

Los hechos se precipitaban, así, el 8 de octubre de 1845, durante un período de gran actividad en Oxford, Newman fue recibido en la Iglesia por un padre pasionista, y lo describe con la carta escrita a “bastantes amigos”[47] “Littlemore, 8 de octubre, 1845. Espero para esta noche al Padre Dominic, Pasionista, que desde su juventud fue llevado a tener pensamientos muy definidos, al principio, sobre los países del norte y después más concretamente sobre Inglaterra. Después de treinta años, sin que él hiciera nada para provocarlo, fue enviado aquí. Ha tenido poco que ver con conversiones. Lo vi un minuto aquí el año pasado, el día de san Juan. Es un hombre sencillo y santo, con talentos muy especiales. No sabe nada de mis intenciones, pero me propongo pedirle que me reciba en el Único Rebaño de Cristo… P.S. No te llegará esta carta hasta que todo haya pasado. Naturalmente no espero contestación.” Este hecho provocó la ira de muchos, que no se lo perdonaron hasta que al cabo de los años, valoraron el gesto de Newman y la importancia de sus escritos. Esto explica el por qué de “Apología pro vita sua” un proyecto que no acababa de cristalizar y que debido a los ataques padecidos, Newman emprendió con gran fuerza y en un tiempo relativamente corto, porque había guardado toda su correspondencia, había hecho copias de las cartas enviadas, y había seleccionado por temas y años sus miles de cartas y escritos diversos. Por eso, pudo ordenar y escribir sus memorias y la evolución de sus ideas. Su conversión divide una vida casi centenaria en dos partes iguales; la primera más dramática y en dura lucha consigo mismo, y la segunda, de plenitud doctrinal y personal; para algunos parece otro Newman, más alegre, más comunicativo, con un sentido positivo y pleno, luchador, pero sin las angustias de su etapa anterior.48 En su “Apología”, en el capítulo V sobre “mi postura desde 1845”, escribe: “Desde que me hice católico, por supuesto, se acabó la historia de mis “opiniones religiosas”; ya no hay nada que narrar. No quiero decir con esto que mi mente haya estado inactiva o que haya dejado de pensar en asuntos teológicos, pero no ha habido cambios de los que dar cuenta ni, en absoluto, ansiedad alguna en mi corazón. Mi paz y mi alegría han sido perfectas, y no he vuelto a tener una sola duda”. “Al convertirme no noté que se produjera en mí ningún cambio, intelectual o moral. No es que empezara a sentir una fe más firme en las verdades fundamentales de la Revelación o un mayor dominio sobre sí mismo. Tampoco tenía más fervor. Pero sentía como si hubiera llegado a puerto después de una galerna; y mi felicidad por haber encontrado la paz ha permanecido sin la menor alteración hasta el momento presente [49]. Este texto se complementa con la novela, verdadera autobiografía de su conversión, “Perder y ganar”. Ahí describe el proceso de su conversión, su otro yo después de la conversión: “poseído de una paz inmensa y una serenidad de mente que no había creído posibles en este mundo. Era como esa quietud que se hace casi sólida en los oídos cuando desaparece la última vibración de una campana que ha estado repicando mucho rato. Se sentía como si hubiera rescatado su infancia, como si estuviera empezando de nuevo su vida. Pero sentía en el corazón mucho más que la alegría ilimitada de la infancia. Creía sentir una roca bajo sus pies; era la soliditas Cathedrae Petri…Charles se encaminó hacia la celda lentamente tan feliz en su Presente que no tenía un solo pensamiento ni para su Pasado ni para su Futuro” [50].


Joaquín Pallás Instituto Santo Tomás de Balmesiana

Selección de José Gálvez Krüger

Notas

1 New Cambridge Modern History, trad. española, Historia del Mundo Moderno, editorial Sopena, Barcelona, 1971, vol.X, el cenit del poder europeo, 1830/2-1870, p. 55.

2 Historia del Mundo Moderno, vol.X, p. 59

3 Dessain, Charles Stephen, Vida y pensamiento del cardenal Newman, p. 59 y ss. Ediciones Paulinas, Madrid, 1990.

4 Dessain, Charles stephen, Vida y pensamiento del cardenal Newman, p. 69, Ediciones Paulinas, Madrid, 1990.

5 Collantes, Justo, La Iglesia de la Palabra, II, p. 195, Biblioteca de Autores Cristianos, BAC, Madrid, 1972. Newman, J.H., Pensamientos sobre la Iglesia, p. 110, Barcelona, 1964.

6 Pío IX, Concilio Vaticano I, Sesión IV, 18 de Julio de 1870, Constitución dogmática I sobre la Iglesia de Cristo, cap. IV, Del magisterio infalible del Romano Pontífica, cánones 1838, 1839, 1840. citado por Denzinger, Enrique, El Magisterio de la Iglesia, p.

7 Dessain, Charles Stephen, ob. cit. p. 63.

8 Dessain, Charles Stephen, Vida y pensamiento del cardenal Newman, p. 63 y ss. Entendemos por “tract” un opúsculo, la forma oficiosa del Movimiento de Oxford para expresar sus convicciones y recuperar aspectos teológicos de lo católico ante la falta de rumbo de los anglicanos, por eso se llegaba a menudo a situaciones de polémica y de enfrentamiento intelectual sobre estos temas.

9 Newman, J.H., Apología pro vita sua, Historia de mis ideas religiosas, p. 48-49. Encuentro Ediciones, Madrid, 1996. Dessain, ob. cit. p. 59.

10Qui pluribus, sobre la fe y la razón, encíclica del Papa Pío IX, 9 de noviembre de 1846, Denz. 1634, p. 382 y ss.

11 Alocución Singulari quadam, del Papa Pío IX, sobre el racionalismo e indiferentismo, de 9 de diciembre de 1854, al día siguiente de la Proclamación de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Denz. 1642, p. 386 y ss.

12 Carta Gravissimas inter, del Papa Pío IX, sobre la falsa libertad de la ciencia, publicada el 11 de diciembre de 1862 y dirigida al arzobispo de Munich-Frisinga, contra las teorías de Jacobo Froschammer. Denz. 1666, p. 392 y ss.

13 Encíclica Quanto conficiamur moerore, del Papa Pío IX, dirigida a los obispos de Italia el 10 de agosto de 1863, sobre el indiferentismo. Denz. 1677, p. 396.

14 Syllabus, colección de los errores modernos, Carta del Emmo. Cardenal I.Antonelli, enviada a los obispos por mandato del Sumo Pontífice. Extracto de varias Alocuciones, Encíclicas y Cartas de Pío IX, y publicado con la Bula Quanta Cura, el 8 de diciembre de 1864. Denz. 1700 y ss., pp. 404-413.

15 Concilio Vaticano I, XX ecuménico (sobre la fe y la Iglesia), 1869-1870, diferentes sesiones. Denz. pp. 413-429.

16 Dessain, ob. cit. p. 60

17 Historia del Mundo Moderno, vol. X, p. 60.

18 Dessain, Charles Stephen, Vida y pensamiento del cardenal Newman, p. 61 y ss.

19 Sobre la dependencia anglicana del poder civil, ver Dessain, ob. cit. p. 10, donde cita la introducción a la Apología en su edición francesa, justificando esa dependencia, y también, J.H.Newman, Apología “pro vita sua”, col. Clàssics del Cristianisme, 7, Facultad de Teología y Fundación Enciclopedia Catalana, 1989, introducción, pp. 9-12. (en catalán).

20 Newman, J. H., Apología pro vita sua, p. 26 y ss. Dessain, Ch. S., Vida y pensamiento…p. 32.

21 Dessain, Ch. S., ob. cit. p. 28.

22 Dessain, Ch. S., ob. cit. p. 24-26.

23 Dessain, Ch. S., ob. cit. p. 30.

24 Newman, J.H., Apologia pro vita sua, p. 34-35, 49-50, 54, 81, 92, 94, 96; es una constante.

25 Dessain, Ch. S., ob. cit., p. 33-34.

26 Apología… p. 49

27 Apología… p. 171 y ss.

28 Dessain, Ch. S., Vida y pensamiento del cardenal Newman, p. 35

29 Apologia… p. 50

30 Apología… p. 50

31 Dessain, Ch. S., ob.cit., p. 39 y ss.

32 Dessain, Ch. S., ob.cit., p. 57.

33 Dessain, Ch. S., ob.cit., p. 54-55.

34 Apología… p. 209 y ss.

35 Apología… p. 213.

36 Apología… p. 166.

37 Apología… p. 183-184, p. 186 y ss.

38 Apología… p. 189 y ss.

39 Apología… p. 183.

40 Apología… p. 211-213.

41 Apología… p. 165, Newman lo denomina el lecho de muerte del anglicanismo. 42Sus cartas y escritos son textos con argumentos basados en la “antigüedad” y en los santos Padres, p. 180, que el mismo Newman refuerza con una cita de San Ambrosio, p. 181: “Non in dialectica complacuit Deo salvum facere populum suum”.

43 Apología… p. 181

44 Apología… p. 166 y ss. Aquí nos narra su lucha interior, sus dudas, sus objetivos, la coherencia consigo mismo y con su conciencia, y la fidelidad a los amigos y a una causa fundamental.

45 Apología… p. 194, p. 205, con la disculpa oficial a los ataques a Roma y la defensa de su actuación ante los ataques que recibía por su aproximación a la Iglesia romana.

46 Apología… p. 202 y ss.

47 Apología… p. 229

48 Apología… p. 237.

49 Apología… p. 237.

50 Newman, J.H., Perder y ganar. Encuentro Ediciones, Madrid, 1994, p. 353-354.


Enlaces internos

[1] John Henry Newman

[2] El Cardenal Newman y la conversión de Pablo

[3] Actualidad de una idea de universidad.