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Domingo, 22 de diciembre de 2024

Mercedarios

De Enciclopedia Católica

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San Pedro Nolasco despidiéndose de Jaime el Conquistador-Alonso Vázquez, 1601-Conv Merced Calzada, Sevilla.jpg
San Pedro Nolasco embarca para redimir cautivos-Alonso Vázquez, 1605-Conv Merced Calzada, Sevilla.jpg
San Pedro Nolasco redimiendo cautivos-Alonso Vázquez, 1601-Conv Merced Calzada, Sevilla.jpg
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(Orden de Nuestra Señora de Merced).

Congregación de hombres fundada en 1218 por San Pedro Nolasco, nacido en 1189, en Mas-des-Saintes-Puelles, Departamento de Aude, Francia. Se unió al ejército de Simón de Montfort durante el ataque a los Albigenses. Fue designado tutor del joven rey Jaime I de Aragón, que había accedido al trono después de fallecer su padre, Pedro II, muerto en la batalla de Muret. Pedro Nolasco siguió a su pupilo hasta la capital, Barcelona, en 1215. A partir del año 1192 algunos nobles de la ciudad habían formado una confraternidad con el fin de cuidar a los enfermos en hospitales y también para rescatar a los cristianos cautivos de los musulmanes. Pedro Nolasco tuvo una visión de la Santa Virgen en la que le pidió que fundase una orden dedicada especialmente a la redención de cautivos. Su confesor, San Raimundo de Peñafort, el canónigo de Barcelona, le alentó y asistió en este proyecto al tiempo que el rey Jaime I le ofreció su protección. Los citados nobles ya se habían convertido en los primeros monjes de la orden y habían establecido su cuartel general en el convento de Santa Eulalia de Barcelona, erigido en 1232. La Orden estaba formada por clérigos y laicos o caballeros. Los monjes vestían hábito, escapulario y esclavina de color blanco. Estos religiosos siguieron la regla elaborada para ellos por San Raimundo de Peñafort. La orden fue aprobada primero por Honorio III y después por Gregorio IX (1230), ésta última a petición de San Raimundo Nonato presentada por San Pedro Nolasco, concediéndose la Bula de confirmación la cual prescribía la regla de San Agustín, la nueva regla incluida en las Constituciones (1235). San Pedro fue el primer superior adoptando el título de General e instituyó el oficio de Redentor, título dado al monje enviado a las tierras de los musulmanes para tratar el rescate de presos. [En virtud de su "cuarto voto", cada mercedario profesaba "quedar en rehenes, si fuere preciso, en lugar de un cautivo, sobre todo si su fe peligraba". Hoy sigue vigente este cuarto voto. Nota del Traductor]. El santo fundador murió en 1256, siete años después de haber sido reelegido como superior. Guillaume Le Bas le sucedió.

El desarrollo de la orden fue inmediato y se extendió a través de Francia, Inglaterra, Alemania, Portugal y España. A medida que los musulmanes reculaban se fueron creando nuevos conventos mercedarios. Se fundaron casas en Montpellier, Perpiñán, Toulouse, y Vic. Sin embargo, el aumento de casas tuvo como consecuencia el debilitamiento de la uniformidad en la observancia de la regla. Para corregir esto, Bernard de Saint-Romain, el tercer General (1271), codificó las decisiones de los capítulos generales. En el siglo XIV, los conflictos se centraron en la rivalidad entre los conventos de Barcelona y de Puy y en la discordia entre los sacerdotes y los caballeros. Esto llevó a la supresión de éstos últimos transformando la Orden de la Merced en una orden clerical, lo que alteró la paz de la orden. Cristóbal Colón llevó a algunos miembros de la Orden de la Merced a América, donde fundaron gran cantidad de conventos en América Latina, en México, Cuba, Brasil, Perú, Chile y Ecuador [En el año 1493 el Padre Jorge de Sevilla llega a América. Es el primer mercedario que abre camino de expansión redentora en el Nuevo Mundo. Nota del Traductor]. Estos conventos formaron no menos de ocho provincias mientras que España contaban solamente con tres y una en Francia. La orden tomó parte activa en la conversión de los indios. A principios del siglo XVII el Padre Gonzales, que había profesado sus votos en el convento de Olmedo en 1573, concibió la idea de una reforma, necesaria en aquella época. El General Alfonso de Montoy le apoyó en un principio pero terminó oponiéndose. Gonzales fue asistido en esta empresa por la Condesa de Castellán, de quien obtuvo la autorización necesaria de Clemente VIII a quien presentó tres conventos reformados (en Viso, diócesis de Sevilla; Almoragha, diócesis de Cádiz y Ribas). La reforma fue confirmada en el Capítulo Provincial de Guadalajara en 1603. El padre Gonzales adoptó el nombre de Juan Bautista del Sagrado Sacramento. Murió en Madrid en 1618. Pablo V aprobó su reforma en 1606 y Gregorio XV lo declaró independiente de los Monjes de la Gran Observancia en 1621. Sus conventos formaron dos provincias con casas en Madrid, Salamanca, Sevilla y Alcalá así como algunas fundaciones en Sicilia.

El padre Antonio Velasco fundó un convento de monjas de Nuestra Señora de la Merced en Sevilla en 1568, siendo una de sus primeras superioras Santa Ana de la Cruz. Esta fundación fue autorizada por Pío V. La rama reformada también fundó casas en de Monjas Descalzas o de monjas clausura en Lura, Madrid, Santiago de Castilla, Fuentes, Toro y otros lugares. Las terciarias femeninas regresaron a los primeros pasos de la orden (1265). Dos viudas de Barcelona, Isabel Berti y Eulalia Peins, cuyo confesor era San bernardo de Corbario, prior del convento, fueron las fundadoras. A ellas se les unieron varias compañeras, entre ellas Santa María del Socorro (m. 31 diciembre de 1281), la primera superiora de la comunidad. Santa María Ana de Jesús (m. 1624) fundó otra comunidad de terciarias bajo la jurisdicción de la rama reformada. Los miembros de la Orden de la Merced disminuyeron considerablemente en los últimos años. La restauración del convento reformado en Toro, diócesis de Zamora, España, es digna de destacar (1888). Actualmente la orden consta de una provincia y una viceprovincia en Europa y cuatro provincias y dos viceprovincias en América, con treinta y siete conventos y alrededor de 500 a 600 miembros. Los conventos Mercedarios los encontramos en Palermo, España, Venezuela (Caracas, Maracaibo), Perú (Lima), Chile (Santiago), Argentina (Córdoba, Mendoza), Ecuador (Quito) y Uruguay. [A día de hoy la Orden mercedaria cuenta con más de 30.000 miembros y está presente en los siguientes países: España con dos Provincias, la de Aragón y la de Castilla, Italia, residencia de la Curia General en Roma y Provincia, Provincias del Perú, Chile, Argentina, Ecuador y México. Vicarías y casas en Venezuela, Guatemala, Panamá, El Salvador, Brasil, Puerto Rico, Colombia, Honduras, Bolivia, Santo Domingo, R. D. del Congo, Camerún, Angola, Mozambique, India y Estados Unidos. Nota del Traductor]. Los Mercedarios de Córdoba publican la "Revista Mercedaria". [Hoy día existen tres revistas: "Estudios", de investigación y alta divulgación; "Caminos de liberación", que sensibiliza e informa de lo carismático, y organiza campañas anuales de ayuda a Iglesias necesitadas y un "Boletín de la Provincia de Castilla" para la información interna. Nota del Traductor]. Además del fundador San Pedro Nolasco, también destacan: San Raimundo Nonato (m. 1240), el más famoso de los monjes consagrados al trabajo de rescatar cautivos; el ya mencionado San Bernardo de Corbario; San Pedro Pascual, Obispo de Jaén que dedicó todas sus energías al rescate de cautivos y a la conversión de los musulmanes, martirizado en 1300; los cardenales San Raimundo Juan de Luto y el Padre de Salazar. Huelga enumerar los arzobispos y obispos. Los escritores fueron numerosos, especialmente en la España y Latinoamérica del siglo XVII. Únicamente por mencionar algunos: Alfonso Henriquez de Almendaris, Obispo de Cuba quien fundó una universidad para su orden en Sevilla y de quien Felipe II recibió un interesante informe sobre la condición espiritual y temporal de su diócesis en 1623; Alfonso de Monroy, Obispo en América que elaboró las constituciones de la reforma; Alfonso Ramón, teólogo, predicador, y analista de la orden; Alfonso Velásquez de Miranda (1661), quien tomó parte en asuntos políticos; Fernando de Orio, general de la orden que tradujo comentó eruditamente el tratado "De Poenitentia" de Tertuliano; Fernando de Santiago (1639), uno de los predicadores favoritos de su tiempo; Francisco Henríquez; Francisco de Santa María; Francisco Zumel; Gabriel de Adarzo (1674), teólogo, predicador y hombre de estado; Gabriel Téllez (1650), autor dramático [Más conocido como Tirso de Molina, autor de más de 400 comedias, "Cigarrales de Toledo"(1624), "Deleitar aprovechando"(1635), "Historia de la Orden", etc. Nota del traductor]; Gaspar de Torrez, Obispo de las Islas Canarias; Pedro de Ona, enviado por Felipe III en importantes misiones tanto a América como al Reino de Nápoles.

J. M. BESSE Transcrito por Trevor Lipscombe Traducido por Francisco M. Moreno del Valle