Mar de Tiberiades
De Enciclopedia Católica
Así llamado en Juan 21 1 (cf. 6 1), también conocido como “Mar de Galilea” (Mateo 4 18; Marcos 1 16; Juan 6 1), como “Lago de Genesareth” (Lucas 5 1 y los escritos rabínicos), como “Mar de Quinéret” (Números 34 11; Josué 13 27; cf. Josué 11 2), como “las aguas de Génesar" (I Macabeos 11 67) y por último como “Lago de Tarichea" (Plinio, “Hist. Nat.," V, xv).
Se encuentra en la depresión del Jordán, 220 metros por debajo del nivel del Mediterráneo. Un óvalo irregular de casi 21 Km. de longitud, su anchura máxima, cerca del lado norte, es aproximadamente de 12 Km. El lago está cercado al este y el oeste por montañas; las primeras, una pared uniforme de 600 m. de altura que desciende escalonadamente hasta unos 2 Km. y medio de la orilla; las otras, menos elevadas y más quebradas, se aproximan al agua gradualmente desde el norte hasta que, a medio camino hacia la costa, dejan sólo una estrecha franja litoral. En el lado noroeste las montañas se inclinan un poco hacia el oeste, y el litoral se ensancha en una llanura triangular de una extraordinaria fertilidad que se extiende hacia el este unos 6 Km. —la Llanura de Genesareth. Al este la tierra es estéril y accidentada, cubierta de arbustos y revestida de piedra volcánica. El lago se alimenta de varios torrentes y copiosos manantiales calientes hacia el norte y el oeste, pero principalmente por el Jordán que entra por la orilla noreste y sale por la extremidad sur-occidental. La profundidad del lago no excede los 50 m. Su agua es dulce y buena para beber. Los peces son tan abundantes que no es raro pescar 300 Kg., en una estación excepcional (1896) se arrastraron más de 4.000 Kg. de pescado a tierra en una gran red. Las tormentas son alarmantemente súbitas y frecuentes. La atmósfera caliente de la depresión (el promedio a la sombra es de 30º en verano y 13º en invierno) succiona el aire fresco de las alturas a través de estrechos wadis desde el este y el oeste en la ribera norte y, en menos de media hora, la superficie del lago se encrespa furiosamente. Media hora más basta para que de nuevo el lago vuelva a la calma, semejando un espejo.
Actualmente las orillas hacia el norte y el oeste son yermas y desoladas, con parches oscuros de tierra volcánica. No se ven casi árboles ni incluso vegetación, exceptuando los lugares dónde el desborde de algún torrente riega la llanura noroccidental, ni población humana excepto las casas de Tiberias al oeste y algunos pueblos esparcidos.
Pero en los días de Cristo la naturaleza y hombre se unieron para dar a estas orillas un singular atractivo. La vid y el higo florecían diez meses al año y cada variedad de fruta maduraba en varias estaciones: espesos bosques rodeaban el lago, incluso hasta el siglo octavo de nuestra era, y las llanuras rendían ricas cosechas dos veces por año. Nueve, quizás diez, ciudades abrazaban el lago con un frente casi continuo de embarcaderos y puertos. Las ruinas de teatros, hipódromos, templos, sinagogas, baños, y villas dan testimonio de la presencia de todos los refinamientos de la cultura greco-romana. La pesca era una industria importante (cf. Beth Saida = “Casa de pescadores” y Taricheæ “Fabrica de salazones”) y los pescadores, aunque píos según la opinión de los rabinos, eran una fuerza a tener en cuenta en los tiempos con problemas. El pescado era exportado a todas las partes del mundo romano. Los habitantes de las poblaciones, de los de que las más pequeñas tenían 15.000 por lo menos, aumentaban principalmente por las multitudes de enfermos que, principalmente en verano, acudían a los mundialmente famoso manantiales cerca de Tiberíades.
Además de los Diccionarios de la Biblia, consultar: SMITH, Hist. Geografía de Tierra Santa (Londres, 1909), 438-63; MERRILL, Este del Jordán (Londres, 1881); GUERIN, Descripción de Palestina (París, 1868-80), Pt. III, Galilea, 193-263; NEUBAUER, Geographie du Talmud (París, 1868); BIEVER, Au bord du Lac de Tiberiade en Conferencias de San-Etienne (París, 1910), 109-142; (París, 1911), 261-307; BUHL, Geographie des alten Palaestina (Friburgo y Leipzig, 1896); Archivos Oficiales del Fondo de Exploración de Palestina y Deutsche Palaestina-Verein.
JEREMIAH HARTIGAN Trascrito por John Fobian en memoria de Joe Natoli Traducido por Quique Sancho