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Domingo, 22 de diciembre de 2024

Karl Ernst Jarcke

De Enciclopedia Católica

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Nació el 10 de noviembre de 1801 en Danzig, Prusia y murió el 27 de diciembre de 1852 en Viena. Perteneció a una familia de comerciantes protestantes. Estudió jurisprudencia y a temprana edad, se convirtió en un profesor de leyes criminales en Bonn y Berlín. Sus logros escolares fueron se evidencian en “Handbuch des gemeinen deutschen Strafrechts” (3 vols., 1827 – 30). Su conversión a la fe se da gracias al conocimiento que tuvo de los decretos del Concilio de Trento, que lo llevó a encontrar su anhelo de la fe y verse vencido ante la inmensidad del dogma católico, abrazando posteriormente el catolicismo en Colonia en 1824. Después del inicio de la Revolución Francesa en París, escribió el folleto político anónimo “Die franzosische Revolution von 1830”. Este folleto contó con la aprobación enfática del círculo de amigos del entonces príncipe de la Corona (quien sería más tarde el Rey Frederick William IV). A este círculo pertenecían hombres de visión antirrevolucionaria y con una gran influencia del Romanticismo y Haller. Jarcke asumió el cargo de redactor del periódico “Politische Wochenblatt”, fundado por el círculo en 1831 como órgano difusor de sus ideas. Al año siguiente, Metternich lo llamó para la Chancillería de Estado en Viena, para suceder a Friedrich Gentz, quien ocupaba este cargo. Aceptó el cargo pero continuó como activo colaborador del periódico semanal. En 1837 se distanció de sus amigos de Berlín por el tema de la “Ocurrencia de Colonia” –encarcelamiento del Arzobispo de Colonia– acontecimiento aprobado por sus amigos pero que él condenaba. Para apoyar los intereses católicos en Alemania, fundó junto con Phillips el “Historisch-politische Blatter”. Al ser derrocado Metternich en 1848 Jarcke se fue de Viena, y regresó cuando el orden fue restablecido. Al poco tiempo murió. Su ideal fue el “Estado germánico” de las edades medias; encabezado por un monarca hereditario. Todas las demandas de los príncipes sobre sus asuntos serían reguladas por tratados y el Estado sería ocupado solamente para la defensa en guerra y para la administración de justicia. En los asuntos domésticos habrían oportunidades enteramente sin restricción para el desarrollo dentro de la confederación.

De las necesidades políticas, medidas para la prosperidad del Estado, y de una constitución, Jarcke no deseaba saber nada, excepto quizás de una restricción de la prerrogativa real por una asamblea popular consultiva, la cual sin embargo debía ser representante de las profesiones y los intereses en juego, no simplemente fundada sobre una franquicia de calificación general o particular. En sus artículos sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, él combatió especialmente las ideologías protestantes y liberales. Pareciendo una contradicción a su año antirrevolucionario de 1848, él tomó parte activa en el movimiento católico que comenzó por aquella época.

MARTIN SPAHN Transcrito por Christine J. Murray Traducido por Patty Gaitán