Joseph Maria von Radowitz
De Enciclopedia Católica
Nació en Blakenburg, el 6 de febrero de 1797. Murió en Berlín, el 25 de diciembre de 1853. Era de ascendencia húngara, aunque su familia había vivido en Alemania desde 1745. En su juventud peleó con los franceses en la Guerra de Liberación, sin albergar empero ningún sentimiento contra la causa alemana. Mientras servía al Elector de Hesse como oficial de su ejército (1815-23), obtuvo amplios conocimientos de lenguas modernas e historia, y puso los cimentos de sus convicciones políticas y religiosas. Hijo de un matrimonio interreligioso, había vivido en un ambiente puramente protestante, pero poco a poco comprendió el hecho histórico de la encarnación de Dios, la fundación de la Iglesia por Cristo, y la superioridad del dogma cristiano y del punto de vista católico acerca de la vida sobre toda filosofía, llegando él finalmente a ser un firme católico. En lo político se sintió en desacuerdo con el liberalismo al que consideraba superficial. Estudió a Burke y Haller, cuyas teorías adoptó, terminando por oponerse a cualquier forma de absolutismo. Se inclinaba por un gobierno constitucional del Estado, pero consideraba que era inevitable una constitución representativa en esa época. En 1823 Radowitz ingresó al ejército prusiano, y desde entonces sirvió a Prusia con entusiasmo. Se convirtió en objeto de interés especial para el rey, dada su amistad con el príncipe heredero, y entró en contacto con la alta aristocracia por su matrimonio con la Condesa Voss, una protestante. Sus esfuerzos por mejorar el entrenamiento militar y la artillería de los prusianos fueron recompensados con ascensos frecuentes, pero a causa de su fe y nacimiento encontró oposición entre la burocracia y la oficialidad del ejército. En 1831 se unió a los “Alemanes Cristianos” que seguían a Haller y publicaron el “Politisches Wochenblatt” en Berlín (vea JARCKE), y escribió frecuentemente en esa publicación. A causa de esa transgresión de la tradición militar, el rey lo mandó fuera de Berlín en 1835. Vivió en Frankfurt hasta 1848, como agregado militar prusiano ante la Dieta Alemana, y desde 1842 fue también embajador de Prusia ante las cortes de Karsruhe, Stugttgart y Darmstadt. No tuvo nada que ver con la disputa entre el gobierno y los católicos prusianos en 1837.
Luego que Federico Guillermo IV ascendió al trono en 1840 Radowitz fue frecuentemente llamado como consejero a Berlín, así como enviado en misiones a otros países. A pesar de la oposición secreta de Austria, y la abierta de los Estados de Alemania Central, su deber como agregado militar lo llevó a examinar la constitución de la confederación alemana, de la que afirmó que era necesario reformarla si se quería proteger a Alemania de una revolución. Pronto sintió que él estaba llamado a ser el reformador de la confederación, y, en vista de las dificultades que se le presentaban en el camino, abogó por la estimulación del pueblo alemán a través de la guerra cada vez que se presentaba la oportunidad (e.g. en 1840, durante las tensas relaciones entre Alemania y Francia, y en 1846, cuando la cuestión de Schleswig-Holstein se agudizó). Las victorias debían servir para fortalecer la posición alemana entre las potencias europeas y desarrollar internamente el país. Deseaba hacer de Alemania, incluyendo a Austria, una unidad y engrandecerla con la adición de Suiza y Los Países Bajos. Deseaba que fuese Prusia la que comandara la reorganización de los asuntos internos pues sabía por su experiencia en Frankfurt que los intereses austríacos estaban en Europa oriental y meridional y, por tanto, no se podía contar con ella para los intereses alemanes. Para llevar a cabo por medios pacíficos esas reformas internas él consideraba necesario colocar los asuntos militares y legislativos bajo el control de la confederación. Así se podría formar un poder central según se fuera necesitando. Para ello aconsejó al rey que buscase la unidad demandada por la “opinión pública” del pueblo alemán a base de introducir una forma constitucional de gobierno en el que el parlamento debería ser menos fuerte que la corona e independiente de la burguesía y del capital.
Propuso legislación social para ganar a los trabajadores para el gobierno, pero sus planes no pudieron realizarse a causa del carácter débil de Federico Guillermo IV. Durante su estancia en Baden, Radowitz observó la llegada de la revolución. En 1846 escribió "Gespräche über Staat und Kirche", en forma de diálogo, en el que describió todas las antítesis de la vida alemana de su tiempo e indicó, en forma clara y sencilla, lo que él hubiera hecho para mejorar las condiciones. En un memorial presentado en noviembre de 1847 urgió al rey para que aceptara retomar la reforma de la constitución, cuando Alemania ya era arrastrada hacia el movimiento revolucionario. Para ello fue enviado a Viena y París, aunque antes de poder lograr algo Metternich fue derrocado en marzo de 1848 y Federico Guillermo IV, luego de conceder una constitución parlamentaria, puso en su lugar a un ministro liberal. Radowitz se alejó de los asuntos públicos, pero, sin esfuerzo alguno de su parte, fue electo miembro del parlamento preliminar de Frankfurt donde representó brillantemente, como orador más que como líder, los principios cristianos y conservadores. Aunque la mayor parte de los católicos estaban adheridos al Partido Liberal y se oponían a la formación de una confederación bajo el liderazgo de Prusia, Radowitz trabajó tanto para lograr ese fin como para evitar que todo el movimiento nacional se desmoronara. Estaba dispuesto a aceptar que Austria estuviera simplemente conectada con los estados alemanes en una “nueva confederación”. Como resultado de eso, él fue uno de los que eligieron a Federico Guillermo IV como emperador de Alemania, en marzo de 1849, aunque el rey había declinado tal elección.
En abril, Radowitz fue convocado a Berlín donde, siguiendo su consejo, el rey invitó a todos los gobiernos alemanes, excepto Austria, para realizar los principios de la constitución aceptada en Frankfurt en una confederación más libre llamada la “Unión”, habiendo suprimido toda oposición. Ofreció a Austria un intercambio de garantías de sus posesiones. El miedo a Prusia llevó a la mayoría de los gobiernos alemanes a aceptar esa propuesta, a la que incluso accedieron los liberales. Sin embargo, Radowitz no fue hecho ministro y el partido conservador creció en Prusia. Ellos se le oponían porque estaba dispuesto en el plan de la confederación a aceptar una asamblea que representase al pueblo. Tardíamente (26 de septiembre de 1850) el rey nombró a Radowitz ministro de relaciones exteriores. Austria había ganado tiempo para planear su estrategia y Radowitz deseaba solucionar el asunto por la guerra. Austria y Prusia movilizaron sus ejércitos, pero Federico Guillermo abandonó la idea de la guerra. Radowitz renunció a su puesto el 2 de noviembre y fue enviado a Londres como embajador extraordinario pero no tuvo éxito diplomático debido a la debilidad mostrada por Prusia. En la primavera de 1851 se retiró a la vida privada. En 1852 el rey venció su resistencia y lo convenció de volver a Berlín donde, sin embargo, sólo llevó a cabo funciones militares. Fue un autor muy activo toda la vida. A los veinte años ya había escrito una “Ikonographie”, y después publicó numerosos panfletos, de los cuales el que más llamó la atención fue el publicado, en abril de 1848, acerca de “Deutschland und Friedrich Wilhelm IV”. El “Gespräche” fue seguido a mediados del siglo por cinco volúmenes de colecciones de sus escritos. El primer volumen de su biología, publicado por Hassel en 1905, contenía el resto de sus trabajos hasta mayo de 1848. El segundo volumen, preparado por Meinecke, contendría una explicación detallada de muchos asuntos que no han quedado claros en la política Prusio-alemana de 1848-50. Su hijo tuvo una carrera brillante como diplomático. Destacó públicamente, sobre todo, cuando la amenaza de la guerra perturbó la diplomacia europea, y más tarde cuando se convirtió en representante de Alemania en la conferencia de Algeciras.
FRENSDORFF, Joseph von Radowitz (Leipzig, 1850); Chilianeum, VII (Würzburg, 1865), 463 ss..; Allgem. deutsche Biog., XXVII, 141 ss.
MARTIN SPAHN. Transcrito por Douglas J. Potter Dedicado al Corazón Inmaculado de la Bienaventurada Virgen María. Traducido por Javier Algara Cossío