Johann Joachim Winckelmann
De Enciclopedia Católica
Arqueólogo e historiador del arte antiguo, nacido en Stendal, cerca de Magdeburgo, en 1717, asesinado en Trieste en 1768.
Después de una vida errante dedicada, a pesar de la escasez de medios, a la vehemente adquisición de conocimientos, especialmente los Clásicos, se estableció en Sajonia en 1748. Aquí, cerda de Dresde, con sus tesoros artísticos, obtuvo un empleo en la biblioteca de un conde y tuvo oportunidad de visitar las bibliotecas y colecciones de arte de la capital. Aprovechó mucho su amistad con el pintor Friedrich Oeser, que le dirigió hacia la apreciación crítica de las obras de arte y le estimuló a escribir "Gedanken über die Nachahmung der griechischen Werke in der Malerei und Bildhauerkunst" (1755), libro escrito con un entusiasmo extravagante por la antigüedad en el que la frase "Noble simplicidad y grandeza calmada de las estatuas griegas" aparece por primera vez. Winckelmann era también amigo del pintor Dietrich y del arqueólogo Heyne.
En 1754, Winckelman se había convertido al catolicismo y el rey, a quien había dedicado el libro que acabamos de mencionar, se interesó por él y le concedió una pensión que le permitió realizar el desea tan largamente acariciado de viajar a Roma. En cuidadoso estudio de las colecciones de pintura de Roma, las bibliotecas, los restos de la arquitectura antigua y especialmente las colecciones de antigüedades el Capitolio, el Vaticano y las Villas Borghesi, Medici, Ludovisi, etc.Winckelmann se convirtió en la mayor autoridad en arqueología, posición que mantuvo por muchos años.
El pintor Mengs hizo mucho para animar su gusto por lo clásico y el Cardenal Albani, de quien fue consejero en materias de cultura, demostró ser un buen mecenas. Winckelmann supervisó los edificios erigidos por el cardenal, enriqueció sus colecciones e hizo saber su valor. Paso bastante tiempo en Florencia, catalogando la colección e gemas grabadas que pertenecían al barón von Stosch. De más importancia fueron sus viajes de investigación al sur de Italia durante los cuales estudió las antigüedades de Herculano, Pompeya y Paestum. No pudo realizar una visita muy deseada a Sicilia y Grecia, pero eso no fue ningún obstáculo en su trabajo y reputación. Aunque su historia del arte se basa casi completamente sobre el estudio de las obras romanas o las copias romanas de los originales griegos, sin embargo captó con una mirada profética el espíritu genuino de la antigüedad.
Como primera guía literaria del arte antiguo Winckelmann ganó tal fama que varias generaciones sucesivas aceptaron sus deducciones y críticas sin poner atención nuevos descubrimientos. De hecho la "Geschichte der Kunst des Altertums" (Dresde, 1764; con notas, Dresde, 1867) despierta admiración por el trabajo del autor que completó la obra mientras producía otros libros sobre varios temas, pero sobre todo, por el espíritu que captó y presentó , en general correctamente, de la concepción del arte de los tiempos clásicos. Ocasionalmente, sin embargo, sus puntos de vista son parciales y extremos. En 1766 se imprimió en París y Ámsterdam una traducción al francés de su historia del arte antiguo. En la primera parte aborda cuestiones estéticas y trata del origen y forma del arte y de los diferentes tipos bajo los que aparece en varias naciones.
Para él, el primer y más importante punto en las obras de arte es la idea incorporada, sea original o parcialmente tomada prestada; la segunda es la belleza, es decir, la variedad en la simplicidad; la tercera, la técnica. En la segunda parte de la historia sólo se discute el arte griego que se trae hasta el tiempo del emperador Severo y Constantinopla. La obra "Monumenti antichi inediti" (2 vols., con 216 placas, Roma, 1767) de Winckelmann es una obra maestra de interpretación y explicación. El gran arqueólogo murió siendo un católico devoto y sincero (Historisch-politische Blätter, 1858, 299 sqq.)
Bibliografia
JUSTI, Winckelmann, sein Leben, seine Werke, seine Zeitgenossen (2 vols., Leipzig, 1866 and 1872); STARK, Systematik u. Gesch. der Archaologie der Kunst (1 vol., Leipzig, 1880).
G. GIETMANN.
Transcrito por Thomas M. Barrett. Dedicado a la memoria de Johann Joachim Winckelmann.
Traducido por Pedro Royo