Iglesia Episcopal Protestante
De Enciclopedia Católica
(EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA)
La historia de esta organización religiosa se divide naturalmente en dos partes: el período de su dependencia de la Iglesia de Inglaterra y la de su existencia separada con una jerarquía propia
Contenido
Antes de la Revolución Americana
La Iglesia de Inglaterra fue establecida permanentemente en Virginia en 1607, con la fundación de la colonia Jamestown. Hubo inatentos esporádicos anteriores a esta fecha – en 1585 y 1587, bajo los auspicios de Walter Raleigh en las Carolinas, y en 1607, con el Juez Principal Popham y Sir Ferdinand Gorges en Maine. Como el intento de abrir colonias falló, también lo hizo el de las instituciones eclesiásticas inglesas.
Durante el período colonial, la Iglesia de Inglaterra casi logró establecerse en Maryland y Virginia y en menor proporción en otras colonias, con la excepción de Nueva Inglaterra, donde los escasos episcopales fueron perseguidos con saña y apenas tolerados en los mejores tiempos. En los estados del sur – sobre todo en Virginia y Maryland - en ésta última la Iglesia de Inglaterra desposeyó a los católicos no solo del poder político sino hasta de la libertad religiosa. La Iglesia de Inglaterra estaba bien provista desde el punto de vista mundano pero no era en absoluto fuerte ni espiritual ni intelectualmente. El nombramiento para las parroquias estaba en manos de las sacristías que no querían colocar ministros ni darles el derecho a los emolumentos de su oficio, prefiriendo pagar a capellanes a los que pudieran echar a placer. Esto produjo como resultado que las filas del ministerio estaban llenas de candidatos al mismo tiempo que reducía al clero a una posición de desprecio por parte de los laicos.
Como no había obispos en América, las iglesias estaban bajo la jurisdicción del obispo de Londres, que se servía de comisarios para gobernarlas. Aunque entre los comisarios hubo hombres eminentes como el Dr. Bray e Maryland y el Dr. Blair, fundador del “College” de William y Mary en Virginia, el poder laico era tan grande y la clase de hombres dispuestos a trabajar como ministros tan inferior que poco se podía hacer. Ni siquiera la Sociedad para la Propagación del Evangelio pudo hacer mucho en el sur, aunque en Pennsylvania, New York y New Jersey dio mucho fruto.
Pero mientras que la iglesia anglicana estaba hundida en la letargia intelectual y espiritualmente en el sur, y una existencia bastante atenuada en los estados del medio, en Nueva Inglaterra, ocurrió un suceso en 1722 que fue la gran promesa para el futuro anglicanismo y que removió al Congregacionalismo de la nueva Inglaterra en sus mismos cimientos. Timothy Cutler, el rector de Yale, con otros seis ministros Congregacionales, todos hombres cultos y piadosos, anunciaron a sus hermanos en el ministerio Congregaciones de Connecticut que no podían permanecer por más tiempo fuera de la Iglesia Episcopal: porque algunos de ellos dudaban y otros negaban completamente la validez de las ordenaciones de los presbiterianos. Tres de ellos fueron persuadidos después para que permanecieran con los congregacionalistas, otros tres Cutler, Johnson y Brown, fueron ordenados como ministros de la Iglesia Anglicana y el resto se hicieron episcopales.
Durante la Revolución
Durante este período la Iglesia de Inglaterra en América sufrió mucho ante la estima de los americanos por sus fuertes lazos con la causa de la corona británica. Pero tampoco faltaron tanto clérigos como laicos que sobresalieron en su lealtad a la causa de las colonias y en los sacrificios patrióticos realizados por la independencia. Entre el clero, White, asistente de la Iglesia de Cristo en Filadelfia y Provost, asistente de la Trinity Church de Nueva York. Como los rectores de esas iglesias eran Tories, los emocionados les sucedieron después al frente de sus respectivas parroquias.
Después de la Revolución Americana
La Facción Seabury
Al terminas la guerra, los episcopales, como eran generalmente llamados, se dieron cuenta de que si iban a jugar un papel importante en la vida nacional, debían tener una organización nacional y el mayor obstáculo era la obtención de obispos para organizar la jerarquía nacional.
En Connecticut, donde los que se habían pasado a la Iglesia Episcopal no solo habían llegado a la conclusión de la necesidad del episcopado sino que habían adoptado muchas de las ideas de los teólogos de las Carolinas donde un obispo era considerado una absoluta necesidad y consecuentemente el clero eligió al Rev. Samuel Seabury al que le pidió que fuera al extranjero para ser ordenado como tal. Parecía imposible conseguir ser ordenado en Inglaterra, puesto que los obispos ingleses no podían por ley consagrar a nadie que no jurase lealtad a la corona. Durante la Revolución Seabury había mostrado su simpatía por los Tories, de manera que si hubiera sido ordenado en Inglaterra como súbdito inglés no hubiera podido regresar a América.
Al negarse los obispos ingleses a conferirle el episcopado, fue a Escocia donde, tras largas negociaciones, los Obispos que no emitían el juramento (Nonjuring) consintieron en conferirle el carácter episcopal. Estos obispo eran el resto de la Iglesia Episcopal que los Estuardo habían deseado tan ardientemente establecer en Escocia pero que habían perdido la protección del Estado, así como todas dotaciones económicas, por su fidelidad a James II.
Los presbiterianos escoceses pensaban de ellos que apenas menos despreciables que los católicos y se les consideraba tan peligrosos como ellos en lo político. Eran Altos Eclesiásticos que habían hecho tales alteraciones en la liturgia que habían llegado en el tema de la Eucaristía muy cerca de los católicos. Se sabía que habían usado el crisma en la confirmación y creían firmemente en el carácter sacerdotal del ministerio cristiano y en la necesidad de la sucesión Apostólica y la ordenación episcopal. E Dr. Seabury fue consagrado por ellos en 1748 y teniendo ideas teológicas similares, firmó un concordato inmediatamente después de su consagración en el que acordaba hacer todos los esfuerzos para introducir las peculiaridades doctrinales y litúrgicas de los No–Jurantes ( Nonjurors ) en Connecticut. Al volver procedió a organizar el gobierno de la diócesis muy al estilo de los obispos católicos; excluyó a los laicos de todas las deliberaciones y consejos eclesiásticos, de los asuntos eclesiásticos, todo lo que pudo,
Las facciones de White y Provost
Pero si el clericalismo triunfaba en Connecticut, en Nueva York, Pennsylvania y Virginia las cosas eran distintas. White, que ahora era rector de la Iglesia de Cristo y doctor en teología, creía que si la Iglesia Episcopal quería vivir y crecer en América debía consentir y adoptar, lo más posible, el principio de gobierno representativo. Él hubiera querido seguir sin episcopado hasta que lo hubiera podido obtener de Inglaterra y entretanto ordenar candidatos al ministerio por medio de la ordenación presbiteriana, por la provisión, sin embargo de que una vez obtenido el obispo, los caballeros fueran reordenados bajo condición. Esta sugerencia, sin embargo, halló poca acogida entre los episcopales. Por fin, después de considerables dificultades, se aprobó una ley en el Parlamento por la que los obispos ingleses eran autorizados a conferir el episcopado a hombres que no estuvieran sometidos a la Corona de Inglaterra.
En consecuencia habiendo sido elegidos White como obispo de Pennsylvania y Provost de Nueva York, fueron a Inglaterra a ser consagrados por el entonces obispo de Canterbury, Moore, en el domingo de Septuagésima de 1787.
Débil unión de las varias facciones
Al volver a los Estados Unidos, aunque ahora eran tres obispos, había tantas diferencias entre los hombres de iglesia de Connecticut y los de los Estados centrales y del sur, sobre todo respecto a la presencia de laicos en los consejos eclesiásticos que hasta 1789 no se logró la unión. Y aún después de esa fecha, cuando el Dr. Madison fue elegido en Virginia como obispo, se fue a Inglaterra a ser consagrado, porque Provost de Nueva York, se negó a actuar conjuntamente con el obispo de Connecticut. La unión se realizó por fin en 1792 cuando el Dr. Claggert fue elegido obispo de Maryland y habiendo en el país tres obispos de la línea anglicana aparte del Dr. Seabury, el obispo de Nueva York retiró sus objeciones hasta permitir para permitir que el Dr Seabor fuera el cuarto. Si el Dr. Seabury no hubiera sido invitado a tomar parte en la consagración del Dr. Claggert, el inmediato resultado hubiera sido un cisma entre Connecticut y el resto del país.
Los tres grupos de Episcopales
Casi desde el principio de su vida independiente, las tendencias que se manifestaron en la Iglesia Episcopal eran evidentes e interiorizadas en los miembros del episcopado. El obispo Provost, de Nueva York, representaba el temperamento racionalista del siglo XVIII que dio como resultado lo que se llamó Broad Church Party.
El obispo White representaba el Evangelical Party, con su creencia en la deseabilidad más que en la necesidad de la sucesión apostólica y su deseo de fraternizar cuento fuera posible con otras progenies de la Reforma.
El obispo Seabury, por otra parte, representaba la posición intelectual de la tradicional Alta Iglesia, más que la emocional poniendo más acento en la organización eclesiástica externa que en la religión emocional.
Grupo de la Alta Iglesia
Esta escuela jugó un papel importante en la historia de la Iglesia Episcopal Protestante en los Estados Unidos y aunque estuvo muy influida por el Movimiento de Oxford, ya existía y mostraba energía mucho antes de 1833
De hecho en los años veinte, el obispo Hobart ya representaba ese tipo de piedad evangélica, unido a altas ideas sacramentales, que ha sido la principal característica del grupo desde entonces. El Movimiento de Oxford, sin embargo, tuvo su influencia y ya en 1843 las disputas entre los extremos de los Altos Eclesiásticos y el resto de la Iglesia Episcopal habían llegado tal situación de acritud que cuando el Rev. Arthur Cary, al ser examinado para las órdenes, abogó por los principios del "Tract 90" – y a pesar de ello no rehusó la ordenación. La controversia se convirtió en guerra abierta. El obispo de Filadelfia Dr. Onderdonk, fue suspendido de su oficio con la acusación de embriaguez, aunque la verdadera razón era su simpatía por los Altos Eclesiásticos (High Churchmen); la privación fue tan injusta que el Horace Binney, famosa autoridad legal, declaró que era absolutamente injusta. Sin embargo no se le restituyó al ejercicio de sus funciones hasta diez años después. A su hermano obispo de Nueva York aun le fue peor. Se profirieron cargos por inmoralidad y fue suspendido en sus funciones por el resto de su vida a pesar del hecho de que la mayoría de su conciudadanos, pertenecientes o no a su comunión, creían firmemente en su inocencia. Falló un intento de suspender a un tercer Obispo de posturas de Alta Iglesia, el padre de Monseñor Doane, después de haber sido presentado cuatro veces. El obispo Doane hizo imposible un juicio eclesiástico no solo por su habilidad diplomática sin rival, sino también por su la bondad y probidad de su vida. En 1852 el obispo de Carolina del Norte, Dr. Ives, resignó su posición en la iglesia episcopal y se sometió a la Iglesia Católica
En 1852 el obispo de Carolina del Norte, Dr. Ives, renunció a su posición en la Iglesia Episcopal y se sometió a la Sede Apostólica siendo seguido a la Iglesia católica por un considerable número de clérigos y laicos. Su secesión terminó con las simpatías que había en la Iglesia Episcopal hacia la Iglesia Católica. Pero la Alta Iglesia siguió viviendo en parte, creció y prosperó a pesar de la legislación hostil y con el tiempo volvió a surgir de nuevo un grupo favorable a Roma. Después de que en la Convención General de 1907 se aprobara el Canon del Pulpito abierto, unos 20 clérigos y un gran número de laicos se pasaron a la Iglesia Católica
El Grupo Evangélico
Por otra parte, el Grupo Evangélico Extremista, molesto por el crecimiento del ritualismo e incapaz de expulsar a muchos de la Alta Iglesia crearon una secesión de la Iglesia Protestante Episcopal en 1873 y formaron la que es conocida como Iglesia Episcopal Reformada. Al contrario que otros grupos protestantes, la iglesia Episcopal no se vio afectada por la guerra civil, porque con el colapso de la Confederación, acabaron las organizaciones separadas de la Iglesia Episcopal en los Estados Confederados .
Grupo de la Iglesia liberal (Broad Church)
Este grupo permaneció dentro de la Iglesia Episcopal, aunque su actitud se vio afectada por temas como el Criticismo Textual (Higher Criticism) y la necesidad de ordenación episcopal. Los que más defienden esta escuela, que difieren poco o nada en sus conclusiones de los modernistas extremoso han sido capaces seriamente de alterar la enseñanza de la Iglesia Episcopal sobre verdades tan fundamentales como la Trinidad y la Encarnación; y en unos pocos casos el Grupo de la Alta Iglesia y la Evangélica, combinándose, han sido suficientemente fuertes para excluir las de la Iglesia Episcopal. El grupo ganó fuerza, sus clérigos son hombres intelectuales y vigorosos y los laicos que los apoyan son principalmente gente de muchos medios. El futuro del anglicanismo les pertenece más que a ninguna otra escuela de pensamiento dentro del Cuerpo Anglicano
Estadísticas
En 1907 la Iglesia Episcopal Protestante de los Estados Unidos de América tenía una jerarquía de 5413 clérigos, 428 candidatos a las órdenes y 946,252 comunicantes, que deben multiplicarse al menos por tres para dar una idea de los seguidores de la Iglesia Protestante Episcopal. Poseía nueve colegios y universidades y quince seminarios teológicos
Bibliografía: TIFFANY, Hist. of the Prot. Episc. Church in the U.S. of America, en American Church History Series, VII (Nueva York, 1907); McCONNEL, Hist. of the Am. Ep. Church from the Planting of the Colonies to the End of the Civil War (Nueva York, 1890); WHITE, Memoirs of the Prot. Ep. Church in the U.S. (Nueva York, 1880); COLEMAN. The Church in America (Nueva York, 1895).
Fuente: Fay, Sigourney. "Protestant Episcopal Church in the United States of America." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911. 14 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/12493a.htm>.
Traducido por Pedro Royo