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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Fernando II

De Enciclopedia Católica

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Emperador, el hijo mayor del Archiduque Karl y de la Princesa Bávara María, n. 1578; m. 15 de Febrero de 1637. De acuerdo con las disposiciones de Fernando I sobre sus posesiones, de ellas Styria, Carinthia, y Carniola recayeron sobre su hijo Karl. Como Karl murió en 1590, cuando su hijo mayor tenía solamente doce años de edad, el gobierno de esos países tuvo que ser confiado a un regente durante la minoría de edad de Fernando. Este último comenzó sus estudios con los Jesuitas en Graz, y los continuó en compañía de Maximiliano de Bavaria en la Universidad de Ingolstadt, también a cargo de Jesuitas. De acuerdo con el testimonio de sus profesores, exhibió una aplicación destacable, hizo un rápido progreso en las ciencias matemáticas, y sobre todo dio evidencia de un espíritu profundamente religioso. Una vez completados sus estudios, tomó las riendas del gobierno, aunque no tenía aún ni siquiera diecisiete años. Durante una visita posterior a Italia hizo un voto en el santuario de Loreto de desterrar toda herejía del los territorios que pudieran caer bajo su gobierno. Era de mediana estatura, fornido, cabellos rubio rojizo y tenía ojos azules. Su vestimenta y el corte de su cabello lo hacía parecer un Español, pero su fácil trato hacia todos los que tomaban contacto con él, eran más Germano que Español. Aún en el calor del conflicto, nunca desertaba de él un sentido de justicia y equidad. En dos ocasiones, cuando su titularidad en el poder estuvo en peligro, no retrocedió y mostró una verdadera grandeza mental. Fernando era un hombre de una moral inmaculada, pero carecía de las cualidades del estadista y de independencia de juicio. Estaba acostumbrado a dejar la responsabilidad de importantes medidas a sus consejeros (Freiherr von Eggenberg, Graf von Harrach, el Canciller Bohemio, Zdencko von Lobkowitz, Cardenal-Prince Dietrichstein, etc.). Liberal hasta la prodigalidad, sus cuentas estaban siempre bajas. En la búsqueda del principio establecido por la Dieta de Augsburgo, 1555 (cuius regio eius et religio), estableció la Contra Reforma en sus tres ducados, mientras su primo el Emperador Rodolfo II reticentemente reconoció la Reforma.

Como Fernando fue el único archiduque de su tiempo con suficiente poder y energía para sostener la lucha contra los estados que entonces aspiraban al poder supremo en los dominios hereditarios Austriacos, el Emperador Matías, que no tenía hijos, luchó para asegurarle la sucesión de todo el imperio. Durante la vida de Matías, Fernando fue coronado Rey de Bohemia y Hungría, pero, cuando Matías murió al calor de la guerra religiosa (20 de Marzo de 1619), la posición de Fernando estuvo cercada de peligros. Un ejército unido de Bohemos y Silesianos se paró ante los muros de Viena; en la misma ciudad fue acosado por las urgentes demandas de los estados de la Baja Austria, mientras los estados Bohemios eligieron como rey en su reemplazo al jefe de la Unión Protestante en Alemania (el Palatino Federico V), quien podía también contar con el apoyo de su suegro, Jacobo I de Inglaterra. Cuando los estados Austriacos se aliaron con los Bohemios, y Bethlen Gabor, Príncipe de Transilvania, marchó triunfalmente a través de Hungría con la ayuda del partido evangélico Húngaro, y fue coronado rey de ese país, parecía haber llegado a su fin la dinastía de los Habsburgo. A pesar de estos problemas en sus estados hereditarios, Fernando fue elegido Emperador Germano con los votos de todos los electores excepto Bohemia y el Palatinado. Los españoles desde los Países Bajos ocuparon el Palatinado, y la Liga Católica (Bund der katholischen Fürsten Deutschlands) encabezada por Maximiliano de Bavaria se declaró en su favor, aunque para obtener su apoyo Fernando se vio obligado a hipotecar Austria a Maximiliano. El 22 de junio de 1619, el General Imperial Buquoy rechazó de Viena al sitiador General Thurn; Mansfel fue destrozado en Budweis, y el 3 de noviembre de 1620, el destino de Bohemia y de Federico V se decidió por la Batalla de la Montaña Blanca, cerca de Praga.

El firme restablecimiento de la dinastía de Habsburgo fue la señal para la introducción de la Contra Reforma en Bohemia. Fernando anuló los privilegios de los estados, declaró nulas las concesiones garantizadas la Protestantes Bohemios por el Majestätsbrief de Rodolfo II, y castigó a los jefes de la insurrección con la muerte y confiscación de bienes. El Protestantismo fue exterminado en Bohemia, Moravia y la Baja Austria; solamente en Silesia, por la intercesión del Luterano Elector de Sajonia, los Reformados fueron tratados con menos severidad.

El establecimiento de una paz general podría, quizás, haber sido entonces posible, si el emperador hubiera estado preparado para devolver sus posesiones al fuera de la ley y desterrado Elector Palatino Federico. Al principio, Fernando pareció inclinado a adoptar esta política por consideración a los Españoles, quienes no deseaban proporcionar una ofensa mortal a Jacobo I, el suegro del elector. Sin embargo , la conducta irritante de Federico y de la Unión Protestante, y el deseo de recobrar a Austria para indemnizar a Maximiliano de otra forma, llevo a Fernando a continuar la guerra. Confiado por la ejecución de la proscripción contra el Elector Palatino, Maximiliano asistido por los Españoles, tomó posesión de las tierras electorales y, en 1632 fue elevado él mismo a la dignidad electoral.

Inquieto por el rápidamente creciente poder del emperador, los estados del círculo de la Baja Sajonia (Kreis) habían formado mientras tanto una confederación, y resolvieron bajo el liderazgo de su jefe, el Rey Christian IV de Dinamarca, oponerse al emperador (1625). Ante esta combinación, la Unión o Liga Católica bajo el Conde Tilly se demostró demasiado débil para mantener controlados a ambos enemigos, los internos y los externos; por lo tanto fue indispensable reclutar un ejército imperial independiente, aunque el fisco Austriaco no podía afrontar el gasto. Sin embargo, Albrecht von Waldstein (usualmente conocido como Wallenstein), un noble Bohemio a quien Fernando había elevado poco tiempo antes, a la dignidad de príncipe, ofreció levantar un ejércido de 40.000 hombres a su propio costo. Su oferta fue aceptada y pronto Wallenstein y Tilly derrotaron repetidamente a los Daneses, Ernst von Mansfeld y Christian de Brunswick, los líderes de las fuerzas Protestantes. En la derrota de Christian en Lutter am Barenberge (27 de Agosto de 1626), los Duques Daneses de Schleswig y Holstein cayeron en las manos victoriosas de Tilly, Christian fue compelido a hacer la equitativa paz de Lübeck el 12 de mayo de 1629, y Wallenstein fue investido con las tierras de los Duques de Mecklenburg, aliado de Christian.

Contemporáneamente estalló una insurrección entre los campesinos Austriacos por la recuperación de sus derechos eclesiásticos abrogados por el emperador. El levantamiento fue rápidamente sofocado, pero, como Wallenstein no disimulaba su intención de establecer la regla del emperador en Alemania en una manera más absoluta, los príncipes del imperio fueron incesantes su sus quejas, y demandaron el despido de Wallenstein. La excitación de los príncipes, especialmente aquellos de la fe Protestante, creció mas aún cuando Fernando publicó, en 1629, el “Edicto de Restitución”, que ordenaba a los Protestantes a restaurar todas las propiedades eclesiásticas quitadas a los Católicos desde la Convención de Passau en 1552 (2 Arzobispados, 12 obispados y muchos señoríos monásticos, especialmente en Alemania del Norte). En el encuentro de los príncipes en Ratisbon (1630), cuando Fernando deseaba obtener la elección de su hijo como Rey de Roma, los príncipes, encabezados por Maximiliano, tuvieron éxito y prevalecieron sobre el emperador para despedir a Wallenstein. El comando de las ahora reducidas tropas imperiales fue confiado a Tilly, quien con esas fuerzas y las de la liga marchó contra Magdeburg; esta ciudad, anteriormente sede de un arzobispo, se oponía enérgicamente a la ejecución del Edicto de Restitución. Aún antes del despido de Wallenstein el 4 de Julio de 1630, Gustavo Adolfo, Rey de Suecia había desembarcado en la desembocadura del Oder, pero como los estados protestantes (principalmente Brandenburgo y Sajonia) vacilaron de entrar en alianza con él, no pudo al principio, emprender acciones decisivas. Cuando, sin embargo, en Mayo de 1631, Tilly asaltó y redujo a cenizas la ciudad de Magdeburgo, los Electores de Brandenburgo y Sajonia adhirieron abiertamente a la causa de Gustavo Adolfo. Después de la completa derrota de Tilly en Breitenfeld (Setiembre de 1631), Gustavo Adolfo avanzó a través de Turingia y Franconia hacia el Rin, mientras el ejército sajón invadía Bohemia y ocupaba su Capital, Praga. En 1632, el Rey Sueco invadió Bavaria. Tilly lo enfrentó en el Lech, pero fue derrotado y mortalmente herido. Gustavo Adolfo era ahora señor de Alemania, la Liga había sido derrocada, y el emperador amenazado en sus dominios hereditarios. En esta crisis Fernando indujo a Wallenstein a levar otro ejército de 40.000 hombres, y le otorgó autoridad ilimitada. El 6 de Noviembre de 1632 se peleó una batalla en Lützen, cerca de Leipzig, donde Gustavo Adolfo fue muerto, auque las tropas suecas se mantuvieron dueñas del campo de batalla. Wallenstein estaba entonces en posición de continuar la guerra con energía pero después de la segunda mitad de 1633 demostró una inactividad incomprensible. La explicación es que Wallenstein había tomado la decisión de traicionar al emperador y, con la ayuda de Francia, apoderarse de Bohemia. Su plan, sin embargo, fracasó y llevó a su asesinato en Eger, el 25 de Febrero de 1634. El emperador no tuvo parte en este asesinato. El 27 de Agosto del mismo año, el ejército imperial a las órdenes del hijo mayor del emperador, Fernando, infligió una derrota tan destructiva a los Suecos en Nórdingen que los Protestantes del sudoeste de Alemania se volvieron por la ayuda de Francia. El 30 de mayo de 1636, por la cesión del alto y bajo Lausitz, Fernando se reconcilió con los Sajones, quienes se hicieron sus aliados. El 24 de Setiembre las fuerzas imperiales y Sajonas combinadas fuero derrotadas en Wittstock por los Suecos comandados por Baner. Francia reveló entonces su real política y despachó un ejército poderoso a unirse a la formación de los enemigos del emperador. Fernando vivió para ser testigo de la elección de su hijo como Emperador Germano (22 de Diciembre de 1636), y su coronación como Rey de Bohemia y Hungría. Murió, sin embargo, el 15 de Febrero de 1637, sin ser testigo del fin de este destructivo conflicto, conocido como la Guerra de los Treinta Años. En su testamento, expresamente estipuló la sucesión del primer nacido de su casa y la indivisibilidad de sus estados hereditarios

Bibliografía: HURTER, Geschichte Kaiser Ferdinands II und seiner Zeit (11 vols. Schaffhausen, 1850-1864); GINDELY, Geschichte de dreissigjährigen Krieges (3 vols., Prague, 1882); KLOPP, Tilly im dreissigjährigen Kriege (2 vols., Stuttgart, 1861); HUBER, Geschichte Oesterreichs (5 vols., Prague and Leipzig, 1894).

Traducido por Luis Alberto Alvarez Bianchi