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Sábado, 20 de septiembre de 2025

El enigma del frontis de la iglesia de Santo Cristo de la Ciudad de los Reyes

De Enciclopedia Católica

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Las representaciones del Divino Infante como sembrador que recoge la cosecha, o como pescador nos recuerdan el Evangelio. Las que lo muestran recogiendo las flores de un jardín, nos remiten al Cantar de los Cantares. Su condición infantil implica necesariamente la cercanía de su madre la Virgen María. Sólo a Cristo y a María conviene la figura del agua pura
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Propósito de este escrito

Nuestro propósito es ofrecer la interpretación del frontis de la iglesia de Santo Cristo de las Maravillas, de los Barrios Altos, en la Ciudad de los Reyes del Perú. Ésta es la última edificación abierta al culto en el período virreinal. Es contemporánea al establecimiento de las reformas urbanas de carácter sanitario dispuestas por la Metrópoli.

Según lo que entendemos, ha de ser interpretada junto las obras de reconstrucción posteriores al terremoto de 1746. Como una inserción o incrustación necesaria para corregir la alteración que supuso para el discurso urbano de Trascendencia, la construcción y apertura del Cementerio General de Lima, tras la clausura de las bóvedas de enterramiento de parroquias y conventos.

Para lograr la propósito, es decir, la visión de conjunto es necesario hacer unos excursos, sin los cuales no se alcanzaría a comprender la importancia de la arquitectura novísima de la iglesia de Santo Cristo de las Maravillas.

El diseño del frontis de Santo Cristo es de carácter enigmático

El enigma es un mensaje cifrado que se transmite las claves, de forma encubierta, en su misma formulación. Pertenece al ámbito de la Arquitectura Religiosa, es decir es un medio que facilita el camino que re-liga; que reúne al hombre con Dios. Quien lo creó por amor, lo rescató con amor. Esta fachada expresa en lenguaje arquitectónico lo mismo que preguntaban y respondían los antiguos catecismos: ¿Para qué nací?, ¡Para salvarme! La Salvación, tal como profetizó la Sagrada Escritura, solo está en Cristo. Que es Luz, es Vida, Camino y Verdad. La Arquitectura no escapa al imperio de esta Verdad. O no debería.

Especialmente en el ámbito de la Arquitectura de Restauración y Conservación. Lo que se agregue o se quite en la Arquitectura Sagrada, es una forma de "quitar iotas a la Escritura". Porque niega o falsifica la Verdad. De ahí que sea obligatorio que se guarde la mayor fidelidad al modelo, a las formas y componentes de lo que se está empeñado en recuperar.

Durante el siglo XX, los edificios de culto de la ciudad de Lima fueron bárbaramente desfigurados y mutilados. Se sumó a este crimen cultural la devastación de los terremotos, notablemente el del año 1940. Casi de inmediato, se confió a notables y prestigiosos arquitectos la misión de restaurar los estragos del sismo y de sus réplicas. Estos arquitectos tenían un amor indiscutible por esta ciudad. La ruina material fue una ocasión inmejorable para recuperar el especto barroco de la ciudad que tanto amaban. Y mucho les debemos. Sin embargo, su aproximación al Barroco fue desde la Estética y la Estilística. De haber sido mayor su horizonte barroco, el balance de su obra sería más encomiable. De haber conocido el Barroco desde el ámbito de la Mística, y la Emblemática no se hubieran atrevido a hacer lo sujetaron a su arbitrio.

Primó la formación profesional. Lo asumieron todo en función de panorámica, perspectiva, proporción, amplitud, y hasta de buen gusto. Así, todo aquello que no les gustaba, no entendían, o consideraban superfluo, demodé o deforme fue "embellecido", suprimido, eliminado y modernizado a su gusto. A partir de la aprobación y el inicio de la ejecución del Plan Maestro de la Recuperación del Centro Histórico de Lima, estos asuntos ya no descansan en el prestigio, o la influencia de ningún notable. Ni están sujetas a su graciosa voluntad o a su iluminado parecer.

En la restauración hecha por Pro Lima de la iglesia del Santo Cristo de las Maravillas, está implícita la comprensión cabal de todo aquello que resulte de las labores especializadas que concurren. A ese propósito coadyuva este escrito.

En otros tiempos esos asuntos no eran relevantes las pinturas murales descubiertas por azar, las evidencias arqueológicas, las técnicas antiguas, etc. O sea eliminaban, o se cubrían. Y por tanto se olvidaban. Al comparar una fotografía anterior a la restauración con la de los resultados obtenidos, la primera no es más que un edifico de arquitectura bella que delata el academicismo de su autor. La segunda va más allá. Revela no solo esto, sino el dominio de la simbología y emblemática sagrada. Y la poco común capacidad de sintetizar y expresar lineal y modélicamente el Misterio de la Salvación, y de la vida humana. Expresada igualmente en el interior.

La iglesia de Santo Cristo fue insertada en el urbanismo soteriológico

El frontis de esta iglesia termina en una espadaña que evoca el remate de la Arquitectura escenográfica del Paseo de Aguas, con la que está vinculada a ella por tracto y trabazón lógica sucesivos. No solo rectificó la perturbación de la nueva Arquitectura funeraria, sino que además, vinculó la Arquitectura de ambas márgenes del ha recuperado

El óculo de la espadaña ejerce una inmediata fuerza de atracción en quien la observa. Porque es un símbolo. La forma ovalada corresponde a Dios, y a lo que está íntimamente vinculado a Él. Se constata en la Sagrada Escritura. Tiene la forma de un ojo, y a la vez y de un escudo. Es jeroglífico Y en ese sentido de la Mirada Providente de Dios, y de la protección que nos dispensa mediante la defensa y auxilio que nos prestan los Santos Ángeles, y así lo enseña la Emblemática. En la fachada hay dos arcos, uno dentro de otro, dado que se verifican dos victorias. La de Cristo, y la de nosotros en Cristo. Una puerta pequeña, y la única llave que puede abrirla. Como veremos más adelante. Esta recubierta con un trampantojo que finge un muro de mampostería. Destacan los colores empleados, que son el color salmón y el color hueso

Excurso primero

Debemos asociar necesariamente esta forma, con formas similares en la arquitectura limeña. Especialmente la que es posterior al terremoto de 1746. Es decir, la que va desde los tiempos del Virrey Manuel de Amat hasta el Presbítero Matías Maestro. La iglesia de Santo Cristo, tiene una descripción simbólica en sí misma, pero además - como ya se dijo - forma parte de un todo. Fue incrustada en ese todo para que no quedara incompleto el simbolismo de la ciudad, que fue alterado con las reformas urbanísticas de la Corona. Especialmente por la apertura del Cementerio General, y la clausura de las bóvedas de enterramiento. Estas disposiciones alteraron dramáticamente el simbolismo arquitectónico original.

Porque se eliminaban los lugares escenográficos referidos a los Novísimos. Llevándolos allende los muros de la Ciudad de Salvación. Ese asunto no fue asunto de poca monta. De hecho fue un problema a los ojos de la ciudadanía, y para las autoridades del gobierno virreinal.

Los limeños deseaban que aun después de la muerte su corazón y sus despojos siguieran amando y adorando a Dios, proclamando su omnipotencia sobre la miseria y la nada humanas. Lo hacían también por Caridad y Necesidad. Permitiendo a los vivos, a la Iglesia Militante, practicar obras de misericordia espiritual, mediante el sufragio y la oración para el consuelo y alivio de la Iglesia en Purgatorio.

Excurso segundo

Hay que tener en cuenta que Cristo, fortaleza y salvación nuestra, está figurado en la muralla, y su corazón traspasado en el arco del puente, siempre abierto para quien quisiera refugiarse, amparado por María (iglesia de Desamparados) y defendido del Enemigo Malo por San Miguel Arcángel. Fuera de la muralla está el peligro, ronda y anda al acecho el demonio que como león rugiente busca a quien devorar. Esta figuración está recogida pedagógicamente la Emblemática y ha sido aplicada en el diseño de los planos de Lima y Trujillo, que fueron ciudades amuralladas.

Excurso tercero

Cristo, Señor y Salvador Nuestro, es la luz que ilumina el entendimiento y guía los pasos de aquel que lo busca. Es el único camino y el único puente que Él ha trazado con su Palabra y que Él ha tendido con su obediencia, su humildad, su mansedumbre, su castidad y la virginidad de su Cuerpo Sacrificado en la Cruz. Haciendo de ella la única llave que puede abrir la puerta de la Vida Eterna.

Así se entiende la resistencia colectiva a inhumar en descampado el cuerpo que fue templo del Espíritu Santo. Y de esto se sigue por qué es necesaria la restitución del arco del puente con el último aparato que lo coronó, y la reedificación de los arcos demolidos (soterrando el segmento de carretera en cuyo beneficio se demolieron) y de las capillas votivas . Sin olvidar los tajamares y los baluartes de forma torreada, entre arco y arco. Que también son predicables simbólicamente.

El aparato barroco del arco, "llevado a su perfección en tiempos de Amat, tiene un reloj. Está compuesto por dos alegorías del tiempo cumplido. Es Una por cada lado. En su aspecto anterior al terremoto mostraba al Rey vestido a la heroica. Era figura de Cristo, pontífice, vencedor y emperador. Juez que, empuñando el cetro premia y castiga; sentencia y condena.

Para los perseverantes en la Fe es Gloria y Misericordia; y Justicia para los réprobos. De ahí que los dos campanarios puedan predicarse en ese sentido, ya que las campanas doblan (duelo y tristeza) figurando a las almas en Purgatorio y repican (alegría suma) figurando a los que han alcanzado la Beatitud.

Es aquí donde se hace evidente la marca de la Teología agustiniana. Visto desde el Rímac el arco está en medio de la iglesia de la Virgen de los Desamparados, (bajo la guarda de la espada flamígera de San Miguel Arcángel) y la torre de la iglesia de San Agustín, de la Provincia agustina Nuestra Señora de la Gracia; cuya pareidolia es figurativa del sufrimiento purgatorial.

He aquí, la entrada misma de la ciudad que empiezan a hacerse manifiestas las enseñanzas de San Agustín, Doctor de la Gracia. Cuyo corazón fue lámpara de fuego. A la izquierda, la llena de Gracia, la Madre de la Iglesia todopoderosa en su oración; a la derecha la madre del desgraciado que alcanza la Gracia merced a la oración maternal de Mónica, que dio su nombre a la campana gorda.

Nadie - salvo nosotros - ha ponderado el peso de la Teología agustiniana , como tampoco el lugar que ocupa en la jerarquía del discurso del urbanismo soteriológico de nuestra ciudad. -

Excurso cuarto

Al comparar el grabado de Schola Cordis, con los trazos del la reconstrucción artística del ingreso a Lima hecha por el arquitecto Diego Zevallos desde una perspectiva inédita, se llega a la conclusión que la vida del limeño es un camino al Cielo, que podemos tener cerca (el catalejos permite ver de cerca lo que está lejos) a quien veremos cara a cara después de la muerte. Como anticipo, y embozado en la Eucaristía,

Excurso quinto

Lima, hasta hoy, tiene el ojo fijo, en Cristo en Cruz. Que es Puerta, Llave y Luz de Gloria Eterna. Y he aquí también la mirada de Dios Amoroso y Providente, que no quita el ojo de nosotros, ni se desentiende de nuestro destino.

En Prov. 4, 25 se lee: "Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti."

En Mateo 6 ,22, está escrito: "La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz".

En I Pe 3, 12, dice: "Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal".

En Apc. 1, 7 se anuncia "¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra."

El salmista dice, en Sal 32, 8: "Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: sobre ti fijaré mis ojos. "

Y en Sal. 19, 18: "Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley".

Bastará lo citado para estar seguros de que en la iglesia de Santo Cristo de las Maravillas, el óculo arquitectónico se refiere a la mirada , a la luz, al entendimiento, y la guía.

El color salmón y el segundo sentido bíblico del ojo

El simbolismo del color salmón, se postula recordando el ciclo vital de este pez. Y el del color hueso, con el de los huesos secos de la Profecía de Ezequiel.

Veamos ahora como el ciclo vital del salmón encaja a la perfección con el segundo sentido de ojo; que es el de fuente y manantial. [colocar cita] Ma˓yan (4599, מַעין), «fuente, manantial». Este vocablo se encuentra en el Antiguo Testamento 23 veces. En Lev. 11, 36 ma˓yan quiere decir "fuente": "Con todo, la fuente y la cisterna donde se recogen aguas serán limpias: mas el que hubiere tocado en los cadáveres será inmundo".

Bien sabemos que el salmón nace en una fuente de agua dulce y nada hasta el mar. Llegado a la madurez, recorre el camino inverso venciendo todas las dificultades y obstáculos de la ruta de regreso, hasta llegar al lugar donde nació. Deposita sus huevos en el mismo lugar donde se depositaron los que a él le dieron vida. Poco después, muere de desfallecimiento. En el límpido espejo donde ha desovado, su carcaza junto a los de sus compañeros de ruta, ofrecen un aspecto espectral.

El huevo es símbolo de la Esperanza, y de la vida renovada. Depositados en el fondo del estanque, recuerdan al huevo del avestruz depositado en la arena para que el sol lo incube. En ambos casos, se entiende que es una figura de quien se abandona a Dios.

Los huevos que ha depositado el moribundo son figura de las obras que presentamos al final de una vida perseverante en la Fe: Fe con obras.

El color salmón (pez que nada contra la corriente para llegar a la meta) aplicado a los vivos, figura al hombre de fe perseverante, por su determinación, fortaleza y sabiduría. La sabiduría no es otra cosa que despreciar todo lo que conduzca a la Salvación. Es figura del combate espiritual, porque es luchar por lo único que realmente importa.

La lápida del Niño Pasionista agregada en 1865

Esta imagen, que fue agregada por alguna razón al comenzar la segunda mitad del siglo XIX, nos conecta con la fortísima devoción y el inmenso amor de Lima por el Divino Infante. Por Emblemática y por la Devotio Moderna, sabemos que este tipo de representaciones buscó adorar al Señor en la contemplación de su Humanidad y en las edades de su vida terrestre. Considerando que toda su vida fue Perpetua Crux, y por tanto redentora desde la Circuncisión hasta el momento en que salió sangre y agua de su costado abierto a bote de lanza (Jn. 19, 34). Las representaciones pasionistas del Divino Infante lo presentan mostrando los instrumentos de su Pasión Redentora (asociados a la carpintería de Nazaret) como en el mármol de 1865, y durmiendo sobre ellos, como figura del sueño de la muerte. Del que despierta en el momento que Él ha señalado. El mármol de 1865, exterioriza una devoción y un culto tres veces centenario.

Vecindad de la Portada de Maravillas

En una fotografía de 1865 se aprecia la espadaña de la iglesia de Santo Cristo de las Maravillas, junto a la Portada de Maravillas que da comienzo al camino que conduce al Cementerio General.

El uso inveterado de esta iglesia fue para velatorio de los cadáveres. Y para encomendar el alma del los fieles difuntos antes de regresar a la tierra y al polvo lo que es polvo y tierra.

Los ritos y las ceremonias recordaban a los vivos que el muerto se veía como ellos, y que llegará el día en que ellos se vean como él. Esta pequeña iglesia, con sus arcos superpuestos y sus colores hueso y salmón, son figurativos de los que mueren en la Esperanza de la Resurrección.

La Portada de Maravillas es la puerta de salida de la vida. La portada que conduce al dormitorio común, es figurativa del ingreso al otro mundo. La ostensión de las armas, indican que la el combate espiritual ha terminado triunfalmente. La vida del hombre es milicia, dijo Job Paciente. Paciencia han de tener las almas en Purgatorio. Paciencia han de tener todos los difuntos hasta que Cristo hagan resucitar sus cuerpos.

Una Arquitectura figurativa del Tránsito incrustada entre la Arquitectura figurativa de las Postrimerías y la de los Novísimos

La iglesia de Santo Cristo, según lo que entendemos, necesitaba ser edificada con el fin de incrustarla. No hay que olvidar que los Barrios Altos es un contexto de Hospitales (con sus respectivas criptas), la Iglesia de San José, tiene un muro testero que pide limosna para las lámparas que han de alumbrar a las almas del Purgatorio. A tiro de piedra están los Hospitales y la Parroquia de Santa Ana, intercesora de las almas del Purgatorio. En ese mismo sector de los Barrios Altos están la iglesia de la Virgen de Cocharcas (asociada al agua, por el nombre y a la purificación, dado que es una candelaria), el monasterio e iglesia del Prado, de las monjas contemplativas, y el Santuario de la Virgen del Carmen.

Como se ve la contemplación (el ojo) y la purificación y sanación (agua) son una constante en esta parte de Lima. El acceso a la contemplación beatífica, reservada a los limpios de corazón se hace idealmente por la portada lateral que preside y custodia San Miguel ya no como campeador, sino como ensayador y tasador de la pureza de las almas.

La Pureza está figurada en el frontis en el que María, es arrebatada a los Cielos hasta ponerla delante del trono de Dios.

La Purificación de los que murieron reconciliados está figurada en el atrio. Los auxilios maternales, la espera paciente y la Caridad de los vivos, están señaladas en el retablo de la Virgen del Carmen, en el Señor Cautivo de la capilla de ánimas, y en la alcancía de las limosnas.

Como ya dijimos, al ser suprimidos los entierros en Sagrado, se desarticuló el esquema figurativo de la vejez, la enfermedad y la muerte. Las postrimerías del hombre, el arrepentimiento y la administración de los Sacramentos y una santa muerte, estaban íntegros en el Hospital, Criptas e iglesia de la Buena Muerte.

La catequesis permanente que se hacía por medio de la Arquitectura, se fue perdiendo porque ese sector de Lima y esos edificios fueron profanados, despoblados y bastardeados. Teniendo como lógica consecuencia que, en nuestros días, ya no se asocie la enfermedad y la muerte con la vida ultraterrena. Que no se tenga presente la necesidad del Bien Morir. De no pedir ni querer los Últimos Sacramentos. De no buscar en amparo de San José Patrono de los Moribundos, ni el consuelo de los Camilos que eran los cicerones por excelencia de quienes recorrían el último tramo de la vida.

Y finalmente la ausencia de las contemplativas hace que no se considere en el presente lo que ha de contemplarse en el futuro. Y por desgracia, la Virgen del Carmen se asocia casi totalmente con la Canción Criolla, y no como auxiliadora de las almas en Purgatorio.

Todo esto, junto al abandono y ruina de Santo Cristo y del Cementerio general, trajeron como consecuencia la pérdida de toda aspiración espiritual y sobrenatural, para reptar en la la intrascendencia y el materialismo.

Se ha dejado en abandono culpable a las almas de familiares y amigos, y se ha hecho del cementerio lugar de encuentro para funciones macabras y blasfemas. Se ha dejado de asistir a los moribundos. Nadie practica el Memento Mori implícito en los velorios. Ya casi no se celebran los ritos funerarios que fortalecen y consuelan a los vivos con la Esperanza de la Resurrección. Y se quema como basura lo que fue templo del Espíritu Santo.

La Puerta y la llave

José Gálvez Krüger

Sociedad Peruana de Historia