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Viernes, 15 de noviembre de 2024

El culto a María de Zapopan como Nuestra Señora de la Expectación

De Enciclopedia Católica

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Los orígenes de la devoción

El culto mariano a Nuestra Señora de la Expectación o de Virgen de la O, es una advocación ampliamente difundida por la iglesia española, identificando el episodio de la Virgen que se encuentra encinta y pronto dará a luz; el comienzo de esta advocación y festividad se debe a los obispos reunidos en el décimo Concilio de Toledo celebrado hacia el año 656, los cuales coincidían que en ocasiones no se podía celebrar con la solemnidad requerida la Anunciación de la Santísima Virgen (25 de marzo) por coincidir con el tiempo de cuaresma o la Pascua. Por ello: “Se establece por especial decreto que el día octavo antes de la Natividad del Señor (18 de diciembre) se tenga dicho día como celebérrimo y preclaro en honor de su Santísima Madre”.

Según parece, San Ildefonso pudo desempeñar un papel importante en la institución de la fiesta de la Expectación del parto. Aunque su nombre no aparece en las actas del Concilio de Toledo, es de suponer que asistió pues era abad del monasterio agaliense y además, según algunos investigadores, convenció a Eugenio II, el entonces obispo de Toledo, de la importancia del misterio de la Expectación., pues el santo toledano era un destacado devoto de la Virgen. Según una la antigua tradición de milagros marianos, recopilados por Gonzalo de Berceo, la Virgen se apareció para agradecerle la institución de esta nueva fiesta en su honor, regalándole una casulla de factura angélica para que la usara en las solemnidades. La representación iconográfica Con el paso de los años, la advocación de la Nuestra Señora de la Expectación se hizo más popular bajo la denominación de Virgen de la Esperanza en la que se representaba a la Virgen con el embarazo absolutamente explícito al aparecer a la altura de su vientre un sol o la figura de un Niño Jesús dentro de un viril ovalado. Esta representación se debe a San Simón de Rojas, gran propagador del misterio de la Encarnación, quien a través de imágenes y sermones propagó y afianzó la devoción mariana, centrándose especialmente en la advocación de la Expectación del Parto. Pues este santo, en su espiritualidad propagó y exaltó el puesto que María tiene en el plan de salvación y de santificación de la Iglesia, cooperando con Dios Trinidad, aceptando ser la Madre de Cristo. ç

Representación

La representación surge a raíz de una mística visión que tuvo San Simón de Rojas en la víspera de la fiesta de la Expectación, en la que contempló a la Virgen encinta con túnica roja, manto azul y una larga cabellera tendida sobre sus hombros –como en las representaciones antiguas de esta iconografía- y mostrando en su seno un óvalo a la altura del vientre donde se observaba el Niño Jesús desnudo y de pie, dando la bendición, mandó elaborar una imagen con todas estas características y alrededor del óvalo mandó colocar siete medallones con las inscripciones de las antífonas litúrgicas anteriores a Navidad, difundiéndose rápidamente esta iconografía que tuvo gran vigencia en la España de los siglos XVII y XVIII, y su inexistencia casi absoluta en el resto de Europa después del Concilio de Trento. Desde el siglo XIX, con la llegada de las ideas ilustradas, las imágenes de esta tipología van retirándose del culto por lo explícito de su contenido, considerado incluso “indecente” en opinión de algunas altas jerarquías eclesiásticas.

La Expectación de Zapopan

Es bien sabido que una vez terminadas las correrías apostólicas de Fray Antonio de Segovia, con la imagencita de la Virgen Inmaculada colgada a su pecho, la regaló a los naturales del pueblo de Zapopan, donde se levantó una rústica ermita de adobe y zacate, lugar donde se comenzaron a obrar grandes milagros que fueron guardados en secreto por espacio de cien años. Al tener noticia de los prodigios que se obraban en la pequeña población zapopana y quedar de manifiesto el tesoro que ahí se resguardaba, los habitantes de otras regiones, especialmente los de Guadalajara comenzaron a acudir y gozar de los favores de la Reina de los ángeles. La Venerable Imagen al hacerse maravillosa y singular, antonomásticamente se creó un título nuevo, tomando la Santa Imagen el que el pueblo llevara en la gentilidad: y resultó el llamarse, como advocación enteramente nueva y particular “Nuestra Señora de Zapopan.

Fray Luis del Refugio O.F.M., se encargó muy bien de analizar la transición del cambio del título de la Concepción por la Expectación. Si bien, en tiempo del señor obispo don Juan Ruiz Colmenero, se da el proceso jurídico de investigación sobre los milagros que Dios había obrado por intercesión de la Virgen María en su imagen de Zapopan, es este mismo señor, quien amartelado de la Emperatriz del cielo, decide exaltar el culto a Nuestra Señora en esta levítica población instituyéndose por mayordomo de su festividad en 1653 (promesa que cumplió por espacio de 9 años), cambiando el título y fiesta litúrgica del 8 al 18 de diciembre, pues el día ocho, el obispo tenía que celebrar en la Catedral de Guadalajara la solemnidad de la Inmaculada Concepción y ello, no le permitía acudir a celebrar a la virgen zapopana.

Sobre las relaciones entre una y otra fiesta de Nuestra Señora de Zapopan, la antigua de la Concepción y la nueva de la Expectación, baste decir, para advertir el tino del prelado, que ambos misterios se suponen mutuamente, y la relación no puede ser mayor. La fiesta de la Santísima Anunciación llama “Sanctae Mariae de Conceptione” de Santa María de la Concepción, siendo ésta Concepción activa, y a la que se celebra el 8 de diciembre, Concepción pasiva. María fue concebida en gracia, para que agraciada, debida y decentemente concibiese en su seno al Verbo de Dios, la Sabiduría increada. Son pues, íntimas y muy inmediatas las relaciones de ambos misterios, y no podía darse sustitución más plausible de la fiesta de la Concepción que por la de la Expectación, para celebrar a Nuestra Señora de Zapopan.

Por tanto, entendiendo la relación de estos misterios, no es de extrañar que el obispo Colmenero decidiera jurar el 18 de diciembre de 1655 en la capilla de Nuestra Señora de Zapopan, a cuya Imagen milagrosa está dedicada la festividad por:

Tener, defender, enseñar, predicar y hacer cuanto fuere de su parte que la Bienaventurada Virgen María, Madre del Redentor y Salvador del mundo, en el primer instante de su Concepción, fue prevenida con la divina gracia, para no contraer, como no contrajo, manera de pecado original.

Desde entonces, se celebra a la Santísima Virgen bajo su advocación de la Expectación del parto, venerada en esta centenaria y milagrosa imagen de Zapopan, recordando con ese relicario que pende a la altura de su vientre el misterio inefable de Dios hecho hombre, concebido en el seno de María, quien como sol de justicia se encarnó para traernos esperanza y redención.

Héctor Quintero López

Referencias

  • IBÁÑEZ PALOMO Tomás. Entre las fuentes escritas y el calendario litúrgico: una aproximación al estudio de las Anunciaciones Preñadas. Madrid 2016
  • PALACIO Y BASAVE, Fray Luis del Refugio de. Recopilación de noticias y datos que se relacionan con la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Zapopan y con su Colegio y Santuario. Parte final del tomo II y tomo III. (Zapopan: H. Ayuntamiento de Zapopan-Provincia Franciscana de los SS. Francisco y Santiago en México, 1994