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Domingo, 22 de diciembre de 2024

Ejercicio del santo entierro de Cristo o velación del Santo Cuerpo

De Enciclopedia Católica

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EJERCICIO DEL SANTO ENTIERRO DE CRISTO O VELACIÓN DEL SANTO CUERPO

Saca a la luz el Señor Dr. Don Bernardo Theran, hijo de la muy ilustre Congregación de los Dolores, en la Ciudad de Querétaro. Reimpreso en la Habana en la imprenta de la Real Marina. Año de 1800


Juntas y congregadas las personas que han de acompañar al Difunto Cuerpo de Cristo nuestro Señor escogerán la hora más desocupada de la noche del sábado, para velarle en ella con el Ejercicio siguiente:

Puestos de rodillas delante de una imagen de la Dolorosa Madre se persignarán harán el Acto de Contrición, é invocada la gracia del Espíritu Santo, se tendrá media hora de oración en este punto:


CONSIDERACIÓN Considera como habiendo obtenido José y Nicodemus la licencia de Pilatos, bajaron al Santísimo Cuerpo del Señor de la Cruz; lo lavaron quitándole la Sangre, las salivas, y muchas partes de la piel Santísima, después le ungen coa ungüentos de Mirra y Aloe y le cubrieron con un lienzo nuevo, y puesto en el Rostro un Sudario lo pusieron en el Féretro: está es, Alma, la materia de está Meditación: considera en ella cual quedo el Cuerpo de Cristo a la Fuerza de tantos tormentos, mírale todo llagado, desollado de tal manera, que se veían los huesos limpios, las costillas descubiertas y blancas, entre la carne denegrida tan hinchado, que ponía espanto a los mismos que lavaban, considera cómo se hallaron presentes a este lastimoso espectáculo el amado Evangelista, la tierna Magdalena, y el glorioso Apóstol San Pedro, que todos con las demás mujeres lloraban amargamente: mira Alma a tu Señor y acompáñale como estas piadosas Almas con lágrimas, y tiernos suspiros de tu corazón, y saca de la Meditación horror al pecado mortal, pues así desfiguró a la hermosura de los Cielos tu Jesús amoroso.


ORACIÓN Millares dé millares de veces adoro, venero, reverencio, y doy ósculos a estos Sagrados Pies, y divinas plantas de mi amoroso Redentor Jesús: Pies amorosísimos, tus plantas Sagradas, que tanto por mi amor caminaste, y trabajasteis en busca de las Almas: o que mal, divino Dueño, os lo han pagado los hombres, pues por tan grandes beneficios os han dado una tan afrentosa muerte: o benignísimo Jesús, y cuán grande es vuestra Bondad, pues así nos sufrís, no permitáis, Señor, que yo me aparte de vuestros Santísimos Pies, sin que el corazón se me haga pedazos de dolor; aquí me he de estar asido a estas divinas plantas que tantas fragancias despiden hasta conseguir el perdón de mis pecados: pésame, Dios mío, de que ellos os hayan quitado la vida, yo prometo no volverlos a cometer, y con vuestro favor perseverar en vuestra gracia, para besaros por toda la eternidad vuestros Sacratísimos Pies en vuestra: Gloria. Amén.


MEDITACIÓN Llegaron con el Señor al Sepulcro que estaba hecho en una peña muy capaz, a que entraron todos, y puesto el Sagrado Cuerpo en un nicho se postraron todos de rodillas con la Santísima dolorosa Madre, le adoraron con gran reverencia, y llanto acabada esta tierna adoración pusieron al Señor en el Sepulcro: en él pusieron una grande piedra, y fuera de eso lo sellaron y cerraron con candados. Esta es, Alma, la tierna consideración, que se té pone a los ojos. Resta solo el que saques por fruto de ella el ofrecerle al Señor tu corazón, para que sea su Sepulcro. Y que en él quede perpetuamente sepultado, para que eternamente vivas con su Majestad: acabada esta breve consideración y postrados de rodillas en espíritu delante del Santo Sepulcro, adorarán al Señor y rezando tres Padre nuestros y tres Ave Marías se ofrecen con esta:


ORACIÓN Dueño amoroso Jesús de nuestras almas, y centro de nuestros corazones, nosotros os ofrecemos estos tres Padre nuestros y tres Ave Marías en memoria tierna de vuestra Sacratísima muerte y del amor con que por nosotros la padeciste, en ella divino dueño; se halló vuestra tierna, y dolorida Madre sin Sepulcro en que sepultaros: Recibe, amoroso Señor, recibe los corazones de todas las Almas religiosas y Sacerdotes, que jostrados a vuestros Santísimos Pies os ofrecen: dadles a todos amor, pureza y todas las virtudes, que en su alto estado necesitan para tratar y manejar vuestro Santísimo Cuerpo, que así serán unos corazones en donde descanséis, y durmáis el sueño de vuestra muerte, y después los coloquéis en vuestra eterna Gloria. Amén. Acabada esta Oración, rezarán tres Aves Marías y la siguiente:


ORACIÓN Oh Sacratísimo Señor y eterno descanso de los de los Bienaventurados: nosotros os ofrecemos estas tres Ave Marías en agradecimiento de lo mucho, que en vuestra Sacratísima muerte padecisteis por nuestro amor: por este beneficio os rendimos amoroso Dueño, continuas alabanzas y postramos a vuestros Sacratísimos Pies los corazones de todas las Vírgenes y demás, que a vuestro honor guardan continencia: recibidlos, dueño amoroso, y pues en vuestra vida no previnisteis Sepultura, porque muriendo por los hombres quisisteis, que la previnieran en sus corazones: recibid los de estas Almas fervorosas, que con tanto amor os lo ofrecen y dadles fortaleza para que venzan las tentaciones impuras con que el enemigo las acomete, para que triunfando en vida con vuestra Gracia, merezca después vuestra Gloria. Amen

Ahora se ofrece el corazón a nuestro Señor treinta y tres veces con esta jaculatoria: Mi Jesús amoroso, yo te ofrezco mi corazón. Una Salve, y esta:


ORACIÓN Altísimo Dios, y Señor en quien se complacen las Almas justas: nosotros ofrecemos estas Oraciones en memoria de la suma pobreza en que moriste, pues ni aun Sepulcro en que enterrarte tuviste: recibe los corazones de todos aquellos, que en el Santo Sacramento del Matrimonio os lo guardan puro y limpio de toda mancha, y los corazones todos de todas las criaturas, que con tanto amor, y fuerza de tantos trabajos redimiste: has Divino Jesús, que si en algún tiempo han sida profanados de la muerte de la culpa se limpien y purifiquen; y que como la piedra del Sepulcro sean firmes, y constantes en los buenos propósitos pues si quieres los corazones para descansar en tu muerte. Y finalmente si el Sepulcro era nuevo, y ningún puerto lo había estrenado; concédenos a todos, y en especial a los que estamos juntos, y congregados en esta devoción unos corazones limpios, y puros para que en ellos habite el Cuerpo de Jesucristo mi Señor Sacramentado, y que siempre permanezcan con la blancura de la gracia, medio para conseguir después de nuestra muerte la Gloria. Amén.

Se reza una Salve, y se da el pésame a María Santísima con esta:


ORACIÓN Desconsolada y afligidísima Madre de los pecadores, y único consuelo te muestras Almas: rendidos, y postrados ante vuestros Santísimos Pies, os damos gracias y alabanzas por la cuales invencible de vuestro tierno, y amoroso Corazón en medio de vuestros Dolores, y penas en la muerte de vuestra Hijo Jesús: a nosotros nos pesa de haber sido con nuestras culpas la causa de vuestro dolor, nosotros quisiéramos, Amorosa Madre, consolaros en vuestra penosa Soledad, pero nos hallamos indignos aun de estar en vuestra presencia por lo mucho que os hemos agraviado quitando la vida con nuestros pecados a tu Jesús estos son, Señor los que causan en vuestra Soledad el mayor dolor, y así para acompañaros en vuestra pena, prometemos no renovar con las culpas su Santísima Pasión, ser agradecidos borrando con el arrepentimiento nuestra pasada ingratitud. Todo lo ofrecemos así Purísima Madre, no más culpas, no más ingratitud, no más tibieza, sino una vida nueva toda en tu servicio y en tu gracia para mediante gozar la eterna Gloria. Amén.