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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Dionisio Petavio

De Enciclopedia Católica

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(DIONYSIUS PETAVIUS)

Uno de los más distinguidos teólogos del siglo diecisiete, nacido en Orleans en 1583 y muerto en Paris el 11 de diciembre de 1652. Primero estudió en Orleans y después en París donde defendió con éxito sus tesis para el grado de Maestro de Artes, no en latín, sino en griego. Después asistió a las clases de teología de la Sorbona, y por consejo de Ysambert optó con éxito a la cátedra de filosofía en Bourges

En París se hizo muy amigo de Isaac Casaubon (ver Cartas MXXIV, MXXVIII, MXXXVIII, MXLIV), bibliotecario de la Biblioteca Real, donde pasaba todo su tiempo libre estudiando antiguos manuscritos griegos. Fue ordenado diacono en Orleans y obtuvo una canonjía. Después de pasar dos años en Bourges volvió a París entrando en relación con Fronton du Duc, editor de S. Juan Crisóstomo. En 1605 entró en los jesuitas y enseñó retórica en Reims (1609), La Flèche (1613), y en el College de Paris (1618).

Durante este último período comenzó una correspondencia con el obispo de Orleans Gabriel de Laubépine (Albaspinæus), sobre el primer año de la iglesia primitiva. Desde 1622 enseñó teología positiva durante 22 años. Durante este tiempo estuvo a punto de abandonar Francia en dos ocasiones, la primera para enseñar historia eclesiástica en Madrid, por invitación de Felipe IV (1629) y en segundo lugar para ser creado cardenal en Roma donde Urbano VIII le requería (1638). A los sesenta años dejó la enseñanza, pero retuvo el cargo de bibliotecario en el que había sucedido a Fronton du Duc (1623), consagrando el resto de su vida a su gran obra "Dogmata theologica".

Las virtudes de Patau no eran inferiores a su talento. Era un modelo de humildad y regularidad y, a pesar de su débil salud, practicaba continua y severamente mortificaciones. Su ardiente celo por la Iglesia le inspiraba un raro talento del que dan testimonio sus numerosas obras. Se dedicó al estudio de la literatura (poetas griegos y latinos) y a otras formas más eruditas de sabiduría.

La lista completa de sus obras llena 25 columnas en Sommervogel: trata de cronología, historia, filosofía, polémica, patrística e historia del dogma: la primera edición de las obras de Sinesio apareció en 1612, iniciada diez años antes por consejo de Casaubon ("Synesii episcopi Cyrenensis opera", nueva ed., 1633); en 1613 y 1614 los discursos de Themistius y Julián (nueva ed., 1630); en 1616 el "Breviarium historicum Nicephori"; y después, tras algunas obras poéticas y oratorias, la edición de S. Epifanio en dos volúmenes (1622; nueva ed., 1632), que había emprendido por consejo de Jacques Gretser, S.J., y originalmente debía ser solo una traducción revisada de Janus Cornarius.

En 1662 y 1623 apareció el "Mastigophores", tres panfletos y las notas que trataban del “Tertuliano” de Saumaise, una obra polémica. Entre sus escritos previos, Petau había insertado algunas disertaciones magistrales sobre cronología; en 1627 sacó su "De doctrina temporum", y más tarde las "Tabulæ chronologicæ" (1628, 1629, 1633, 1657). Sobrepasó la obra de Scaliger "De Emendatione temporum" (Paris, 1583), y prepare las bases para la obra de los benedictinos. Apareció un sumario de ella en 1633 (1635, 1641, etc.) bajo el título "Rationarium temporum", de la que se hicieron numerosas impresiones y traducciones al francés inglés e italiano. Por ese mismo tiempo (1636-44) aparecieron las obras poéticas en griego y latín y las disertaciones con frecuencia de naturaleza polémica) contra Grotius, Saumaise, Arnauld, etc. Su paráfrasis de los salmos en verso griego estaban dedicadas a Urbano VIII (en 1637). Finalmente, en 1643 aparecieron posprimeros volúmenes del "Dogmata theologica" (fechados en 1644); el cuarto y el quinto se publicaron en 1650.

La obra no estaba acabada a la muerte del autor y a pesar de los varios intentos, nunca ha sido continuada. Numerosas ediciones del "Dogmata theologica" se han publicado, incluyendo la del calvinista Jean Le Clerc (Clericus, alias Theophile Alethinus), publicada en Amberes in 1700; la última edición salió en ocho volúmenes, por J. B. Fournials (Paris, 1866-8). En 1757 F. A. Zaccaria, S.J. volvió a publicarla en Venencia con notas, disertaciones etc.; en 1857 Passaglia y Schrader emprendieron un proyecto semejante pero solo sacaron el primer volumen. Sus cartas "Epistolarum libri tres", se publicaron después de su muerte y aunque no está ni mucho menos completas, dan una idea de sus relaciones con lo hombres más famosos de Francia, Holanda, Italia etc.; también proporciona considerable información sobre la composición de sus obras y su método.

La reputación que Petau tuvo durante su vida se debía sobre todo a su obra sobre cronología; sus contemporáneos pronunciaron numerosos elogios sobre él, por ejemplo Huet, Valois, Grotius, Isaac Voss, F. Clericus, Noris, etc. Desde entonces su obra cronológica ha sido sobrepasada - inevitable en ese período – y se ha podido elaborar una lista de errores hasta en el caso de este hombre que presumía de haber contado no menos de ocho mil errores en los Anales de Baronio. Pero la gran gloria que para la posteridad, rodea el nombre de Pétau se debe a sus obras patrísticas y su importancia en la historia del dogma. Con mucha razón se le puede llamar “Padre de la Historia del Dogma”. El éxito de su trabajo en estos temas tardó en sentirse – hasta dentro de su orden fue sujeto de acusaciones – pero era muy estimado por su discípulos amigos (como H. Valois, Huet, etc.).

Para hacerse una ida de la obra de Pétau es necesario retroceder al período en el que escribió. Está lejos de ser perfecto y su crítica es a veces errónea, pero su mérito aumenta a pesar de4estos defectos, cuando se recuerda que tuvo a mano solamente ediciones muy imperfectas de los padres, todas inferiores a las grandes obras de los benedictinos. Y que muchos de los textos conocidos solo existían en traducciones o en manuscritos tardíos y poco estudiados; y que sus predecesores en esta línea eran pocos y prácticamente todo tenía que ser hecho partiendo de nada. Lo que quería ya había sido descrito por Melchor Cano en su obra "De locis theologicis". Y si pasamos de la teoría la práctica encontramos inmediatamente un maestro.

Se ha cuestionado la originalidad de la obra de Pétau. Se dice que puede haber sido inspirada en un tratado similar de Oregius (m. 1635), como mantiene Zöckler, o por la "Confessio catholica" de John Gerhard (m. 1627), como conjetura Eckstein. Pero la "Confessio catholica" tiene otro propósito, como se advierte en la primer página; tratados completos, como por el ejemplo el de Cristo, apenas tiene citas de los Padres de la Iglesia y no presentan nada parecido a los largos desarrollos históricos de los dieciséis libros "De Incarnation, Verbi" de Pétau. La relación con el cardenal Aug. Oregius, que se apoya solamente en una conversación de un religioso de los mínimos de Dijón relatada en el "Voyage littéraire de deux bénédictins" (Paris, 1717, p. 147), ha sido examinada en detalle y completamente descartada por F. Oudin, S.J. en las "Mémoires de Trévoux" (July, 1718, pp. 109-33).

El estado de os conflictos religiosos durante los días siguientes al concilio de Trento llevaron a todas las mentes hacia las edades primitivas de la iglesia sobre las que se habían descubierto ciertos documentos antiguos, mientras que las excesivas sutilezas de muchos escoláticos de la decadencia exigía un retorno a las fuentes positivas. Sin duda que Petru estaba inspirado por estas mismas ideas, pero la ejecución de su obra es completamente suya. Sus propósitos están establecidos en su carta dedicatoria al general de los jesuitas (Epist., III, liv), y en varias partes de los "Prolegomena" (cf. I, i). Su método revela todos los recursos que las ciencias de la historia y de la filosofía han proporcionado a los teólogos. El expresa su opinión con total libertad, por ejemplo sobre la opinión de S. Agustín sobre el problema de la predestinación o las ideas sobre la Trinidad de los escritores anteriores a Nicea.

La obra ha proporcionado, hasta para los que no siguen su plan histórico, una copiosa cantidad de documentos; para los teólogos ha sido como un almacén de argumentos patrísticos: Debemos añadir que Petau, como Cano etc., se esforzaba mucho con el estilo literario. Exagera las faltas de la escolástica por otra arte la defiende contra acusaciones de Erasmo. Aun encontramos al polemista en el autor de los "Dogmata"; después de explicar la historia de cada dogma, añade una refutación de los nuevos errores.

En sus escritos polémicos su estilo era más agrio, aquí y allí es más amable, como cuando discute con Grotius, que se acercaba a la fe católica. La memoria de Petau fue celebrada el día después de su muerte por Henri Valois, uno de sus mejores discípulos y por L. Allatius, en un poema griego compuesto a petición del cardenal Barberino.


Fuentes

OUDIN, Denis Pétau in NICERON, Mémoires pour servir à l'hist. des hommes illustres, XXXVII (1737), 81, en en Mémoires de Trévoux (Julio 1718); GODET AND TURMEL, Revue du clergé français, XXIX (1902), 161, 372, 449; CHATELLAIN, Le Père Denis Pétau d'Orléans (1884); STANONIK, Dionysius Petavius (Graz, 1876); SOMMERVOGEL, Bibl. des écriv. S. J., VI (1895); KUHN, Ehrenrettung des D. Petavius u. der kathol. Auffassung der Dogmengesch. in Tübinger theolog. Quartalschrift., XXXII (1850), 249.


Ghellinck, Joseph de.


Transcrito por Douglas J. Potter. Dedicado al inmaculado corazón de la Virgen María.


Traducido por Pedro Royo