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Martes, 12 de noviembre de 2024

Cluny, Congregación de

De Enciclopedia Católica

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(CLUNI, CLUGNI, o CLUGNY)

La primera reforma, en la familia benedictina que produjo prácticamente una orden distinta. Se originó en Cluny, una ciudad en Saone-et-Loire, a quince millas al noroeste de Macón, donde en el año 910 Guillermo el Piadoso, duque de Aquitania fundó una abadía a la que dotó con territorios. Colocó al frente a S. Berno, entonces abad de Gigny, bajo cuya guía se inauguró una forma de vida benedictina más estricta. Las reformas introducidas en Cluny se debían de alguna manera a la influencia de S. Benito de Aniano que había expuesto las nuevas ideas en la primera gran reunión de abades de la orden que tuvo lugar en Aquisgrán (Aachen, Aix-la-Chapelle) en 817 y su desarrollo en Cluny llevó a soluciones distintas de las precedentes, la principal de la cuales fue una forma de gobierno altamente centralizada, extraña a la tradición benedictina.

La reforma se propagó rápidamente más allá de los límites de la abadía de Cluny, en parte por la fundación de nuevas casas y en parte por la incorporación de las que ya existían y como todas ellas permanecieron dependientes de la casa madre, la Congregación de Cluny comenzó a existir casi automáticamente.

Con los sucesores de S. Berno alcanzó una extensa influencia y en el siglo doce estaba a la cabeza de una orden que tenía alrededor de 314 monasterios, que se extendían por Francia , Italia, el Imperio, Lorena, Inglaterra, Escocia y Polonia. Según la "Bibliotheca Cluniacensis" (Paris, 1614) 825 casas debían fidelidad al abad de Cluny en el siglo quince. Algunos escritores han dado el número de 2000, pero hay poca duda de es una exageración. Quizá incluya todos esos monasterios que aunque no unidos a la congregación, adoptaron parcial o totalmente las constituciones cluniacenses, tales como Fleury, Hirschau, Farfa y muchos otros sometidos a su influencia.

Durante los primeros 250 años de su existencia Cluny fue gobernada por una serie de notables abades, hombres que dejaron su huella sobre la historia de Europa occidental. Entre ellos estaban los santos Odón, Mayolo, Odilón, Hugo y Pedro el Venerable. Bajo éste, quinto abad, que gobernó desde 1122 a 1156, Cluny llegó al cenit de su influencia y prosperidad, tiempo en que sólo Roma la superaba como centro del mundo cristiano. Llegó a ser un centro de enseñanza y aprendizaje para papas, cuatro de los cuales, Gregorio VII (Hildebrando), Urbano II, Pascual II y Urbano V, salieron de sus claustros para regir la Iglesia Universal. En el momento de la disolución, había 35 casas cluniacenses en Inglaterra y tres en Escocia. La primera fundación fue la de S Pancras de Lewes (1077), cuyo prior solía ser el vicario general del abad de Cluny para Inglaterra y Escocia. Otras importantes casas estaban en Castleacre, Montacute, Northampton y Bermondsey.

Después del siglo doce, el poder de Cluny declinó algo y en el siglo dieciséis sufrió mucho en las guerras religiosas y civiles de Francia y sus consecuencias. La introducción de los abades comendatarios, el primero de los cuales fue nombrado en 1528, fue hasta cierto punto responsable del declive. Entre los prelados titulares más grandes estuvieron los cardenales Richelieu y Mazarino que intentaron restaurarla a su primitiva grandeza, aunque su esfuerzo no tuvo mucho éxito. Claude de Vert, Prior de S. Pedro, Abbeville ( muerto en 1708) fue otro potencial refomador de la congregación, inspirado sin duda por el ejemplo de los mauristas.

La abadía-iglesia de Cluny estaba hecha a una escala proporcionada a la grandeza de la congregación y fue considerada como una de las maravilla del Medievo. De no menos de 555 pies de largo, era la iglesia más grande la cristiandad hasta la erección de S. Pedro de Roma. Tenía cinco naves, un nártex o anteiglesia y varias torres. Comenzada por S. Hugo, el sexto abad, en 1089, se terminó y consagró por el papa Inocencio II en 1131-32, añadiéndosele el nártex en 1220. Junto con los edificios conventuales cubría un área de veinticinco acres. En 1790, al ser suprimida, fue comprada por la ciudad y casi totalmente destruida. En el presente sólo quedan una torre y parte de un transepto, mientras que una carretera atraviesa el lugar de la nave. La comunidad de la abadía que había llegado a tener trescientos miembros en el siglo trece iba despoblándose, al igual que todas las casas religiosas de Francia: tenía alrededor de un centenar en el siglo diecisiete y al ser suprimida , sólo cuarenta monjes.

El espíritu y organización de la congregación se separaba claramente de la tradición benedictina, aunque sus monjes siguieran siendo considerados miembros de la familia benedictina. Antes de incorporación cada monasterio había sido independiente y autónomo, aunque la observancia de la misma regla en todos ellos constituía un lazo de unión. Pero los nuevos vástagos de Cluny o los atraídos por su influencia, cada casa, en vez de formar una familia separada, era retenida en dependencia absoluta de la abadía central. Los superiores de tales casas, que eran normalmente priores, estaban sometidos a la abadía de Cluny y eran nombrados por ella, no elegidos por sus propias comunidades, como es la costumbre benedictina normal. Cada profesión, aún en los lugares más alejados de la congregación requería su sanción y cada monje tenía que pasar varios años en Cluny. Tal sistema cortaba de raíz el viejo ideal familiar y dio como resultado una especie de jerarquía feudal que consistía en un gran monasterio central y un número de dependientes distribuidos por muchas tierras. El abad de Cluny o su representante hacía visitas anuales a las casas dependientes y tenía como asistente en el gobierno de una organización tan vasta un coadjutor con el título de Gran Prior de Cluny. El estado monárquico del abad fue restringido de alguna manera por los capítulos generales en el siglo trece, pero es evidente que tenía un poder muy real sobre toda la congregación mientras mantuviera en sus propias manos el nombramiento de todos los priores dependientes (para las fuentes de información respecto a la regla, gobierno y observancia conventual de la congregación, ver la bibliografía al final de este artículo).

Con respecto al Oficio Divino, los monjes de Cluny se ajustan a la costumbre existente, introducida en los monasterio de Francia por S. Benito de Aniano, de añadir numerosos ejercicios devocionales extra a las horas canónicas diarias prescritas por la Regla benedictina, en forma de salmos (psalmi familiares, speciales, prostrati, y pro tribulatione) y oficios votivos ( Nuestra Señora, Los Difuntos, Todos los Santos etc).

La biblioteca de Cluny fue durante muchos años una de las más ricas y más importantes de Francia y almacenaba un vasto número de manuscritos valiosos. Cuando la abadía fue saqueada por los hugonotes en 1562, muchos de estos tesoros se destruyeron o se dispersaron. De los que quedaron en Cluny, algunos fueron quemados por la turba revolucionaria con la supresión de 1790 y otros almacenados en el ayuntamiento de Cluny. Éstos y otros que pasaron a manos privadas han sido recuperados gradualmente por el gobierno francés y están ahora en la Bibliotheque Nationale de París Hay también en el Museo Británico de Londres alrededor de sesenta documentos que pertenecieron a Cluny. El "Hotel de Cluny" de Paris, que data de 1334, fue antiguamente la casa de los priores. En 1833 se convirtió en un museo público, pero no tiene nada relacionado con la abadía, aparte del nombre.

Fuentes

Para la regla, constituciones etc. Ver BERNARD OF CLUNY, Ordo Cluniacensis en HERRGOTT, Vetus Disciplina Monastica (Paris, 1794); y UDALRIC OF CLUNY, Consuetudines Cluniacensis en P.L., CXLIX (Paris, 1882).

Para la historia de la congregación etc., DUCKET, Charters and Records of Cluni (Lewes, 1890); MAITLAND, Dark Ages (London, 1845); MABILLON, Annales O. S. B. (Paris, 1703-39), III-V; SAINTE-MARTHE, Gallia Christiana (Paris, 1728), IV, 1117; HELYOT, Hist. des ordres religieux (Paris, 1792), V; MIGNE, Dict. des abbayes (Paris, 1856); LAVISSE, Hist. de France (Paris, 1901), II, 2; LORAIN, Hist. de l'abbaye de Cluny (Paris, 1845); CHAMPLY, Hist. de Cluny (Macon, 1866); HEIMBUCHER, Die Orden und Kongregationen der katholischen Kirche (Paderborn, 1896), I; HERZOG AND HAUCK, Realencyklopadie (Leipzig, 1898), III; SACKUR, Die Cluniacenser (Halle a. S., 1892-94).


G. CYPRIAN ALSTON.

Transcrto por by John D. Beetham.


Traducido por Pedro Royo