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Sábado, 20 de abril de 2024

Arquidiócesis Urbino

De Enciclopedia Católica

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(URBINATENSIS)

Provincia de Pesaro y Urbino, Italia. La ciudad de Urbino está situada en una montaña entre los valles de Metaurus y Foglia, en una montañosa, pero bien cultivada región. La catedral, cerca del palacio ducal, fue diseñada por el Conde Federico da Montefeltre; pero fue completamente transformada en el siglo XIX, ya que la cúpula añadida en el siglo XVI y una gran parte del edificio se destruyeron en 1789. Algunas valiosas pinturas aún se conservan allí, una "Última Cena" y un "San Sebastiano de Barocci" en la sacristía, la "Flagelación" de Pier della Francesca, en el oratorio de la cripta una "Pietà" de Giovanni da Bologna. Otras iglesias; S. Francesco (completada en 1350), en parte romana, en parte gótica, contiene exquisitas esculturas de Constantino Trappola, pinturas de Barocci, Procaccini, y otros. S. Dominico (1365), originalmente gótico, pero completamente transformado en 1732; sobre la puerta principal existe un alto relieve de Lucca della Robbia. S. Agostino era también gótico. Los frescos del oratorio de S. Giovanni Battista de Jacopo y Lorenzo Sanseverino, incluyendo una "Crucifixión", son importantes en la historia de la pintura: S. Spirito (de Luca Signorelli), S. Bernardino (Bramante), S. Giuseppe (Adoración de los Reyes Magos, y relieve de Brandini). El palacio ducal fue erigido por el Duque Federico, con Luciano di Laurana (1447) como arquitecto, ilustres escritores y pintores fueron comprometidos a adornarlo, pero muchas de sus obras se encuentran actualmente en museos extranjeros. Entre los que permanecen se encuentran la estatua del Duque Federico; los tallados de los bordes de las puertas, ventanas, y piezas de chimenea; pinturas de Margaritone, Antonio da Ferrara ("Crucifixión", "Bautismo de Cristo"), Paolo Uccello ("Profanación de la Hostia"), Giusto di Grand ("Última Cena"), Giovanni Santi, el padre de Rafael ("Timoteo Viti"); Titian ("Resurrección"). El estudio del duque, con su magnífica puerta incrustada y su techo, contiene dos oratorios. El palacio de Castracane tiene una importante colección de pinturas. Urbino tenía a principios del siglo XX una universidad con facultades de leyes, física matemática, y una escuela para farmacia y obstetricia, y un hospital fundido en 1265. En Urbino nacieron: Bartolomeo Carusi, teólogo y profesor en Bologna y París; Federico Commandini (1509), matemático; Bernardini Baldi (siglo XVII), poeta; Ludovio della Vernaccia (siglo XIII), poeta; Laura Battiferri-Ammanati (siglo XVII), poeta; el arqueólogo, Mons. Fabretti (1619); los pintores, Raffaello Sanzio y Federico Barocci; Bramante y Genga, padre e hijo, arquitectos; el escultor, Federico Brandani, y Clemente XI.

Urbino fue antes Urbinum Mataurense, municipum romano. La ciudad y sus alrededores tienen abundantes inscripciones, una de las cuales es cristiana con certeza. Urbino estuvo dominada por los Godos, pero fue capturada por Belisario (538). Bajo la dominación de Pipino pasó a ser parte del dominio pontificio. En el siglo XI tuvo una comuna. Convirtiéndose en capital de los condes de Montefeltre, aumentó su importancia. En 1213 Bonconde di Montefeltro fue elegido como podestà de Urbino. El pueblo de Urbino se rebeló, formaron una alianza con la comuna de Rimini (1228), y en 1234 eran dueños de la ciudad. Él y sus descendientes fueron líderes de los Ghibellines de las Marches y la Romagna. Montefeltrano tuvo éxito (1214-55), y Guido (1255-86 y 1293-6). Bonifacio VIII lo absolvió de censuras y lo empleó en contra de Palestrina y la Colonna. Federico I (1296-1322) aumentó sus dominios al tomar de la Santa Sede Fano, Osismo, Recanati, Gubbio, Spoleto, y Asís. Sus impuestos exorbitantes llevaron a su asesinato, y la ciudad reconoció la supremacía papal. Pero en 1323 su hijo Nolfo (1323-59) fue proclamado Señor de Urbino. En 1355, en la llegada del Cardenla Albornoz, fue reconocida nuevamente la soberanía papal, aunque no sin la pérdida de territorio. Federico II fue completamente despojado. Su hijo Antonio (1377-1403), se aprovechó de la rebelión de los Marches y Umbria en contra de la Santa Sede (1375) para restaurar su autoridad en Urbino. Guido Antonio (1403-43) fue nombrado por Martín V (1419) gobernador del Ducado de Spoleto, y llevó a cabo la guerra en contra de Braccio di Montone con distinta fortuna. Oddo Antonio, luego de un gobierno de unos pocos meses, fue asesinado por sus crímenes. Los urbaneses le ofrecieron luego el gobierno a Federcio III (1444-82), hijo ilegítimo de Guido Antonio, alumno de la escuela Vittorino da Feltre y amante del arte. Bajo su gobierno Urbino se convirtió en cuna de las mentes más brillantes del Renacimiento. Fue implicado en las guerras en contra de Sigismondo Malatesta, el Papa, Rene of Anjou, y Florencia. Sixto IV le confirió el título de Duque de Urbino (1474). Guidubaldo I (1492-1508) escapó de las conspiraciones de Caesar Borgia. Adoptó a Francesco Maria della Rovere. Ayudó a Julio II en la reconquista de la Romagna. León X lo despojó de su territorio, el cual fue entregado a Lorenzo de' Medici, y luego a Giovanni Maria Varano (1516-21). Con la muerte de Federico III reasumió el trono. El gobierno interno estuvo casi completamente en las manos de la duquesa Eleonora Gonzaga. Guidubaldo II (1538-74), a través de su matrimonio con Giullia di Varano, obtuvo el Ducado de Camerino, que tuvo que ceder en 1539 en beneficio de Pablo III por 60,000 scudi. En 1572 los urbineses se rebelaron en contra del pago de impuestos, pero fueron suprimidos. Francesco Maria II (1574-1631) intentó reducir los impuestos establecidos por su padre. En 1606 y 1626 se retiró del gobierno para estudiar ciencias naturales, y nombró una comisión de ocho miembros para que gobernaran. Debido al asesinato de su único hijo, Federico Ubaldo, en 1624, puso sus dominios bajo la autoridad de la Santa Sede.

El primer obispo conocido de Urbino es Leoncio, a quien San Gregorio le confió la Diócesis de Rimini (592). Otros obispos: Teodorico, quien en 1201 transfirió la catedral a la ciudad (la antigua catedral estaba fuera de la ciudad); el Beato Minardo (1057). Bajo los Obispos Egidio (1288) y Carrado, O. S. A. (1309), el Beato Pelnigotto, franciscano terciario y la Beata Clara de Rimini vivieron en la ciudad. Marco Boncioni, O. P. (1342); Fra Bartolommeo Carusi, O. S. A. (1347), teólogos. Bajo Francesco, O. Min. (1379), se estableció la hermita de Gerolamini en Monte Cesana; Oddone Colonna (1380), luego Martin V; Gian Pietro Arrivabeni (1491), sabio escritor y restaurador de la disciplina; el Cardenal Gregorio Cortese, O. S. B. (1542); Felice Tiranni (1551), reformador de la vida religiosa. En 1563 Pío IV creó la sede metropolitana, con las sufraganias, Cagli, Sinigaglia, Pesaro, Forssombrone, Montefeltro, y Gubbio. Bajo Antonio Giannotti (1578) se abrió el seminario; Ascanio Maffei (1646) restauró muchas iglesias; Ignazio Ranaldi, orador (1819), restauró la disciplina del seminario y las órdenes religiosas. La arquidiócesis tenía, a principios del siglo XX, como sufraganias, S. Angelo en Vado, Cagli, y Pergola, Fossambrone, Pesaro, Senigallia; contenía 99 parroquias; 32,600 habitantes; 130 sacerdotes seculares y regulares; 1 casa de religiosos (masculina); 4 conventos de monjas; 4 instituciones educativas para hombres y 2 para mujeres. Su obispo actual es Mons. Ugo Donato Bianchi, nacido en Pennabilli, diócesis de San Marino-Montefeltro, el 10 de febrero de 1930, ordenado el 18 de abril de 1954, electo el 23 de mayo de 1977. Su vicario general es Mons. Gino Uguccioni. Cuenta con una población de 53,500; de los cuales 52,100 son católicos; 53 parroquias y 74 sacerdotes.

CAPPELLETTI, Le chiese d' Italia, III (Venice, 1845); LIPPARINI, Urbino in Italia artistica, VI (Bergamo, 1907); UGOLINO, Storia dei conti e dei duchi di Urbino (Florence, 1859); ALBANI, Memorie concernenti la citta di Urbino (Rome, 1724); GUERRINI, Degli womini illustri di Urbino (Urbino, 1879); DENNISTOWN, Memories of the Dukes of Urbino illustrating the arms, arts, and literature of Italy from 1440 to 1630 (London, 1851); DELABORDE, Les ducs et la cour d'Urbino in revue des Deux Mondes, II (1851), 393-440.

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U. BENIGNI Transcrito por Thomas M. Barrett Dedicado a la Comunidad Cristiana de Urbino Traducido por Armando Llaza Corrales