Apostolado de la Piedad Popular: Vía Crucis del Sagrado Corazón
De Enciclopedia Católica
Contenido
- 1 Estaciones del Via Crucis
- 2 Oración preparatoria
- 3 Primera Estación
- 4 Segunda Estación
- 5 Tercera Estación
- 6 Cuarta Estación
- 7 Quinta Estación
- 8 Sexta Estación
- 9 Séptima Estación
- 10 Octava Estación
- 11 Oración
- 12 Novena Estación
- 13 Décima Estación
- 14 Undécima Estación
- 15 Duodécima Estación
- 16 Décimo Tercia Estación
- 17 Décimo cuarta Estación
- 18 Bendiciones
Estaciones del Via Crucis
Oración preparatoria
Altísimo Señor y Dios Eterno, ante vuestro divino acatamiento, se postra mi corazón malvado, lleno de iniquidades, con deseo firme de agradaros y serviros, acompañando el corazón tierno y lastimado de vuestro benditísimo Hijo, mi Señor Jesucristo, haced dueño y criador mío, que mi corazón sea limpio de toda culpa, con el llanto de un arrepentimiento verdadero, con el afecto de un amor grande, tierno y compasivo a los trabajos del Corazón de mi Redentor Jesús, y finalmente, con la conformidad de vuestra sacratísima voluntad, en todo y por todo, para que así merezca vuestra gracia, y las que los sumos Pontífices han concedido a los que meditan la Sagrada Pasión, las aplico por su intención, por el bien de la Iglesia y alivio de las Benditas Almas del Purgatorio, y para disponerme a vuestro agrado, digo, que me pesa de haberos ofendido, y protesto de todo corazón, morir primero que volveros a ofender. Ahí tenéis mi corazón, mudadlo de lo malo en bueno, por el bendito, santo, dulce y fino amante Corazón de mi buen Jesús, que vive y reina con vos, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Primera Estación
Consideración
Contempla el Corazón amante de Jesús, como previniendo que iba a morir, discurrió como quedarse con nosotros en el Santísimo Sacramento del Altar, aun viendo el corazón del malvado Judas, que ya le había vendido. Mira que el Corazón de Jesús, tan divino, que crucificado de dolor de ver que se había de despedir de su dulcísima Madre y de sus discípulos, y que había de sudar Sangre en el Huerto al contemplar su Muerte, y que después le habían de prender como si fuera un salteador facineroso, no obstante, fue su corazón tan fino, que le hizo ejecutar tan gran fineza, no atendiendo sus mismas injurias. Alienta tu corazón, y múdalo, si hasta aquí ha sido corazón de lobo sangriento, sea ya de manso cordero, acompañando al humilde y fino Corazón de Jesús, con amoroso y constante afecto.
Oración
Dulcísimo y amorosísimo Jesús, yo adoro, alabo y bendigo tu Santísimo, tierno y adolorido Corazón: dadme Señor un corazón fino, por la fineza de tu corazón, dadme Señor un corazón amante, por el amor de tu Corazón, dadme un corazón tierno, por la compasión de tu Corazón, para que así te imite, perdonando a mis enemigos, a quienes de todo corazón perdono, y deseo todo bien. No permitas Señor, que mi corazón te sea traidor, hazlo fiel, y por el dolor que sintió tu Corazón, con la traición de Judas, haz que yo sienta las que contra ti eh cometido, para que así sea mi corazón conforme con el tuyo. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Jaculatoria: Bendito sea el Corazón de Jesús, que tanto padeció por nosotros, Señor, mueve nuestros corazones, por tu bendito Corazón. Amén.
Segunda Estación
Consideración
Contempla al Corazón de Jesús en la casa del Pontífice Anás, donde por una respuesta sana y mansa, recibió su Majestad aquella cruel y desvergonzada bofetada, y mira cual quedaría su amante corazón con tal afrenta.
Oración
Finísimo Jesús, Padre y Señor mío, postrado adoro vuestro humildísimo y afrentado Corazón, y quisiera Señor, que llorara eternamente mi corazón a las bofetadas que os ha dado, con tanta desvergüenza, abusando de vuestra paciencia ¡Oh Señor! como no mueve mi corazón con tal dolor ¡Oh Señor! perdóname y trueca mi corazón en manso y agradecido, para que acompañe en sus afrentas a tu Corazón lastimado, y me libre de la afrenta eterna que merece mi maldito corazón. Amén.
Tercera Estación
Consideración
Contempla lo que padecería el Corazón de Jesús, con las injurias, baldones y blasfemias que oyó en casa de Caifás, y sobre todo, el dolor que tendría de ver tan trocado el corazón de su amado Apóstol San Pedro, a quién había hecho cabeza de su Iglesia, que le negó una, dos y tres veces.
Oración
Amorosísimo Jesús, por las injurias que sufrió tu Corazón en casa de Caifás, y por la congojosa fatiga que le apretó mucho más, con la infidelidad del Apóstol San Pedro, te pedimos que, tiernos y sentidos nuestros corazones, siempre sean fieles, siempre te confiesen como Santa Libertad a vista del mundo, y sin hacer caso de sus juicios y errados pareceres, para que, acompañándote en esta pena, merezcamos unirnos a tu Corazón Santo, a tu Corazón fiel por toda la eternidad. Amén.
Cuarta Estación
Consideración
Contempla, como estaría el Inocentísimo Corazón de Jesús en pie, ante el Cónsul Pilatos, acusado y calumniado como reo, y el Juez muy sentado, examinando las falsas acusaciones.
Oración
Sapientísimo Jesús, tu Santo Corazón acusado como reo, habiendo siempre sido el bienhechor de todos ¡Oh Corazón dulce! ¡Oh Jesús Santo! tu Señor, no nos castigue tu justicia, que tenemos corazones reos de maldad, que hemos cometido contra ti, sino por esta aflicción, que atravesó tu Corazón Santísimo, perdona las malicias de nuestros corazones, y estampa en ellos tu inocencia, para que te amemos, y cuando nos juzgues, tengas misericordia de nosotros. Amén.
Quinta Estación
Consideración
Contempla la irrisión, mofa y escarnio con que el torpe rey Herodes, trató a nuestro bien Jesús, mandándole poner una vestidura blanca como a simple y fatuo, y cual sería la aflicción de aquel candidísimo corazón.
Oración
Humildísimo Jesús, cuyo Corazón es depósito de la Eterna Sabiduría, por esta tan malvada afrenta, que humilles a nuestros soberbios corazones, y que solo sepamos amarte, servirte y agradecerte estas penas tan amargas, que por nosotros sufriste y que jamás se aparte de tu compañía nuestro corazón, sintiendo tus penes y conociendo nuestra ingratitud, para que así merezcamos la estola blanca de la gracia. Amén.
Sexta Estación
Consideración
Contempla al Corazón de Jesús, cual estaría de afligido, con las demandas y respuestas de los jueces y del pueblo, cuando vuelto a casa de Pilatos, este le mostró a la ventana y después le mandó azotar, donde quedó desmayado sobre su misma Sangre.
Oración
¡Oh dulcísimo Corazón de Jesús, ya sin aliento y fuerzas a la dura crueldad de tus sangrientos enemigos! por el lastimoso desmayo que padeciste, que alientes nuestros corazones a contemplar con eficacia tus trabajos, para que, en nuestro corazón, no haya otra cosa, que esta tierna memoria con que, despreciando al mundo eternamente, te acompañemos. Amén.
Séptima Estación
Consideración
Contempla, cuan lleno de congojas estaría el Corazón de Jesús, coronada de espinas su Santísima Cabeza, mofado, escupido, gargajeado y todo hecho burla, y entretenimiento de aquella maldita gente.
Oración
Jesús bendito, Rey Eterno y verdadero, por aquella pena que padeció tu humildísimo Corazón en estos pasos, te suplicamos nos des un corazón resuelto, para imitar tus trabajos, y llorarlos de corazón, con que podamos satisfacer lo mucho que debemos, y merezcamos reconocerte Reyen la Eternidad, donde siempre asistes y vives glorioso. Amén.
Octava Estación
Consideración
Contempla el Corazón de nuestro bien, Jesús, que vergonzoso y tierno, al mostrarle segunda vez a la ventana, tan lastimado, sangriento y desecho, que el mismo Juez fue necesario que dijese: “Este es el Hombre” para que le conociesen.
Oración
Pacientísimo Jesús, Hombre y Dios juntamente, las apretadas penas que en aquella ocasión sintió vuestro amantísimo Corazón, que nos reconozcáis por hombres hechos a imagen y semejanza de Dios, en fe de lo cual os ofrecemos nuestros corazones, con los cuales saludamos, reconocemos y confesamos vuestra Humanidad Santísima, unida a la Divinidad, y os pedimos que, como Hombre y Dios, nos salvéis y hagáis que nuestros corazones sean de Dios para amaros siempre. Amén.
Novena Estación
Consideración
Contempla al Corazón de Jesús, que afligido, que solo, que desamparado, al oír la formidable sentencia de muerte, que con tanto desacato se fulminó y pregonó contra su Majestad.
Oración
¡Oh Santísimo Jesús! cuyo Corazón obedeció la sentencia de muerte, conforme con la voluntad del Eterno Padre, por el pecado del hombre ¡Oh corazones los nuestros, que esperamos! ¡en que nos fiamos a vista de nuestro sentenciado Corazón! Señor, alumbrad nuestros corazones, para que, llorando esta pena, borren nuestras lágrimas la sentencia que merecemos, lo cual, por este dolor de vuestro Santísimo Corazón os pedimos. Amén.
Décima Estación
Consideración
Contempla al Corazón de Jesús con la Cruz a cuestas, al encuentro de su Santísima Madre, las afrentas del vulgo, caídas del camino, los desmayos, y, sobre todo, como se verían aquellos dos finísimos corazones de Hijo y Madre.
Oración
¡Oh Corazón gallardo! ¡Oh Corazón Deífico! hasta donde llega tu ardor y fineza ¡Oh dulce Jesús! quien será capaz de saber la pena de tu Corazón y el de tu Purísima Madre ¡Oh que purísimos Corazones! que tristes, que afligidos, y que atormentados ¡Oh corazones duros los nuestros, que no lloramos tanta lastima por nosotros padecida! Señor, ablanda nuestros corazones por tu tierno Corazón y por el de María Purísima. Amén.
Undécima Estación
Consideración
Contempla al Corazón de Jesús, cuando puesto su Majestad en el Monte Calvario, le desnudaron, le tendieron y Crucificaron de pies y manos.
Oración
Jesús benigno, Jesús Santo, Jesús Esposo, por la humildad de tu Santísimo Corazón, con que, obedeciendo a los verdugos, te tendiste en la Cruz para recibir tan cruel martirio, que hagas Señor, a nuestros corazones crucificados, conforme con tus preceptos y llenos de obediente humildad, con que te imitemos, y crucifiquemos todos nuestros deseos y voluntad desordenada. Amén.
Duodécima Estación
Consideración
Contempla al palpitante Corazón de Jesús, cuando ya colgado en la Cruz, habló su Majestad aquellas siete palabras, y como despidiéndose de nosotros, dio las últimas lágrimas y murió.
Oración
¡Oh Jesús mío! Padre y dueño mío y vida mía: corazones tenemos Señor, más duros que peñascos y peores que basiliscos, pues nos alegramos a vista de nuestro muerto Corazón. ¡Oh Congoja de Jesús! Murió su Corazón noble, su Corazón Santo, su Corazón amigo, su Corazón fino, su Corazón tierno, y murió por nuestro corazón: Señor, nosotros os damos nuestro corazón, desde ahora, con todas las vetas hasta la tremenda hora que esperamos del morir, recibidlos por vuestro Corazón. Amén.
Décimo Tercia Estación
Consideración
Contempla, que dolorido estaría el Corazón de María Purísima, cuando recibió en sus brazos el destrozado cuerpo de Jesús con su difunto Corazón.
Oración
¡Oh Inocentísimo y Purísimo Corazón de María! nuestros corazones pertinaces mataron y repiten cada día la muerte de ese yerto y frío corazón, por las penas acerbas que os causó ver a vuestro Hijo tan desecho, os suplicamos se deshagan en llanto nuestros corazones, como agresores de tal delito, tened Señora piedad de nosotros, y recibid nuestros corazones, donde estampéis ese estrago, esa lastima, para acompañaros en tanta pena. Amén.
Décimo cuarta Estación
Consideración
Contempla, Sepultado al Cuerpo de Jesús, y su Corazón, sin el más mínimo aliento, encerrado en su cuerpo hecho pedazos: el Corazón, solo, triste y merláchico, de su Santísima Madre y acompañada de Corazón en su terrible soledad.
Oración
¡Oh Dios Santo! ¡Oh Corazón de Jesús! ¡Oh triste Corazón de la Purísima María! quedó sola sin el Corazón de su Hijo, que era la vida, la alegría y el descanso de su Corazón. Soberana Reina, aquí están nuestros corazones, aunque indignos para deposito de vuestro difunto Corazón: haced Madre y Señora nuestra, que como en vuestro Corazón quedó estampada la lastimosa tragedia del Corazón de Jesús, en los nuestros se estampe con íntima compasión de sus trabajos, que no pensemos otra cosa que no ocupe nuestro corazón cosa del mundo, de la carne y del diablo, sino solo tenga al Corazón de Jesús, nuestro hermano, nuestro Maestro, nuestro Redentor, y nuestro Glorificador, para que en la amarga despedida de esta vida, nos favorezca vuestra compañía ¡Oh Madre nuestra! Vos Señora, quedasteis para nuestro refugio en este destierro, dadnos verdadero corazón para llorar deveras nuestras culpas, que tanto afligieron vuestro Corazón. Ya nos pesa de todo corazón, pecamos, y ya proponemos no más pecar, socorred nuestros corazones por el Bendito Corazón de Jesús, que sea alabado, ensalzado, y glorificado eternamente. Amén.
Bendiciones
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que tanto padeció por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que se formó por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que nació por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, circuncidado por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús Niño, desterrado por mí.
Bendito sea el Corazón de Jesús, que caminó, conversó y predicó por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que se transfiguró por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que ayunó cuarenta días por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que instituyó el Santísimo Sacramento de la Eucaristía por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que le vendieron en tan poco precio por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que oró y sudó sangre por mí
-Bendito sea el Corazón de Jesús, que le prendieron por mí.
Bendito sea el Corazón de Jesús, que le juzgaron, escupieron y burlaron por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, abofeteado por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, azotado por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, sentenciado a muerte por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, afrentado por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, cargando con la Cruz por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, desnudo y crucificado por mí.
-Bendito sea el Corazón de Jesús, muerto y sepultado por mí.
Bendito sea tan Santo y tan bendito Corazón, oficina de los mayores males por nuestros mayores bienes, bendito sea tan sabio, humilde y manso Corazón, depósito de tanta pena para nuestra mayor gloria: Jesús, os doy mi corazón, y así hasta aquí no ha sido mi corazón vuestro, de todo mi corazón os lo doy, para que estampéis en el vuestro Sacratísimo, dulcísimo, amorosísimo Nombre. Viva en mi corazón Jesús, pues yo estoy en su Corazón. Viva Jesús, corazón mío, Viva Jesús, Corazón de Jesús, Viva Jesús y María en nuestros corazones, ahora y siempre y por toda la eternidad. Amén.
Un Credo por la intención de los bienhechores.
LAVS DEVS
Fuente Apostolado de la Piedad Popular[1]