Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Domingo, 22 de diciembre de 2024

Angélica Kauffmann

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

Nació en Coire, en el distrito de Grisons, Suiza, el 30 de octubre de 1741; murió en Roma, el 5 de noviembre de 1807. era la pupila de su padre, Johann Joseph, un pintor de talento mediocre, quien, no obstante, tenía un excelente conocimiento de los principios fundamentales de su arte, iniciando a Angélica desde temprana edad en el difícil uso de los colores. Una niña asombrosamente precoz, fue convocada a Como por el obispo, Monseñor Nevroni, quien le encargó le hiciera un retrato, al tiempo que todavía no había cumplido trece años. Francis III de Este, Duque de Modena y Gobernador de Milán, se declaró como su protector. El Cardenal Roth la invitó a Constance y le encargó pintar su retrato. Al mismo tiempo, Angélica mostró una gran aptitud por la música y el canto, y algunos amigos de su padre le presionaron a que dejara la pintura con urgencia, pero en vano. Este episodio en su vida que ella representó en una pintura, mostrándose a si misma, entre la Pintura y la Música, diciéndole adiós a la Música. No obstante, mientras que cultivaba el último arte con menos fervor que el otro, todavía era un músico muy inteligente. Italia la volvió a atraer; luego de unas visitas a Parma y Florencia, exitosamente, arribó en 1763 a Roma, donde asistió a los cursos de Winckelmann acerca de perspectiva. En una visita a Venecia, se hizo conocida por algunos nobles Ingleses, y como resultado de esta reunión fue su decisión de tomar residencia en Londres (1766). Reynolds, a quien había retratado, le preparó una recepción más aduladora, y concibió por ella una pasión a la cual ella nunca podría dar cualquier ánimo. Entre las pinturas que realizó en Inglaterra podemos mencionar “La Madre de la Gracia”, “El Sacrificio de Mesalina”, el “Encuentro de Edgar y Elfrida”, y “Cupido y Psique”. También grabó muchas de sus obras. Su vanidad la hizo víctima de una cruel decepción: se permitió a si misma ser cautivada por los simpáticos modales de un extraño que se presentó a si mismo como el Conde Frederick de Horn, y se casó con él (1767). Cuando el impostor fue descubierto, siguió la separación (1768). El talento de Angélica Kauffmann, sugestivo de la manera de Reynolds, fue altamente apreciado en Inglaterra. La Real Academia de Londres, la eligió como uno de sus miembros fundadores. Gessner y Klopstock cantaron acerca de ella, y el último, en reconocimiento, recibió una pintura sentimental. El supuesto Conde de Horn murió en 1781, y Angélica fue libre de contraer un segundo matrimonio; casándose con el pintor Veneciano Antonio Zucchi, decidiendo luego ambos retornar a Italia. Luego de su residencia en Venecia, durante la cual angélica pintó a “Leonardo da Vinci muriendo en los brazos de Francis I”, visitaron Nápoles y luego fueron a Roma donde se establecieron permanentemente. Aquí abrió un salón, donde G. de Rossi y Seroux d Agincourt, el último comprometido con su “Histoire de l’art par les monuments”, eran frecuentemente vistos. Goethe, cuando visitó Roma, también fue recibido en su salón, y habla del mismo en el relato de su travesía. Pintó para el Emperador José II, que en esa época estaba viajando por Italia, el Retorno de Arminius, victorioso sobre las legiones de Varus y “Æneas celebrando los Ritos Funerales de Pallas”. En los últimos años de su vida, fue abatida por reveses de fortuna y por la muerte de su esposo (1795). “La pobreza no me asusta,” le confió a un amigo íntimo, 2pero la soledad me mata.” Languideció por unos doce años. Los académicos de San Lucas asistieron a sus exequias en la iglesia de San Andrea delle Frate, donde fue enterrada. Fue principalmente como retratista que Angélica Kauffmann fue distinguida; su toque ligero no quiere la gracia, ni tampoco su color en brillantez. En este género, el retrato de la Duquesa de Brunswick, hermana de Jorge III, es considerada su obra maestra. Su autorretrato se puede apreciar en el Museo de Berlín. Sus pinturas históricas son todas inferiores; el sentimentalismo del periodo en el cual ella vivió contribuyó a su moda, y han declinado considerablemente en la estimación general, principalmente porque el dibujo deja mucho que desear.

GHERARDO DE ROSI, Vita di Angelica Kauffmann pittrice (Florence, 1810); KONYNENBURG, Kunstverdiensten van Angelica Kauffmann en Raphael (Amsterdam, 1810); DE WAILLY, Angelica Kauffmann (2 vols., Paris, 1838); WESSELY in Kunst und Künstler des Mittelalters und der Neuzeit (Leipzig, 1876).

GASTON SORTAIS Transcrito por Czeglédi Erzsébet Traducido por Alonso Teullet