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Martes, 19 de marzo de 2024

Alemanes en Estados Unidos

De Enciclopedia Católica

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Los alemanes, ya sea de nacimiento o de descendencia, forman un elemento muy importante en la población de los Estados Unidos. Se estima que su número es no menor a doce millones. Entendemos bajo el nombre de alemanes, a toda la gente de habla alemana, a la gente que vino originalmente de la propia Alemania, Austria, Suiza o Luxemburgo.

I. Alemanes en general

En el otoño de 1683, el desembarco de Franz Daniel Pastorius y su pequeño grupo de tejedores Menonitas de Crefeld, marca el inicio de la historia Germano-Americano. Estos primeros inmigrantes fundaron Germantown, Pennsylvania, donde pronto construyeron una iglesia y establecieron una escuela, dirigida por Pastorius, el cual también escribió y publicó un silabario, el primer libro escolar original impreso en Pennsylvania. A este lugar llegaron los colonos alemanes, quienes gradualmente se expandieron a Montgomery, Lancaster, y los condados de Berkshire, entre ellos, los llamados Rosacruces (establecidos cerca de Germantown), una colonia de amigos alemanes, los cuáqueros convertidos por William Ames y visitados por Penn (fundó Cresheim, de Kreigsheim cerca de Worms), y los Dunkers (Conestoga, Aparta). De estos primeros colonos de Pennsylvania y sus descendientes, muchos americanos han destacado como Bayard Taylor, James Lick, Charles Yerkes, John Fritz, John Wanamaker, Charles M. Schwab y Henry C. Frick.

En 1707, un pequeño grupo de Luteranos, del Palatinado, llegaron a América. Desembarcaron en Filadelfia y se establecieron en lo que hoy es conocido como el Condado Morris. En la primavera del siguiente año, otra compañía de cincuenta y dos Palatinados reunidos por tres holsteneses, fueron a Inglaterra y apelaron a la Reina Ana para que les de un transporte para llegar a América. La mayoría de estos hombres fueron granjeros y uno de ellos era el clérigo luterano, Kockerthal; al llegar a las colonias en el invierno de 1709, se establecieron en el poblado entonces conocido como Quassaick Creek y Thankskamir (parte del territorio del actual Newburgh). En el mismo año y el siguiente se dio otra y más extensa migración; alrededor de tres mil Palatinados desembarcaron en América desde Inglaterra. El frío invierno de 1708-09 pareció haber sido la causa principal de este éxodo. Una compañía, bajo la dirección de Christopher de Graffenried y Lewis Mitchell, se estableció en la unión del río Neuse y el Trent (Carolina del Norte) y en el condado vecino. Esta colonia incluía un número considerable de suizos, por lo que su primera colonia se llamó New Berne, en memoria de la ciudad natal los dos compañero suizos, de Graffenried y Mitchell. Otra compañía de alemanes se estableció al mismo tiempo, bajo la dirección del Gobernador Spotswood, en Germanna, Virginia, donde un poco más tarde, muchos de los que se habían establecido en Carolina del Norte se mudaron para allá. Algunos diez o quince años después del retiro de Spotswood a Germanna, una compañía de alemanes llegó a Virginia desde Pennsylvania, indudablemente los palatinados desde el condado de Berks. Ellos se establecieron en la parte baja del valle Shenandoah y fundaron el pueblo de Strasburgh, justo sobre la montaña de Germanna.

A finales de enero de 1710, una gran expedición de palatinados dejó Inglaterra. Se establecieron en Hudson (Rhinebeck, Germantown, Newburgh, West Camp, Saugerties, etc) donde mucho después se mudaron al valle Socaire (Blenheim, Oberweiser, Dorp, Bruñen Dorp, etc); el gobierno, sin embargo, se rehusó a reconocer sus títulos en tierras de Socaire, y algunos de ellos al final migraron hastiados al valle Mohawk, donde el incremento y el flujo de inmigrantes alemanes hicieron de Mohawk "por treinta millas, un río alemán" (Mannheim, Oppenheim, Newkirk, llanuras alemanas, Herkimer, etc). Pero la mayor parte se mudó de Socaire en 1723 hacia Pennsylvania, donde el gobernador Keith, al escuchar sus aflicciones e inquietudes, les ofreció un asilo de toda persecución. Previa a esta migración desde New York hacia Pennsylvania, miles de alemanes habían navegado directamente hacia el último territorio, y tan grande fue el elemento palatinado en estas y en las siguientes inmigraciones, que los nativos de todos los demás estados que vinieron con ellos, fueron llamados con el mismo nombre. Entre 1720 y 1730, la inmigración alemana a Pennsylvania fue tan grande que otros colonos los miraban con cierto recelo; Logan, secretario de Penn, indicó que la provincia corría el riesgo de convertirse en una colonia alemana, ya que los alemanes "se establecieron juntos y formaron una comunidad distinta de los súbditos de su majestad". A comienzos de 1739, un periódico alemán fue publicado en Germantown, y otro apareció en Filadelfia en 1743. Los alemanes se convirtieron en un factor importante en la vida política de Pennsylvania generalmente unidos a los cuáqueros y formando con ellos un partido de paz conservadora. En 1734, los Schwenkfelders, seguidores de Casper Schofield, vinieron a Pennsylvania y se establecieron cerca de Frederick, Maryland y entre South Mountain y Conococheague.

El primer establecimiento alemán en Carolina del Sur fue en 1731, en Purysburgh en la sabana. En 1734, los luteranos de Salzburg fundaron Ebenezer, el primer establecimiento en Georgia. Siete años después, había alrededor de 1200 alemanes en Georgia. En la mitad del siglo dieciocho, los condados de la montaña de Carolina del Norte tenía numerosos establecimientos alemanes. Mientras tanto, los Moravianos, quienes en 1736 se habían establecido en Georgia, habían dejado esa colonia y aseguraron un espacio de tierra en Pennsylvania, al que le pusieron el nombre de Bethlehem. Zinzendorf llegó allá en 1741. Más de veinte años atrás, los colonos alemanes se habían establecido en la parte meridional de Mississippi. Los "criollos alemanes" de Louisiana son descendientes de estos primeros colonos.

Durante la guerra de la Revolución, treinta mil soldados alemanes pelearon bajo la bandera inglesa. Ellos habían sido vendidos a Inglaterra por los triviales príncipes de Alemania, aquellos "cambistas de hombres y vendedores de almas", como los llamaba correctamente uno de estos soldados. Ya que Hesse proporcionó más soldados que ningún otro estado alemán (doce mil), a estos los llamaron Hessianos. Cerca de un tercio de treinta mil soldados nunca regresaron a Europa, algunos murieron, muchos desertaron al ejército de Washington, "venían por montones"como decía Gates en 1777, muchos miles se establecieron en los nuevos estados creados.

En vísperas de la Revolución, hubo cientos de miles de alemanes en Pennsylvania. Su número fue incrementándose poco a poco durante los próximos sesenta años, ya que el período de la gran inmigración no comenzó hasta el año 1840. Entre los que vinieron a los Estados Unidos antes de 1830 estaban Franz Lieber, acompañado por sus dos amigos, los profesores Carl Beck y Carl Follen. Por cerca de un siglo Lieber estuvo al frente como autoridad en cuestiones públicas. En el año 1848 vinieron aquellos miles de refugiados políticos que pertenecieron a la clase más educada de la nación alemana. Entre estos "cuarenta y ocho" figuraban Carl Schurz, Friedrich Hecker, Franz Sigel, Oswald Ottendorfer, Friedrich Kapp, Wilhelm Rapp, Gustav von Struve y Lorenzo Brentano. Pronto el número de inmigrantes alemanes creció enormemente, alcanzando los 800,000 en las siguientes seis décadas. Sin embargo, ellos no se establecieron en los estados del este solamente, aunque la mayoría procedía del medio oeste, donde muchos de los alemanes, que habían sido muy numerosos en las fronteras, se habían desplazado tan pronto se abrió el nuevo territorio para colonizarlo. Debido a la prosperidad en la patria, la inmigración alemana comenzó a declinar a comienzo del siglo diecinueve. Durante el período siguiente a 1848, los alemanes se establecieron principalmente en los siguientes estados: New York, New Jersey, Pennsylvania (especialmente en las partes del oeste), Maryland, Ohio, Indiana, Illinois, Michigan, Wisconsin, Iowa, Nebraska, Missouri, Minnesota, California, Louisiana, Texas, Dakota del Norte. A ellos no les atrajo los estado de la Nueva Inglaterra hasta la mitad del siglo diecinueve. Aún actualmente New Hampshire, Vermont, y Maine prácticamente no tienen población alemana; en Massachussets hay muy pocos a excepción de Boston. De acuerdo con el doceavo censo, tomada en 1900, había en ese año 2,663,418 personas nacidas en Alemania que vivían en Estados Unidos (cerca de tres millones de Alemania y Austria). Desde 1900, cerca de 250,000 más han venido. Además de estos, están los descendientes de los períodos anteriores hasta nuestros tiempos, y el gran número de descendientes alemanes que ahora sería difícil que sean reconocidos como alemanes, debido a que han asumido apellidos ingleses, es seguro decir que en el presente (1909) hay doce millones de personas en total entre nacidas en Alemania o de descendencia alemana en Estados Unidos.

Los primeros alemanes fueron mayoritariamente granjeros en sus países de origen, y era natural que después de su llegada a los Estados Unidos, hayan escogido la misma ocupación. No hay necesidad de señalar los méritos de los granjeros alemanes, ya que esos méritos han sido admitidos generalmente en Pennsylvania, el valle Mohawk y después en el Medio Oeste. En comercio e industria, los alemanes en Estados Unidos están en segundo lugar. Hombres como Spreckels, Havemeyer, A. Busch, Fred Pabst, Henry Miller y Henry C. Frick, están entre los pilares de la industria Americana. Rockefeller está orgulloso de su descendencia alemana. Los Belmonts provenían de Alzey, los Astros de Walldorf cerca de Heidelberg, los Iselinos de Suiza. La maderera más grande del mundo es de propiedad de Fritz Weyerhäuser, un nativo de Hesse. Los Roeblings aún continúan prominentes en su línea de industria. Los prominentes banqueros son aquellos que llevan apellidos alemanes.

Pero lo más importante aunque menos conocido, es la cantidad de mecanismos hábiles en todas la diferentes ramas, diseñadores, litógrafos, etc, que en sus esferas, han hecho que el apellido alemán sea honrado y respetado. Los alemanes son conocidos como gente trabajadora, ahorrativa y como resultado, generalmente son prósperos, por lo que la pobreza no es muy conocida entre ellos. Los americanos han aprendido que donde los alemanes se establezcan, seguramente habrá prosperidad y cultura. "Lo que hacen los alemanes, lo hacen bien", se ha convertido en un dicho común entre sus vecinos. El Puritanismo nunca encontró apoyo entre los alemanes. A pesar de que no son extravagantes, se encariñan con los placeres y diversiones sencillas de la vida social, dan testimonio de aquello sus variadas sociedades, que combinan objetos benéficos con recreación y diversión. Además es muy conocido el cariño por sus niños y su vida familiar, tienen como regla las familias largas. La industria y el cuidado del ama de casa alemana es una tradición.

Mientras no hubo líderes políticos entre los alemanes, con excepción quizás, de Carl Schurz, no se puede negar que su influencia en el desarrollo político del país ha sido en general saludable. Como adherentes de un conservatismo saludable y vigoroso, fueron respetados universalmente. Aunque ansiosos de preservar su lenguaje y costumbres, los alemanes han dado amplia prueba de lealtad hacia el país que escogieron para vivir. La contribución que dieron los alemanes en las guerras de los Estados Unidos, no fue de ninguna manera limitada a la Guerra de la Revolución y la Guerra Civil de 1861-65. Desde el inicio de su establecimiento en los Estados Unidos, los alemanes siempre han estado listos para defenderlo. Los primeros alemanes de Pennsylvania y New York, respondieron libremente a los requerimientos para defender su nuevo país contra los franceses y sus aliados, los indios. Ellos cedieron libremente a sus hombres y sus medios para la causa de la libertad, en la Guerra de la Revolución. Los nombres de los generales de Kalb, F.W.A. Steuben, F.W. de Woedke, J.P.G. Muehlenberg y George Weedon siempre serán mencionados con honor, entre aquellos que establecieron las libertades del país. Indudablemente el más capaz de todos fue el General Steuben, el impetuoso guerrero que "tomó las masas y las convirtió en un ejército". Tampoco debemos olvidar de citar el nombre de Herkimer, ya que no hubo un hombre tan fuerte que luchara en la Guerra de Independencia. El era hijo de un inmigrante palatinado, y en la batalla de Oriskamy - "de todas las batallas de la Revolución, la más obstinada y sangrienta"- la mayoría de los que dirigía eran palatinados. A ellos y a su aguerrido líder le pertenece ampliamente el crédito de hacer posible la victoria de Saratoga, por el cual se terminó la lucha por el Hudson, así como la unión vital de las colonias norteñas aseguradas.

Los alemanes también cumplieron su deber en la guerra de 1812 y el la Guerra Mexicana. Lo que hicieron para mantener la unión de los Estados Unidos, puede verse en un artículo realizado por el General Franz Sigel, el cual fue publicado en el St. Louis después de su muerte. El General llama la atención al hecho histórico que, tres días después de la renuncia de Fort Sumter, cuando la ciudad de Washington estaba en inminente peligro de caer en manos de los Confederados, se previno esta catástrofe por la llegada de un destacamento de infantería y caballería de Pennsylvania, las cinco compañías estaban compuestas principalmente de alemanes, inmigrantes antiguos y recién llegados. Nuevamente, cuando St. Luois estaba en extremo peligro de caer en manos de la Confederación, cuatro regimientos de voluntarios, principalmente alemanes y un regimiento comandado por Sigel, cercaron el campamento de los Confederados y los tomaron prisioneros. Hubo, durante esa guerra, no menos de 176,767 alemanes en el ejército de los Estados Unidos. De más de 5,000 oficiales del contingente alemán, se podrían mencionar los siguientes: el líder popular exiliado Friedrich Hecker, quien fue uno de los primeros en formar un regimiento voluntario, Gustav von Struve, General Blanker, General Osterhaus, Jos.Fickler, Nepomuk Katzenmayer, General Alexander von Schimmelpfennig, General Max Weber, General Sigel y el Capitán Albert Sigel, un hermano del General , August Willich, comandante de un regimiento de Indiana, y especialmente el General Carl Schurz, quien comandó los once cuerpos en la batalla de Gettysburg. Se desea mencionar que entre los alemanes, los defensores de abolición de la esclavitud fueron siempre prominentes. Los primeros colonos alemanes en este país, también fueron firmantes de la primera petición anti-esclavitud en América (1688).

Aunque de los primeros colonos alemanes, la mayoría, no tenía una educación superior a la que se adquiría en las escuelas de las aldeas alemanas de ese tiempo, consideraron que era un deber construir escuelas para sus niños, y por eso, como regla, traían profesores consigo. La asistencia a la escuela siempre era considerada como cosa seria, casi tan seria como la enseñanza de la religión, que era combinada con la instrucción primaria, así las colonias alemanas preparaban el terreno para una educación obligatoria. Hombres como Muehlenberg y Schlatter hicieron mucho para mejorar las escuelas. El desarrollo de la literatura alemana en América, incluyendo miles de publicaciones, avanzó de la mano con el progreso. La primera Biblia Alemana publicada en el Nuevo Mundo apareció en 1743, cuarenta años antes que la Biblia Americana fuera impresa en América. La "Academia Pública de la ciudad de Filadelfia" , y no la Universidad de Pennsylvania, es la primera escuela americana donde se introdujo el alemán. Gradualmente el idioma fue introducido en las escuelas públicas de las ciudades con una gran población alemana, además se establecieron numerosas escuelas privadas alemanas en diferentes partes del país. Después que los educados en escuelas americanas se enteraron de los métodos educativos alemanes, literatura alemana y ciencia alemana, ya sea directamente mediante la asistencia a escuelas para aprender alemán o indirectamente por Francia a través de Inglaterra, defendieron entusiastamente la reforma educativa basada en modelos alemanes. No es una exageración hablar de una "Germanización" gradual de la gran mayoría de universidades americanas. "Aunque Gran Bretaña es generalmente considerada como la madre de los Estados Unidos, Alemania se ha convertido poco a poco, desde un punto de vista intelectual, en la segunda madre de la República Americana. Más que ningún otro país, Alemania ha hecho de las universidades y las escuelas de América lo que son hoy en día - una fuerza poderosa en el desarrollo de la Civilización Americana" (Andrew D. White).

II. Los católicos alemanes en América

Una cierta proporción de Palatinados que fueron a Inglaterra, era católica, sin embargo, no se les permitió avanzar a las colonias americanas, tampoco el gobierno inglés permitió que se quedaran por mucho tiempo en Inglaterra. Por eso, fueron devueltos al Palatinado mediante pasaportes del gobierno. Sin embargo de aquellos que vinieron después y directamente a América, indudablemente, un número considerable era católico. En 1741, la diócesis alemana de la Compañía de Jesús, envió dos sacerdotes para guiar a los católicos alemanes en Pennsylvania. Estos eran al Padre William Wappelet (nacido el 22 de enero de 1711, en la Diócesis de Mainz), co-fundador de la misión de Conewago, y el Padre Theodore Schneider, un palatinado (nacido en Geinsheim, Diócesis de Speyer, el 7 de abril de 1703), que residió en Goshenhoppen, en el condado de Berks. Otros jesuitas alemanes vinieron después, entre ellos los padres James Frambach (quien murió en 1795 en Conewago), Luke Geissler (quien murió en Lancaster, en 1786), Lawrence Graessel, a quien se le nombró coadjutor del Obispo Carroll, pero falleció en Filadelfia a consecuencia de la fiebre amarilla antes de su consagración, James Pellentz, uno de los vicarios generales del Obispo Carroll (murió en Conewago, en 1800), Matthias Sittensperger (cambió su apellido a Manners), Ferdinand Steinmayr (Farmer), quien, de acuerdo al Obispo Carroll, fundó la primera congregación católica en New York (falleció en Filadelfia, el 17 de agosto de 1787, en olor de santidad). El Padre Farmer fue miembro de la famosa Sociedad Filosófica de Filadelfia, y se hizo miembro de la Junta Directiva de la Universidad de Filadelfia, cuando aquella institución fue constituida en 1779. A estos primeros misioneros, se puede agregar al Padre John Baptist de Ritter, que fue miembro, aunque alemán, de la diócesis belga, murió en Goshenhoppen, el 3 de febrero de 1787. El Padre Schneider fue el sacerdote de la parroquia de Goshenhoppen durante veintitrés años, ayudando a los católicos de la comunidad y de toda la región. Antes de su muerte, en 1764, tuvo la satisfacción de ver la Iglesia firmemente establecida en Pennsylvania. Su compañero, el Padre Wappeler, fundó la misión del Sagrado Corazón en Conewago. Acerca de él, el Obispo Carroll escribió que "fue un hombre de mucho conocimiento y de infinito fervor". Habiendo permanecido en América durante ocho años, y convertido y recuperado a muchos a la fe de Cristo, se vio obligado a retornar a Europa debido a su mala salud. Su sucesor, el Padre Pellentz, construyó la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, la primera en el país bajo ese título. Es probable que no haya habido otro número grande o apreciable de católicos alemanes en cualquier otra colonia en ese tiempo, con excepción de Louisiana, cuyos habitantes franceses compartían y honraban su religión, puesto que la mayoría de las colonias inglesas tenían severas leyes contra los "Papistas". Sin embargo, poco a poco todos se abrieron a los católicos.

Mediante una carta enviada por el Reverendo Dr. Carroll al Reverendo C. Plowden, en 1785, sabemos que en ese año visitó Filadelfia, New York y los estados superiores de los Jerseys y Pennsylvania, "donde nuestros respetables hermanos alemanes han formado congregaciones". Aunque no conocemos ningún establecimiento alemán en el lejano oeste durante los siglos diecisiete o dieciocho, encontramos durante ese período a sacerdotes alemanes trabajando con las tribus indígenas en las costas del Pacífico, y en los estados del suroeste. El primer sacerdote alemán en la costa del Pacífico fue el jesuita Eusebio Francisco Kino. Su nombre verdadero era Eusebius Franz Kuehn. El era natural de Trent, e ingresó a la Compañía de Jesús en Ingoldstadt. Vino de Alemania en 1680 o 1681, y a Baja California en 1683. Al año siguiente fue llamado a Sonora, donde trabajo hasta su muerte, en 1710, mientras hacía misiones y exploraba en el Río Gila en Sonora. Otros jesuitas alemanes en Baja California desde 1719 hasta 1767, fueron: Joseph Baegert, autor de "Nachrichten von der Kalifornischen Halbinsel" (Noticias de la península californiana, Mannheim, 1772), Joh. Bischoff, Franz Benno Ducure, Joseph Gasteiger, Eberhard Helen, Lambert Hostell, Wenzeslaus Link, Karl Neumayr, Georg Retz. Ignatz Tuersch, Franz X. Wagner. Arizona vio al infatigable Padre Eusebius Kuehn, a finales del siglo diecisiete, hasta el río Gila en su unión con Colorado. En 1731, Felipe V, a sugerencia de Benedicto Crespo, Obispo de Durango, ordenó tres misiones centrales para establecerse en Arizona, con gastos reales. Con la alegría del obispo, se envió a tres sacerdotes jesuitas alemanes: el Padre Ignatius Xavier Séller, el Padre John Baptist Grashoffer y el Padre Philip Segesser. De los dos últimos, uno murió pronto y el otro enfermó, sin embargo el Padre Ignatius Séller llegó a ser el líder de las nuevas misiones en ese lugar, tomando posesión de Santa María Soamea, el 20 de abril de 1732. En el año 1750, encontramos al Padre Ignatius Pfefferkorn, natural de Mannheim, Alemania, en Guevavi, y al mismo tiempo, al Padre Sedelmayr, quien a petición del gobierno español, estaba evangelizando a las tribus de Gila, levantando siete u ocho iglesias en los pueblos de Papagos, entre los cuales, el Padre Bernard Middendorf también colaboraba, y al Padre Keller esforzándose para llegar a los Moquis, quienes estaban dispuestos a recibir a los misioneros de cualquier tipo pero Franciscanos. Otros notables jesuitas de la patria fueron los Padres Caspar Steiger, Heinrich Kürtzel y Michael Gerstner. Mediante acto breve del Rey de España, en 1763, toda iglesia en Arizona fue cerrada y los indígenas cristianos fueron privados de sus fervorosos sacerdotes alemanes.

En 1808, la Diócesis de Baltimore, la cual, hasta este tiempo, abrazó a todos los Estados Unidos, fue dividida, y se levantó cuatro nuevas sedes en Filadelfia, New York, Boston y Bardstown. En ese tiempo, bajo la jurisdicción del primer obispo de Filadelfia, la iglesia de ellos, Holy Trinity, dirigida por el Reverendo William Elling y el Padre Adam Britt, el último imprimió una nueva edición del catecismo alemán; el orfanato de St. Joseph, construido en 1806, fue la primera institución de su clase establecida por los católicos en los Estados Unidos. El Reverendo Louis de Barth servía en Lancaster y en Conewago, fue hijo de Joseph de Barth, Conde de Welbach, y de María Louisa de Rohme, nació en Münster, el 1 de noviembre de 1764. Cuando la sede de Filadelfia quedó vacante por la muerte del obispo Egan, el Padre de Barth se convirtió en el administrador de la diócesis. Falleció el 13 de octubre de 1838. El Reverendo Paul Erntzen había comenzado, en 1793, su curato de cuarto de siglo en Goshenhoppen. El Padre Peter Helbron, O. Min. Cap., había construido un santuario de madera en el condado de Westmoreland. Después de años de devoto servicio, partió a Filadelfia, pero murió en Carlisle, en su viaje de regreso. El reverendo Demetrius A. Gallitzin estaba trabajando en el poblado del cual Loreto era el centro, y llegó a América en 1792, con un sacerdote piadoso y culto, el Reverendo F. K . Brosius, quien había ofrecido sus servicios al Dr. Carroll. El viajó bajo el nombre de Schmet, una contracción del apellido de su madre, pero aquí en América pronto se convirtió en Smith, por el cual fue conocido por muchos años. El llevaba las cartas al Obispo Carroll, y cuando conoció a los sacerdotes del Santo Suplicio, quedó encantado con el trabajo y la vida que llevaban. Su padre había marcado para él una brillante carrera militar o de diplomacia en Europa, pero la paz y la simplicidad que reinaba en América contrastaba fuertemente con el torbellino de la revolución europea, que, además penetraba con la vanidad y la grandeza, por lo que el joven Gallitzin decidió renunciar a todos los esquemas de orgullo y ambición, para abrazar la profesión eclesiástica en beneficio de la misión americana.

En 1808 se creó la diócesis de New York, y su organizador principal fue el culto y hábil jesuita Padre Anthony Kohlmann, como vicario general y administrador de la sede vacante. El vino en 1806, junto con otros dos sacerdotes de su orden. Los católicos alemanes en New York se fueron incrementando poco a poco, así que ellos mismos organizaron una pequeña congregación. Su primer pastor parece haber sido el Reverendo John Raffeiner, de quien el Arzobispo Hughes dijo: "los obispos, sacerdotes y la gente tienen razón de recordar que el Padre Raffeiner vino hace muchos años". El visitó a sus paisanos lejanos y cercanos, siempre listo para llegar a cualquier lugar y darles los consuelos de la religión. Por un tiempo, los alemanes en New York se reunían bajo su cuidado en un lugar deshabitado para el culto en la esquina de las calles Delancey y Pitt, luego cuando el plazo expiró, se reunían en la iglesia de Saint Mary; sin embargo, el 20 de abril de 1833, se colocó la primera piedra de una iglesia dedicada a San Nicolás, ubicada en Second Street. Debido a los sacrificios y esfuerzos del Padre Raffeiner, la iglesia fue terminada e inaugurada en Domingo de Resurrección, en 1836. El Padre Raffeiner dirigió la iglesia por muchos años convirtiéndose en vicario general de los alemanes en la diócesis. Por el año de 1836, el elemento católico alemán en la diócesis de Boston, requirió el cuidado del Obispo Fenwick, así como de la mayoría de su cuerpo eclesiástico. Al no haber sacerdotes en su diócesis que pudieran hablar alemán fluidamente, el Obispo Fenwick pidió ayuda a su compañero obispo en New York, y a fines de mayo de 1835, llegó el Reverendísimo John Raffeiner, apóstol de sus paisanos en el este. El último día de mayo que el fervoroso sacerdote reunió trescientas personas en el santuario de Saint Aloysius y las dirigió con mucho poder y unción, pasó toda la noche confesando. Animados por su fervor, la gente decidió reunir recursos para apoyar a un sacerdote, y fue en agosto de 1836 que obtuvieron al Reverendo Padre Hoffmann como su pastor, y al Padre Freygang como su asistente, sin embargo, dirigidos por los hombres designados, no cooperarían con aquellos que fueron enviados para dirigirlos; por lo que los Padres Hoffmann y Freygang fueron forzados a retirarse. Un ex Benedictino llamado Smolnikar, se convirtió en su alternativa, pero en corto tiempo el obispo descubrió en este sacerdote señales evidentes de locura, e incapaz de obtener otro sacerdote, él mismo se convirtió en el capellán de la congregación alemana. En 1841, estimulados por su obispo, compraron un terreno en la calle Suffolk, y levantaron una iglesia, ubicada en la esquina de la calle 28 June. El obispo ya había asegurado a un sacerdote fervoroso para su congregación, el Reverendo F. Roloff. El cuerpo católico alemán en la ciudad de New York, ahora estaba creciendo tan rápido que pronto se necesitó de otra iglesia, y en junio el Reverendísimo Dr. Power colocó la primera piedra de la iglesia Saint John Baptist, que fue inaugurada el 13 de setiembre, por el Rt. Reverendo Dr. Hughes.

En el año 1820, Ohio ya era el hogar de muchas familias católicas de habla alemana, fue por esta razón que el Obispo Flaget, de Bardstown en Louisville, sugirió que se construya una sede en Cincinnati, y como su primer obispo recomendó al Reverendo Demetrius A. Gallitzin, educado en Alemania, y familiarizado con el idioma e ideas de la gente; sin embargo, el buen sacerdote, a pesar de conocer el proyecto, lo rechazó. En 1829, dos sacerdotes alemanes fervorosos comenzaron a hacer una lista de las personas católicas del estado de Ohio. Estos sacerdotes encontraron a muchos católicos en diferentes lugares: Cincinnati, Somerset, Lancaster; y debido a su infatigable fervor, despertaron en los corazones de muchos este fervor, que por muchos años se negaron a practicarlo. Uno de estos sacerdotes itinerantes era el Reverendo John Martín Henni, un nombre conocido en ese tiempo por ser el fundador del primer periódico católico alemán, primer obispo de Wisconsin, y primer arzobispo de Milwaukee. En 1832, con la muerte del Obispo Fenwick de Cincinnati, la administración de la diócesis fue devuelta al fervoroso sacerdote misionero Padre Edward Reese, quien había trabajado intensamente entre sus paisanos en la diócesis y había sido útil para el establecimiento de la "Leopoldinen-Stiftung" (Asociación Leopoldina), una asociación para ayudar a las misiones en Viena, cuyas personas fomentaban mucho a las misiones y ayudaban sustancialmente al crecimiento del sistema escolar católico, especialemente en la diócesis de Cincinnati y la diócesis formada de todo esto. El Dr. Reese nació en Vianenburg, cerca de Hildesheim, en 1791, y como Pío Nono, éste había sido un oficial de caballería antes de ingresar al sacerdocio. Fue el fundador del Athenaeum en Cincinnati, el cual más adelante fue transferido a los jesuitas, y cambiado al actual Saint Xavier College. Holy Trinity construida en 1834, fue la primera iglesia alemana el oeste de Alleghanies. Su segundo pastor, el Reverendo John M. Henni, a quien ya hemos mencionado, mostró una energía incansable en fundar y organizar escuelas en Cincinnati y estaba activamente interesado en el crecimiento del trabajo educativo católico a través de los estados; también formó el Orfanato Católico Alemán de Saint Aloysius, y pronto se construyó un segundo orfanato. Por este tiempo, se construyeron iglesias de madera en Glandorf, Bethlehem y New Riegel al norte de Ohio, suficientes para reunir a la población fervorosa y proporcionaron un lugar para la instrucción de los jóvenes. Mientras tanto, el pueblo católico del estado crecía considerablemente y las iglesias e instituciones comenzaron a ser inadecuadas. La iglesia de St. Mary de los alemanes, en Cincinnati, fue inaugurada en julio de 1842, otra iglesia alemana fue construida en ese mismo tiempo, como Zanesville, por el Rev. H. D. Juncker. A comienzos de 1836, una congregación alemana se organizó en Louisville, Kentucky, por el Rev. Jos. Stahlschmidt; pronto construyeron la iglesia de St. Boniface, la cual fue inaugurada en la fiesta de todos los santos, en 1838. Esta iglesia fue dirigida por un tiempo desde Indiana y Ohio por el Rev. Jos. Ferneding y el Rev. John M. Henni. El 30 de octubre de 1833, el Obispo Chabrat inauguró la iglesia de St. Mary, Covington, Kentucky, una fina estructura construida por los católicos alemanes de esa ciudad. Cuando en 1833, el Reverendísimo Frederick Reese se convierte en Obispo de Detroit, comenzó la labor en su diócesis con la ayuda de muchos entre ellos los redentoristas alemanes Padres Saenderl y Hatscher, al año siguiente la iglesia alemana Holy Trinity fue construida. En ese tiempo, Vincennes se convirtió en una diócesis. Tres años más tarde, encontramos a una congregación alemana en el condado de Jasper, Illinois. Los católicos alemanes alrededor de Quincy, Illinois, habían levantado una casa para el sacerdote que funcionaba como santuario hasta que su iglesia esté construida. Los ministerios que el Padre Charles Meyer proporcionaba en la pequeña iglesia de madera de Saint Andrew, en Belleville, III, fue su primer paso para un futuro obispado. En 1841, se construyó una iglesia católica alemana en West Point, Iowa, en la actual diócesis de Dubuque. En Pittsburg, los católicos alemanes iban a la iglesia de St. Patrick hasta que el número de fieles creció y se tuvo que formar otra congregación. Entonces, ellos se reunían para rendir culto en una construcción que anteriormente fue utilizada como fábrica. En 1839, a pedido del Obispo Kenrick, una comunidad de redentoristas en Ohio, vinieron y se encargaron de esta misión, así la fábrica pronto se convirtió en la iglesia de Saint Philomena, con un convento redentorista adjunto- la primera casa de esa congregación den los Estados Unidos. Aquí, dentro de poco, el Rev. John N. Neumann recibió los hábitos y comenzó su noviciado, para convertirse después en Obispo de Filadelfia, y murió en olor de santidad. Cuando el 3 de diciembre de 1843, el primer Obispo de Pittsburg llegó a esa ciudad, encontró en su pueblo una población católica aproximada de cuarenta y cinco mil, 12,000 de ellas de origen alemán.

Se realizó un intento de colonización en este tiempo en la iglesia se St. Mary, condado de Elk, donde los señores Mathias Benzinger y J. Eschbach, de Baltimore, compraron un gran terreno. Los colonos pronto se reunieron desde Alemania, quienes, desde el principio fueron guiados por los padres redentoristas, sin embargo, aunque fueron bien manejados y estimulados bajo el consentimiento del obispo, el pueblo nunca consiguió crecer considerablemente. La llegada del monje benedictino, Dom Boniface Wimmer, a Pittsburg, el 30 de septiembre de 1845, fue muy importante no solamente para la diócesis de Pittsburg, sino también para la iglesia católica en los Estados Unidos. El Reverendo Peter Lemcke, un sacerdote alemán, había estado trabajando por muchos años en la misión de Pennsylvania. Su vida había sido rara y variada. Nació en Mecklemburg, de padres luteranos, creció unido a su secta, se preparó piadosamente como aquellos que se mantienen fieles a las grandes doctrinas de la cristiandad. Se enroló al ejército, luchó bajo el mandato de Blücher en Waterloo, y después regresó a su hogar, decidió convertirse en ministro luterano. Para su sorpresa y consternación, descubrió que los profesores en sus clases, ridiculizaban todas las creencias religiosas que él había aprendido a valorar. Se le obligó a estudiar y mediante unos documentos completos acerca de Lutero, se convenció de que Dios Todopoderoso nunca podría haber escogido a ese hombre para que trabaje en bien de su iglesia. Partió hacia Bavaria, donde comenzó a estudiar las doctrinas católicas y fue recibido en la iglesia por el Obispo Sailer. Habiendo decidido convertirse en sacerdote, siguió cursos para recibir los hábitos. Vino a América en 1834, y fue enviado en ese tiempo como asistente del Padre Gallitzin, y trabajó en las misiones de Pennsylvania del oeste. A comienzos del año 1835, apeló, en los documentos católicos de Alemania, a los Benedictinos para venir a los Estados Unidos. Retornó a Europa en 1844, principalmente, para seguir con las misiones en la diócesis de Pittsburg. En Munich, conoció a Dom Boniface Wimmer, un monje benedictino de la antigua abadía de Metten, en Bavaria, un religioso cuyos pensamientos han cambiado la misión americana. El Padre Lemcke le ofreció una granja de 400 acres el cual poseía en Carrolltown, Maryland. La correspondencia con el Obispo O'Connor continuó. Dom Boniface no pudo asegurar a ningún sacerdote de su orden, pero obtuvo cuatro estudiantes y catorce donados. Su proyecto fue liberalmente apoyado por Ludwig-Verein, Príncipe-Obispo de Munich, el Obispo de Lintz, y otros. Después de conducir su colonia a Carrolltown, el Padre Wimmer le declaró sus respetos al Obispo O´Connor. Aquel prelado lo presionó para que acepte dirigir la iglesia del estado en St. Vincent, que el Padre Brouwers había dejado en el siglo anterior, en vez de establecer su monasterio en Carrolltown. Al visitar la iglesia de St. Vincent con el obispo, Dom Boniface encontró ahí una iglesia de ladrillos con una casa de ladrillos con dos historias, la cual, a pesar de ser construida para que sea una residencia pastoral, había sido la academia de las Hermanas de la Merced. Dom Boniface decidió a favor de las sugerencias del obispo, y el 19 de octubre de 1846, se organizó la primera comunidad de monjes benedictinos en la casa escolar en St. Vincent. El Padre Wimmer se hizo cargo de la congregación vecina y pronto comenzó a funcionar. Sus estudiantes se ordenaron gradualmente, y en pocos años, St. Vincent fue declarada por la Santa Sede un priorato independiente, y se incorporó debidamente el 10 de mayo de 1853. El Prior Wimmer mostraba gran habilidad y fervor, y desde el principio dedicaba sus horas de trabajo y cuanto podía a las congregaciones alemanas.

Ya antes de 1850, el Reverendo John E. Paulhuber y otros padres jesuitas de Georgetown se habían hecho cargo de la iglesia de St. Mary en Richmond, Virginia, construida por los alemanes, de cuales había siete u ochocientos en la ciudad. En la Diócesis de Wheeling, construida en 1850, había un santuario de madera cerca de la colonia alemana de Kingwood. Por ese tiempo, los colonos alemanes estaban reunidos en los condados de Preston, Doddridge, y Marshall. Pronto el Reverendo F. Mosblech comenzó a planear la construcción de una iglesia para los alemanes en Wheeling. Cuando el Obispo Hughes, en 1843, retornó de Europa, uno de sus primeros actos episcopales fue la inauguración de la iglesia del Santísimo Redentor, ubicada en Third Street, New York, la cual habían construido los redentoristas para los católicos alemanes. El Rev. John Raffeiner, el Apóstol de los alemanes, reportó los trabajos realizados en el estado de New York a los Padres Schneider at Albany, Scwenninger at Utica, Inama at Salina, a los redentoristas y franciscanos de la iglesia de St. Peter en Rochester, y anunció que la paz prevalecía en la congregación de St. Louis, Buffalo. En la ciudad de New York, St. Alphonsus, la segunda iglesia de los redentoristas para los alemanes, fue construida en 1848. Los católicos alemanes de Albany, a pesar de luchar contra las dificultades, pronto edificaron una iglesia cerca de Gothing, en las calles Hamilton y Philip. En enero de 1850, dirigido por la Sociedad de Leopoldo y en reconocimiento a su generosa ayuda, el Obispo McCloskey realizó un censo de la población católica de su diócesis, la cual era de 70,000, incluyendo 10,000 alemanes. Tenía sesenta y dos iglesias, once de ellas para alemanes. Por ese mismo tiempo, el Obispo Timon, de Buffalo, también hizo lo mismo, su congregación era de aproximadamente 40,000 almas, la mitad de ellos eran alemanes, dirigidos por cinco sacerdotes seculares y cinco redentoristas. La Diócesis de Cincinnati recibió en 1843, un valorable ingreso, una colonia de siete sacerdotes de la congregación de la Preciosísima Sangre (Sanguinistas), dirigidos por el Rev. Francis de Sales Brunner. El obispo les asignó una difícil misión a Perú, encargando a Norwalk para que disperse estaciones en los países vecinos. Los trabajos de los Sanguinistas fue bendecido y el crecimiento saludable de la iglesia en esa parte de Ohio debe ser atribuida principalmente a estos excelentes misioneros. En diciembre de 1844, el Padre Brunner estableció un convento de su congregación en New Riegel, otro, al año siguiente en Thompson, y en 1848, uno en Glandorf. Cada uno de ellos se convirtió en el centro de la influencia religiosa en los poblados. El Padre Brunner nació en Mumliswil, Suiza, el 10 de enero de 1795, ingresó a la congregación de la Preciosísima Sangre en 1838, y después de tomar parte en el establecimiento de una comunidad en Suiza, formó el proyecto de una misión a América.

En abril de 1845, el Obispo Purcell, junto con un gran número de clero, sociedades, eclesiásticas y alumnos de las escuelas, levantó la primera piedra de la iglesia alemana de St. John Baptist, ubicada en Green Street, Cincinnati, Ohio, y fue inaugurada el 1 de noviembre del mismo año, gracias al Obispo Henni de Milwaukee, quien hizo mucho por la iglesia de St. Mary de los católicos alemanes de Cincinnati, ubicada en Detroit, Michigan, ésta fue inaugurada por los alemanes el 29 de junio de 1843. En 1844, el Obispo Kenrick de St. Louis, realizó un censo entre la población católica en Missouri, la cual era de 50,000 católicos, un tercio de ellos de origen alemán. En este tiempo, St. Louis tenía la iglesia alemana de St. Aloysius. Se colocó la primera piedra de la iglesia de St. Joseph, otra iglesia para los alemanes, en abril de 1844, bajo el cuidado de los padres de la Compañía de Jesús. Una carta enviada en 1850 por el Arzobispo Kenrick a la Asociación Leopoldo, da la condición de católicos alemanes de la diócesis de este tiempo - cuatro de diez iglesias en St. Louis eran exclusivamente alemanas. Los alemanes tenían su propio orfanato y un convento ursulino, con hermanas de Hungría y Bavaria.Tres congregaciones alemanas en el condado de Scott fueron dirigidos por un sacerdote en Benton. Dos congregaciones en el condado de St. Charles tenía cada una un sacerdote alemán. Aquellos que estaban en el condado de Washington estaban dirigidos por dos padres alemanes de la Compañía de Jesús; y otros tres padres dirigían cuatro congregaciones en los condados de Osage y Cole. La ciudad de Jefferson tenía una congregación y un sacerdote alemán. En el condado de Gasconade, los católicos alemanes construyeron una iglesia. El arzobispo envió un sacerdote alemán al condado de Montgomery. Aquellos que estaban en Boonville, eran visitados por los sacerdotes, pero no contaban con una iglesia, mientras que aquellos que estaban en Pettis, eran visitados regularmente, a pesar de que contaban con cinco o seis pequeñas congregaciones.

A fines del año 1844, el Rt. Rev. William Quarter, primer Obispo de Chicago, tenía veintitrés sacerdotes en su diócesis, uno en la catedral (el Rev. C. H. Ostlangenberg) para cuidar de los alemanes, mientras que Quincy contaba con una congregación y un sacerdote alemán. Ya que el grupo alemán crecía firmemente, el obispo apeló, y no en vano, a la Asociación Leopoldo, por lo que hicieron planes para darle a los fieles una iglesia propia en Chicago, se estima que la población creció a mil. Los capellanes fueron enviados a la iglesia de St. Peter y a Teutopolis. Después de la Pascua, en 1850, el Rt. Rev. James Oliver van de Velde, el segundo Obispo de Chicago, inauguró la iglesia de St. Joseph, en Grosse Pointe, o New Trier, construida por el Rev. Henry Fortmann, y exhortó a los católicos alemanes de Ridgeville a iniciar otra construcción en 1844., el Rev. Ivo Schacht, quien tuvo a su cargo una gran jurisdicción, unió a varios condados del estado de Tennessee y colocó la primera piedra de la iglesia en Clarksville. Los católicos alemanes en Nashville deseaban una iglesia propia y el Obispo Miles apeló en su representación a la Asociación Leopoldo.

Cuando en 1846, el Obispo Loras de Dubuque visitó New Viena, encontró ahí a 250 alemanes, todos católicos. Había en ese tiempo regular cantidad de alemanes en toda la diócesis, y casi todos eran granjeros. El 19 de abril de 1846, el Obispo Henni de Milwaukee, colocó la primera piedra de la iglesia alemana de St. Mary en esa ciudad. Antes que la Guerra Mexicana comenzara, los colonos alemanes se establecieron en Couhi, New Braunsfels y Fredericksburg, Texas. Por el año 1849, el Rev. Gregory Menzel estuvo trabajando con sus paisanos en los dos últimos lugares mencionados, también en Bastrop y Austin, recordando a la gente que por el bien de sus familias, se unan todos para disfrutar de los beneficios de la iglesia y de la escuela. El Obispo Odin de Galveston, en 1851, visitó Europa y antes de finalizar el año siguiente, tuvo el consuelo de traer con él a cuatro franciscanos procedentes de Bavaria para cuidar a la población alemana que iba creciendo.

En la Diócesis de Pittsburg, la comunidad de benedictinos había crecido y prosperado. Se adquirió nuevas tierras y se levantaron apropiadas construcciones para diversos propósitos. En 1855, el Prior Wimmer visitó Roma y el Papa Pio IX, el 24 de agosto, hizo de St. Vincent una abadía, y el 17 de septiembre designó al Rt. Rev. Boniface Wimmer como abad mitrado por un período de tres años. La Universidad de St. Vincent, abierta en 1849, prosperó con el crecimiento de la comunidad y pronto tuvo un gran número de estudiantes. Los cursos eran completos y los alumnos contaban con ventajas especiales para adquirir un conocimiento práctico del alemán. Los redentoristas trabajaban intensamente en Pittsburg, bajo la dirección del Padre Seelos y otros más. En 1851, fundaron el Orfanato alemán St. Joseph. Cuando, en 1853, se construyó la sede de Erie, los católicos alemanes tenían una pequeña iglesia en esa ciudad. Williamsburg, New York, tenía una iglesia alemana llamada Holy Trinity muchos años antes que se construya la Diócesis de Brooklyn, a la cual actualmente pertenece. En Brooklyn, la iglesia de St. Boniface, adquirida de los episcopalianos, fue inaugurada para el uso de los alemanes en 1854, así como también las iglesias Holy Trinity y St. Malachy al este de New York. Desde el año 1849, los católicos alemanes en Elizabeth, Diócesis de Newark fueron visitados por los padres redentoristas hasta que el Rev. Augustine Dantner, O. S. F., llegó a ser sacerdote residente en 1852. El Obispo Bayley se esforzó de asegurar a los benedictinos para dirigir la iglesia alemana St. Mary, Newark, y en 1856, el Rt. Rev. Abad Wimmer envió al Padre Valentine Felder, O. S. B., a esa ciudad. Dos años después se inauguró la iglesia alemana de St. Michael. En 1853, el Abad de Einsiedeln, a pedido del Obispo de Vincennes, envió una colonia de monjes benedictinos a Indiana. Ellos se establecieron en el condado de Spencer, donde fundaron la Abadía de St. Meinrad. En ese tiempo, el Reverendísimo Jos. Kundeck había sido vicario general de la diócesis por 20 años, donde trabajó con mucho fervor. En 1857, el Sumo Pontífice estableció la Diócesis de Fort Wayne, seleccionando como su primer obispo al Rev. Henry Luers, nacido cerca de Münster, Westphalia, el 29 de septiembre de 1819. Pronto se dedicó a dirigir la iglesia alemana St. Mary, cuyo pastor era el Rev. Joseph Wentz. En el verano de 1858, los padres franciscanos de la Provincia de la Santa Cruz fundaron una residencia en Teutopolis, Condado de Effingham, Illinois, bajo la dirección del Reverendísimo Damián Hennewig. Se colocó la primera piedra de la universidad en 1861 y la institución creció en Quincy. En 1860, la iglesia católica alemana en Alton fue destruida por un tornado, pero la congregación se puso a trabajar con mucho coraje para reemplazarla por una construcción más sólida. En 1856, el Salesiano, el famoso seminario de Milwaukee, abrió sus puertas, teniendo como rector al Reverendísimo Michael Hess y al Rev. Dr. Joseph Salzmann como profesor principal. La iglesia del seminario fue inaugurada en 1861. La fina iglesia de St. Joseph fue construida en Milwaukee, Wisconsin, en 1856, por el Rev. C. Holzhauer. Una comunidad de la Orden de los Capuchinos, destinada a expandirse a muchas partes de los Estados Unidos y distinguirse por su excelente trabajo en misiones, creció en la diócesis. Dos sacerdotes seculares, los Padres Haas y Frey, concibieron la idea de establecer una casa Capuchina. Después de algunas correspondencias, un padre de la orden vino de Europa y abrió un noviciado, recibiendo a los dos sacerdotes como novicios en 1857. Después que sus postulantes profesados vinieron, la comunidad creció y Dios bendijo admirablemente sus labores. El primer sacerdote alemán en registrarse en Alta California fue el Rev. Florian Schweninger, quien primero apareció en Shasta, en 1854. El debió haber llegado en 1853. En 1856, el Rev. Sebastián Wolf estaba a cargo de una estación en Placerville, California. Después se quedó en la iglesia de St. Patrick como asistente (1858 -1859), pero predicaba el sermón alemán en la catedral de St. Mary a las nueve de la mañana los domingos. Comenzó a construir una iglesia para los alemanes a comienzos de 1860, y desde entonces la congregación de St. Boniface se ha convertido en una parroquia independiente. Se mantuvo como pastor hasta que el arzobispo llamó desde St. Louis a algunos franciscanos para que se hicieran cargo de una iglesia y en 1893 fundaron otra parroquia alemana llamada St. Anthony al sur de la ciudad. En la parte baja del estado, la Diócesis de Monterrey, el Rev. J. Christ Holbein, misionero apostólico, se hizo cargo de las misiones de los antiguos indígenas y de la ciudad de San Diego, desde julio de 1849 hasta febrero de 1850. Por primera vez apareció un establecimiento alemán en el Directorio Católico como la misión de Santa Anna en 1867, pero no tuvo padres alemanes hasta años después, la cual es la iglesia de St. Boniface. La primera parroquia de Los Angeles, St. Joseph, se organizó en 1888; la primera iglesia alemana en Sacramento en 1894. Los jesuitas alemanes fueron a trabajar a lo que actualmente es Oregon y Washington con otros sacerdotes más de su orden, a comienzos de la década de los cuarenta, y desde entonces las parroquias alemanas han crecido. Ningún sacerdote alemán o colono de importancia llegó a New México hasta dentro de los últimos quince o veinte años.

Poco a poco los católicos alemanes se han extendido por todas partes de los Estados Unidos, especialmente en New York, Ohio, Illinois, Iowa, Michigan, Minnesota, Missouri, Pennsylvania, y New Jersey, donde se establecían se formaban congregaciones con escuelas e iglesias. El número de católicos en los Estados Unidos solamente se puede dar aproximadamente. Cerca de un tercio de alemanes llegados del imperio alemán, así como la mayoría de alemanes de Austria; son católicos, por consiguiente, casi la mitad de los alemanes en este país debe ser católico. Teniendo en cuenta la deserción, podemos decir con seguridad que al menos un cuarto, es decir cerca de tres millones, son católicos. Esta es una aproximación moderada. La deserción es notable entre los católicos de todas las nacionalidades. Para explicar la deserción de los alemanes en particular, debemos asignar las siguientes razones. Donde los alemanes se establecían en pequeños números, frecuentemente no había sacerdotes que hablen su mismo idioma. Al quedarse solos, estuvieron en condición de aislamiento religioso, poco a poco se negaron a seguir sus prácticas religiosas y finalmente perdieron la fe. Aunque esto corresponde a todos los inmigrantes que no hablaban inglés, se demostró que fue un desastre en especial para los alemanes. Como cerca de la mitad de colonos alemanes eran protestantes, y frecuentemente había iglesias y varias organizaciones religiosas, había una atmósfera no católica alrededor de ellos, también estaban los matrimonios mixtos, en especial en esos lugares, terminaban con frecuencia en la pérdida de la iglesia católica. Una de las contribuciones de los inmigrantes del '48 fue el avance intelectual de los Estados Unidos, sin embargo, no se puede negar que en general, su influencia no fue favorable desde un punto de vista religioso. Lo mismo se debe decir de ciertas organizaciones alemanas, como los turnvereins (clubes), que frecuentemente manifestaban un espíritu anti- católico y aún anti- religioso. Tampoco se puede negar que los principios socialistas se extendieron ampliamente entre los inmigrantes alemanes y las publicaciones alemanas. Es sorprendente que cientos de miles de alemanes hayan salido de la iglesia católica.

Iglesias alemanas y comunidades religiosas No se ha hecho ningún intento por hacer una estadística exacta de las iglesias y parroquias católicas alemanas, porque no están disponibles actualmente. Sin embargo, se puede formar una idea general desde el hecho que entre 15,655 sacerdotes en el Directorio Católico de los Estados Unidos, cerca de un tercio corresponde a apellidos alemanes. Entre los prelados alemanes más distinguidos, podemos mencionar a John Martín Henni, primer Obispo y después Arzobispo de Milwaukee; Michael Heiss, Arzobispo de Milwaukee; Seb. Gebhard Messmer, Obispo de Green Bay, actualmente Arzobispo de Milwaukee; Winand S. Wigger, tercer Obispo de Newark, sabio soberano, sacerdote devoto y notable por su trabajo práctico como líder de la Sociedad de St. Raphael para la protección de los inmigrantes y en especial por el santo Obispo Neumann de Filadelfia, cuya beatificación es la esperanza de todos los católicos americanos. Del gran número de órdenes y congregaciones europeas de hombres y mujeres que trabajan en los Estados Unidos por el bienestar físico y espiritual del hombre, los siguientes son de origen alemán y aún actualmente (1909) los que están reclutados son alemanes o sus descendientes:

Órdenes religiosas de hombres

(1) Benedictinos, - (a) Congregación American Cassinese, fundada en 1846, por el Rev. Boniface Wimmer, O. B. S. - Actualmente pertenecen a esta congregación las siguientes abadías independientes: Abadía principal de St. Vincent, en Beatty, Pennsylvania, con 126 padres, 5 diáconos, 23 clérigos, 64 donados, y 4 novicios; Abadía de St. John, en Collegeville, Minesota, con 94 padres, 11 clérigos, 26 donados y 9 novicios; Abadía de St. Benedict, en Atchison, Kansas, con 51 padres, 6 clérigos, 18 hermanos; Abadía de St. Mary, en Newark, New Jersey, teniendo como abad-obispo al Rt. Rev. Leo Haid, D. D., O. S. B., 31 padres, 1 diácono, 4 clérigos, 36 donados, 4 novicios; Abadía de St. Bernard, en Cullman Co, Alabama, con 38 padres, 1 diácono, 3 subdiáconos, 12 clérigos, 16 donados, 6 postulantes; Abadía de St. Procopius, en Chicago, Illinois, con 14 padres, 6 clérigos, 20 donados, 6 novicios; Abadía de St. Leo, en St. Leo, Florida, con 12 padres, 16 donados, 3 novicios. (b) Congregación Suizo Americana, fundada por el Papa Pio IX, en 1871, y el Papa Leo XIII, en 1881. - A esta congregación pertenecen las siguientes abadías: Abadía de St. Meinrad, en St. Meinrad, Indiana, fundada en 1854 por dos padres benedictinos de Einsiedeln, Suiza; una abadía desde 1871, 50 padres, 6 clérigos, 42 donados, 7 novicios; Abadía Conception, en Conception, Missouri, fundada en 1873 por los Padres Frown Conrad y Adelhelm Odermatt de la Abadía Benedictina, Engelberg, Suiza; una abadía desde 1881, 42 padres, 7 clérigos, 26 donados, 4 novicios; Abadía New Subiaco, en Spielerville, Arkansas, con 30 padres, 5 clérigos, 23 donados, 5 novicios; Abadía St. Joseph, en Gessen, Louisiana, con 19 padres, 4 clérigos, 8 donados, 3 novicios; Abadía St. Mary, en Richardton, North Dakota, con 21 padres, 8 clérigos, 12 donados, 11 novicios; Abadía St. Benedict, en Mt. Angel, Oregon, con 18 padres, 7 clérigos, 28 donados, 2 novicios. - A estas abadías están conectadas 17 universidades y numerosas parroquias, estaciones y misiones. (2) Capuchinos. - Existen dos provincias: (a) St. Joseph, extendida por los estados de New York, New Jersey, Michigan, Iowa, Wisconsin, Minnesota, Dakota y la Diócesis de Chicago y Fort Wayne; (b) St. Augustine, que comprende los estados de Pennsylvania, West Virginia, Maryland, Ohio, Kentucky, Indiana e Illinois (excepto la diócesis de Chicago y Fort Wayne). - (a) La Provincia de St. Joseph, fundada en 1857 por dos sacerdotes seculares, los Padres Gregory Haas y John Anthony Frey, con 67 padres, 19 clérigos profesados, 43 hermanos profesados, 2 novicios, y 10 hermanos de la Tercera Orden; (b) La Provincia de St. Augustine, fundada en 1874, por los Padres Capuchinos Hyacinth Epp y Matthias Hay, con 64 padres, 18 clérigos profesados, 37 donados profesados, 5 novicios, 2 hermanos de la Tercera Orden. (3) Franciscanos. - Las tres provincias, del Sagrado Corazón de Jesús, de San Juan Bautista, del Santísimo Nombre, contaban con 431 padres, 148 clérigos, 233 donados, 36 hermanos terciarios y 10 novicios. (4) Jesuitas. - Cerca de 200 jesuitas de Alemania están trabajando en los Estados Unidos. Además, hay varios cientos de jesuitas de descendencia alemana que nacieron en este país. Por cerca de cuarenta años hubo una división alemana distinta llamada la misión Búfalo de la Provincia Alemana, con universidades en Buffalo, New York, Cleveland y Toledo, Ohio, Prairie du Chien, Wisconsin; dos misiones indígenas en Dakota del Sur y otras casas. En 1907, la misión registró cerca de 300 miembros, en ese año la misión fue separada de la provincia matriz, y las casas y los miembros se juntaron en diferentes provincias americanas. (5) Redentoristas. - Aunque actualmente muchas otras nacionalidades están representadas en la Congregación del Santísimo Redentor, todavía hay gran número de alemanes entre sus miembros. Las dos provincias de Baltimore y St. Louis están compuestas de 325 padres, 95 donados profesados, 48 novicios, donados y postulantes. (6) Padres de la Preciosísima Sangre. - Esta congregación, fundada en Roma en 1814 está dividida en cuatro provincias, tres europeas y una americana. La provincia americana estaba organizada en 1844 por el Rev. Francis S. Brunner, y la mayoría de sus miembros son alemanes, sea por nacimiento o por descendencia. La congregación está representada en la Diócesis de Cincinnati, Fort Wayne, Cleveland, Kansas City, St. Joseph, St. Paul, Chicago y San Antonio. - cuenta con 100 padres, 6 clérigos, 82 donados y 32 novicios. (7) Hermanos Alejandrinos. - Dirigen hospitales y asilos, en la Arquidiócesis de Chicago y St. Louis, la Diócesis de Green Bay y Newark. - cuenta con 99 hermanos profesados, 5 novicios, 6 postulantes. (También hay numerosos alemanes entre Pasionistas, Dominicos, Lazaristas y Padres de la Santa Cruz).

Ordenes religiosas de mujeres

(1) Hermanas de St. Benedict. - En 1852 la primera colonia de Hermanas benedictinas vinieron a los Estados Unidos desde Eichstätt, Bavaria, y se establecieron en St. Mary, en el Condado de Elk , en la Diócesis de Erie, Pennsylvania. Actualmente tienen casas también en otras diócesis. Registran cerca de 2000 hermanas, 135 novicias y 115 postulantes. (2) Hermanas de la Caridad. - Se establecieron en 1874 por las hermanas de Paderborn, Alemania. Las hermanas dirigen establecimientos en 17 diócesis, se registra cerca de 731, incluyendo novicias y postulantes. La casa matriz de los Estados Unidos se encuentra en Wilkes-barre, Pennsylvania. (3) Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco. - (a) La casa matriz en Peoria, Illinois, fundada en 1876, por las hermanas de la casa de Bethlehem, Herford, Westphalia, Alemania,cuenta con 151 hermanas, 32 novicias, 28 postulantes. (b) Casa matriz en 337 Pine Street, Buffalo, New York, cuenta con 256 hermanas, 30 novicias, 14 postulantes. (d) Casa matriz en Syracuse, New York, Millvale, Pennsylvania, y en Mt. Loreto, Staten Island, New York. Todas estas casas son fundaciones alemanas aunque ahora muchas hermanas de diferentes nacionalidades pertenecen a ellas. (4) Hermanas de la Tercera Orden Regular de San Francisco. - Existe cerca de 500 hermanas, 48 novicias y 7 postulantes, con una casa matriz en Oldenburg, Indiana. Fue fundada en 1851, por la Madre M. Theresa de Viena, Austria. (5) Hermanas de San Francisco. - Su casa matriz en 749 Washington Street, Búfalo, New York, fue fundada en 1874, por hermanas de Nonnenwerth cerca de Rolandseck, Rhenish Prusia. Existe 268 hermanas. (6) Hermanas Franciscanas. - Fundada en 1872, por hermanas de Salzkotten, Alemania. En la casa matriz de los Estados Unidos, en St. Louis, Missouri, hay 192 hermanas. (7) Escuela de las Hermanas de San Francisco. - Su casa matriz y noviciado están en Milwaukee, Wisconsin. Hay 668 hermanas profesadas, 110 novicias, 54 postulantes. (8) Hermanas Franciscanas de la Adoración Perpetua. - Fundada en 1853 por la Rev. M. Heiss, D. D. Hay 364 hermanas profesadas, 45 novicias y 42 postulantes. Su casa matriz está en el Covento St. Rose, La Crosse, Wisconsin. (9) Hospital de las Hermanas de San Francisco. - Fundado en 1875 por las hermas de Münster, Westphalia, Alemania. Hay 299 hermanas, 24 novicias, 6 postulantes. La Casa Provincial está en el Hospital St. John, en Springfield, Illinois. (10) Hermanas pobres de San Francisco de la Adoración Perpetua. - La casa provincial están en el Convento St. Francis, en Lafayette, Indiana. Fundada por las hermanas de Olpe, Westphalia, Alemania. Hay 573 hermanas, 65 novicias, 24 postulantes. (11) Hermanas de la Pobreza de San Francisco. - Fundada por las hermanas de Aachen, Alemania. Ellas dirigen hospitales en ocho diócesis y son alrededor de 530 hermanas. (12) Servidoras de Jesucristo. - La Provincia Americana de esta hermandad se estableció en agosto de 1868 en Fort Wayne, Indiana. La casa matriz y el noviciado aún están unidos con la casa matriz general en Dernbach, Alemania. Hay 432 hermanas profesadas, 32 novicias, 19 postulantes. (13) Escuela de las Hermanas de Nuestra Señora. La casa matriz general está en Munich, Bavaria, La casa matriz principal en América está en Milwaukee, Wisconsin. El primer convento se estableció en Baltimore, en 1847. Las hermanas forman la congregación de enseñanza más larga en los Estados Unidos y dirigen escuelas en casi todas las diócesis. El número de hermanas y novicias es de 3368, además de 238 candidatas, con 99,009 alumnas. (14) Hermanas de la Preciosísima Sangre. - (a) Casa matriz en Ruma, Illinois; establecida en 1834, por las hermanas de Suiza. (b) Casa matriz en Maria Stein, Ohio, establecida en 1868, en Piopolis, Illinois, por las hermanas de Gurtweil, Baden Alemania; fue transferida a Ruma en 1876. (c) Casa matriz en O' Fallon, Missouri, cerca de 1000 hermanas pertenecen a esta congregación. (15) Hermanas de la Divina Providencia. Casa matriz en Pittsburg, Pennsylvania, y Brightside, Hoyoke, Massachussets. La casa matriz de Pittsburg fue establecida en 1876 por las hermas de Mainz, Alemania. Actualmente hay 400 hermanas en esa casa.

Además de todas estas, hay varias congregaciones alemanas más pequeñas en los Estados Unidos. En otras congregaciones, también, no de fundación alemana, hay actualmente muchas hermanas alemanas. Por eso, debe haber más de doce mil hermanas de origen alemán en este país.

Escuelas parroquiales

Desde el principio de su establecimiento en este país, los católicos alemanes crearon escuelas parroquiales. Ejemplo de aquello, son las escuelas situadas en Goshenhoppen y Conewago. La escuela en Goshenhoppen fue abierta por el Padre Schneider, S. J. Después de su llegada en 1741 (quien anteriormente había trabajado como Rector Magnificus o cabeza principal de la Universidad de Heidelberg). Esta escuela estuvo bajo su dirección por veinte años, y bajo la dirección del Padre Ritter durante los próximos veintitrés años siguientes; a aquella escuela iban los niños de todo el pueblo. Los protestantes así como los católicos, estaban cada uno en un solo lugar. A finales de la guerra entre los franceses y los indígenas, por primera vez la escuela contrató los servicios de un profesor laico. Contraria a la costumbre la cual generalmente prevalecía en las colonias, se buscaba un profesor que sea distinto del pequeño mundo de Goshenhoppen. Se puede mencionar a tres profesores que estuvieron en los registros parroquiales durante 1763 y 1796; Henry Fredder, Breitenbach y John Lawrence Gubernator. El último nombrado fue sin duda el más distinguido de los tres. Nació en Oppenheim, Alemania, en 1735, sirvió en el ejército de los Aliados como oficial en la guerra de los Siete Años, y vino a América durante la Guerra de Revolución. Tuvo una educación muy alta, y era un profesor devoto, hizo servicios a favor de la educación católica en Pennsylvania, durante un período de veinticinco años. Cuando en 1787, la escuela cerca de Conewago creció enormemente para ser capaz de contratar a un profesor laico, se contrató los servicios de este famoso profesor.

Estas escuelas junto con las otras establecidas y dirigidas por los jesuitas, influenciaron enormemente al desarrollo del sistema escolar parroquial en los Estados Unidos. Este antiguo fervor de fundar escuelas parroquiales es típico de la actividad de los alemanes durante todos los períodos siguientes. Donde se establecían en suficientes cantidades, una escuela se construía al lado de la parroquia, y hasta la actualidad nunca han cesado de ser firmes y decididos para defender el sistema escolar parroquial.

Sociedades

La inclinación y la aptitud natural de los alemanes para la organización surgió de la formación de numerosas asociaciones religiosas y sociales. Además de las sociedades parroquiales y locales, hay una organización la cual ejerció una influencia trascendente, llamada la Central-Verein (Club Central). Esta maravillosa organización del Grupo Central en el país y la admirable unión mostrada por los católicos alemanes durante el kulturkampf (conflicto entre la iglesia y el estado), estimuló naturalmente a los católicos alemanes en los Estados Unidos para unir esfuerzos en vastas organizaciones. "Alemania es la tierra de la catolicidad valiente, donde los católicos se han hecho respetar.... Existe un vigor en la catolicidad alemana, tanto el lo político como en lo doctrinal, que debe causar nuestra admiración, y debe ser para nosotros un ejemplo magnífico de imitar. ¿Quién puede desprestigiar el trabajo del Grupo Central, desde Mallinckrodt y Windthorst, hasta el fallecido Lieber, sin sentir orgullo y satisfacción?" (Padre John Conway, S. J.). - No hay duda que el Central-Verein nunca sería lo que actualmente es sin el noble ejemplo de la Alemania Católica. Fundado en 1855, el Central-Verein tenía por objeto, especialmente, el apoyo material de sus miembros. Pero gradualmente, su programa se amplió, y uno de los objetivos de la organización fue "defender los intereses católicos en el espíritu de la iglesia católica". Se ha dicho y con justa razón, que quizás ninguna otra organización católica en los Estados Unidos puede señalar un número mayor de resultados positivos, contribuyendo al bienestar de nuestros hombres que el Central-Verein. Ha sido un apoyo firme de nuestra joven y próspera iglesia, además ha contribuido a su gratificante desarrollo. Por décadas ha trabajado decididamente en el interés de la escuela parroquial y para la preservación del idioma alemán. Especialmente bajo su influencia, se fundó el Seminario para Profesores, en St. Francis y La Casa Leo, una institución ubicada en la ciudad de New York, para inmigrantes católicos, de los cuales esta institución ha rescatado a miles de la perdición de la carnal y espiritual. El Katholikentage (días católicos) germano-americano, también le debe su origen a la actividad de los hombres del Central-Verein, después del modelo de las famosas asambleas anuales de los católicos alemanes en su país. La influencia de esta maravillosa organización en la formación de la Federación de las Sociedades Católicas no puede ser sobreestimada. - "Esta joven organización respira el espíritu que animó al Central-Verein durante los pasados cincuenta años, el programa de la Federación, en sus partes esenciales, es idéntico al del Central-Verein, así que el formador ayuda a fomentar y completar lo que los alemanes valientes y vigorsos comenzaron". - Junto con el Obispo Mc.Faul de Trenton, el Arzobispo alemán Messmer, de Milwaukee, Wisconsin, es el primer promotor y el líder espiritual de la Federación.

La Prensa

Más de veinticinco periódicos semanales se publicaron en los Estados Unidos, para el beneficio de los católicos alemanes, además de un número considerable de publicaciones mensuales. El primer periódico alemán, "Der Wahrheitsfreund", se fundó en 1837, por el Rev. John M. Henni. Después de existir por casi setenta años, dejó de aparecer en 1907. Otra publicación semanal que no duró mucho pero por mucho tiempo estuvo al servicio de la religión, fue el "Katholische Kirchenzeitung". Maximilian Oertel, el fundador de este semanario, nació en Ansbach, Bavaria, en 1811, y llegó a este país a comienzos de 1839, fuertemente recomendado por los superiores de su denominación, para asisitir a los luteranos inmigrantes en los Estados Unidos. El 15 de marzo del siguiente año fue recibido en la Iglesia Católica, en la cual permaneció el resto de su vida con mucha fe, realizando un excelente servicio a favor de la causa católica como uno de los editores más brillantes que los alemanes hayan tenido en este país. El "Ohio Waisenfreund", fundado en 1873, y editado por el infatigable Rev. Jos. Jessing, más tarde Monseñor, tiene una circulación más larga que ningún otro semanario católico en el país. Este semanario hizo mucho bien estos treinta y cinco años, el monumento más fino de su espíritu misionero fue el "Josephinum", un seminario para la educación de postulantes al sacerdocio. Mientras que el diario católico inglés ha sido por muchos años un deseo aún no realizado, los católicos alemanes tienen dos diarios: "Amerika" (St. Louis), desde 1878-1902 bajo la edición del famoso Dr. Edward Preuss y el "Buffalo Volksfreund" (Buffalo, New York). Junto a estas publicaciones periódicas, se puede mencionar al "Pastoral-Blatt", que fue fundado y editado por el Dr. Herman J. Heuser; esta publicación fue editada por muchos años por el Rev. W. Färber, de St. Louis, el cual existió mucho antes que el competente inglés "Ecclesiastical Review".

Es importante señalar que entre los editores católicos en este siglo, los apellidos alemanes de Bezinger, Herder y Pustet están en primer orden. Tampoco se puede pasar por alto que las traducciones de trabajos religiosos alemanes como el "Catecismo" de Deharbe, "Manual de la Religión Cristiana" de Wilmer, "Historia de la Biblia" de Schuster, los trabajos de Knecht, Alzog, Brück, Spirago, Schanz, Hettinger, etc, han sido ampliamente utilizados e incluso aún son utilizados para la instrucción religiosa de los católicos americanos. Las palabras del Padre John A. Conway, S. J. (en el prefacio para el trabajo de la señora de Hammerstein, "Edgard, o del Ateismo para la verdad total") puede ser bien citado en esta conexión: "¿Quién puede leer las palabras que salen de la prensa católica alemana sin sentir que la defensa de la verdad católica está en manos bravas y osadas?. Es en Alemania que la los ataques más feroces se hacen sobre la verdad revelada por los racionalistas, materialistas, panteístas, Kantianos, Hegelianos, evolucionistas, etc. Sin embargo, Es desde Alemania, también, que conseguimos nuestra mejor defensa y nuestras exposiciones más capaces de las doctrinas católicas".

Vemos así que a pesar de que los esfuerzos de los católicos alemanes, naturalmente, están relacionados en primer lugar, con los asuntos religiosos de su propia gente, su actividad aún ha producido resultados benéficos para el cuerpo católico en general.

Para los alemanes en general. - COBB, La Historia de los Palatinos (New York, 1879); VIERBECK, Instrucción Alemana en las Escuelas Alemanas (Washington, 1902); McMaster, Historia de la Gente de los Estados Unidos (New York, 1883-1900); LÖHER, Historia y Situación de los Alemanes en América (Göttingen, 1855); SEIDENSTICKER, La primera inmigración alemana en América y el establecimiento de Germantown en el año 1683 (Phiadelphia, 1883); KÖRNER, El elemento alemán en los Estados Unidos, 1818-1848 (New York, 1884); KAPP, Los alemanes en el Estado de New York durante el siglo dieciocho (New York, 1884); JANNET KÄAMPFE, Los Estados Unidos de Norteamérica en la actualidad (Freiburg im Br., 1893); KNORTZ, Los alemanes en los Estados Unidos de Norteamérica (Munich, 1904). Los católicos alemanes en América. - SHEA, Historia de la Iglesia Católica en los Estados Unidos (New York, 1886-1892); BURNS, El sistema escolar católico en los Estados Unidos (New York, 1908); ENGELHARDT, La verdadera historia de las Misiones y los misioneros de California (Watsonville, California); SCHWICKERATH, Los Jesuitas como misioneros en La revista (St. Louis, 1901); WILTZIUS, Directorio Católico (Milwaukee, anual); HAMMER, La Iglesia Católica en los Estados Unidos De Norteamérica (New York, 1897); SCHAEFER y HERBERMANN, Registros y estudios en La Sociedad Histórica católica de los Estados Unidos, I, 110; HERBERMANN, La colonia alemana católica en Ohio en Revista histórica católica de Estados Unidos, IV, 125.

FRANCIS M. SCHIRP Transcrito por Michael W. T. Howe Traducido por Virginia Guillinta Dedicado a la memoria de mis ancestros alemanes del Palatinado Rhineland, Baden y Bavaria, y en especial a la memoria de mi abuela Dorotea Marie Endres (née Post) y mis bisabuelos Lawrence Post y Maria Tecla Heller.