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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Albania

De Enciclopedia Católica

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La antigua región del Epiro y de la Iliria es la comarca más occidental de cuantas fueron ocupadas por los turcos en Europa. El largo máximo del país mide alrededor de 466Km., y su mayor anchura va de 65 a 145Km. Limita al este y sureste con los mares Adriático y Jónico. Por regla general se la divide en tres regiones: Albania Superior, desde la frontera montenegrina al río Shkumbi; Albania Inferior o Epiro, desde el Shkumbi hasta el golfo de Arta; y Albania Oriental, hacia el este de la cadena de Schar-Dagh. Es un territorio montañoso y escarpado, algunos de sus picos alcanzan los 2.590 metros. Existe una sola llanura digna de mención, la de Scutari (antigua Scodra, ‘e Skódra) que contiene el lago del mismo nombre y que está regada por su afluente, el Drin. Muchos ríos fluyen de las alturas salvajes e inaccesibles del mar Jónico: los Mati, Shkumbi, Ergent o Devol, Voynassa, y Kalamas. Entre ellos se encuentran los célebres Acheron y Cocytus de la antigüedad. Albania comparte con Grecia el fenómeno peculiar de los ríos subterráneos; las aguas del lago de Jamina fluyen a través de uno de estos canales subterráneos y desembocan en el golfo de Arta; esto dio origen al mito de que en este lugar se hallaba la entrada de los infiernos para los griegos antiguos. La región circundante está cubierta de ruinas ciclópeas. En la región de los lagos Ochrida y Presba existen pasajes a través de las montañas, que facilitan la comunicación entre Albania y Macedonia; actualmente el correo turco sigue el trayecto de la antigua Via Egmatia de los romanos desde Durrazzo (la antigua Dyrrachium) a Salónica, pasando por Bitolia. Más al sur, entre Gramnos y las cadenas de Pindar, un desfiladero permite la comunicación con la carretera que une Jamina con Larissa. El Mavropotamas o Acheron recibía antiguamente los afluentes del Cocytus y el Phlegeton, ahora desaparecidos. El suelo es árido a causa de la falta de cultivo y las exportaciones son escasas, consistiendo principalmente en cueros, cortezas de árbol para fabricar tinturas, y tabaco. Si se lograra que el río Boyana fuera navegable, Scutari se podría conectar con el mar, lo que haría que el comercio condujera seguramente a toda clase de progreso; pero las normas musulmanas lo impiden.

Los albaneses (término más etnográfico que geográfico) son llamados Arnautas (Arnaoots, Arnaouts) por las demás gentes de la península balcánica; se dan a sí mismos el nombre de Skipetars o “montañeses”.Pretenden descender de los epirotas e ilirios y, como estos últimos, siempre se han distinguido por su espíritu belicoso. Después de haber sido conquistados por Roma en las guerras ilirias, las tribus de esta región proporcionaron al imperio los mejores soldados; varios emperadores pertenecían a la raza iliria. (Freeman, Emperadores Ilirios, Ensayos Históricos, Londres, 1892, III, 22-68). Probablemente, el Cristianismo penetró en estas montañas fragosas con los soldados y mercaderes romanos de Epiro y Macedonia; resulta incierto saber si algún vestigio del apostolado original pudo sobrevivir a la ruina del Estado Romano en el oeste. Después del desmembramiento del Imperio romano, los ilirios, empujados gradualmente hacia el sur por los invasores eslavos, empezaron a ser conocidos como albaneses. Durante mucho tiempo estuvieron sujetos a la Constantinopla cismática, luego cayeron en poder de los serbios, y finalmente, entre 1336 y 1356 se convirtieron en una de las provincias del Imperio Serbio medieval bajo el zar Esteban Duschan.. (Ver SERBIA). Después de su desmembramiento, luego de la batalla de Kosovo que tuvo lugar en 1389, los turcos victoriosos rigieron el país, pero el Príncipe Jorge Castriota, el famoso Scanderbeg conocido también como Bey Iskander, o Príncipe Alejandro, mantuvo un dominio independiente en Albania Superior durante un cuarto de siglo (1443-1467). Este héroe, cuyas hazañas de valor resultan casi legendarias, fue educado como musulmán en la corte de Murad II, jefe albanés, a quien su padre lo había entregado como rehén. Después de haber adquirido fama y honor al servicio del sultán, su raza se impuso, y se marchó para ponerse a la cabeza de su propio pueblo y abrazar el cristianismo. Derrotó al ejército turco en varias acciones de guerra y aseguró una paz honorable de acuerdo con sus propios términos. Pero, alentado por el papa y la promesa de ayuda por parte de los venecianos, volvió a atacar a los turcos y ganó numerosas batallas. En el momento de su muerte en Alessio en 1467, el sultán exclamó: “Ahora que los infieles han perdido su espada y su escudo, ¿quién podrá librarlos de mi ira?” Los albaneses se desorganizaron y finalmente, en 1479, debieron sujetarse al dominio musulmán. Sin embargo, nunca han sido sometidos y son, incluso hoy, tratados más como aliados que como vasallos. En estos momentos abastecen al ejército turco de sus mejores soldados como una vez lo hicieran con las legiones de Roma, y han sido eximidos de impuestos y del servicio militar obligatorio. Como voluntarios, reciben cuantiosa paga y muchos privilegios. Mientras que varias tribus han abrazado el Islam y otras pertenecen al cisma griego, lo mejor de la población es católica; mientras conservan sus costumbres tradicionales y la manera primitiva de vivir, y practican su religión con devoción. La pureza de su moral es proverbial en toda la península balcánica. Los entusiastas misioneros austriacos e italianos han encontrado allí condiciones muy favorables para la enseñanza. Los padres franciscanos y jesuitas han abierto escuelas en los pueblos importantes, pero la difusión de la educación está entorpecida por la carencia de un lenguaje organizado gramáticamente. Se han efectuado muchos intentos para decidirse por un alfabeto, pero nadie ha tenido éxito hasta ahora debido a la dificultad para expresar sonidos orales mediante alguna combinación de letras europeas. Por lo tanto, un albanés culto se comunica en rumano, griego, serbio o italiano. Se publica en Bucarest un periódico albanés y otro en Belgrado. Dentro del país no existe ningún intento de editar diarios; los periódicos más generalizados en las ciudades son publicaciones italianas de carácter religioso. Las tribus que se han resistido con éxito al mando musulmán y han conservado su fe han adoptado, no obstante, muchas de las costumbres musulmanas.


RELIGIÓN

Durante cuatro siglos los albaneses católicos defendieron su fe con valentía, ayudados con ahínco por los misioneros franciscanos, especialmente desde mediados del siglo XVII, época en que empezaron las persecuciones crueles de los amos musulmanes que llevaron a la apostasía a muchas aldeas, especialmente entre los griegos cismáticos. El Colegio de Propaganda Fide se destacó especialmente en su apoyo moral a los albaneses católicos. Durante los siglos XVII y XVIII, se dedicó a preparar a los clérigos que iban a trabajar en las misiones albanesas, y contribuyeron entonces, como lo hacen ahora, a su sostenimiento, lo mismo que al de las iglesias. El gobierno austriaco proporciona ayuda para esta buena obra contribuyendo anualmente con unos cinco mil dólares, en su calidad de protector de la comunidad cristiana bajo gobierno turco. La legislación de la Iglesia de Albania fue reformada por Clemente XI, quien ordenó al Arzobispo de Antivari que efectuara una visita eclesiástica en 1763; a su finalización se celebró un sínodo nacional. Sus decretos fueron impresos por Propaganda en 1705 y renovados en 1803 (Coll.Lucensis Conc. Recent., I, 283 y ss). En 1872, Pío IX ordenó que se celebrara un segundo sínodo nacional en Scutari para la renovación de la vida popular y eclesiástica. Respecto del interés austriaco en Albania, debe afirmarse que el embajador de Austria tiene a su cargo obtener del sultán el Berat, documento civil para la institución de los obispos católicos de Albania (Neber, en K.L., XI, 18, 19).

Albania está dividida eclesiásticamente en distintas provincias archiepiscopales: (1) Antivari (desde 1878 una parte del principado de Montenegro; desde 1886, sin sufragáneas, y separada de Scutari, con quien se ha unido en 1867 en términos de igualdad); (2) Scutari, con las sedes sufragáneas de Alesio, Pulati, Sappa y, desde 1888, el Abatia millius de San Alejandro de Orosci; (3) Durazzo; (4) Uskup. Las dos últimas no tienen sufragáneas, dependen directamente de la Santa Sede. En 1858, el Arzobispo Topich de Scutari, fundó un seminario que fue destruido por los turcos, pero más tarde reestablecido en territorio austriaco y colocado bajo la protección imperial. En Scutari las mujeres católicas usan velo, igual que las musulmanas. La mujer albanesa trabaja sin cesar en el campo y en su casa; de modo que todos los cuidados del hogar recaen sobre ella durante las ausencias frecuentes de los hombres que suelen ser combatientes regulares o irregulares en las filas albanesas o turco-albanesas. Las mujeres se visten con faldas ajustadas de colores con franjas negras, y los días de fiestas se cubren la cabeza y los hombros con un montón de monedas de oro y plata. En las iglesias católicas, las mujeres están sin velo, y las clases más humildes generalmente se quitan el calzado para entrar. Las ceremonias en la catedral de Scutari son muy imponentes aunque primitivas hasta un grado extremo. Hay poco silencio porque la congregación responde a gritos con un fervor que excluye cualquier modulación o ritmo, el incesante ruido de las monedas sobre el pecho y las cabezas de las mujeres cuando se inclinan hacia delante y se vuelven a arrodillar, acompaña todos los cánticos. En el decorado del altar así como en la ropa de los fieles predomina el color rojo. Es imposible contemplar la actitud de los albaneses católicos durante las ceremonias sin emocionarse delante de esta demostración simple y sincera de fe vivida. La tarea admirable de los frailes para que se abandone la antigua costumbre de la vendetta constituye uno de los factores más importantes en la evolución de esta raza semi bárbara. Los albaneses de hoy representan la misma promesa de un desarrollo cristiano vigoroso como el de los francos de la época de Clodoveo; su característica constancia impide que ni sobornos ni amenazas puedan apartarlos de su antigua fidelidad. Mientras que todas las demás razas de los Balcanes, con la excepción de los serbios occidentales, llamadas Hrotas (croatas), se pasaron al cisma, la fe católica romana permanece segura en la tierra fragosa de la Albania septentrional.

Es fácil comprender por qué tantos albaneses apostataron, si consideramos que adoptar el Islamismo significaba pasar a estar del lado de los amos y convertirse en un guerrero reconocido, mientras que seguir siendo cristiano quería decir ser un esclavo, privado de portar armas. Las tribus principales de la Albania Superior, los Shoshi y los Mirditas, son a la vez los pioneros de la nacionalidad y de la catolicidad. Hace muchos años los Mirditas solían llevarse a las muchachas turcas de buena familia para, luego de bautizarlas, hacerlas sus esposas, de modo que por la sangre de los Mirditas de hoy corre un fuerte flujo turco. Esta tribu goza de privilegios especiales, tales como ocupar el sitio de honor en el ejército del sultán bajo el mando de su propio capitán. Al aceptar la camaradería de armas con las tropas musulmanas, guarda la misma fidelidad con que sirve al sultán cada vez que se lo convoca. Los Mirditas, unos cuarenta mil, en posesión de una ciudad principal de alrededor de cuatrocientas casas, Orosci, están en condiciones de tratar de igual a igual con la Puerta. La fuerza de las circunstancias han conducido a los albaneses a adherirse fieramente a una u otra de las causas que, periódicamente, llevan a la lucha a muerte entre los antagonistas, cuyo triunfo o derrota hacen que su propia condición permanezca casi imperturbable. Un albanés fue quien capitaneó a los griegos durante la Guerra de la Independencia; y nuevamente otro albanés comandó las tropas turcas enviadas para sofocar la rebelión. Los reyes de Nápoles mantenían un regimiento albanés llamado Macedonio Real, igual que la famosa resistencia de Silistria en 1854 se debió a la tenaz bravura albanesa. El coraje y el heroísmo son cualidades innatas de esta raza singular y bien dotada. El resurgimiento de las aspiraciones nacionales de Albania data del Congreso de Berlín en 1878, cuando Austria, para poder compensar a Serbia y a Montenegro por la retención de los territorios serbios de Bosnia y Herzegovina, se propuso dividir Albania entre ellos. Los turcos fomentaron secretamente la oposición tanto de musulmanes como de católicos; se formó la Liga Albanesa “para el mantenimiento de la integridad del país y la reconstitución de su independencia”. Los territorios adjudicados a Serbia estaban ya ocupados por sus tropas cuando estalló la resistencia, y se tuvo que abandonar la idea de desalojarlos; pero Montenegro no logró entrar en posesión de su parte: los ricos distritos de Gusinie y Plava. Los albaneses, impertérritos ante la oposición inesperada de sus antiguos aliados los turcos, y ahora forzados por Rusia para que ayudaran a Montenegro, se enfrentaron con todos sus enemigos haciendo gala de una determinación que desconcertó y horrorizó a Europa. Mahemet-Ali fue derrotado, su casa de Diakovo incendiada y él mismo masacrado. Los albaneses tenían mucho que vengar. No habían olvidado aun la guerra ocurrida hacía un siglo, cuando sus mujeres se tuvieron que precipitar por cientos a las carreteras de Yasmina para escapar de los soldados de Ali-Pasha. Finalmente, los turcos abandonaron sus esfuerzos para sofocar el movimiento que ellos mismos habían ayudado a ocasionar, y Montenegro tuvo que conformarse con las comarcas áridas de la Boyana y el puerto de Dulcigno. No podría haber aspirado ni siquiera a éstos, si Rusia, ansiosa por difundir las doctrinas de la “Ortodoxia”, no hubiera propugnado el desmembramiento de la Albania católica y musulmana a favor de Serbia.

Después de Scutari, Yanina es la ciudad mayor y más interesante de la Albania moderna. Las ruinas del templo de Dodona, cuna de la civilización pagana en Grecia, se encuentran cerca. El oráculo emitía sus profecías mediante la interpretación del murmullo del viento en las ramas de los robles; la fama de sus sacerdotisas atraía a los fieles ligados por votos desde toda Grecia. En la vecindad también vivían las tribus pelágicas de Selles, o Helles, lo mismo que los Graili, cuyos nombres se adoptaron luego para designar a los helenos o griegos. La meseta de Tanina es fértil y está favorablemente situada para la defensa; los habitantes de la ciudad han podido desarrollar muchas industrias, tales como la taracea de metales, las telas urdidas con hilos de oro, y la fabricación de armas de fuego. Resulta difícil obtener estadísticas exactas de ninguna provincia del Imperio Turco; la población de Albania se estima entre 1.200.000 a 1.600.000 habitantes, de los cuales 1.500.000 son estrictamente albaneses. En el Kirchenlex (Friburgo, 1899), XI, 18, el Padre Neher calcula que la población asciende a alrededor de 1.400.000, un millón de los cuales está compuesto por musulmanes. Existen 318.000 miembros de la Iglesia cismática griega, y alrededor de 120.000 católicos. Debemos añadir que en la misma Grecia hay unos 250.000 albaneses, y en Italia alrededor de 100.000, siendo estos últimos todos católicos. Resumiendo las características de la raza, hay dos puntos sobre los cuales los viajeros siempre coinciden: la caballerosidad hacia el sexo débil, incluso por parte de los incorregibles albaneses, y la castidad impecable de sus mujeres. Por lo demás, la vida humana resulta tan barata como lo es en todos los territorios donde los individuos deben proveer ellos mismos a su conservación. Escrito por Elizabeth Christitch.

Transcripto por WGKofron. En memoria de Agnes Bojaxhiu, Madre Teresa.

Traducido por Estela Sánchez Viamonte


Bibliografía:

LEAKE, Travels in Northern Greece (Londres, 1835); ELISÉE RECLUS, The Earth and its Inhabitants (Nueva York, 1895, Eng. tr.) Europe, I, 115-126; NIOX, Péninsule des Balkans; DURHAM’S Travels; WILKINSON, Dalmatia and Montenegro; HERDER, Konvers. Lex., s. V.; BONÉ, Turquie d’Europe (París, 1889); DEGRAND, Souvenirs (París, 1901); PORTAL, Note Albanesi (Palermo, 1903).- Los documentos sobre la historia religiosa medieval de Albania se encuentran con mayor facilidad en los ocho volúmenes de FARLATI, Illyricum Sacrum (Venecia, 1751-1819). Ver también THEINER, Vetera Monumenta Slavorum meridionalium historiam illustrantia (Roma, 1863 y ss). Las estadísticas eclesiásticas recientes pueden consultarse en O. WERNER, Orbis Terrarum Catholicus (Fruburgo, 1890), 122-124, y 120; también en la última edición de Missiones Catholicus (Roma, Propaganda Press, cada trienio).