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Miércoles, 13 de noviembre de 2024

Afflighem

De Enciclopedia Católica

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Abadía benedictina cerca de Alost, en Brabantia, Bélgica. Fundada por un grupo de seis caballeros que, tras abandonar la vida de aventuras, decidieron hacer penitencia en la vida religiosa en el escenario de sus excesos anteriores. Tras construir una iglesia, recibieron, en 1084, como donación las tierras vecinas de la condesa Adela y sus hijos. Adoptaron la regla de San Benito, un benedictino, Wederig, fue el instrumento de sus conversiones, y al cabo de un tiempo la abadía fue conocida por su estricta observancia de la disciplina religiosa. Los duques de Brabantia y Lorena, y los condes de Flandes, Lovaina, Bruselas y Bolonia fueron sus patronos y protectores, y consideraban como un codiciado privilegio el ser enterrados en la iglesia de la abadía. Algunos monasterios, entre ellos Maria-Laach, debían su fundación a los monjes de Afflighem. San Bernardo, que visitó la abadía en 1146, declaró que allí había encontrado ángeles. Fue durante esta visita, cuando se dijo que una imagen de Nuestra Señora había respondido a los saludos del santo. En 1523, Afflighem se unió a la Congregación Bursfield – una unión de monasterios benedictinos formada en el siglo XV para la observancia estricta de las reglas monásticas.

En 1569, el Arzobispo de Mechlin se convirtió en abad administrador y ejerció su autoridad a través de un prior. Esto siguió hasta la Supresión. El Arzobispo Boonen quería mantener la relación con la Congregación Bursfeld e introducir la observancia de Monte Cassino. Cediendo a sus peticiones, el prior, Benedicto Haeften, fundó, en 1627, una nueva congelación, “B. M. V in Templo Presentat”. Incluyó a Afflighem y otros monasterios belgas. Fue disuelta en 1654. En 1796, a consecuencia de la Revolución Francesa, los monjes fueron dispersados , los edificios destruidos y las tierras vendidas. El último prior, Beda Regauts, conservó la milagrosa imagen de Nuestra Señora y los objetos y el cáliz que habían sido presentados por San Bernardo. Estos fueron donde el benedictino Veremund Daens, quien, en 1838, inició una nueva fundación en Termonde, que fue transferida en 1869 a Afflighem. El primer abad de la antigua abadía fue Fulgencio (1088-1122). Entre sus más prominentes sucesores puede mencionarse a Franco (1122-1135), autor de doce libros “De Grati” (P.L., CLXVI), Alberto, cuya devoción a Nuestra Señora le otorgó el título de Abbas Marianus y Benedicto Haeften, autor de varios libros de arte.

Bibliografía

HEIGL, en Kirhenlex., I, 296; PITRA, Notre Dame d' Afflighem, en Revue Catholique (Louvain, 1849), B. III, 425-431, 457-468; Studien u. Mittheil. In Cisters, Orden (18887), VIII, 423-427 (para la nueva abadía).

Escrito por H.M. Brock.

Traducido por José Ponce