Adalberto
De Enciclopedia Católica
(O ALBERTO). Arzobispo de Mainz (Mayence) de 1111 a 1137. Perteneció a la familia de los Condes de Saarbrücken, y durante el reinado de Enrique IV y Enrique V en Alemania ocupo el cargo de canciller imperial, desempeñando sus obligaciones hábil y enérgicamente. En 1110, encabezando una embajada enviada a Roma a preparar la coronación de Enrique V como Emperador (coronado rey el 6 de Enero de 1099), tuvo mucho que ver en la realización del Tratado de Sutri. Valiéndose en éste tomó el carácter del Papa Pascual II, anteriormente Abad de Cluny, quien era un santo hombre, pero no diplomático. Un desacuerdo surgió con respecto al tratado, Enrique sujetó al Papa a una cruel prisión por dos meses. Temiendo un cisma, el Papa finalmente concedió a Enrique el privilegio de conferenciar el anillo y el cuerpo de obispos, con tal de que éstos fueran electos por consentimiento papal, y poco después coronó a Enrique en San Pedro, Roma. (1111).
Enrique, de acuerdo a lo pactado, nombro a Adalberto, Arzobispo de Mainz, en recompensa por su participación en la vergonzosa intriga contra el Supremo Pontífice. Desde el día en que, electo como Arzobispo, recibió la insignia de su oficio, Adalberto se convirtió en un hombre diferente. Este maravilloso cambio fue debido a la realización de sus sagrados deberes o al despertar a la injusticia sacrílega de la conducta de Enrique en Roma, no lo podemos saber. De todos modos el ex-canciller, poco antes ciego y celoso por el Emperador en lo correcto o equivocado, se convirtió en adelante en un bravo y leal defensor de la Iglesia y del Papa. En 1112 Enrique V fue excomulgado, y Adalberto audazmente promulgo la sentencia; con lo cual el encolerizado Emperador lo arrojó a una oscura mazmorra. Después de tres años de cruel prisión fue reducido a un puro esqueleto, la gente de Mainz, se levanto en masa, forzó a Enrique a ponerlo en libertad.
La consagración Episcopal, postergada por su confinamiento, fue entonces recibida de manos de Otto, Obispo de Bamberg (1115). Más tarde, cuando, bajo el Papa Calixto II, Adalberto fue hecho legado, Enrique aprovecho un pretexto para atacar Mainz, con lo cual Adalberto levanto en armas a los príncipes de Saxon. Los dos ejércitos se encontraron, pero el arbitraje evitó la batalla. Como consecuencia, el Consejero de Worms (1122) fue finalmente capturado, dando fin a los largos conflictos existentes con respecto a las investiduras. En 1125 Enrique V estaba en su lecho de muerte, y perdiendo su postura masculina envió la insignia imperial a su esposa Matilde, hija de Enrique I de Inglaterra. El político Adalberto, siempre alerta para prevenir cualquier peligro de un cisma, indujo a Matilde a devolver la insignia, y convoco una asamblea de príncipes, quienes escogieron al sucesor de Enrique Lotario II el Sajón mas tarde coronado Emperador en Roma por el Papa Inocencio II (1133). Así el Imperio pasó de la casa de Franconia a la de Sajonia la cual probó largamente su lealtad a la causa de Roma. Adalberto murió en 1137, expiando su inicial injusticia con largos años de fiel y eficiente servicio en todo lo concerniente a los intereses de la verdad y del bienestar de la Iglesia.
Traducido al español por Francisco Vázquez