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Jueves, 21 de noviembre de 2024

La Cardiomorfosis y la devoción a los Santos Cristos

De Enciclopedia Católica

Revisión de 16:08 3 sep 2024 por Sysop (Discusión | contribuciones) (Magdalena penitente y mirófora”: modelo de los penitentes)

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Cristo de la Contrición. Iglesia de San Pedro de Lima. Fotografía del Arquitecto Juan Pablo El Sous Zavala

El Origen sindónico del símbolo del Corazón de Jesús y de los emblemas de cardiomorfofis es la base de la que parten todos los Nazarenos de Semana Santa

Una vez que se fija y define el símbolo cordial, cada uno de los tormentos de Cristo, que fueron replegados para ser sintetizados en el símbolo, son nuevamente desplegados para subordinarlos al símbolo del Sagrado Corazón. Esta vez, en forma de escenas descriptivas de la Pasión, cuya forma más acabada fue, sin duda, por medio del arte escultórico.

Este es el origen de las Procesiones de Semana Santa, cuyos “pasos” o “estaciones” dan tridimensionalidad a los elementos simbólicos que nuevamente se exhiben. Por otro lado ,estos símbolos son el común denominador de los libros de emblemas de “Amor divino”. En estos últimos mediante, una inteligente combinación y adaptación.

Especial importancia adquieren los pasos o estaciones que permiten la participación mística del alma del devoto compasivo en el ejercicio Via Crucis: Los Dolores de la Virgen; el Paño de la Verónica; las Caídas y el Cireneo; las Lágrimas de la Magdalena, leal y valerosa; la dramática Procesión del Santo Sepulcro, la Resurrección gloriosa y los Ángeles que dan Testimonio del Viviente.

El cuerpo llagado de Cristo

La impronta del llagado Cuerpo de Cristo, ha servido, sin duda como modelo de los Cristos pobres o Nazarenos. Entre ellos, el mas famoso es el llamado Cristo de Medinaceli. Esta imagen debe ser vista y entendida con el detalle de las manos clavadas y amarradas: porque nos permite pensar en Cristo con crueldades maniatado, siendo arrastrado de una autoridad a otra, como quien tira de un animal, vejado por mil ultrajes.

La Iglesia adora la Preciosísima Sangre derramada desde su prendimiento, seguida probablemente por la del golpe que recibiera del sirviente del Sacerdote; a la que se suma la efusión de sangre de la crudelísima flagelación y ominosa crucifixión. Una muestra de este amor y adoración del Pueblo Fiel está plasmada en la Letanía de desagravio al Cristo de la bofetada, Letanía de la Preciosísima Sangre y Letanía de la Dulcísima Sangre. El examen de las letanías delata la intención de seguir a Cristo en cada paso o estación, para compadecerse de todos y cada uno de sus dolores, de todas y cada una de sus angustias adorarlas, expiarlas y repararlas.


"Te saludamos, Corazón amantísimo de Jesús y de María. Te alabamos, te glorificamos, te damos gracias. Te amamos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas. Te ofrecemos nuestro corazón: recíbelo, poséelo totalmente”, dice la oración de San Juan Eudes. Bastaría con ver a Cristo en el trance de su prendimiento y de juicio inicuo para exclamar:

  • Corazón divino de Jesús , Ten piedad de nosotros (se repite)
  • Corazón amante y manso
  • Corazón humilde y misericordioso
  • Corazón del eterno Padre
  • Principio del Espíritu Santo
  • Corazón fiel a la divina Voluntad
  • Corazón de Jesús, Corazón de la Virgen Madre
  • Corazón herido por la lanza
  • Corazón sacerdotal
  • Fortaleza de los débiles
  • Refugio de los pecadores
  • Cordero encendido en el amor por el hombre
  • Alegría y esperanza de nuestro corazón
  • Corazón amado de nuestro corazón
  • Vida y norma de nuestro corazón

¡De todo pecado Líbranos, Señor!

  • De la soberbia de la vida
  • De la ceguera del corazón
  • De la resistencia a la Gracia
  • Por tu amor infinito al Padre celestial
  • Por tu amor a María Virgen y Madre
  • Por tu amor a todos los hombres
  • Por tus eternos goces, Líbranos, Señor

Oración

¡Oh Dios, que por obra de tu amor nos hiciste miembros de tu único Hijo y nos diste tener con Él un mismo Corazón!; concédenos cumplir con amor tu voluntad, para que, deseando lo que te agrada, podamos ver cumplidos nuestros justos deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Cristo atado a la columna

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La representación de Cristo atado en la columna para ser tundido a azotes, llegó a ser modélica en el arte hispanoamericano, especialmente en el arte escultórico. Fue incluida a modo de descripción en el libro de Paleoti. Además, esta escena fue incluida en todos los libros de emblemática de amor divino, y en muchos grabados alegóricos de la Nave de la Iglesia . Esta representación, como tal, es heredada de los siglos anteriores, y fue incluida en los dictámenes de autoridad acerca de la Síndone, a pesar de ser un evento anterior y ajeno al hecho mismo de la inhumación, porque hay certeza histórica de la forma en que se practicó. Debido a que abundan -hasta nuestros días- los humilladeros o columnas de flagelación romanas; por no ser pocas la descripciones del método de flagelación romano, y además porque se conservan hasta nuestros días muestras de los flagelos que en aquel siglo se usaron.

El uso del vexillum, es un recurso muy inteligente usado en el libro Vulnera Christi para incluir en la narrativa otro evento que sí está inherentemente vinculado a la Síndone: La Resurrección gloriosa. Los vexilla (plural de vexillum), nos sitúan en un momento invisible y fugaz, pero no por eso menos cierto y real. De no haber resucitado Cristo, vana sería nuestra fe, y el sudario un trapo sucio.

Recapitulemos, entonces: La Síndone de Turín, a partir de la publicación de Paleoti, es:

Secuencia meditativa, basamento y auge de la devoción a todos los Santos Cristos; entre ellos el Cristo de la agonía [y del Ángel de la consolación]. Suponen prendimiento en el Monte de los Olivos el ir i venir de Anás a Caifás, y de Herodes a Pilatos , para finalmente, sufrir la sentencia inicua del Pretor peregrino. Además suponen la meditación enfocada en los incontables ultrajes, como el mesar las barbas de Cristo y la bofetada, o sobre sobre la ceguera de los sacerdotes, el conjunto de injusticas, cobardías, envidias y odios que anulaban la legalidad del proceso sinedrita y del proceso pretorial.

El Cristo Nazareno

Fotografía de Guillermo Meza V.

La letanía que sigue ha sido tomada de la Novena a Jesús Nazareno, centro de todo amor en el piadoso paso de la cruel bofetada que sufrió en la casa del Pontífice Anás, debe ser leída conjuntamente con las otras letanías de la Pasión, que publica la Enciclopedia Católica, para hacerse una idea cabal de las prácticas de piedad en Semana Santa.

¡Oh Jesús de mi vida, amor ensangrentado!

Libra mi alma y mi cuerpo del pecado

Oh Jesús, con salivas afeado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado.

Oh cuello, con tal soga lastimado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado.

Oh rostro tierno, de mi pecho amado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado.

Oh Cristo, con crueldades maniatado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado.

Oh bellísimo rostro abofeteado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado.

Oh corazón sin lástima angustiado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado.

Oh mi amor, bien herido y mal pagado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado.

Y diré al ver tu sangre derramada, mi amor sea el Cristo de la bofetada.

Y diré al ver tu cara señalada, mi amor sea el Cristo de la bofetada.

Y diré al ver en ti la mano armada, mi amor sea el Cristo de la bofetada.

Y diré al ver tu vista ensangrentada, mi amor sea el Cristo de la bofetada.

Y diré al ver tu barba despoblada, mi amor sea el Cristo de la bofetada.

Y diré al ver tu tanta belleza ajada, mi amor sea el Cristo de la bofetada.

Mi Señor, mi redentor, mi amor, por la cruel bofetada que por mí sufriste

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste,

Por las gotas de sangre que vertiste,

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste,

Por el golpe que en la tierra diste,

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste,

Por las palabras que al agresor dijiste,

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste,

Por los ojos con que a Malco viste,

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste,

Por la garganta que a la soga diste

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste,

Por las manos que a al lazo ofreciste,

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste, Por tu tierno corazón tan triste,

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste. V. Adorámoste Jesús Nazareno abofeteado. R. Por redimirnos del pecado.

Oración: Mi Dios, mi Amor, mi Jesús y todo mi bien; lucidísimo sol inflamado en amor de los hombres, y por eso, de mis entrañas vida, y de mi alma amante esposo: estampa en mi corazón estas afrentas e injurias que padeciste en el tribunal de Anás, y pues eres mi cabeza, Dios de infinito amor y yo tu miembro, aunque pecador, úneme todo contigo, para que mis pensamientos, obras y palabras, sean gratas a tus divinos ojos. Imprime en mi alma las virtudes que enseñaste, cuando te estrelló contra la tierra, al golpe de un bofetón el alevoso Malco, para que saliéndome de corazón y voluntad toda su práctica, que es señal de ser perfectas, por ellas te desagravie y logre la dicha de ver tu hermosura en la patria celestial. Amén.


Actos de Amor, adoración y desagravio al Cristo de la Columna

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Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo óyenos.

Cristo escúchanos.

  • Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
  • Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
  • Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
  • Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
  • Sangre preciosa por mi amor vertida, purifica mi alma de toda malicia.(*)
  • Sangre redentora, vida de mi vida.
  • Sangre derramada por las culpas mías.
  • Sangre rubicunda, de estima infinita.
  • Sangre, que llorando, mi Jesús vertía.
  • Sangre, que en las lágrimas, hilo a hilo corrías.
  • Sangre que te viste de hombres abatida.
  • Sangre que brotó de agudas espinas.
  • Sangre que arrastrada fuiste y escupida.
  • Sangre que vertieron manos atrevidas.
  • Sangre del costado en la cruel herida.
  • Sangre dulce y suave, humana y divina.
  • Sangre con que aplacas tu justísima ira.
  • Sangre consagrada en hostia pacífica.
  • Sangre sin doblez, sangre inocentísima.
  • Sangre con que borras la escritura antigua.
  • Sangre en cinco pórticos de mejor piscina.
  • Sangre de mi amante, sangre amabilísima.
  • Sangre que te ofreces por quien más te pisa
  • Sangre que nutrió la dulce María.
  • Sangre siempre pronta a curar heridas.
  • Sangre en que se funda la esperanza mía.
  • Sangre que recauda la oveja perdida.
  • Sangre liberal, sangre agradecida.
  • Sangre encendedora de las almas tibias.
  • Sangre que haces fuerte al que en ti medita.
  • Sangre santa, pura, amable y bendita.
  • Sangre que estremece a la sierpe maldita.
  • Sangre de mi alma, sangre de mi vida.
  • Sangre tú me salvas, tu me lavas y me limpias.
  • Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
  • Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
  • Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.
  • Cristo óyenos.
  • Cristo escúchanos

Oremos: Omnipotente y sempiterno Dios, que con la sangre de tu Hijo quisiste ser aplacado, y que nosotros fuésemos redimidos: rogámoste que nos concedas de tal suerte hacer memoria del precio de nuestra salvación, que podamos en esta vida conseguir el perdón, y en la eternidad el premio de la gloria: por el mismo Jesucristo Señor Nuestro, tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

(*)A cada invocación se repite “Purifica mi alma de toda malicia”.

Al Cristo Rey de Burlas, Señor de la Paciencia, Cristo pobre

Fotografía de Guillermo Meza V.
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Al Cristo con la cruz a cuestas y Al Cristo de la caída

Cristo con la cruz a cuetas. Fotografía de José Carlos Flores
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A la Santa Faz y la piedad de Verónica

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Cristo Inocente, quiso hacerse reo de muerte para expiar el pecado del mundo
El alma pecadora, presa de su propia maldad e impenitencia rea es de muerte


Aquí vemos a la Virgen Gloriosa y Bendita, sosteniendo un paño con la impronta del divino rostro de Cristo. Nótese que la virgen está al centro de un jardín cerrado, rodeado por una plantación de instrumentos de la Pasión de Cristo, que están prontas a florecer y fructificar.

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Dicho sea de paso, esta publicación nos explica el vínculo entre la devoción a la Santa Faz y a las representaciones de la cabeza de Juan el Bautista, Precursor de Cristo. Además hay noticias sobre el Mandylion, que según la tradición es un paño distinto de la Síndone que también tiene impreso el divino rostro. Prescindiendo del debate que diferencia la Síndone de Turín del Manylion de Edesa, o que refunde ambos, podemos decir que esta publicación pretende rescatar de las fábulas la existencia de una reliquia de la Pasión, con el fin de dar un mensaje muy claro: Todo aquel que quiera dar testimonio de Cristo debe estar dispuesto a perder la vida, y resucitará con Cristo, como Él resucitó, hecho del que dan testimonio los ángeles por medio de la síndone, para que el incrédulo crea.

Al expolio: Cristo despojado de sus vestidura: “Cristo pobre”

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Devoción a San Dimas, Buen ladrón

Notese que el Buen ladrón, movido por su corazón arrepentido, se acerca a Cristo mediante, en tanto que el Mal Ladrón, se aparta de Él volteando el rostro
Novena de san Dimas comunmente llamado el buen ladron, : por cuyos ruegos se solicita la verdadera co[n] version à Dios, y una buena muerte. Compuesta por el infimo de la ilustre clerecia de esta capital de Santa Fé, el D.D. Marcos Antonio de Ribera presbytero, quie[n] la dedica à Christo Sr. Nuestro Crucificado [1].

No es de extrañar que esta devoción sea el verdadero inicio del camino de Cardiomorfosis porque es el propio camino de la Cruz. El primero en practicarlo y vivirlo después de Cristo y María, fue San Dimas, comúnmente llamado el Buen Ladrón, quien recriminó a Gestas su insolencia y le reprendió por mortificar inútilmente a Cristo con comentarios mordaces. En presencia de Cristo en Cruz, bastó que el Buen Ladrón confesara su crimen y su culpabilidad delante del Único Justo, para que operara instantemente la mudanza de su corazón. Vuelta la vista a sus ojos, contempla a la Luz delante de él y le pide que se acuerde de él cuando llegue al Paraíso. Cristo le promete que ese mismo día entraría en él. Las figura del Buen Ladrón y de María Magdalena son los modelos más atractivos para los devotos penitentes, porque les recuerda que por graves y numerosos que sean sus pecados, pueden ser lavados con sus lágrimas; y que sus culpas serán perdonadas por la Sangre del Redentor. Son imagen del arrepentimiento y de la perseverancia final. En tanto que Gestas lo es de la impenitencia final y - por tanto- suicida.

Al Cristo en cruz agonizante

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• Señor, ten piedad de nosotros.

• Jesucristo, ten piedad de nosotros.

• Señor, ten piedad de nosotros.

• Jesucristo, escúchanos.

• Jesucristo óyenos.

• Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.

• Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

• Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

• Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

• Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de los moribundos.

• Corazón agonizante de Jesús que, desde el primer instante de tu formación en el casto seno de María has sufrido por nuestra salvación, ten misericordia de nosotros.

• Corazón agonizante de Jesús, que durante toda tu vida has sufrido tantas penas interiores, especialmente durante tu pasión, ten misericordia de nosotros. (En adelante se repite: ten misericordia de nosotros).

• Corazón de Jesús, que llevaste contigo a tus más caros discípulos para ser testigos de tu dolorosa agonía en el huerto de los Olivos.

• Corazón agonizante de Jesús que dijiste a sus apóstoles: triste está mi alma hasta la muerte.

• Corazón agonizante de Jesús, que fuiste sobrecogido de una mortal tristeza al prever la inutilidad de tus sufrimientos para un gran número de almas.

• Corazón agonizante de Jesús que has sido saciado de amargura por causa de nuestros pecados.

•Corazón agonizante de Jesús que pediste tres veces a tu Padre celestial alejase de ti el cáliz de tu pasión.

• Corazón agonizante de Jesús, que has repetido tres veces esta oración: Padre mío, que se haga tu voluntad y no la mía.

• Corazón agonizante de Jesús, que has hecho esta queja amorosa a tus apóstolos: ¡Cómo! ¿no has podido velar un ahora conmigo?

• Corazón agonizante de Jesús, cubierto por la violencia del dolor y por el exceso de tu amor, con un sudor de sangre abundante, que empapó la tierra donde estaba prosternado.

• Corazón agonizante de Jesús, abierto para los pobres pecadores.

• Corazón agonizante de Jesús, abismo de misericordias.

• Corazón agonizante de Jesús, que nunca te cansas de nuestros ruegos.

• Corazón agonizante de Jesús, en el que esperamos contra toda esperanza.

• Corazón agonizante de Jesús, nuestro asilo contra tu propia cólera.

• Tribunal de misericordia, al que podemos apelar en los decretos de tu justicia.

• Corazón agonizante de Jesús, donde la justicia y la misericordia se han abrazado.

• Corazón agonizante de Jesús, obediente hasta la muerte de cruz.

• Corazón agonizante de Jesús, que has pagado por nuestras iniquidades.

• Corazón agonizante de Jesús, que has convertido al ladrón crucificado a tu derecha.

• Corazón agonizante de Jesús, que nos has prodigado tu dulzura.

• Corazón agonizante de Jesús, al que en cambio hemos vuelto hiel y vinagre.

• Corazón agonizante de Jesús, que has encomendado tu alma santísima en las manos de tu Padre.

• Corazón agonizante de Jesús, víctima infinitamente agradable a tu Padre.

• Corazón agonizante de Jesús, víctima a quien consumió el fuego de amor.

• Corazón agonizante de Jesús, sacrificio perpetuo.

• Corazón agonizante de Jesús, sacrificio que aplacas la justicia divina.

• Corazón agonizante de Jesús, nuestra luz en la sombras de la muerte.

• Corazón agonizante de Jesús, nuestra fuerza en el último combate.

• Corazón agonizante de Jesús, sacrificio perpetuo.

• Corazón agonizante de Jesús, que aplacas la justicia divina.

• Corazón agonizante de Jesús, nuestra luz en las sombras de la muerte

• Corazón agonizante de Jesús, nuestra fuerza en el último combate.

• Corazón agonizante de Jesús, dulce refugio y consuelo de los agonizantes.

• Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Perdónanos Señor.

• Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos Señor.

• Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Ten misericordia de nosotros Señor.


V. Corazón agonizante de Jesús, esperanza de los que mueren en ti.

R. Ten misericordia de los moribundos

Oración

¡Oh amantísimo Señor Jesús! Que has querido nacer, sufrir y morir por salvar a todos los hombres, en nombre de todas las pobres almas que sufren en este instante y que sufrirán en el día de los combates de la agonía, te suplicamos humildemente les concedas la gracia, por los dolores de tu Corazón agonizante, del arrepentimiento y del perdón. Dígnate, oh divino Salvador, escuchar esta almas que has rescatado con tu preciosísima sangre y que te claman por la intervención de sus hermanos en la fe. Hacia Ti, Oh Corazón agonizante de Jesús, vuelven nuestras miradas moribundas y la esperanza de nuestras almas en este día del último combate en que por la mañana no esperamos ver la tarde, y en la tarde no esperamos ver la mañana, en que todo es luto y abandono en torno nuestro; nuestros cuerpos caen en la disolución, nuestras almas están sobrecogidas de espanto, nuestros ojos ya nublados se fijan en tu imagen crucificada, Oh Jesús, y en la de tu Corazón herido por los pecadores… Vemos esta herida abierta para ofrecernos un asilo contra los enemigos de nuestra salvación… En ella buscamos nuestro refugio… ¡Oh Corazón lleno de compasión hacia nosotros! Sálvanos, ocúltanos a tu propia justicia, y no nos trates según nuestras iniquidades. Sálvanos, Señor, puesto que tu adorable nombre ha sido invocado sobre nosotros en el bautismo, por la Iglesia, tu santa esposa; no olvides que María, tu Madre, es también la nuestra; tu corazón y nuestros labios la han proclamado Inmaculada y siempre Virgen. Danos la fe y la contrición que diste al buen ladrón; acepta nuestros dolores y nuestras angustias en unión a tu dolorosa agonía; dígnate oh misericordiosísimo Redentor del mundo, dejar caer sobre nuestras almas una gota de ese sudor divino que destiló de tu sagrado cuerpo en el huerto de los Olivos, y de la sangre preciosa que salió de tu santísimo Corazón herido con la lanza en la cruz. La fuerza y la dulzura de este celestial licor lavará todas nuestras iniquidades, será el bálsamo divino que sanará nuestras llagas y nos reconciliará contigo. Oh Jesús; en fin, Oh Corazón agonizante de nuestro Salvador y de nuestro juez, atiende a nuestro deseos; que sostenidos por María, nuestra tierna madre, y por san José, nuestro poderoso protector, tengamos la dicha de unirnos a ti por toda la eternidad. Amén.

Prácticas

1º Rezar por los agonizantes tres Padre nuestro en memoria de la pasión del Señor y tres Ave María, en memoria de los dolores de María.

2º Procura a los agonizantes la asistencia de un sacerdote, y si no lo consigues, asístelos tú mismo haciéndoles repetir los dulces nombres de Jesús y María.

3º Inspírales sentimientos de humildad filial confianza.

4º Ponles el escapulario de N. S. del Carmen, pues el que muera revestido con esta divisa no caerá en el infierno, María lo ha dicho y no puede engañarnos.

5º Inspira al enfermo que se abandone completamente entre los brazos del S.S. José, este padre protector especial de la buena muerte, que tiene gran poder para conseguir para los que le invoquen la gracia de expirar dulcemente como él entre los brazos de Jesús y María.

6º Enseña a todos los que no la conozcan, la devoción del Corazón agonizante: introdúcela en las familias, en las comunidades y entre tus amigos; y no dudes que aquel Sagrado Corazón te bendecirá. Si por el fervor de tus oraciones llegas a salvar cada día un alma, serán, al cabo de un año trescientas sesenta y cinco las que habrás salvado… en diez años serán tres mil seiscientas cincuenta. ¡Qué cosecha! ¡Qué corona para la eternidad!

A Cristo aguijoneado por la Muerte

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Cristo Sacerdote, Oferente y Ofrecido

Letanía a Cristo en Cruz: Sacerdote y víctima

  • Iesu, Sacerdos et Victima,
  • Iesu, Sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech, ...
  • Iesu, Pontifex ex hominibus assumpte,
  • Iesu, Pontifex pro hominibus constitute, ...
  • Iesu, Pontifex futurorum bonorum, ...
  • Iesu, Pontifex fidelis et misericors, ...
  • Iesu, Pontifex qui dilexisti nos et lavavisti nos a peccatis in sanguine tuo, ...
  • Iesu, Pontifex qui tradidisti temetipsum Deo oblationem et hostiam, ...
  • Iesu, Hostia sancta et immaculata, ...
  • Iesu, Hostia in qua habemus fiduciam et accessum ad Deum, ...
  • Iesu, Hostia vivens in saecula saeculorum.

Ejercicio piadoso para aceptar y ofrecer la propia muerte

Dios mío: Postrado humildemente en tu presencia, te adoro y quiero hacer esta protesta, como si ya me hallase próximo a exhalar mi último suspiro.

Dios mío: Tú has decretado mi muerte desde la eternidad: yo la acepto desde ahora con todo mi corazón en el modo y forma que tu divina Majestad ha dispuesto, y acepto también todos los dolores que la han de acompañar, los uno a los tormentos y a la muerte de Jesucristo, y te los ofrezco en satisfacción y penitencia de mis pecados.

Acepto igualmente la destrucción de mi cuerpo para que resplandezca más tu supremo dominio sobre mí. Y por lo tanto, acepto y me alegro de que estos ojos, que tanta libertad se han tomado contra Ti, queden con la muerte ciegos hasta el fin del mundo.

Acepto y me alegro de que esta lengua, que tantas veces he empleado en palabras vanas, murmuraciones y mentiras, quede muda con la muerte, y sea comida de gusanos en el sepulcro.

Acepto y me gozo de que estas manos y estos pies que han sido para mi corazón instrumentos de tantas acciones desordenadas y de tantos pasos torcidos, queden con la muerte sin movimiento y sin acción entre los horrores de una hedionda sepultura.

Acepto y me gozo de que este mismo corazón que, siendo formado para darte todos sus afectos, los ha empleado en miserables e indignas criaturas, sea arrojado a la tierra y reducido a polvo y ceniza.

En suma, Señor, me regocijo de que se verifique en mí la total destrucción de mis miembros y huesos, convirtiéndome en humilde polvo y frías cenizas, que fueron la materia de que formaste mi cuerpo; para que la completa destrucción de mi existencia publique la grandeza de tu infinito poder y lo humilde de mi nada. Recibe, Señor, este sacrificio que te hago de mi vida, por aquel gran sacrificio que te hizo tu divino Hijo de sí mismo sobre el ara de la Cruz; y desde este momento para la hora de mi muerte, me resigno totalmente a vuestra santísima voluntad, y protesto que quiero morir diciendo: “Hágase, Señor, tu voluntad...”

Jesús mío crucificado: Tú que para alcanzarme una buena muerte haz querido sufrir muerte tan amarga, acuérdate entonces de que yo soy una de tus ovejas que has comprado con el precio de tu sangre. Cuando todos los de la tierra me hayan abandonado y nadie pueda ayudarme, Tu sólo podrás consolarme y salvarme, haciéndome digno de recibirte por Viático, y no permitiendo que te pierda para siempre. Amado Redentor mío, recíbeme entonces en tus llagas, puesto que yo desde ahora me abrazo a Ti, y protesto que quiero entregar mi alma en la llaga amorosa de tu sacratísimo costado.

Y Tú, Virgen Santísima, Abogada y Madre mía María; después de Dios, Tu eres y serás mi esperanza y mi consuelo en la hora de la muerte. Desde ahora recurro a Ti, y te ruego no me abandones en aquel último momento: ven entonces a recibir mi alma y a presentarla a tu Hijo. Te aguardo, Madre mía, y espero morir bajo tu amparo y abrazado a tus pies. Y Tú, Protector mío San José, San Miguel Arcángel, Ángel Custodio, Santos mis abogados, ayúdenme en aquel trance extremo, en aquel último combate y llévenme a la Gloria celestial. Amén

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Paradigma usado para la representación reproducción artística de los pies de Cristo

A la herida del costado de Cristo

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Afectos a la llaga.jpg
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A la “Virgen de los dolores”, de la Soledad

Virgen de los dolores del imaginero Francisco Romero Zafra.
Lima, Virgen de la Soledad
Novena a la Virgen de la Soledad

A las reliquias de la Pasión

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A las cinco llagas

Panoplia de las 5 llagas, las Armas de Cristo para vencer a la muerte.
Rosario de las cinco llagas. Nótese que después de cada decena hay una medalla con las manos, los pies, el Sagrado Corazón y la Santa Faz

Rosario de las Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo

Los cinco pórticos de la piscina de Salvación
  • V: Oh Jesús, Salvador divino, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
  • R: Amén.
  • V: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.
  • R: Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
  • V: Gracia y misericordia, Jesús mío, en los peligros presentes. Cúbrenos con tu preciosísima sangre.
  • R: Amén.
  • V: Eterno Padre, muéstranos tu misericordia por la Sangre de tu querido Hijo. Te lo suplicamos, muéstranos tu misericordia.
  • R: Amén.

Por las Santas Llagas de los pies

Señor mío crucificado, adoro las sagradas santas llagas de tus pies. Por el dolor que en ellas sufriste y por la sangre que derramaste, concédeme la gracia de evitar el pecado y de seguir constantemente, hasta el fin de mi vida, el camino de las virtudes cristianas.

--(Después de cada llaga, se reza)--:

Una vez:

  • V: Eterno Padre, yo te ofrezco las santas llagas de Ntro. Señor Jesucristo.
  • R: Para que cures las llagas de nuestras almas.

Diez veces:

  • V: Jesús mío, piedad y misericordia.
  • R: Por los méritos de tus santas llagas

Por las Santas Llagas del sagrado costado

Señor mío crucificado, adoro las sagradas santas llagas de tu sagrado costado. Por el dolor que en ellas sufriste y por la sangre que derramaste, te ruego enciendas en mi corazón el fuego de tu divino amor y me concedas la gracia de amarte por toda la eternidad.

Por la Santa Llaga de la mano izquierda

Señor mío crucificado, adoro la sagrada santa llaga de tu mano izquierda. Por el dolor que en ella sufriste y por la sangre que derramaste, te ruego que no me encuentre a tu izquierda con los condenados en el día del juicio final.

Por las Santas Llagas de la mano derecha

Señor mío crucificado, adoro la sagrada santa llaga de tu mano derecha. Por el dolor que en ella sufriste y por la sangre que derramaste, te ruego que me bendigas y me conduzcas a la vida eterna.

Por las Santas Llagas de la cabeza

Señor mío crucificado, adoro la sagrada santa llaga de tu santa cabeza. Por el dolor que en ella sufriste y por la sangre que derramaste, te ruego me concedas constancia en servirte a ti y a los demás.


Nuestro Señor dijo así:

“El alma que durante la vida ha honrado las Llagas de Ntro. Señor Jesucristo, y que las ha ofrecido al Padre Eterno por las Ánimas del Purgatorio, recibirá su premio”.

Para las Ánimas del Purgatorio, las Santas Llagas constituyen un verdadero Tesoro.

“Jesús, María, Os Amo. Salvad Almas”.

La Santa Biblia – 2 Macabeos, 12-46:

“Es, pues, un pensamiento santo y saludable el rezar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados”.

ORACIÓN

  • Sangre de Cristo, perdónanos.
  • Sangre de Cristo, sálvanos.
  • Sangre de Cristo, lávanos.
  • Sangre de Cristo, purifícanos.
  • Sangre de Cristo, cúranos.
  • Sangre de Cristo, libéranos.
  • Sangre de Cristo, santifícanos.

Haz, Señor, que bañados en Tu preciosísima Sangre, quedemos limpios de todo pecado y mal espiritual y corporal. Amén. Rezar: 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias.

Al “Cristo yacente”

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Celebrada solemnemente la institución de la Sagrada Eucaristía, se procede a la comunión de los Presantificados. Como se sabe, la Iglesia no celebra el Sacrificio Eucarístico el Viernes Santo, sino que consume las divinas formas consagradas la víspera. Veamos aquí un punto de encuentro entre la Divina Liturgia, el Arte, la devoción y el camino de Cardiomorfosis que trato de señalar. La imagen siguiente nos muestra una talla de madera de Cristo yacente, que imita la impronta de la Síndone de Turín. Ahora bien, difiere de las tallas procesionales en que es un tabernáculo. El pecho del Cristo yacente se abre en forma de puertas, donde se aprecia el depósito aúreo conde se coloca la Sagrada Reserva y la parte interior de la puerta que muestra nítidamente su corazón radiante. El mensaje no pude ser más sugerente: en el corazón inerte permanece intacta la divinidad del Señor. Ese corazón ha sido ofrecido en Holocausto de amor y ha sido íntegramente consumido y aceptado por el Padre. En ese corazón-sagrario descansa el pan de Vida, tal como en el Corazón traspasado permanecía intacta la divinidad de Cristo, Regenerador de la Vida. Si morimos con Cristo, resucitaremos con él, siguiendo las palabras del Apóstol.

Magdalena penitente y mirófora: modelo de los penitentes

Santa María Magdalena, la Penitente


  • Dic nobis Maria,
  • quid vidisti in via?
  • Sepulcrum Christi viventis,
  • et gloriam vidi resurgentis:
  • Angelicos testes,
  • sudarium, et vestes.
Novena en glorias de la amante arrepentida la gloriosa Santa María Magdalena : para alcanzar de Dios nuestro señor reforma de una mala vida, aumento de virtudes, y una feliz muerte [2].

Al Cristo resucitado

El grabado que vemos a continuación está ciertamente vinculado con el tema pictórico de la Pasiflora mística. Vemos a Cristo gloriosamente resucitado de entre los muertos. Sus heridas dejaron de ser vulneraciones mortales, para convertirse en floraciones cárdenas y fragantes como rosas, ya que por sus llagas hemos sido sanados. Por obra de Cristo ya no habrá, para el perseverante, la pestilencia del sepulcro sino. los deliciosos aromas del Huerto Amenísimo, del Jardín Cerrado alegorizado en el Cantar de los Cantares. La flor se convierte en fruto que engloba la liberación del pecado, el fin del poder del demonio, el fin de la pena del pecado, la reconciliación con Dios, la apertura de las puertas del Cielo, y la Exaltación del propio Cristo. Nótese que en esta Exaltación de Cristo participan aquellos que unieron sus corazones, su ánimos y voluntades al Sagrado Corazón, que no los ha olvidado en el triunfo glorioso. El Amor Trinitario aparece como adorno de su pecho, a manera de toisón real.

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José Gálvez Krüger

Especial sobre la Cardiomorfosis

  • La Cardiomorfosis y la devoción a los Santos Cristos