La esperanza es una virtud sobrenatural por la cual esperamos de Dios, con confianza su gracia en este mundo, y la gloria eterna en la otra. Los motivos de la Esperanza cristiana son: La omnipotencia y la bondad infinita de Dios, sus promesas, y los méritos de nuestro Señor Jesucristo. Dios nos da ordinariamente la gracia por medio de la oración y por la virtud de los sacramentos.
De la oración. La oración es una elevación de nuestra alma hacia Dios, para rendirle nuestros homenajes, exponer nuestras necesidades, y pedirle sus gracias. Estamos obligados a rezar, es un deber que Dios ha impuesto a los hombres en todos los tiempos, y que a menudo nos es recordado por Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio. Hay que rezar a menudo, pero especialmente el domingo; cada día, en la mañana, en la tarde; en los peligros y en las tentaciones. Hay que rezar con atención, humildad, confianza y perseverancia. Hay que rezar en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha prometido que su Padre nos concederá todo lo que le pidamos en su nombre. Cuando nuestras oraciones están bien hechas, Dios las oye, pero en la forma que juzga más útil a nuestra salvación. Debemos pedir a Dios cosas que se relacionen a su gloria, nuestra salvación y a la salvación del prójimo. Se puede pedir la salud y los bienes temporales con la condición de que se haga con sumisión a la voluntad de Dios.
De la Oración Dominical. La más excelente de todas las oraciones es el Padre Nuestro, que llamamos Oración Dominical, u oración del Señor, porque fue Cristo quien nos la enseñó. Padre Nuestro, que estás en los cielos. santificado sea tu Nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas tal como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén. Decimos "Padre Nuestro". y no Padre mío, porque siendo todos hijos de la misma familia, rezamos unos por otros. Nuestro Señor agregó estas palabras: Que estas en los cielos, para elevar nuestros corazones hacia el cielo, o Dios reina en su gloria, y donde esperamos poseerlo un día.